De normal se reseñan arcos argumentales de las series que se publican en grapa. Eso es lo normal, pero cuando la historia que se nos cuenta brilla con luz propia, elevándose por encima de lo que se nos ha contado hasta ahora, es el momento de romper las reglas y dejar lo normal para otro momento.
Tras el último número de la Guerra de Bromas y acertijos, King lleva de viaje a Batman, acompañado de Catwoman, hasta las tierras más perdidas del mundo a fin de tener una conversación con Thalia en referencia a su reciente cambio en su estado civil. Una aventura dibujada con un talento desmedido por Jöelle Jones, en el que King nos retrata a la perfección la relación que Bruce ha mantenido con Thalia y la que tiene ahora con Selina Kyle. Un triángulo amoroso del que sale más que airoso en su propuesta. Acompañando a la trama central nos encontramos paralelamente a Damian y a Dick que intentan procesar la noticia que les ha dado Bruce respecto a Selina, lamiéndose mutuamente las heridas. Heridas que son asimiladas de muy distinta forma por cada uno de ellos, siendo relevante como lo procesa Dick y como lo asume Damian. Un paréntesis que levanta el nivel de la serie ya que estamos ante una historia más visceral, magníficamente expuesta, sin disrupción narrativa, donde las emociones y los sentimientos juegan una importante baza.
Pero si hay que hablar de sentimientos, hay que hablar del anual de Batman. Una joya del noveno arte que condensa emoción pura, destilada en forma de néctar concentrado con el que el lector se siente absolutamente atrapado por la historia. Este es el auténtico King, el King natural, centrado en hacernos sentir gracias a una historia accesible que nos vincula emocionalmente con sus protagonistas.
Vamos a asistir a alguno de los primeros encuentros entre Batman y Catwoman, en los que la gata acude al murciélago para hacer que sea mejor, que sobreviva a su cruzada y no acabe muerto en algún callejón perdido de Gotham.
La historia que King nos pone encima de la mesa es una historia de amor en toda regla, sin tapujos, directa, sincera, dentro de un mundo de locos y donde sus protagonistas están predestinados a encontrarse si quien poder sobrevivir a sus estilos de vida.
Lo que mejor hace King en este anual es retratar a los protagonistas. El tratamiento que hace de cada uno de ellos es brillante y demuestra un enorme conocimiento de la mente y las motivaciones que se esconden bajo la máscara de la gata y del murciélago.
Catwoman, Selina Kyle, llegó a los comics en el Batman #01 (1940), por lo que se puede decir que es uno de los personajes recurrentes más longevos de la franquicia del Hombre Murciélago. En sus primeras apariciones Catwoman era una experta ladrona de joyas, una atleta sobresaliente, que con el paso de los años y las historias fue evolucionando a un personaje mucho más profundo, sensual y complejo. Su estatus y popularidad nunca han dejado de aumentar y ha gozado de varias colecciones en solitario que han venido a demostrar el enorme potencial de Selina como protagonista absoluta. Con este CV encima de la mesa, Tom King, tiene muy claro que Catwoman es un referente dentro del microcosmos de Gotham. Su persistencia a la hora de trabajar con el personaje a lo largo de su etapa de Renacimiento ha ido creando lazos, construyendo puentes, afianzando una atracción que siempre ha estado ahí, pero nunca se ha llegado a concretar de forma clara y concisa. Catwoman y Batman, en manos de King muestran una complicidad nunca vista antes, donde la elegancia, el respeto y la sinceridad son los tres pilares sobre los que se construye el proyecto común que King tiene ideado para Selina y Bruce.
King da un paso al que ha costado llegar mucho. Un paso valiente y directo que está dispuesto a romper uno de los muros más altos, más duros y más gruesos de cuantos rodean a la figura de Batman. Y aunque haya costado mucho llegar, se llega sobre una base bien construida, sin artificios que retuerzan la historia hasta destruirla, como podría pasar si fuera escrita por un guionista mediocre.
Pero King no es mediocre, es un cirujano de las palabras, un escritor talentoso que sabe construir algo tan hermoso como esta relación de tal forma que, como lectores, no podemos sino posicionarnos a favor de todo cuanto estamos leyendo.
Muchas veces se habla de la extrema pulcritud de las historias de King, de su geometría narrativa, de su aparente falta de visceralidad en sus milimétricamente bien escritas historias… sin embargo en este anual lo tenemos todo, absolutamente todo, pues tenemos al mejor King posible que, además, conecta con los lectores a través de las emociones que sabe transmitirnos gracias a esa enorme historia de amor que hay entre Selina y Bruce. Una historia que en este anual se proyecta en el tiempo, llevándonos a poder vislumbrar ese ciclo vital que rodea a toda relación que se precie. King lo da todo en cada página, derrochando emoción y sentimiento, dando incluso la sensación de dejar de lado esa construcción tan acompasada a la que nos tienen acostumbrados. Pero solo lo es en apariencia, porque en el fondo está ese King analítico, pero que ha dejado paso al King más natural con el que poder contar esta hermosa historia.
Para la ocasión, King se ve adecuadamente escudado por el dibujo de Lee Weeks, con el que ya pudo colaborar en el excelente Batman / Elmer, que demuestra ser capaz de transmitirnos esa atmósfera sucia y lúgubre del personaje y su batalla interna por intentar ser feliz. El trabajo de Weeks se funde con el de King, llegando a la simbiosis absoluta entre escritor y dibujante. Tan fuerte es el lazo que este anual no puede verse como un trabajo colaborativo, sino como la fusión de dos talentos puros, prístinos, que nos transportan a un lugar nunca antes visto en los personajes. Weeks destaca en cada trazo, en cada línea, es cada plano, viñeta y página, apabullando con su narrativa y su sensibilidad cuando la historia lo requiere.
King y Weeks construyen un monumental tebeo de una profundidad y sabiduría como solo los más grandes saben y pueden hacer. No hay que dejar pasar este cómic, ni esta historia, ni lo que King es capaz de plasmar en sus páginas. Este anual de Batman está destinado a convertirse en todo un clásico del personaje.
100% Tom King
Guion - 9
Dibujo - 9
Interés - 10
9.3
Este es el Tom King que demuestra que puede ir mucho más lejos en una historia. El Tom King que se filtra entre la exquisitez del dialogo y la trama para llenarla de sentimiento y emoción.
El Annual es lo mejor que ha escrito King de Batman con diferencia.
Una excelente crítica, Gustavo, de la que comparto todo lo escrito. Este anual es de esos que, cuando los lees, te das cuenta nada más acabar que es una historia especial, de esas que recordarás siempre, a diferencia de los cientos de cómics que te puedes leer al cabo del año. King y Weeks están soberbios (creo que más King) y consiguen arrancarte una lagrimilla de pura emoción con un cómic, algo harto difícil en un mundo tan descreído como éste.
Mil gracias, Mr. Cesar. Un placer que te hayas pasado pro aquí a comentar. Sin duda King, cuando se pone, es capaz de arrancar emociones muy profundas a los lectores. Es una lástima que en la serie regular no logre esa misma efectividad y le preocupe más la forma que el fondo.
De esas historias cortas de Batman en las que King da en el clavo. Si has leído lo que ha escrito previamente sobre los personajes tendrás una experiencia «enriquecida». Y si no has leído nada previo, la historia funciona perfectamente por sí misma. No me atrevería a decir que es lo mejor que ha escrito sobre Batman (eso va más a gustos) pero tiene pinta de clásico instantáneo. De la reseña me quedo con «la elegancia, el respeto y la sinceridad» como los pilares sobre los que King ha construído la relación entre ambos personajes, tan distinta a lo que se ha realizado hasta ahora sobre ellos, pero tan potente y apabullante para el lector. En una Gotham cambiante y en un universo líquido sin certezas sobre su pasado, su presente y su futuro, la relación entre la Gata y el Murciélago parece lo único sólido y definitivo.
No se puede decir más claro ni mejor. Grande el comentario. Sin duda King se luce soberanamente en las cortas distancias y este anual es un ejemplo claro de ello.
En que momento los comics de Batman pasaron de ser sobre un Detective Justiciero a una novela romantica…?
Pues, si nadie me corrige, empezó titubeantemente en la Silver Age ya con Bill Finger, comenzó a establecerse en la etapa Conway y se afianzó sin complejos en la etapa Moench. Y a partir de ahí, por temporadas según el autor. Y generalmente con Catwoman, aunque también con Vicki Vale, Nocturna o Julia Pennyworth.
Pues hace unos 50 años, aproximadamente. Es normal que la gente no se haya acostumbrado aún a que los superhéroes tengan vida privada y sentimientos además de vivir mágicas aventuras, al fin y al cabo ese tipo de tramas solo llevan sucediendo medio siglo. Las novedades siempre son difíciles de aceptar. Ahora, quizás dentro de poco tiempo (30-40 años más) la gente se pueda acostumbrar a estas cosas tan revolucionarias….
Y luego la gente se extraña de que los autores de cómic tengan miedo a arriesgar y acaben en los tópicos de siempre… Si tramas que llevan sucediendo medio siglo aún nos resultan inconcebibles por «novedosas»
6,25, bien baratito, sí señor, comprar cómics se ha convertido en todo un lujo, vaya tela¡¡¡¡