Siempre es un placer volver a recibir en nuestras fronteras obras de autores de los que hace tiempo no se publicaba nada en nuestro país. Y si ese autor es
A nivel argumental no hay mucho más que contar sobre la obra, ya que al ser un relato corto prefiero evitar spoilers y dejar que seáis vosotros los que descubráis las pequeñas sorpresas que depara el tomo. Shino no es una obra de la que esperar, eso sí, grandes giros argumentales ni con escenas y momentos espectaculares que quedan grabados. Es un manga en el que Oshimi tiene muy claro qué quiere contar y qué quiere mostrarnos, y nos abre en cierto modo su corazón en uno de los trabajos que más nos permiten conocer el mundo interior del mangaka. Es por tanto una obra bastante minimalista en su contenido y también en su formato, con los capítulos cortos que ya comentaba y sin grandes alardes a nivel artístico, si bien comentare posteriormente que son muchos los aciertos de Oshimi en ese sentido para generar sentimientos en el lector y ayudar a la empatía y la comprensión de los que estamos leyendo.
Donde Shino no es capaz de decir su propio nombre pone el acento, y es lo que lo convierte en una obra muy necesaria de leer, en mi opinión, es en la temática que trata, y en como visibiliza y pone de manifiesto problemas sociales reales que encontramos en el día a día y sobre los que, si no nos ocurren a nosotros mismos, preferimos apartar la vista a un lado. En este sentido es una obra muy parecida a
Nervios y tímidez, vergüenza a la hora de mostrar algo que nos gusta, ansiedad social, falta de autoestima, incapacidad para iniciar o llevar una conversación… Problemas que en un primer momento parecen nimiedades que pueden solucionarse con un poco de esfuerzo, pero que precisamente por eso se tienden a invisibilizar o infravalorar ocasionando muchas dificultades a la gente que los sufre en primera persona. La obra recoge muy bien casi todos los aspectos y situaciones que acaban surgiendo a alguien que posee algún tipo de trastorno comunicativo o algún problema de ansiedad social, desde los problemas que generan a la propia víctima, a la falta de tacto y empatía del resto a la hora de tratar con ella. Temas sobre los que es bastante necesario leer y concienciarse y por lo que considero este manga como una oportunidad muy buena de acercarse a la problemática que nos da la posibilidad de ponernos en el lugar del otro y revisionar nuestros propios comportamientos.
Oshimi consigue esa empatía con Shino y sus problemas gracias a una genial narrativa en primera persona y un potente apartado artístico que nos hace sufrir en nuestras carnes la angustia y el agobio de la muchacha al intentar presentarse en clase o enlazar más de 3 palabras seguidas. La manera en que se componen y estructuran las páginas, la expresividad de los personajes, los planos y la narrativa visual son armas tremendamente poderosas en manos de un mangaka que tiene una especial sensibilidad a la hora de generar sensaciones a través de su trazo. Es muy complicado llevar con tanta brillantez una historia que tiene como base la incapacidad de habla de alguien, y más si no estamos en un medio audiovisual. Pero Oshimi no solo sale airoso, sino que convierte esa dificultad en su mejor baza para no solo mostrar lo que quiere, sino también que llegue mucho mejor al lector.
Temática sobre la que hay que leer y capacidad artística del autor aparte, considero Shino no es capaz de decir su propio nombre como un manga muy necesario de leer por la valentía de Oshimi de contarnos su historia, de abrirnos sus sentimientos y volcarlos en unas páginas (epílogo muy personal incluido) en las que estamos leyendo de primera mano algo que no sabe contar de otra manera. Y es que al igual que a Shino le ocurre con la música, Oshimi considera el manga y su arte como la única manera en la que es capaz de expresarse como verdaderamente quiere, debido a los problemas de tartamudeo y escasas habilidades sociales que arrastra desde su juventud. Esto es lo que hace que esta obra tenga una especial y realista manera de entender los traumas y la dificultad de las relaciones sociales, y la infinidad de problemas que ello trae a la totalidad de los aspectos de la vida. La obra trata muy bien cada fase por la que pasa alguien que carece de esas habilidades sociales y que terminan provocando que te aísles en tu propio mundo y generes en tu cabeza situaciones que solo estando solo sabes resolver bien. Retrata a la perfección el aislamiento al que te acabas autorelegando porque es más fácil que enfrentarse a los juicios, a la crueldad, a la falta de empatía, e incluso a esa repugnante compasión que no hace más que relativizar tu problema con los típicos “¿estás deprimido? Pobre, pues alégrate, se más sociable, busca amigos…”. Como si fuese tan fácil. Un camino de soledad que culmina en el sentimiento de fracaso e inutilidad y en un bucle del que no parece haber salida.
En resumen, Shino no es capaz de decir su propio nombre es una obra que, a través de la propia experiencia de su autor, pone de manifiesto una problemática que hace muy difícil la vida de muchas personas y que sin embargo trivializamos consideran a los afectados como “raros”, cuando en realidad con un poquito de empatía y tendiendo una mano podríamos hacer mucho. Es un tema peliagudo, ya que hoy en día las modas, las redes sociales y la permanente necesidad de atención hacen que mucha gente finja o exagere tener alguna de estas barreras sociales y provoca que los verdaderamente afectados sean aun menos visibles. Pero al igual que en A silent voice con el tema del acoso escolar y la necesidad de empatizar con los discapacitados, de ponernos en los zapatos del otro, en la obra de Oshimi también aprendemos que con poco se puede hacer mucho.
Pese a todo ello, Shino es un manga bastante alejado del habitual estilo oscuro, pesimista y enfermizo de Oshimi, y compone un relato esperanzador en el que una vez entendido el problema nos ofrece una visión esperanzadora y optimista de la misma, con sus altibajos, pero lanzando un mensaje de necesidad de valorarse más a uno mismo, de ser fuertes y luchar por nuestra vida, de esforzarse y no tener miedo a levantarse tras tropezar. Bien es verdad que la obra adolece en ciertos momentos de falta de profundidad, debido en su mayor parte a su escasa duración y la poca ambición de Oshimi más allá de expresar lo que siente sobre el tema. Pero en general, esta Shino no es capaz de decir su propio nombre es una pequeña y breve obra con la que podemos aprender mucho, podemos sentirnos identificados si es el caso y que pese a no ocultar en ningún momento los malos ratos, tiene una manera dulce y positiva de dar visibilidad a la fobia social. Una obra ligera pero contundente, con un genial apartado artístico que se pone al servicio de la narrativa y una fantástica oportunidad de acercarnos a un autor como Oshimi, de tremenda calidad pero difícil acceso por las temáticas y tonos que utiliza en otras ocasiones. Esperemos que el tomo sea un éxito y esto abra las puertas al resto de trabajos del autor, que pese a jugar en otras ligas, presentan el mismo o mayor nivel de calidad.
Valoración Final
Guión - 8
Dibujo - 8
Interés - 9
8.3
Shino no es capaz de decir su propio nombre es un tomo que relata con deprimente realismo y un toque de optimismo y esperanza temas tan necesarios de comprender como la fobia social, los trastornos comunicativos y el aislamiento. Un manga que usando la experiencia personal de su autor tiene especial sensibilidad artística y argumental para ponernos en el lugar de su protagonista, dando visibilidad a la problemática. Una gran manera de iniciarse en la obra de Shuzo Oshimi con un tomo que permite conocerle mejor y que se aleja de su faceta más extraña, deprimente y enfermiza.