La buena salud del mundillo editorial de manga en español es evidente. Cada año las licencias llegan en mayor cantidad y las barreras y dificultades que antaño reducían las obras a los diversos pelotazos surgidos de
Tsukushi triunfa con Made in Abyss gracias a varios factores que entremezclados solo pueden tener como resultado un enorme éxito. Historia, narrativa, universo, arte y mensaje se dan la mano de una manera especial, consiguiendo hacer comulgar estilos que en principio están en las antípodas unos de otros, pero que sin embargo bajo su dirección consiguen encajar como los engranajes de un reloj para atraer la atención del lector, encandilarle y después sorprenderle constantemente al mismo momento que despierta en él sensaciones hace tiempo olvidadas. Y es que Made in Abyss entra por los ojos desde el primer segundo, ya sea por su peculiar y característico estilo artístico como por la trama que propone desde sus primeras viñetas.
Esta trama arranca en la ciudad de Orth, una curiosa urbe que ha ido surgiendo casi sin querer en torno a un descubrimiento que es todo para el universo de Made in Abyss: el Abismo. Este Abismo es una misteriosa hendidura, de alrededor de un kilómetro de radio y más de 20000 metros de profundidad en el que comenzaron a detectarse la presencia de artefactos, enigmáticos y poderosos, que se han convertido en la principal fuente de vida, conocimiento, cultura y riquezas para las gentes de Orth y del mundo en general. Numerosos exploradores se aventuran dentro del Abismo para conseguir una de estas piezas de tremendo poder o valor, bien por el bien común, bien por el egoísmo propio del ser humano que quiere labrar su nombre en la historia. Ahora bien, el precio por entrar en el Abismo no es precisamente barato, y según vas llegando a más y más profundidad, más probabilidades tienes de ser afectado por la “maldición del Abismo”. Una dolencia que en las primeras capas de profundidad solo acarrea malestar, dolores de cabeza, vómitos y similares, pero que se va tornando más y más peligrosa hasta el punto de que los que se aventuran a las últimas capas lo hacen a sabiendas de que están firmando su sentencia de muerte.
El Abismo es, por tanto, casi como una figura teogónica para las gentes que pueblan el rico universo de Made in Abyss, ya que tiene la capacidad tanto de otorgar la vida, o al menos de hacer posible la supervivencia, como de quitarla. Y no solo por la maldición, sino también por la multitud de especies salvajes y agresivas que viven en su interior, o la peligrosidad o mortalidad de los diversos ecosistemas que van variando capa a capa. El Abismo rige por tanto todo, también la sociedad, ya que desde los comerciantes que se dedican a trapichear en los muelles con objetos sacados de él, hasta los eruditos que se dedican a cartografiarlo y a plasmar y entender sus secretos, organizan su vida en torno a la impresionan formación orográfica.
Pero sin duda, dentro de la gran cantidad de grupos que basan su vida en la existencia del Abismo, los más conocidos y espectaculares son los Exploradores de las Profundidades, grupos de personas organizadas en torno a una jerarquía que desde niños se preparan para adentrarse en el Abismo y descubrir sus secretos. Dentro de este grupo encontramos una escala de poder y capacidades basada en los colores de sus símbolos, los silbatos. Así un Silbato Rojo sería un aprendiz que solo puede entrar a las primeras capas del abismo; un Silbato Azul es un explorador algo más experimentado que puede aumentar dicha profundidad; un Silbato de Luna sería un instructor que trata de enseñar las bondades y peligros del Abismo y de la exploración a los aprendices; un Silbato Negro es un explorador maestro con capacidad para llegar a la capa media del Abismo; y por último, un Silbato Blanco es un explorador de leyenda, aquellos que han sacrificado sus vidas para llegar a las últimas capas del Abismo y descubren los artefactos más increíbles.
En torno a esta jerarquía de Silbatos y este grupo de exploradores encontramos a nuestros protagonistas principales, encabezados por Riko. Riko es una niña de unos 12 años de edad, hija de una de las Silbatos Blancos más legendarias de la historia, Lyza la Aniquiladora, que desapareció en el Abismo hace un tiempo. Riko vive ahora en el Orfanato Belchero, junto con sus compañeros Nat, Shiggy y Kiyui, donde son instruidos para en el futuro ser parte de los exploradores. El mayor sueño de Riko es convertirse en una Silbato Blanco como su madre, así que en una de sus primeras excavaciones como silbato rojo trata de dar lo mejor de sí misma y recolectar muchos artefactos para que se le permita bajar a más profundidad más rápidamente. Sin embargo su audacia se ve interrumpida cuando es atacada en una de las primeras capas por uno de los peligrosos monstruos que habitan el Abismo, y tanto ella como uno de sus amigos son rescatados por Reg, un extraño niño, en parte humano y en parte robótico, que parece provenir del fondo del Abismo y que ha perdido su memoria. Un día, tras recibir una misteriosa carta de su madre que la convoca a ese mismo fondo abismal, Riko y Reg deciden aventurarse dentro del misterioso agujero con el fin de desentrañar el misterio de todo.
Cómo podéis ver, el trabajo a nivel de guión y de construcción de un universo de Tsukushi es tremendo, con multitud de detalles y de riqueza y matices ya desde este primer tomo, creando un mundo vivo, un mundo con un pasado, presente y futuro que atrapa al lector y le cautiva desde el primer momento. El mundo de Made in Abyss da fe de ese contraste del que hace gala toda la obra, y que hace que este manga este impregnado totalmente de la dualidad. Tenemos por un lado esa sociedad y esa jerarquía tan bien marcada, tan coherente y lógica dentro de la realidad, con gente desempeñando sus profesiones, con una cultura, con una ciencia y unas normas comprensibles dentro de su mundo; y por el otro lado tenemos la magnética y peligrosa atracción del Abismo y de sus artefactos, del choque que se produce entre la realidad y la fantasía. Ese mundo y esas sensaciones están plasmadas de una manera genial en el tomo, y sorprende que el autor tenga la enorme capacidad de en tan solo pocas páginas hacer comprender a su lector como funciona un universo tan rico en matices y a la vez dejar la puerta abierta al misterio, a la exploración, a la aventura.
En este sentido Tsukushi utiliza mucho y para bien su gran dominio de la narrativa, sin la necesidad de recurrir en ningún momento a un narrador como tal, tan habitual en este tipo de historias, y por el contrario nos presenta todo como si nosotros mismos fuésemos uno más de los exploradores del relato, al más puro estilo de obras como
Sensaciones que podemos analizar desde un par de puntos de vista que al final van unidos entre sí, y que son de nuevo esa dualidad que en este caso se demuestra en el coqueteo shônen-seinen por un lado, y el choque que se da entre lo visual y los hechos por el otro. En cuanto a lo primero, es evidente que el planteamiento de Made in Abyss bebe directamente del género más aventurero que podemos encontrar en el manga, y que suele enmarcarse dentro de la demografía shônen. En ese sentido es una obra que despierta muchas sensaciones infantiles y juveniles en el lector, al situarnos ante un espectacular y misterioso mundo de fantasía que nos invita a explorar y a descubrir, con ese regustillo tan bueno que sentirán aquellos que crecieron leyendo historias de Verne, cómics de
Y de ese impacto que supone enfrentar fantasía y cruda realidad podemos saltar perfectamente a la otra dualidad a la que nos referíamos, y que ayuda a potenciar ese tono agridulce del que hace gala todo el rato Made in Abyss, y que encontramos en el apartado visual. Artísticamente Made in Abyss es un manga bastante curioso, único sin ninguna duda y con una personalidad especial en sus diseños y en su ejecución. Tsukushi juega constantemente con si estilo de dibujo y con la presentación de unos personajes inocentes y aniñados y el hecho de luego enfrentarlos a situaciones que pegarían mucho más a personajes más maduros. El mangaka es algo tramposo en este sentido, ya que aunque los protagonistas están ya en la adolescencia o pre-adolescencia (en torno a los 12-13 años), la representación de los mismos hace que parezcan mucho menores, por lo que ciertas situaciones dejan bastante descolocado al lector. Pero más allá de esto, la verdad es que Tsukushi hace un trabajo espectacular a los lápices, con un estilo muy orgánico, que parece casi bocetado en ocasiones, con multitud de trazo y un uso de la iluminación que deja boquiabierto. Sorprende mucho el primer vistazo que se le echa a este manga porque no te esperas un estilo así, tan plagado de detalles y de mimo y cuidado por parte del autor. Creo que es el tipo de arte que necesitaba una historia así, que gira tanto en torno al mundo creado por el mangaka para ella, ya que el trazo de Tsukushi hace que cada viñeta, cada plano del Abismo y de Orth parezcan realmente vivos.
Y es que Made in Abyss es eso, un manga sorprendente, que impacta mucho si te acercas a él sin saber mucho más que una breve sinopsis y su portada, te pilla con la guardia baja y te desarma. Es una gozada poder disfrutar de él en nuestro país de la mano de una genial edición de
Poco más que añadir, más allá de que estáis tardando en, al menos, echar un ojo a una historia que es atrayente como pocas y que tras el primer tomo os dejará con ganas de más. Algunos conoceríais Made in Abyss por su versión animada, que mantiene todas las bondades del manga pero que añadía el impacto visual de la animación y la espectacular banda sonora. Esta versión física pierde eso, pero a cambio gana una mayor pausa en el ritmo narrativo que permite disfrutar más de los detalles y del mundo del Abismo, y genera un sentimiento de empatía y de pertenencia a la historia que creo que puede lograr un mayor impacto que en la versión animada. Por otro lado, impactos y momentos sorprendentes aparte, creo que el gran valor de Made in Abyss, al menos el que más me ha llenado a mí con su lectura, ha sido la recuperación de ese espíritu explorador, de esa fantasía que te empuja a vivir una gran aventura dentro de las páginas y esa sensación de querer llegar al fondo del Abismo para descubrir todos sus misterios. Un manga que te hace conectar de nuevo con el jovencito que todos tenemos dentro, pero sin necesidad de crear un contexto ñoño o infantil para ello, al contrario, contextualizando todo en un mundo maduro y muy bien construido.
Valoración Final
Guión - 8.5
Dibujo - 8.5
Interés - 9
8.7
Una manera perfecta de comenzar una historia de aventuras. Made in Abyss es un manga que tiene como puntos fuertes su espectacular y característico dibujo, geniales personajes, una historia poderosa y, sobre todo, uno de los mundos mejores creados en los últimos años. Una obra de contrastes que te reconcilia con tu espíritu aventurero.