Entre los días 5 a 8 de Julio se celebrará la quinta edición de Metrópoli Comic Con, dentro del contenedor del festival Metrópoli Gijón en las instalaciones del Recinto Ferial Luis Adaro. Un encuentro entre autores de cómics, youtubers, cosplayers y actores de las principales sagas de ciencia ficción con cuatro ediciones a sus espaldas por el que han pasado leyendas del cómic como Bob Layton, Kurt Busiek, Michael Golden, Steve McNiven, Mike Zeck, Keith Pollard o Mike Deodato, por nombrar a unos pocos. Un evento al estilo de los convenciones de cómics americanas que en tan sólo cinco ediciones ya se ha posicionado como una de las más relevantes del país. Este año, una vez más, el primer fin de semana de Julio se darán cita una nueva alineación de talentos del noveno arte, con el anuncio por parte de la organización de sus primeros invitados, entre los que encontramos nombres como Dave Gibbons (Watchmen), Bob McLeod (Nuevos Mutantes), Raquel Córcoles (Moderna de Pueblo), Iban Coello (Venomverse), Georgina Gerónimo (Miniblogger), Jorge Molina (X-Men: Azul), Rick Leonardi (Spiderman 2099), Joe Jusko (Savage Sword of Conan), Daniel Sampere (Injustice), Bruno Redondo (Injustice) o Gabriel Hernández Walta (La Visión). Desde Zona Negativa queremos dedicarle una cobertura especial a esta Metrópoli Comic Con Gijón y para ello a modo de cuenta atrás os traeremos durante estas cuatro semanas hasta el comienzo del festival un análisis de la vida y obra de los autores internacionales invitados. Hoy empezamos con… Dave Gibbons.
Dave Gibbons es conocido principalmente por haber sido el dibujante de Watchmen. Pero ni de lejos se reduce su relevante carrera a haber ilustrado aquél mecanismo de relojería que concibió junto al guionista Alan Moore, y que cambió el medio y la industria allá por 1986. No, Gibbons ya tenía una notable trayectoria como profesional del cómic en el Reino Unido antes de aquel hito, la cual mantuvo después, además de añadirle una nueva faceta, la de guionista, y ha seguido en activo en ambas durante todos estos años.
Este año 2018, Gibbons visita España en la Metropoli Comic Con de Gijón, que se celebrará entre los días 6 y 8 de julio, por lo que hemos decidido que procede realizar un repaso (haremos lo mismo con varios otros ilustres invitados a ese evento) a su notable carrera.
Gibbons nació en Londres en 1949; desde pequeño le interesaron muchísimo los cómics, y esa pasión le llevó a dibujar sus propios tebeos. Autodidacta, entre las influencias que cita de aquella primera época están tanto la primera etapa de Dan Dare con Frank Hampson, como otros artistas en la onda de Frank Bellamy, Don Lawrence, Ron Turner, Wally Wood o Will Elder.
Sus siguientes pasos se dieron en algunas colaboraciones en la escena del underground británico. Pero el salto a dedicarse al cómic de manera profesional se produjo durante los años setenta: por aquel entonces trabajaba de topógrafo en la construcción, cuando empezó a conseguir encargos como rotulista para la editorial IPC. Poco a poco estos trabajos fueron aumentando en frecuencia y volumen, hasta que el autor decidió abandonar aquel empleo para dedicarse de lleno a su nuevo y anhelado campo profesional. Pronto empezó a dibujar, tanto para la mencionada IPC como para DC Thompson, otra editorial de cómics inglesa, sin relación con la norteamericana de Superman a pesar del nombre.
En 1975, junto a otro artista recién llegado a la industria llamado Brian Bolland y a los guionistas Don Avenall y Don Worker, recibió el encargo a través del estudio Bardon Press de crear un superhéroe africano para distribuir en Nigeria. La serie de Powerman (sin relación alguna con el Luke Cage de Marvel) se publicó en el país africano durante dos años. Fue reeditada en EEUU durante la década siguiente por Eclipse Comics bajo el título de Power Comics (y cambiando el nombre de su protagonista a Powerbolt) dado el prestigio que acabarían ganando sus artistas. Y es que aparte de Bolland y Gibbons, que fueron los dibujantes regulares, también realizó alguna colaboración otro nombre británico que acabaría siendo notorio: Kevin O’Neill.
Cuando el mítico magazine 2000 AD empezó a publicarse en 1977, Gibbons inauguró en su primer número el serial Héroes de Harlem, del que se encargó durante 24 entregas. También en esa revista, más adelante podría cumplir un sueño de infancia dibujando la iteración de Dan Dare que se allí publicaba. Durante una temporada, a finales de los setenta, se pasó a Marvel UK para dibujar el serial principal de su cómic semanal dedicado al Doctor Who. Pero para principios de los ochenta, volvió a 2000 AD, para crear junto con el escritor Gerry Finley-Day a Rogue Trooper, y empezar a colaborar con un barbudo guionista de Northampton en el serial que éste solía escribir en la revista fundada por Pat Mills, Tharg’s Future Shocks. Se trataba, por supuesto, de Alan Moore, y la carrera de cada uno de los dos resultaría fundamental para la del otro en muy pocos años, haciendo historia en el medio al otro lado del atlántico. Pero de momento, Gibbons seguía trabajando en la industria británica, de nuevo para IPC en Tornado, un título que no tuvo una andadura muy larga.
En 1982 el editor y guionista norteameicano Len Wein empezó a fijarse en el mercado británico con la idea de reclutar talentos para DC Comics, y uno de los que llamó su atención fue precisamente Gibbons. Le encargó un par de seriales en forma de complementos de series regulares: uno para Linterna Verde ( dedicado a los Green Lantern Corps) y otro para Flash (protagonizado por Creeper). Tras un número en The Brave and the Bold aunando los caminos de dos Batmans (el de Tierra 1 y el de Tierra 2), Gibbons saltó junto a Wein a dibujar la historia principal del cómic de Green Lantern. Y allí ya empezó a gozar de cierta popularidad entre el público norteamericano. Después de todo, le tocó encargarse de una importante etapa en la que Hal Jordan pasó a ser sustituido por Jon Stewart como portador del anillo de forma regular, y ya no como suplente puntual. Además, volvió a realizar algunas historias de complemento de esa cabecera, escritas éstas por su camarada de Future Shocks, Alan Moore. Y también con él, en el Anual de 1985 de la serie de Superman, realizó la que acabaría siendo una de las historias más míticas del Hombre de Acero: Para el hombre que lo tenía todo.
La popularidad de Gibbons fue creciendo gradualmente junto a la de Moore, mientras el dibujante realizaba trabajos puntuales principalmente en DC (alguno también en Marvel) y algunos de sus trabajos británicos se reeditaban en Estados Unidos. Pero, como ya es historia, donde alcanzó la consagración definitiva fue en Watchmen, una propuesta que había oído que Moore había hecho a DC y por la que se interesó, pidiendo al autor y al director Dick Giordano que le asignaran el trabajo. El impacto de Watchmen, publicada entre 1986 y 1987, y sus bondades, van más allá del alcance de este artículo y son bien conocidas por la inmensa mayoría de los aficionados. Baste decir que su nombre, al igual que el de Moore pasó a ser aclamado, a figurar entre los más grandes del medio y a partir de entonces pudo elegir en qué trabajos participar. Así, decidió explorar más su hasta entonces desconocida faceta de guionista, y fruto de ello, en 1989 apareció en el primer número de la prestigiosa antología A1 de Atomeka Press un relato titulado Survivor ilustrado por Ted McKeever en el que deconstruía el mito de Superman de manera bastante pesimista, como dictaba un poco el signo de aquellos tiempos.
Llegando ya a principios de los noventa, guionizó World’s Finest, una magistral miniserie que aunaba los pasos de Superman y Batman que fue dibujada por Steve Rude, así como el primer el crossover entre el Hombre Murciélago y el Predator cinematográfico, el cual llevaba apartado gráfico de los hermanos Kubert. También se encargó de escribir el Elseworld dedicado al último hijo de Krypton titulado Kal, con lápices de José Luis García López. Sin embargo, afortunadamente, no abandonó totalmente el dibujo (aunque ojalá se prodigase más) y junto al otro guionista más reputado de ese periodo aparte de Moore, Frank Miller, firmó el arte de Give Me Liberty, una miniserie en formato Prestigio que nos contaba excelente historia futurista de tintes políticos. Los dos autores fueron realizando varias secuelas de esta merecidamente aclamada obra a lo largo de los años, pero ninguna supo estar a la altura de la primera.
A lo largo de esa década también nos deleitó con sus lápices en una miniserie bastante recomendable dedicada nada menos que a Darth Vader, escrita por Darko Macan y titulada Star Wars: Vader’s Quest. Con Moore, colaboró de nuevo en la miniserie 1963 entintando a Rick Veitch y Steve Bissette, en algún relato corto de Las nuevas aventuras de Spirit, y en las portadas variantes de Judgement Day para Awesome Comics.
A principios de siglo XXI, participó con sus lápices en la iniciativa Just Imagine Stan Lee creating… en la que el cocreador del universo Marvel reimaginaba personajes clásicos de DC, y bajo su guión, Gibbons, nos ofreció otra versión de Green Lantern. Ya en 2005, creó para Vertigo, como autor completo, la interesante novela gráfica The Originals, en blanco y negro y ambientada en el futuro, pero de espíritu y estética muy marcados de motivos de las tribus urbanas mod y rocker de los años 50 y 60,. En la casa madre de Vertigo, DC, produjo también guiones para cómics más mainstream como La guerra Rann-Thanagar, Sinestro Corps o Green Lantern Corps, así como en la interesante iniciativa Wednesday Comics, en la que colaboró con Ryan Sook para ofrecer un serial de Kamandi.
También a la escritura, colaboró con un proyecto de nuevo relacionado con Moore, Thunderbolt Jaxon. Este era un spin-off de la miniserie Albion auspiciada por el escritor de From Hell, y llevada a cabo por la hija y el yerno de este, y por Shane Oakley. En ese trabajo, Gibbons reinterpretó los mitos nórdicos en clave actual y se reencontró con otro de los artífices de Watchmen, John Higgins, que aquí no hacía el trabajo de colorista sino el de dibujante.
Su trabajo más destacado de los últimos años dentro del mundo del cómic fue la miniserie The Secret Service, en la que ponía dibujos a un guión de espías de Mark Millar, el cual sería adaptada al cine por Matthew Vaughn como la exitosa película Kingsman, que ha generado su propia secuela.
Gibbons no se ha ceñido solo al campo del noveno arte: en su día colaboró en las portadas de discos como el mítico Too old to Rock ‘n’ roll de Jethro Tull, o el K de Kula Shaker. Además diseñó en los años noventa el logo de la editorial Oni Press, y ha participado en videojuegos como Broken Sword: The shadow of the templars o Beneath a steel sky, así que a saber dónde aparecerá su próxima obra. Esperamos con impaciencia.