#PaulLevitzDayZN Superman Beyond: Man of Tomorrow

 

Edición original: Superman Beyond: Man of Tomorrow.
Guión:J.T. Krull, Tom DeFalco, Paul Levitz.
Dibujo: Howard Porter, Renato Guedes, Ron Frenz.
Formato:Tomo en tapa dura, 193 páginas.
Precio:16,99$.

 

Que Superman es el superhéroe más grande todos los tiempos es algo tan obvio que no es necesario decirlo. Que Paul Levitz es uno de los autores más influyentes del cómic americano, y uno de los máximos responsables de todas y cada una de las reivenciones exitosas que DC ha sufrido como editorial en los últimos veinticinco años es también otra obviedad.

Pues bien, partiendo de dichas obviedades, que no por ser claras y meridianas, ni por reiterarse dejan de ser ciertas, es claro que reunir una vez más, a un grande entre los grandes como Levitz con Superman, sólo puede traer buenos resultados, siendo el objeto de la reseña de hoy, una obra desgraciadamente inédita en España pero de las más entretenidas que he podido leer sobre El Hombre de Acero: Superman Beyond, Man of Tomorrow (Superman del Futuro, el Hombre del Mañana).

El Universo DC Beyond parte como en el caso de Harley Quinn, de la televisión, y es que, es innegable que DC está a años luz de Marvel al menos en lo que a series animadas se refiere, y volvió a demostrarlo hace ya unos cuantos años, entre 1999 y 2001, cuando ese gran equipo formado por Paul Dini y Bruce Timm nos trajeron a la pequeña pantalla, Batman Beyond, la enésima reinterpretación del Caballero Oscuro, esta vez ambientada en un futuro no especialmente lejano y encarnada por el adolescente Terry McGuinnes, a quien un envejecido y cansado Bruce Wayne tomaba como pupilo para que éste recogiera el manto de Batman ayudado por los consejos de su mentor (que había perdido fuerza y capacidades físicas con la edad, pero no su determinación) y por un traje tecnológico de increíble diseño. De esta forma, a los hogares españoles a través de aquel espacio de Televisión Española que era «La Hora Warner», llegó Batman del Futuro (Batman Beyond), la primera piedra de un universo que pronto trascendió a los comics, pues si una idea es buena, da igual cual sea su origen, debe ser aprovechada en pos de alimentar las grandes creaciones.

Así pues, el Universo DC Beyond ya había debutado en los cómics, por lo que no era de extrañar que pronto otros superhéroes se unieran al mismo, y como no, uno de ellos tenía que ser Superman, como máximo exponente que es del heroísmo en su más pura e incorruptible definición, sea cual sea la época en la que el Hombre de Acero se encuentre. De este modo, J.T. Krul, Tom DeFalco y Paul Levitz, fusionaron sus tres mentes como una sola y dieron a luz a una de las obras más entretenidas del último hijo de Krypton.

Y es que, en Superman Beyond, no es ningún pupilo de Clark Kent el que se encarga de proteger Metrópolis, no es su vástago, ni son sus descendientes los que recogen el ominoso símbolo de la S que todo lo protege, si no que sigue siendo el propio Kal-El el que en un mundo en el que creía que su presencia ya no era menester, es más necesitado que nunca.

El Cuerpo de policía de Metrópolis ya no existe. Ha sido sustituido por un cuerpo de robots sin alma que supuestamente protegen las calles, pero que son incapaces de salvar la ciudad de aquellos grandes males que la acechan. Será por tanto un Superman viejo y cansado (en este caso y a diferencia de Bruce Wayne, más cansado a nivel mental que físico) el que ante la falta de rodaje de una Liga de la Justicia joven e inexperta, vuelva a surcar los cielos de Metrópolis, demostrándonos a todos que sólo existe un Superman, un Hombre de Acero, y que éste estará allí siempre por nosotros, la humanidad que lo acogió y lo adoptó, dando crédito y fiel prueba de que sin importan cuáles sean los orígenes biológicos del personaje, no hay ser humano más íntegro que Superman, le llamemos Kal-El, Clark Kent o simplemente, El Hombre de Acero.

Sin que estemos ante una obra íntegramente escrita por Paul Levitz, pues como se ha dicho, intervienen en las labores de guión, las mentes combinadas del propio Levitz, junto con J.T. Krul y Tom DeFalco, la mano de Levitz se hace notar en la estructura de este cómic, y es que sólo alguien tan ligado al Universo DC como cosmos compartido y engranaje en revisado y constante funcionamiento podría haber dado luz a una obra que pese a estar ambientada en otro universo, encaja perfectamente con el Universo DC convencional, al menos para este redactor.

En cuanto al dibujo, la labor combinada de Howard Porter (que también se encarga de las portadas), Renato Guedes y Ron Frenz, arrojan una combinación de estilos que en este caso funcionan casi como uno sólo, mezclando la visión de Superman que teníamos de su serie de dibujos animados, con la más reciente de los cómics, dando lugar a un Superman convencional a la vez que innovador, con un traje blanco más cercano a Krypton que a la Tierra que defiende. Juntos ejecutan ilustraciones de texturas suaves y vivas, que aportan dinamismo a una historia que no nos permite descansar en ningún momento.

Si bien es cierto que no estamos ante un gran cómic, ante una obra inolvidable, no por ello debemos negar lo entretenida que esta pieza tan particular del Universo DC es, algo raro en los cómics que como éste, se producen más «por encargo» al nacer de un universo previamente creado para televisión, y no del deseo de hacer algo nuevo y rompedor.

Además, Superman Beyond fue de los primeros cómics, que al ver la luz en la segunda década del Siglo XXI en la que todavía nos encontramos, tuvo muy en cuenta los avances en el tipo de lector al que se enfrentaba, publicándose por ello primero en formato digital, y más tarde en formato impreso, y es que, una editorial mainstream como DC debe estar al unísono con el progreso, y nunca por detrás, algo en lo que cumplió con creces en la forma de publicación de esta obra.

En este día tan particular, en el que en ZN celebramos la inestimable y trascendental aportación de Paul Levitz al noveno arte, este redactor solo puede desear que ECC se anime y publique esta obra con una edición a la altura del divertimento que me ha ofrecido leerla.