Hola a todos. Aún a riesgo de entorpecer la excelente labor que Alberto viene desempeñando en este weblog, como colaborador de Zona Negativa creo que ya va siendo hora de que empiece a postear alguna que otra cosa, asíque a ello.
En breve se asomará por nuestras grandes pantallas Los Increíbles, la nueva y penúltima película desarrollada por los estudios Pixar para Disney (la última llegará el año próximo bajo el nombre de Cars).
No hay duda de que él enorme éxito cosechado por las anteriores producciones de Pixar está totalmente justificado por haber sabido adaptar el cine de animación al moderno gusto de las actuales generaciones que van creciendo bajo el halo de la era digital. Títulos como Bichos,Toy Story, Monstruos Inc. o más recientemente la popular Buscando a Nemo han labrado a pulso la reputación de Pixar, capaz de dotar a todas sus creaciones de un atractivo carisma que traspasa la pantalla y no se limita al aspecto visual de las imágenes 3D que las conforman, sino a la simpatía y supuesta originalidad que desprenden criaturitas como el héroe espacial Buzz Lightyear o el pececillo Nemo en el espectador adulto y en el niño. Pero si ya con el citado Nemo la sombra del plagio se proyectó en alguna ocasión, con Los Increíbles esa sombra es tan nítida que es imposible no distinguir en ella la forma de la familia Marvel por excelencia, Los 4 Fantásticos.
Y es que no hay más que ver cualquier atisbo de la macrocampaña publicitaria de Los Increíbles para ver en esta familia de superhéroes retirados numerosos rasgos de los 4F.
Desde ejemplos tan evidentes como el propio nombre del grupo y de su líder (Mr. Increíble, Mr. Fantático)hasta los poderes de los personajes (esa elasticidad y esos campos de fuerza invisible me suenan)y las propiedades de sus trajes (no han tenido reparos en plagiar también las versátiles moléculas inestables)no dejo de encontrar semejanzas entre una familia y otra. Por supuesto cualquier crítica de este tipo será respondida con que no se trata de un plagio, sino de un homenaje al universo de los superhéroes en general. Poco importará el origen de la idea si deporta tantos beneficios como las estatosféricas cifras de recaudación que está alcanzando Los Increíbles, por mucho que Los 4 fantásticos en los que se apoyan fuesen creados entre viñetas en 1961.
Cuando se estrene en nuestro país la película yo seré el rpimero en ir a verla, y seguramente en alabar sus virtudes, que tendrá de sobra, pero no podré olvidarme de que el próximo año se estrenará la película en imagen real de los propios 4 Fantásticos (obviemos la que Corman perpetró en los 90), y tal vez entonces el gran público en su desconocimiento les considere un plagio descarado de Los Increíbles.
En su momento ya se verá que ocurre, pero sería una lástima que algo así repercutiera negativamente en la andadura del filme del cuarteto, porque conviene no olvidar el quid de la cuestión:
Los 4 fantásticos llegaron primero.
