RUNAWAYS: ORGULLO Y ALEGRÍA, de Brian K. Vaughan y Adrian Alphona

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Nico Nimoru, una de las fugitivas

Edición U.S.A.: Runaways vol.1 núms. 1 a 6.: Pride and Joy (julio/noviembre 2003); Marvel Comics.
Edición España: Runaways núms. 1 a 3 (mayo/julio 2005); Panini Cómics.
Guión: Brian K. Vaughan.
Dibujos: Adrian Alphona.
Entintado: David Newblod.
Color: Brian Reber.
Formato: serie regular mensual; 48 págs (2 núms. edición U.S.A.).
Precio: 2’90 €.

En el año 2003, la editorial Marvel creó la línea Tsunami con la intención de atraer tanto a lectores de manga como a un público adolescente no necesariamente habituado a leer cómics.
Para ello lanzaron distintas colecciones fuera de la continuidad del Universo Marvel tradicional, que salvo contadas excepciones tuvieron escasa o nula repercusión.

Una de estas excepciones fue Runaways, creada por Brian K. Vaughan y Adrian Alphona. Si bien en un primer momento las ventas no fueron espectaculares, la posterior reedición de la serie en tomos recopilatorios de arcos argumentales fue todo un éxito, decidiendo los responsables de Marvel renumerar la colección con el objetivo de relanzarla. En la actualidad, la colección goza del favor de público y crítica.

Pese a estudiar cine en la Universidad de Nueva York, Brian K. Vaughan (Cleveland, 1976) no tardó en orientar su carrera profesional al mundo de los cómics. Su insultante juventud no impide que este brillante guionista posea un extenso currículum, abarcando trabajos de tanta calidad como The Hood, Runaways, Ex Machina, Mística, o Ultimate X-Men, así como colaboraciones en: El Escapista, Titans, Green Lantern, Batman o las miniseries y números unitarios Spiderman / Doctor Octopus: Negative Eposure, Tom Strong ó 9-11.

Tanto en series de creación propia, como en títulos a los que se incorpora en marcha, Vaughan no tarda en dejar su impronta. Le bastan un par de números para presentar adecuadamente a los personajes, dotarlos de matices anteriormente inexplorados, otorgarles credibilidad, cimentar las bases de futuras historias, desplegar su particular sentido del humor, dar una muestra de sus diálogos inteligentes y sarcásticos…y todo ello con una imaginación, frescura y agilidad narrativa envidiable.
Además de recibir múltiples nominaciones a algunos de los premios más prestigiosos del mundo del cómic, en los últimos tiempos ha llamado la atención de los grandes estudios de Hollywood, como es el caso de New Line Cinema, productora que ha adquirido los derechos para adaptar a la gran pantalla dos de sus obras más reconocidas: Y, El Último Hombre y Ex Machina.

Posiblemente se trata del guionista con más talento del comic mainstream contemporáneo.

Adrian Alphona, pese a llevar poco tiempo en el mundo del cómic profesional, ha llamado la atención de muchos lectores con su estupendo trabajo en Runaways. Licenciado en la Universidad George Brown de Toronto, este canadiense cuenta en su breve bibliografía con títulos como la mencionada Runaways, la adaptación al cómic del videojuego Street Fighter para la editorial Devil’s Due (realizando labores de portadista, e ilustrando una historia corta), y el número 7 de la miniserie Inhumans, de nuevo para Marvel Comics.
Actualmente, continúa dando muestras de su talento en el volumen 2 de la colección que hoy centra nuestra atención, siendo sustituido cuando la ocasión lo requiere por el no menos acertado Takeshi Miyazawa.

SINOPSIS: “Alex, Nico, Gertrude, Chase, Karolina y Molly se reúnen una vez al año en casa de los Wilder, padres del primero. ¿La razón? hasta donde ellos saben, sus padres organizan encuentros anuales para planificar actos benéficos. De esta forma, y muy a su pesar, los 6 jóvenes deben ingeniárselas para pasar el día de la forma menos aburrida posible.
Pero este año las cosas cambiarán: en un intento de amenizar la reunión, los chicos se adentran en un pasadizo secreto de la mansión, presenciando así cómo sus propios padres cometen un macabro ritual.

Los acontecimientos no tardan en sucederse: el variopinto grupo de jóvenes descubren que sus progenitores en realidad son miembros de El Orgullo, una poderosa organización criminal que extiende sus redes de influencia por toda la ciudad. Los chicos, lejos de asumir su destino, huyen de él, convirtiéndose en auténticos fugitivos”.

A lo largo de este primer arco argumental, Orgullo y Alegría, somos testigos de estos traumáticos sucesos, y de cómo afectan a los protagonistas. Poco a poco, irán conociendo más secretos acerca de El Orgullo, del poder que ostentan y de la peculiar «herencia» que cada uno recibirá, propia de su condición de descendientes de miembros de un grupo de supervillanos.

Acercándose al mundo de los superhéroes de un modo poco explotado hasta la fecha, la clave del éxito de esta alabada serie se centra en la construcción de los personajes, hábilmente gestionada por un Vaughan que en todos y cada uno de sus trabajos muestra unas dotes narrativas apabullantes, propias de todo un veterano, cuando en realidad es casi un recién llegado a la industria del cómic.
Una de las mayores virtudes de este joven y brillante guionista es saber tomar el pulso de una colección desde el primer número, como ya había demostrado en Y: El Último Hombre, Ultimate X-Men, Mística, etc… esbozando sin inútiles y pretenciosas dilaciones propias de guionistas con más nombre y menos talento, la trama de la serie y los caracteres de sus protagonistas.

Para ello se vale de herramientas que no por conocidas son menos efectivas: la utilización de continuas referencias culturales y el empleo de personajes estereotipados sirven a Vaughan para captar la atención del lector, logrando posteriormente superar las limitaciones propias de personajes preconcebidos a medida que avanza la narración. De esta forma, el lector asiste atónito a un progresivo y bien trenzado desarrollo de la acción y de la caracterización psicológica de cada uno de los miembros de este peculiar grupo de adolescentes.

El amable y suave trazo de Adrian Alphona (si es que estos adjetivos pueden aplicarse a un estilo de dibujo) hace el resto, cumpliendo su labor de forma más que notable, y mostrando de paso una evidente progresión de un número a otro. Su mayor mérito radica en retratar de forma razonablemente coherente la caracterización física de un heterogéneo grupo de jóvenes con edades comprendidas entre los 11 y los 17 años. Si a esto añadimos la inestimable colaboración de David Newbold (entintado), Brian Reber (color), y Jo Chen (portadas), el resultado es más que satisfactorio.

En definitiva, un cómic fresco, divertido, sugerente, dinámico y sumamente entretenido, obra de un guionista que por méritos propios ya se encuentra entre los grandes, y de un dibujante que de continuar con esta progresión seguirá un camino similar.

Mucho y bien se había hablado de este cómic. ¡Y con razón!

Un saludo y hasta la semana que viene! (eso espero)

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mxmlewuqo
21 mayo, 2006 19:01

czebrbvmy cyjupqu bjpqoemrgu

ytonxoyzsa
21 mayo, 2006 20:04

dejsqzkhu yvghpy znwbdcvgk

mwonwribe
21 mayo, 2006 21:21

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