Monstress: La Sangre

 

Edición original: Monstress 7-12.
Edición nacional/ España: Norma Editorial
Guión: Marjorie Liu.
Dibujo: Sana Takeda.
Formato: Rústica, 152 páginas.
Precio: 17,50 €.

 

Hace unos pocos meses pagábamos la deuda de reseñar Monstress, cosas que pasan, la obra se nos había quedado en la pila de reseñas como otras (pocas y cada vez menos) por cosas de la vida que no vienen a cuento. El hecho de ganar cinco premios Eisner nos dio el empujón que necesitábamos para releer la serie y hablar sobre ella, sin embargo lo que reseñamos fue el primer volumen, el único publicado en España en ese momento y justo a punto de salir el dos, esto es importante por varios motivos, en principio Monstress ya había estado nominada a esos premios en los dos años anteriores pero no es hasta que se publica en su país de origen este volumen dos y algunos números en grapa del volumen tres (que se acaba de lanzar el pasado mes de septiembre) cuando se alza sobre el resto de series del mercado. Otra cuestión son los premios Hugo, premios que se fijan en los tomos y no en las grapas pero a los que les dio un poco igual, el primer volumen ganó el premio a la Mejor Historia Gráfica en 2017 y el segundo no solo repitió en 2018 sino que hizo ganar a su dibujante, Sana Takeda, el premio a Mejor Artista Profesional. No nos quedamos ahí, hace unos días se anunciaban los premios Harvey donde Monstress ganaba, una serie que nunca antes estuvo nominada (que no es decir mucho si tenemos en cuenta que el año pasado no hubo). ¿A qué viene todo esto?, bueno, es cierto que los premios ayudan a dar visibilidad a la obra y que, parece ser, que Monstress vendió más a raíz de ese premio, pero no es lo que aquí nos interesa. Cuando hablamos del primer volumen se decía que tenía un par de defectos, que se contaba demasiado en poco tiempo y que, por ello, la narración era extraña, textos excesivos con muchos nombres y situaciones que exigían que el lector tuviese que mantener un nivel grande de atención, lo cual no es necesariamente malo porque es lo que lleva a una, o varias, relecturas que hacen que se disfrute más la obra, pero sin duda la complica en un primer contacto. Volvemos a esa idea precisamente para distanciarnos de ella, eso se acabó, en parte porque ya nos hemos familiarizado con este mundo pero sobretodo porque las autoras se toman las cosas con más calma y se paran a trabajar más los personajes, así que aquí seguiremos la teoría de los Eisner y lo que ya aventurábamos en la anterior reseña, que, según avanza, la serie mejora.

Las autoras empiezan de una manera mucho más calmada, aunque no sea relajación lo que nos ofrecen al seguir con escenas sangrientas, se paran en Tiria, una ciudad arcana en la que Maika Mediolobo y sus compañeros pueden frenar un poco, ya no les persiguen activamente, tienen la casa de la madre de la protagonista como lugar en el que descansar y Maika retomará viejas amistades. Esta acción pausada da diálogos que no necesitan ser atropellados por las acciones de los enemigos, ello hace que la transmisión de datos y la empatía que se genera en el lector es mucho mayor, y aquí que aquí destaque mucho Sana Takeda. Al meternos de pleno en el mundo de los Arcanos, Takeda desata totalmente su imaginación, sigue con esas líneas orientales con las que antropomorfiza a diversos animales con una diferencia clara de diseño y de trazo que la aleja de autores simples, consiguiendo un realismo importante. Los más monstruosos siguen también esa vertiente oriental, esto cambia menos que en el anterior tomo, pero lo que más llama la atención son las ambientaciones que utiliza, si en el primer volumen se iba por ciudad y monte primando los colores oscuros, la noche o los atardeceres, aquí demuestra unas enormes capacidades al meterse en el mar y al desarrollar gran parte de la acción de día. Esta sensación de claridad que nos da el presente tomo tiene un significado, efectivamente este tomo arroja mucha luz sobre los personajes y el entorno, y lo hace de manera más precisa y efectiva que el anterior. Pero no todo es claridad, no hay una homogeneidad, en un sentido positivo, y Takeda logra recrear ambientes claustrofóbicos en lugares cerrados dentro del barco o con la bruma.

EL viaje de Maika no es solo físico, su travesía en barco va acompañada de un viaje interior en el que habla con el monstruo que está dentro de ella reflexionando con ello sobre sí misma, algo que recuerda bastante al cómic oriental, solo hay que leer Naruto sin ir más lejos, a la que se parece en este y en otros aspectos. De hecho se puede buscar una cierta similitud con el tema bélico como trasfondo y el utilizar a las personas (o “monstruos”) como armas, solo que aquí las heridas de ambos pueblos son más cruentas y los bandos más difusos. Y, aunque todo lo dicho hasta ahora hace parecer que prima la influencia oriental, las autores introducen unos cuantos mitos como el barquero o las sirenas, a una historia que bebe de la Odisea de Homero.

La búsqueda de Maika pasa por saber qué sentía realmente su madre por ella, qué es exactamente lo que tiene dentro y cómo debe actuar para con el mundo. Evidentemente poco ser resuelve pero sí que se ve que la serie avanza, que se van descubriendo cosas, como la deificación del monstruo interior o que hay bandos dentro de bandos. La madre de la protagonista tomo un papel principal, y eso sin aparecer, y es uno de esos personajes interesantes con una moral bastante dudosa que dará que hablar.

Aunque la información es la parte principal del cómic y gracias a la que logramos ponernos en el lugar de la protagonista y sus dos compañeros, Liu y Takeda saben dar al lector lo que necesita, van metiendo pinceladas de acción en cada número pero dejan la traca para el último capítulo en dos frentes, el pasado con dioses contra dioses y el presente con Maika Mediolobo luchando contra las fuerzas de la temible isla, para llegar a un final espectacular.

Sana Takeda y Marjorie Liu nos ofrecieron una primera parte en la que mostraban un mundo muy rico e interesante, pero en este segundo tomo es donde está la historia de verdad, una historia que se antoja enorme y con personajes cada vez más atractivos. Todo un acierto.