Cuando Batman vio la luz en 1939 en las páginas del Detective Comics #27, lo hizo en una cabecera en la que el título lo decía todo. Se trataba de una colección de detectives, de investigadores que perseguían el crimen, como Slam Bradley, que había sido presentado en el primer número de Detective Comics. La cabecera no dejaba espacio para la duda, cada mes, entre sus páginas, los mejores detectives del mundo se citaban con los lectores para desentrañar los casos más complicados.
Este género con sus máximos representantes literarios encarnados en Holmes, Lupin y Poirot, fue, sin duda, el que inspiraba a Bill Finger a escribir intensos guiones en los que Batman debía ejercer sus dotes detectivescas a fin de poder desenmascarar al villano de turno. No se gana uno la reputación de mejor detective del mundo sin hacer méritos para ello.
Tras casi ochenta años de historias, el Caballero Oscuro ha vivido todo tipo de aventuras en las que ha demostrado tener una mente despierta, ágil, atenta y analítica para la observación de los acontecimientos, la investigación científica y la deducción del suceso a través de las pruebas. Sin embargo, de un tiempo a esta parte parece que a muchos escritores se les ha olvidado que es lo que hace a Batman especial, llevándolo más al lado superheroico, con aventuras que lo arrancan de su entorno más terrenal, Gotham, para enfrentarlo a amenazas que trascienden el tiempo y el espacio. Y es que ahora el Batman detective está en horas bajas.
Con eso en mente llega a España una obra que une tres interesantes variables. La primera es que se trata del nuevo especial Otros Mundos. La segunda que está ilustrado y guionizado por Eddie Campbell (con la ayuda de Daren White). La tercera es que está dedicado a Batman y se recupera su faceta más detectivesca. Un trío de ases que augura un especial interesante para todos aquellos que disfrutan con las historias de sus héroes en nuevos entornos, del talento de un autor más que solvente y del género detectivesco.
Pero tres ases en una partida de póker no garantizan ganar.
La acción se traslada a la Inglaterra en tiempos de la inminente Segunda Guerra Mundial, donde la misteriosa Orden de las Bestia se reúne de forma regular a fin de imponer un nuevo liderazgo en una Inglaterra que mira ya con recelo a Alemania. Una orden cuyos miembros comienzan a ser asesinados, de manera sistemática, uno tras otro, sin aparente conexión, escondiendo en los detalles la sutil relación que existe y que solo parece ser evidente para un joven Bruce Wayne en su identidad de Batman.
El escenario no puede estar construido de forma más adecuada a las necesidades de la historia y al estilo de Campbell, que encara con este trabajo su primera obra a color, que mira sin pudor a los grandes novelistas policiacos para dar forma a esta aventura cargada de máscaras, donde el propio protagonista viste con una cuando encarna al Caballero Oscuro, Batman.
Eddie Campbell es un dibujante con un estilo muy personal, alejado de lo establecido, de las modas y cuyo trazo se adapta a la historia que ha de plasmar, a fin de acercar lo visual a lo literario. Acercarse a esta obra es acercarse a un Campbell muy diferente al que se puede ver en From Hell, donde su trazo se aleja de lo pictórico y se adentra mucho más en el boceto de un crudo blanco y negro. En La Orden de las Bestias, el trabajo de Campbell es totalmente reconocible, resultando al mismo tiempo nuevo para el lector que pueda sentirse atraído por el trabajo de este artista. El uso del color lo cambia todo y su estilo, fiesta en el buen sentido, se aligera para adentrase de lleno en una tierra de nadie entre la fluidez y la rigidez de sus planos. Campbell narra con su arte y lo hace de forma vaga, dejando espacio a lo que caracteriza al género, largas conversaciones y explicaciones que vayan desentrañando el misterio. Su diseño de Londres y su Batman (muy inspirado en el de Bob Kane y Jerry Robinson) se integran a la perfección con el tono global de la historia, aportando un interesante contrapunto entre lo que se nos cuenta y la forma en la que todo es tratado.
En cuanto a la historia, propiamente dicha, este Otros Mundos no convence en tanto que la investigación resulta algo pueril al no lograr que los miembros de esta Orden realmente lleguen a resultar interesantes al lector. Sin un vínculo es difícil dejarse llevar por la historia que, además, no resuelve bien la trama de los asesinatos. Una trama que parece seguir un patrón establecido y no sorprende, resultando anticlimático su final. La dupla Campbell-White acaban siendo prisioneros de su propio trabajo al resolver todo de manera torpe y muy enrevesada, sin la elegancia manifiesta del trabajo de Doyle, Christie o Poe, donde sí se llega a sentir la poderosa mente deductiva del investigador protagonista de sus obras.
Un Otros Mundos que es más una curiosidad que una obra relevante, recomendable para los seguidores de Campbell, donde podrán disfrutar de un importante cambio de registro, pero donde el conjunto no logra impactar y dejar una huella perdurable en la memoria del aficionado a Batman y su faceta de mejor detective del mundo.
Un Otros Mundos descafeinado.
Guion - 6
Dibujo - 8
Interés - 6
6.7
Una obra cuyo principal atractivo radica en el trabajo pictórico de Campbell y que tiene la ambición de rescatar el sabor de las viejas historias de detectives, pero que fracasa a la hora de sorprender al lector con la resolución final.
La historia es una soberana tontería sin pies ni cabeza (te muestran al asesino en la cuarta página y a cara descubierta).
Comparto partes de tu reseña, pero no así la nota final, que tiende a un suspenso de libro. Mal dibujo en numerosos pasajes de la trama para un guión casí infantil con un final de WTF pero a lo malo, malo.
Si no es porque lo dibuja Campbell (artista del que no soy nada fan) no hay 00 de publicar semejante despropósito. Menos mal que es barato.