Existen grandes leyendas, mitos, enigmas y misterios que fascinan y encienden la imaginación de la humanidad por lo desconocido, por ese halo de posibilidad, remota o no, de que sean ciertos esos rumores, esas trazas históricas, esa arqueología imposible, que se distribuye a lo largo y ancho de nuestro planeta. Libros perdidos de la Biblia, manuscritos con turbios secretos, fenómenos inexplicables, ovnis, lugares malditos, milagros, monstruos que habitan lagos, montañas o bosques, fantasmas, vampiros, criaturas que desafían a la razón, las extrañas desapariciones del Triángulo de las Bermudas, objetos perdidos, el Grial, Excalibur… la lista es tan larga como culturas hay en la Tierra, pero si hay uno que es particularmente intenso en su concepción es el mito de la Atlántida, donde historia y leyenda se entremezclan para crear un todo que esconde entre su bruma a una de las ciudades que más ha estimulado a la literatura, el cine y el cómic a la hora de buscar inspiración. Un mito que encierra en su interior todo eso que inquieta y fascina a los seres humanos y que en DC Comics es toda una realidad. Toda obra de ficción precisa, en ocasiones, un lugar al que asirse, en el que sustentarse, a fin de expandir la propia ficción gracias a algo disponible en el folclore común de leyendas, mitos y misterios y la Atlántida reúne las condiciones idóneas para ser rescatado como algo real, localizable y aún habitado en nuestros días dentro del Universo DC.
La primera aparición se produjo en el Action Comics #18 (1939), en la historia dedicada a Zatara, titulada “El misterio de Atlantis”, dos meses antes de la aparición de Aquaman en More Fun Comics #73 (1941). Sin embargo, no sería hasta el 1959 cuando el continente de la Atlántida comenzaría a tener relevancia argumental tanto en el origen del personaje, como en sus aventuras. Sin embargo, hoy no miramos a la historia ficticia de la Atlántida en el Universo DC, sino al mito de este continente perdido.
Para recorrer los intrincados caminos de esta leyenda en la historia mítica de la humanidad, es necesario sumergirse en las profundas aguas, frías, oscuras y perdidas de una ciudad que ha trascendido en el tiempo para anclarse al imaginario colectivo. Una ciudad que plantea infinidad de preguntas para las que apenas hay respuestas. Preguntas alrededor de su localización, su destrucción, sus pobladores y ese paraíso descrito por Platón en el que la ciencia y lo espiritual tendieron puentes a mujeres y hombres hasta hacerlos rivalizar con los mismísimos dioses. Preguntas sin respuestas que se disipan en la niebla que cubre a la Atlántida y todo lo que representa.
Ante lo inexplicable, la humanidad tiende a recurrir a lo imposible, a la llegada de otros seres, superiores intelectual, científica y moralmente a los seres humanos, para generar teorías alrededor de las Pirámides de Egipto, las construcciones Mayas, las líneas de Nazca o infinidad de muestras palpables de un pasado en el que parecían ser capaces de realizar tareas muy por encima de la tecnología del momento. Y cuando esos seres extraterrestres no son suficientes, lo cómodo y sencillo es recurrir a los dioses, a la intervención superior y suprema, que todo lo puede y sobre la que se cimientan numerosas creencias religiosas. Sin embargo, en la actualidad, es necesario mostrar una actitud más escéptica respecto a la intervención espacial o divina de estos acontecimientos, pues la ciencia permite enfocar todo esto desde un ángulo capaz de desterrar estos mitos que alimentan nuevos mitos.
Los submarinos teledirigidos, el sonar, la recogida de muestras del fondo marino, los nuevos sistemas de análisis químicos y una tenacidad irreductible, han arrojado algunos datos sorprendentes que parecen apoyar lo que Platón describió en sus textos y relatos. Los científicos han podido determinar que hace más de once mil años se produjeron unas severas modificaciones geológicas en el lecho marino del Océano Atlántico, que parecen cuadrar con el mismo período en el que Platón describe que la Atlántida desapareció. El paso del tiempo y la infinidad de menciones, hacen que no haya unanimidad sobre la localización de la Atlántida, encontrando infinidad de textos en los que la sitúan en Groenlandia, las Azores, las Antillas, en el Ártico, pasando por Asia, África, América Central y Brasil. Algo que no hace sino retroalimentar la leyenda, pues cada investigación parece conducir a un nuevo callejón sin salida.
La arqueología desentierra el pasado y lo rescata para hacerse patente en el presente. Un conocimiento necesario que logra que las puertas de lo desconocido puedan abrirse en cualquier momento.
La descripción más extendida de la Atlántida es la que Platón hace en sus dos relatos, Critias y Timeo, en la que habla de una ciudad de islas con lagos concéntricos, situada en el centro del Océano Atlántico. Una descripción y localización que ha despertado el interés de multitud de ciencias como la geografía, la antropología, la zoología, la botánica, la genética, la biología, la paleontología, la mineralogía y la geología que han dedicado esfuerzos considerables para intentar desentrañar alguna verdad alrededor de este mito. Y aún así el mito se resiste a todo este escrutinio….
La fuente de Platón para los diálogos de Criteas (discípulo de Sócrates) bebe de la historia de Solón, un importante legislador ateniense, que a su vez dice haber escuchado la historia de los sacerdotes de la ciudad egipcia de Sais. Una historia de una historia, contada entre generaciones, que afirma ser cierta y que data a la Atlántida 9000 años antes de su propia época. En estos textos habla de este continente, situado más allá de las Columnas de Hércules, describiendo a sus habitantes como un pueblo belicoso, guerrero en extremo, con infatigables ansias expansionistas. Habla de sus organización, geografía, historia y gobierno para pasar a describir como se buscaron el castigo de los dioses al llegar a ridiculizarlos por su arrogancia. Criteas, sin embargo, es un relato inconcluso.
En Timeo, Platón, se centra en otros aspectos de este continente, concretamente en si eran o podían considerar su organización como la sociedad perfecta, detallando como le llegó la información de su existencia. En este relato también es donde se habla de su destrucción desencadenada por una violenta catástrofe.
Ambos relatos pueden considerarse como los dos catalizadores del mito de este continente, de tamaño más que considerable, se habla de una extensión como la de Libia y Asia Menor juntas, poblada por esa sociedad perfecta, científicamente avanzada, obsesionada con la guerra, y por cuyas obsesiones acabaron perdidos en los libros de historia y los registros. Y no hay nada más cautivador para crear un mito que la inexistencia de datos empíricos, de pruebas irrefutables, de información fraccionada o directamente carente de sentido. Pero la semilla ya estaba plantada y solo era cuestión de que germinara con fuerza.
La leyenda no dejó de ir saltando de generación en generación, salpicando cada edad de la humanidad con nuevos textos que alimentaban, aún más, al creciente mito. En la Edad Media el arzobispo de Tesalónica, Eustacio de Tesalónica, nombra al continente perdido en sus comentarios a la obra Dionisio Periegeta, sin excesiva repercusión, pero en el Renacimiento fue rescatada por lo humanistas para hacer uso de la leyenda en beneficio según las circunstancias. Unas veces la Atlántida era nombrada como ejemplo de una sociedad utópica y otras como el recuerdo olvidado de la sabiduría de un gran pueblo.
Julio Verne en 1869 hace uso del mito en su novela Veinte Mil Leguas de Viaje Submarino, cuando el Nautilus llega a los restos sumergidos de esta civilización perdida. En 1883, puede datarse el primer uso del mito de forma algo aleatoria, cuando Ignatius Donnely (estimulado por el relato de Verne), publicó su libro Atlántida: el mundo antediluviano, donde se centra en coser las similitudes existentes entre las culturas egipcia y mesoamericana. Donnely no dejó de lado ninguna posibilidad e invirtió diez años de su vida en leer y recopilar todos los libros, estudios y artículos que hicieran referencia a la Atlántida, introduciendo incluso temas relacionados con lo esotérico, la superstición y lo sobrenatural que lo llevaron a asegurar que era el origen de toda la civilización humana. Su obra gozó de un gran éxito y crédito en Estados Unidos, tanto que disfrutó de cuarenta y ocho ediciones. Un éxito que venía tal vez unido a la necesidad del público por creer en algo sólido, o al menos que lo fuera aparentemente, en un momento en el que todas las creencias se estaban derrumbando a finales del siglo XIX.
Donnely pecó de entusiasmo, al hacer una interpretación muy libre de los textos de Platón, tan libre que llegó a considerar como única interpretación válida la que él mismo realizó de los mismos. La ingente cantidad de información que llegó a manejar siempre la gestionó con esa idea en la cabeza. Si algo venía a contradecirle, no dudaba en reformular la información para que casara con su idea, abusando de anunciar muchos hallazgos que no contaban con las suficientes verificaciones como para ser considerados seriamente. Y aún con todo se le puede considerar el máximo representante y precursor de la gran leyenda de esta civilización que se vio superada por las fuerzas de la naturaleza. Un ejemplo de ello es que cuando el libro se reeditó en 1976, momento en el que la tecnología permitía poder hacer mejores indagaciones, se llegó a poner en marcha, por parte del gobierno británico, una expedición a las islas Azores, lugar donde este escritor situaba al continente perdido.
Si se crea una sucesión cronológica de las diferentes teorías es necesario ir hasta el año 1913, momento en el que K.T. Frost deja entrever que el Imperio Minoico (Cretense), conocido por los egipcios y posiblemente opresor de la Grecia primitiva, podría ser el antecedente del mito de la Atlántida. Saltando al 1938 aparece una nueva línea de pensamiento en la que el arqueólogo Spyrindon Marinatos plantea que el final de la civilización cretense, a causa de la erupción del volcán Santorini, conocido en la antigüedad por el nombre de Thera, podría ser en realidad el fondo de la leyenda del hundimiento de la civilización atlante. Marinatos relaciona teorías sísmicas a esta hipótesis que ha gozado de una gran aceptación entre los interesados de este mito. Uno de ellos, y sin duda uno de los más relevantes, fue el fallecido oceanógrafo Jacques Cousteau. Es muy interesante como el mito se ve ligado a la destrucción a través de una erupción volcánica que precipitó su desaparición, siendo un ejemplo de esta posibilidad lo acontecido en el Krakatoa en 1883, dónde la explosión de la caldera del volcán entre mayo y agosto de ese año, acabó destruyendo buena parte de la isla.
El mito de la Atlántida gozó de su máximo esplendor a finales el siglo XIX y principios del siglo XX, momento en el que la conjunción entre ciencia, historia y misterio generaron un interés inusitado por intentar desentrañar la leyenda. Sin embargo, nunca se terminó por apagar la llama, pues en pleno siglo XXI (2005-2008 y 2010) se han celebrado varios congresos sobre todas la hipótesis de la Atlántida, en los que se elaboró la lista conocida con el nombre de los 24 criterios para la localización de la Atlántida.
En los textos de Platón se describe a la Atlántida como un continente-isla y a su principal ciudad como una serie de círculos de agua y tierra alternos en los que se repartían las diferentes zonas de la urbe. En la zona más exterior, el barrio comercial, la zona poblada acababa en un puerto, rodeado de un gran encintado de tierra, lugar donde se podía encontrar el hipódromo y los jardines, los gimnasios y el puesto avanzado de la guardia, rodeado todo ello por un enorme muro de bronce y la primera parte de la gran estructura de soportes submarinos, seguidos de un segundo puerto más ancho. A continuación, en el segundo encintado de tierra describe un muro de estaño, donde estaría la segunda estructura de grandes soportes subterráneos que permitían a la ciudad emerger por encima de las aguas. En esta zona también sitúa otro cuartel de la guardia. Y por último en la zona más central, está el puerto interior y la isla que acoge en su seno el templo de Poseidón y Cleito, el palacio real y el bosque de Poseidón. Uniendo todos los puertos, según Platón, estaba el canal de paso de trirremes, que permitía el acceso de las embarcaciones a las diferentes zonas interiores de la ciudad.
Platón no escatima detalles a la hora de hablar de la Atlántida, describiendo no solo su ciudad principal, sino la isla en general, su geografía, su climatología y su ecosistema, que se asemeja al de una isla tropical.
Tampoco escatima palabras a la hora de hablar de su tecnología, entre la que destaca las ciudades iluminadas, donde la inmensa multitud se podía mover de día y de noche entre los puertos. Platón va más lejos y habla de dispositivos para los que no disponen de la terminología precisa, como pilotos automáticos y brújulas, teniendo que recurrir a infinidad de metáforas a la hora de describir dichos dispositivos.
La Atlántida no es solo un continente perdido entre la niebla del mito y la leyenda, sino también la cuna de avances imposibles que hacen que la imaginación se inflame a la hora de crear nuevas teorías. Retazos de verdad se mezclan con la fantasía, mientras se habla de que sus habitantes sobrevivieron a su destrucción, pasando a Egipto, para extenderse también por la América precolombina. Dos civilizaciones que asombran por sus capacidades arquitectónicas, su conocimiento astrológico y el gran desarrollo cultural, técnico y social que llegaron a alcanzar.
La Atlántida es algo tan grande que muchos la han situado en infinidad de lugares del globo terráqueo, Islandia, Groenlandia, incluso la Antártida pueden haber albergado a esta civilización que se pierde en las arenas del tiempo y la memoria. Localizaciones que la relacionan con otros importantes lugares míticos como la Isla de Pascua, el Templo de Tula (México), Cuzco, Tartessos (que en la actualidad es la que representa mejor que ninguna otra a la Atlántida de Platón) y Tassili en África. Teorías de todo tipo hunden sus garras en la leyenda y hablan de un cataclismo provocado por una segunda luna, volcanes, maremotos, intervención alienígena… todo vale con tal de seguir soñando que en el pasado hubo una civilización tan fascinante como inquietante en un mundo que siempre parece reservarse algún misterio con el que lograr sorprender a la humanidad.
Todo texto que se acerca a la figura de la leyenda de la Atlántida parece dejar tras de sí una huella de pesimismo por los muchos enigmas que deja en el aire. Pero es necesario romper una lanza y pensar que si hubo un día en el que se localizó y desenterró la ciudad de Troya, así como infinidad de otros asentamientos que no se creía hubieran podido existir, puede llegar el día en el que la humanidad se despierte una mañana y sorprendida lea en las noticias que por fin se ha encontrado la Atlántida. Un día que queda en el aire si puede llegar o no, pero lo que si queda claro es que la humanidad es una gran receptora de prodigios y no hay uno más extendido que la Atlántida.
Homero NO cita la Atlántida, al menos con ese nombre. Si mequivoco agradecería la cita.
Hace tiempo que los expertos en Platón y en Grecia Antigua han demostrado más allá de toda duda que todo fue un invento del filósofo. Por otro lado yo, que he me leído los textos de Platón y algo sobre el tema, sólo puedo decir que hay que fliparse para entender, cuando se lee una buena tradu, pilotos automáticos y brújulas. Me da a mi que el ignorante se confunde con los feacios de Homero cuyos barcos eran MÁGICOS no tecnológicos y NADA tienen que ver con la Atlántida. Las lecturas hay que hacerlas bien, no flipándose ni torturando los textos. Hay un breve libro aunque algo aburrido de Vidal-Naguet (uno de los mayores expertos en el tema y uno de los mejores helenistas que ha habido cuya especialidad es Platón) que te lo cuenta todo y bien. Es interesante para el que no quiera leer el mismo delirio de siempre, o para el que quiera leer los argumentos de los que saben.
Tienes toda la razón. Al parecer las fuentes en las que me he apoyado son cuestionables respecto a lo que dices de la traducción y algunos datos. En mi caso no he leído los textos de Platón y he consultado libros (Barceló), artículos de internet y la Wikipedia para recopilar información alrededor de este mito. Así que ahí están lecturas retorcidas a las que aludes, cosidas por mi parte sin intención alguna de saber más que nadie. 🙂
Muchas gracias por tu recomendación de lectura al respecto.
No le hagas demasiado caso, el compi sabe de lo que habla y a veces eso nos hace ser un poco mas estricto con los neofitos .
De todas maneras aun teniendo razon en parte , yo diria que ninguna traduccion a dia de hoy de los textos de Platon es fiable al 100% y es que no todo es la traduccion literal
Si y no. Si es verdad que Homero no menciona la Atlantida ,que por supesto Platon no menciona ni ningun tipo de tecnologia mas alla de maravillosa manera de tratar la metalurgia y en particular ese metal especial y desconocido llamado Oricalco con el que estaba revestida el templo de Poseidon como relata el critias (hay quien dice que si, que es una extraña aleacion de cobre oro y plata) de hoy en dia ademas de su arquitectura y fuentes de aguas termales en toda su ciudad.
En lo que por supuesto no puedo estar de acuerdo es aquello de hace tiempo que los expertos han demostrado que todo fue un invento de Platon, primero porque no es asi, sigue habiendo a dia de hoy debate que no se decanta ni para un lado ni para otro totalmente, segundo porque Platon , como bien sabemos nunca escribio nada que pudieramos considerar ficcion y tercero porque seria imposible demostrar una u otra cosa.
A mi lo que me parece realmente fascinante es como el relato parece encajar con otro otrohora mito, del todo demostrado en el siglo XXI, como parece que fue un diluvio universal que debio azotar de alguna manera el planeta hace entre 11 y 12000 años.
Durante mucho tiempo se entendio que el relato biblico no dejo de ser una apropiacion del relato sumerio epico del Rey Gilgamesh y que no dejaba de haber sido una exageracion de una inundacion local o incluso el desborde de rio o mar en la epoca.
Lo curioso del tema es que en pleno siglo XXI sabemos de hasta 240 mitos practicamente clavados de civilizaciones a lo largo del planeta que supuestamente no habian tenido contacto entre si que hablan de una epoca oscura, un dios que eligio a alguien para que constrayera una embarcacion y refugiara del diluvio a estos. Coinciden en la mayoria de puntos del relato cambiando protagonistas , cordilleras donde les dejo el diluvio y materiales de construccion del arca.
Una lectura realmente interesante para todo aquel que le gusten las civilzaciones antiguas perdidas y sus misterios reales , que los hay, sin tener que recurrir a armas de rayos laser y demas ciencia ficcion, de hecho , no me voy a extender , pero hay ciertos aspectos que son si cabe mucho mas desconcertantes y que son medibles y comprobables por palpables.
Sobre continentes perdidos también existen leyendas en la zona Pacífica e Indica sobre Lemuria y Mu dos continentes que también se tragó las aguas. Por no hablar de las islas de Brasil, Avalón, Thule etc etc
Probablemente el mito de la Atlantida sea una mezcla de diversas fuentes originales como la explosion de Thera, el fin de la cultura minoica, de algunas exageraciones producto de la transmisión oral y también de algunas invenciones del propio Platón para ejemplificar sus teorias sobre las sociedades corruptas o las sociedades más idilicas e integras
Nah, lo de la cultura minoica y la teoria de la explosion de de Tera o San Torini no deja de ser una de las tipicas subnormalidades profundas de National Geographic. Porque a ver, o te crees lo que te cuenta Platon o no te lo crees , pero lo que no es de recibo es que en la traduccion cambies 8000 años por 800 aduciendolo a un error de Platon para que te encaje la teoria y puedas vender tu cuento de hadas con el nombre Atlantis en el, que da mas dinerito.
La civilizacion minoica es fascinante en si misma , no necesita a un memo inventando peliculas para hacerla interesante. Eso si, otra epoca, otras circunstancias.
En cuanto a lo de Mu y Lemuria , muchos , yo incluido cree que se trata dos tomas diferentes del mismo mito, aunque uno en teoria sea en el indico y otro en el pacifico, la verdad es que en la antiguedad hay ciertos elementos que invitan a pensar que algunas culturas lo llegaron a considerar un mismo oceano.
De mu , poco se sabe mas alla de lo que el Aventurero James Churward conto que habia descubierto en las tablillas Naacal y que pocos o nadie llegaron a poder investigar. Aun asi es una historia fascinante por sus similitudes con algunas tablillas del dialecto rongo rongo encontradas en la Isla de Pascua, un idioma desconocido e indescifrable del que solo se conoce un simil….y fue encontrado en las ruinas de la milenaria Moenjo Daro , en la actual pakistan.
Si a alguien le gustan estas cosas un dia nos damos una sesion