¿Queréis construir un nuevo mundo…? Comencemos luchando juntos.
El 2018 acabó con la vuelta a nuestras librerías de uno de los mejores dibujantes que ha dado el mercado franco-belga en los últimos cuarenta años:
Jean-Pierre Gibrat es un historietista francés nacido en el año 1954. En 1977 debuta en el cómic realizando historias cortas para la revista Pilote. Al año siguiente ve la luz su primera serie Le petit Goudard con guion de Jackie Berroyer de la que aparecieron cinco álbumes. Posteriormente dibuja los guiones de Guy Vidal y Dominique Leguillie para la serie Médécins sin frontières. Todos estos primeros trabajos permanecen inéditos en nuestro país. Pinocha con guion de F. Leroi es su primer álbum publicado en nuestro país al que siguió Marea baja con guion de Daniel Pecqueur. A finales de los noventa comienza su carrera en solitario con la serie La prórroga que lo consagra como una de las estrellas de la BD para adultos. A esta le sigue otra obra sobresaliente como es El vuelo del cuervo. En 2008 comienza Mattéo una pentalogía de la que se acaba de publicar el cuarto álbum. En 2012 apareció en nuestro país La gente honrada con guion suyo y dibujos de Christian Durieux de la que solo hemos visto el primer álbum. Todas sus obras nos han llegado de la mano de Norma Editorial. En 2014 fue nombrado Chevalier des arts et des lettres.
En Mattéo, Gibrat nos muestra a través de los ojos de su protagonista los tres grandes conflictos que cambiaron el mundo occidental durante el comienzo del s.XX y que abocaron al mundo a la Segunda Guerra Mundial. En el primer álbum vemos como un joven Mattéo se alista para luchar en al Primera Guerra Mundial y es testigo de sus horrores. En el segundo se embarca hacia Rusia para participar en la Revolución, siendo testigo de primera mano de que cómo se pervirtieron los ideales que sustentaban esa revolución. En el tercero vemos cómo Francia decide ignorar la petición de ayuda de la republica española para luchar contra los golpistas, además de ver la situación del país previa a la Segunda Guerra Mundial con un bonanza económica que no hacía presagiar el infierno que se desataría. En el cuarto, Mattéo viaja a Barcelona para unirse a las fuerzas antifascista que lucharon por la democracia y la libertad.
Pero la serie no solo nos cuenta los conflictos que asolaron Europa y las distintas corrientes ideológicas que los provocaron, también hay espacio para las historias más pequeñas, que son las que realmente convierten a esta serie en grande. El amor está muy presente ya que Mattéo tiene varias relaciones, y sobre todo el costumbrismo que siempre tiene espacio en las obras de Gibrat y al que está dedicado casi por completo el tercer álbum. Gibrat sabe cuándo tiene que mostrar la realidad en toda su crudeza y cuándo dejar espacio a la poesía. Así vemos todos lo horrores de las guerras pero también nos deleitamos con la belleza de los paisajes o de un día de playa.
Mattéo es el personaje principal de la historia, y con el paso de los álbumes vemos cómo va cambiando y desengañándose de sus ideales. Del joven ingenuo e idealista del primer tomo poco queda en el cuarto, aunque todavía es consciente de que hay ideas por las que es necesario arriesgarlo todo ya que, en el fondo, sigue siendo un anarquista libertario. No es un héroe al uso, no protagoniza ninguna hazaña extraordinaria y está lleno de conflictos morales que hacen que muchas veces sus ideales se tambaleen, simplemente lucha por sus ideales o por amor y trata de sobrevivir al proceso. Un personaje que nos recuerda a otros clásicos del cómic europeo como Corto Maltés o Max Fridman, aunque más tridimensional y cínico. Gibrat se sirve de su voz para dar una visión crítica de la historia, algo necesario si no queremos repetir los errores de nuestro pasado, algo que cada vez se antoja más cercano.
Tan importante como el personaje de Mattéo lo son las mujeres con las que se cruza durante su peripecia vital. Gibrat nos regala cuatro mujeres fuertes y decididas que se rebelan contra los roles a los que la sociedad las quiere relegar. La historia de amor entre Juliette y Mattéo se convierte, por encima de los acontecimientos históricos, en el motor de la historia, pero Juliette es mucho más que la novia del héroe, al igual que sucede con Amélie, Léa o Anechka son mujeres que deciden ser dueñas de su destino y las cuatro son mucho más decididas y seguras que el propio Mattéo. Son una suerte de homenaje a todas las mujeres cuya influencia en los grandes sucesos históricos ha sido convenientemente borrada de los libros de historia. También hay personajes masculinos pero su función es servir de contrapunto a Mattéo para mostrar sus conflictos ideológicos.
Gibrat además de ser un dibujante prodigioso demuestra su gran habilidad como guionista, manejando con soltura el ritmo de la historia, siendo consciente de cuándo hay que acelerar la acción y cuándo es necesario dar un respiro al lector. Además su trabajo como dialoguista es muy solvente, consiguiendo que cada personaje tenga su propia voz.
En el apartado gráfico, Gibrat brilla a un nivel alcanzado por muy pocos artistas. Nos entrega unas páginas, tan bellas y elegantes como medidas, en las que todos los elementos están muy bien pensados. En cada página se puede ver el enorme trabajo de documentación realizado, que consigue replicar con maestría los escenarios y objetos cotidianos de cada país y época en los que se desarrolla la historia. Para que se destaquen más se decanta por usar grandes viñetas, algo que otorga a la serie el aspecto de las grandes superproducciones del Hollywood clásico. Uno de sus grandes aciertos es hacer que los rostros de sus personajes masculinos no sean algo caricaturescos consiguiendo que sean más expresivos y cercanos. La belleza de sus personajes femeninos es una de sus marcas de fabrica y aquí además no abusa del erotismo como en otros trabajos. El entintado realizado con bolis Bic, es muy suelto y nervioso que contrasta con el meticuloso color. Las aguadas le sirven por igual para crear bellos paisajes como para recrear las atmosferas opresivas de las trincheras de la Primera Guerra mundial. Gibrat consigue que cada viñeta sea una obra de arte en la que detenerse durante un buen rato para admirar su enorme trabajo.
Norma Editorial hace un gran trabajo de edición, con álbumes de gran formato que permiten ver el excepcional arte de Gibrat, a lo que contribuye también una gran reproducción y un buen papel. Gracias a Norma llevamos más de veinte años disfrutando del enorme trabajo de Gibrat en unas ediciones cada vez mejores.
Mattéo es la historia de la vieja Europa, él se convierte en el fiel reflejo de cómo las revoluciones románticas son aplastadas por las ansias de poder y control de unos pocos, lo mismo que le sucedió a Europa a principios del s.XX. Pero también es una historia de un amor que perdura más de veinte años. Y nos muestra que hay guerras que es necesario luchar a pesar de tener la certeza de la derrota. Todo ello contado en algunas de la más bellas viñetas que ha visto el cómic en los últimos años, Gibrat hace que cada año de espera entre álbum y álbum merezca la pena.
Guión - 8.5
Dibujo - 10
Interés - 9
9.2
Ideales
El precioso dibujo de Jean-Pierre Gibrat no lleva por los conflictos del s.XX con una visión anarquista que huye del romanticismo revolucionario.
Muchas ganas de leerlo. Este y la saga de Las Ciudades oscuras son series pendientes a las que tengo muchas ganas de meterle el diente. Desgraciadamente la loteria de Navidad de este año no me ha facilitado las cosas…
Dos de las propuestas más interesantes de la BD.