Hay autores de cómic que para bien o para mal están en boca de todos. Y es que, en la situación actual del medio, gracias a las redes sociales y webs especializadas como esta casa, conocemos casi al momento qué series serán de elaboración inminente y cuál será el equipo creativo que lo lleve a cabo. Tal es la situación actual que como lectores llegamos a prejuzgar obras que no hemos leído solo por los nombres que hay detrás de ellas. Uno de esos autores de los que todo el mundo habla en los últimos años es
El guionista canadiense ha elaborado tanto proyectos de creación propia como personajes de las tres grandes editoriales superheroicas (Marvel, DC y Valiant) aportando siempre visiones muy interesantes de los personajes que crea o de aquellas creaciones ajenas a las que aporta la prosa de sus inteligente guiones. Lemire es uno de esos autores que además, resulta buen conocedor del medio en el que trabaja, y es que en sus guiones encontramos la acción inherente y necesaria al género superheroico junto con tramas lo suficientemente complejas como para aportar más a un género en el que resulta muy fácil caer en lo manido y en la reiteración.
Personalmente, conocí a Jeff Lemire en su trilogía Essex County, en la que abordaba tramas como el amor, la paternidad y el resentimiento en un pueblo de su Canadá natal, a través del Hockey como deporte e hilo conductor de toda la trama. Pronto, tuve la oportunidad de leer su Animal Man para DC, su Old Man Logan para Marvel y su Bloodshot para Valiant, confirmándoseme que estaba ante un gran autor, uno de esos guionistas que resultan reconociblestan pronto como comienzas a leer la primera página de sus obras y que a mí, desde luego ya me había cautivado.
Esa sensación no hizo si no incrementarse cuando abordé la lectura de los primeros nombres de Black Hammer, esa obra superheroica tan particular en la que homenajea y reinventa al Universo DC desde su perspectiva más clásica.
Por eso, cuando me enteré de que Panini recopilaba en dos tomos toda su etapa al frente de la colección de
Mi recelo no era poco, y es que, por mucho que me gustase Jeff Lemire no debía olvidar que estábamos ante Thanos, un personaje que siempre se me ha antojado extraño en manos de otro que no sea Jim Starlin, y que resulta muy difícil de afrontar para casi cualquier escritor, al no tratarse de un villano al uso con el que resulte fácil jugar.
Sin embargo, puedo anticipar que Lemire cumple, que sabe aportar su propio punto de vista de Thanos respetando el material base y que nos regala una obra que dentro de unos años muy probablemente se sitúe entre las mejores de las que están dedicadas al icónico villano marvelita, tan de moda hoy en día por su aparición en el Universo Cinematográfico perteneciente a La Casa de las Ideas.
La obra comienza como tantas otras epopeyas galácticas en las que Thanos toma parte. El Titán Loco ha regresado a sus dominios después de su última aparición en las viñetas y busca recuperar lo que es suyo y demostrar una vez más que constituye una fuerza muy importante a tener en cuenta de la galaxia. La particularidad es que esta vez, el tiempo corre en su contra, puesto que Thanos está muy enfermo y próximo a la muerte.
Paralelamente, un grupo formado por Pegador (ese primigenio otrora portador de la Gema del Poder que conocimos en la Búsqueda de Thanos de Starlin), Nébula (con su aspecto más próximo al de las películas del UCM que al clásico de los cómics), Eros (alias, Zorro Estelar, el hermanísimo de Thanos) y Thane, el hijísimo de Thanos, busca al Titán Loco, deseando llevar a buen término su venganza contra él.
La intervención de Thane en la obra merece un comentario a parte, y detenerse un poco más en la reflexión acerca del personaje. Y es que, aquí Jeff Lemire nos demuestra que resulta ser un buen conocedor del personaje de Thanos tanto en las aventuras más clásicas de éste (véase la intervención de Pegador y Eros y el rápido entendimiento que el escritor realiza de dichos personajes) como en las más actuales. Y es que, Thane es un personaje de creación muy reciente, que conocimos en el evento Infinity, en el que los Vengadores y los Nuevos Vengadores de Jonathan Hickman se enfrentaban a una invasión espacial que acababa por afectar a un inhumano que llevaba la sangre de Thanos y que tras la terragenesis de rigor se revelaba como portador de un gran poder y con un aspecto muy similar al de su padre.
Thane, a quien vimos por segunda y última vez hasta esta obra en la Saga del Vórtice Negro en la que Bendis realizaba un crossover entre sus X-Men y sus Guardianes de la Galaxia, no era si no una creación que aprovechaba el dato que por continuidad retroactiva Jason Aaron introducía en su obra Thanos: Origen, respecto a la cual Thanos había engendrado varios hijos por toda la galaxia a los que después había masacrado para probar su amor a la muerte, habiéndose olvidado, obviamente de este Thane.
Thane encuentra en Lemire al primer guionista que lo trata como un personaje por derecho propio, que por supuesto se define por su herencia, pero que va mucho más allá de ella y desarrolla su propia idiosincrasia, protagonizando momentos muy interesantes que lo sitúan casi al nivel de su temido progenitor.
De esta forma Lemire comienza una etapa al frente de lo que hoy día ya es el volumen dos dedicado a Thanos, que puede ser leída tanto de forma autónoma e independiente, como de manera integradora con el resto de la continuidad Marvel, lo que nos demuestra una vez más no solo el talento de Lemire como escritor si no el hecho de que el guionista canadiense hace los deberes y trata de aportar un nuevo capítulo a la historia del Titán Loco sin obviar todo lo que está pasando en marvel alrededor de la obra, publicada en territorio USA en 2017, configurándose un volumen que entronca perfectamente con Cuenta Atrás al Infinito.
En lo relativo a
Thanos es por tanto, y por derecho propio, una obra que los amantes del personaje no pueden perderse, constituyendo la labor de Lemire y Deodato una etapa que redefine al Titán Loco respetando las bases más clásicas y cuya lectura no deberíais perderos.
Guión - 7.5
Dibujo - 8
Interés - 8
7.8
Titánico
Jeff Lemire y Mike Deodato comienzan su particular visión del Titán Loco marvelita
Buena reseña, Raúl. Un Lemire a toda potencia construye el mejor relato de Thanos en años (hasta que llegó Donny Cates y le pasó por encima, a él y a todos), perfectamente ilustrado por un Deodato Jr que se echa de menos en el segundo tomo (aunque Peralta no desentona para nada en La Cantera de Dioses, concepto, por otra parte, poderosísimo).
A lo tonto, Jeff dejó en Marvel auténticos must-have’s como su Moon Knight o, recientemente, su Sentry, y entre todo eso, esta joya de historia del Titán Loco reseñada y unas más que dignas etapas en Hawkeye y Old Man Logan. Casi ná. Puestos a soñar, me da que le pegarían mucho equipos como el Escuadrón Supremo o personajes como Estela Plateada y Visión. Si se animase a coger el relevo de Tom King, muchos lo aplaudiríamos. A ver si Cebulski lo vuelve a convencer para algo más…