Hay algo desabrido, algo rutinario en este tomo especial titulado
Es un álbum que contiene dos historias a color, escritas por
El libro, editado por Panini Comics, agrupa las dos investigaciones tituladas La convención ensangrentada y El caso del Luna Park de 126 páginas cada una, que se presentaron en un formato diferente al de la serie regular. En concreto corresponden a los tomos 1 y 2 de los llamados en su país de origen Julia Speciale, de agosto del 2015 y 2016 respectivamente. Son una suerte de extras de verano, a todo color y – supuestamente – con historias destacadas de la criminóloga. En este caso el gancho es poder asistir a los primeros casos de la protagonista, cuando aún era estudiante en prácticas.
Sin embargo las buenas intenciones no acaban de plasmarse en las páginas del álbum. Las historias son flojas y a duras penas mantienen la intriga. En la primera, la acumulación de personajes no ayuda a hacer legible una intriga que se resuelve de manera demasiado simple, y más si se tiene en cuenta que los principales implicados son un numeroso grupo de criminólogos reunidos por una convención. Un resultado decepcionante y extraño puesto que a cargo de la trama está el “equipo oficial” de guionistas de la serie compuesto por el propio Giancarlo Berardi, su creador, y Maurizio Mantero.
La segunda historia resulta algo más atractiva y creíble. La escriben Berardi y Lorenzo Calza y se beneficia del ambiente urbano de Garden City, donde transcurre la serie, y de una violencia soterrada que le da algo de brío al argumento. Sin embargo la investigación se desarrolla a trompicones y las motivaciones de los personajes resultan en algunos aspectos confusas.
De todas, formas el principal problema de estos dos casos consiste en el hecho de extraer a la protagonista de su entorno habitual, creado a lo largo de los casi 250 episodios de la serie regular. Julia es una serie con unos personajes secundarios muy definidos, de gran atractivo y que redondean unos argumentos sólidos, pero con altibajos según el episodio de que se trate. Al centrarse en su etapa universitaria, en estos dos capítulos no aparecen ni los componentes de la brigada de homicidios; es decir, ni el teniente Webb ni el sargento Irving, ni vemos a su entorno “familiar” más cercano, compuesto por la asistenta Emily Jones, el detective Leo Baxter y la gata Toni. Un serio hándicap que le resta mucho atractivo a las aventuras aquí contadas.
Tampoco ayuda a sumergirnos en las tramas, la constante sensación de irrealidad que experimentamos a lo largo del relato respecto al papel que asume Julia en las investigaciones policiales. Su estatus resulta forzado en cuanto aún no es una criminóloga de prestigio y por lo tanto su capacidad de intervenir en los asuntos criminales debería ser nula o casi nula. Las explicaciones que los guionistan dan a este problema resultan tediosas e inverosímiles.
En el aspecto gráfico, la primera historia realizada por Antonio Marinetti es bastante discreta. Utiliza un esquema de página tradicional compuesto por una cuadrícula de tres tiras de dos viñetas cada una, aunque en ocasiones la tira central es de un solo cuadro. Sus figuras resultan algo rígidas y con poco movimiento, además abusa del plano corto o del plano medio. El color, monótono y apagado, no contribuye a dotar de alma lo que se cuenta.
La segunda historia presenta un acabado gráfico bastante más estimulante. Claudio Piccoli no se aparta del esquema de la página de tres por dos, pero consigue un mayor dinamismo narrativo al alternar mejor los diferentes tamaños de planos y al dotar la acción de encuadres más variados. Piccoli realiza un trabajo sencillo pero efectivo y su estilo se parece poderosamente al de un Dave Gibbons algo desganado. Spartaco Lombardo se esfuerza algo más con el color dotando a las páginas de una gama de tonos más atractiva y variada contribuyendo al realce del conjunto.
Julia. Una serie coral
Julia es una serie italiana creada por el guionista Giarcarlo Berardi cuyo primer episodio fue publicado en octubre de 1998 por la editorial Sergio Bonelli Editore. Cuenta las investigaciones de una criminóloga que opera en la ficticia ciudad llamada Garden City, situada en el estado norteamericano de New Jersey.
La protagonista, Julia Kendall, es experta en criminología, profesora universitaria de la materia y ayuda a la policía a resolver los numerosos casos que se le presentan. Como decíamos antes, en la serie aparecen un reducido grupo de personajes secundarios fijos que enriquecen el entorno de la protagonista. Son el teniente Alan Webb y el sargento Ben Irving de la sección de homicidios, el detective privado Leo Baxter que ayuda a Julia en sus casos y la asistenta Emily, además de una gata persa que responde al nombre de Toni. De manera más esporádica aparecen la hermana menor de Julia, Norma, y su abuela Lillian Osborn que las educó al ser huérfanas a consecuencia de un accidente de tráfico que acabó con la vida de sus padres, cuando Julia tenía tres años.
La mayoría de estos personajes presentan los rasgos físicos de diferentes actores norteamericanos. Si la protagonista aparece con el aspecto físico de Audrey Hepburn, el teniente se parece a un John Malkovich algo envejecido, el sargento Irving es idéntico a John Goodman y Emily podría pasar por la hermana gemela de Whoopi Goldberg.
La serie alterna un tono políaco hard – donde abundan los serial killers y las oscuras tramas de corrupción – con un tratamiento amable y simpático de la vida cotidiana de sus protagonistas. El aspecto gráfico es realista, oscuro y eficaz potenciado por su publicación en blanco y negro. A pesar de la gran variedad de dibujantes encargados del arte, la serie no presenta grandes altibajos artísticos y en ocasiones se beneficia de grandes fogonazos de calidad a cargo de artistas de la plumilla y el pincel como Gustavo Trigo, Giorgio Trevisan o Sergio Toppi.
Actualmente en Italia se ha publicado el episodio número 245 correspondiente a febrero del 2019; es una historia titulada L’inquilina del sesto piano escrita por Giancarlo Berardi y Maurizio Mantero, dibujada por Antonio Marinetti.
Giancarlo Berardi (1949) es el creador, guionista y director editorial de la serie. Las historias siempre estan supervisadas por él, pero a menudo pueden estar escritas por otros guionistas como Lorenzo Calza, Giuseppe de Nardo y pocos más, aunque el tándem oficial de la serie suele ser el de Berardi con Maurizio Mantero. Este último también ha firmado algunos episodios en solitario.
La parte gráfica de la serie es más coral. En el dibujo han participado la práctica totalidad de los artistas que han estado un momento u otro en nómina de la editorial italiana. En la serie regular, podemos encontrar episodios dibujados por Corrado Roi, Laura Zuccheri, Giorgio Trevisan, Enio Legisamón (Enio), Luigi Copello, Steve Boraley, Marco Soldi que dibuja algún capítulo aparte de dedicarse de las portadas de la primera etapa de la serie, el gran Gustavo Trigo, el también argentino Ernesto García Seijas e incluso el mismísimo Sergio Toppi que ilustró magnífica y poderosamente el undécimo episodio que se titula El descanso eterno.
Las primeras portadas son de Marco Soldi que realizó un trabajo excelente y contribuyó decisivamente a darle un estilo propio a la serie. En cambio las cubiertas de los episodios más actuales son de Cristiano Spadoni, aún mejores si cabe, y que le dan brillo a una colección que ha sabido mantener el interés durante sus más de veinte años de existencia.
Aleta Ediciones publicó entre 2011 y 2016, los 24 primeros episodios de la serie regular en doce tomos de 256 páginas. La colección se detuvo en el vigésimo cuarto capítulo y no tiene visos de reanudarse. No sería una mala idea que, aprovechando la publicación de estos especiales, Panini se planteara retomar la serie que es mucho más atractiva y estimulante que estos dos extras de verano algo descafeinados. Desde aquí lo aplaudiríamos con entusiasmo.
Sin embargo, técnicamente, la edición que ha hecho Panini Comics de este número especial es bastante buena. Las cubiertas son en cartoné, el color esta bien reproducido y el papel es de calidad. Adolece de algún texto introductorio que nos sitúe un poco más el personaje en su contexto, y más si se tiene en cuenta que la publicación a cargo de Aleta de la serie regular está paralizada. El precio está entre lo razonable y lo algo caro.
Julia. La convención ensangrentada es un álbum correcto pero que no hace justicia a una serie estimulante, sólida y llena de interés. Berardi y su equipo no consiguen transmitir en estos dos tomos especiales los aciertos y las virtudes de una saga policíaca que ha sabido mantener casi siempre un nivel de calidad muy alto. Quizás lo más apropiado sería retomar la serie regular donde Aleta la dejó. Los amantes incondicionales de la criminóloga lo agradeceríamos y quizás así se podrían sumar nuevos admiradores a la colección. Con este tomo, lo dudo mucho…
Salut!
Guion - 6.5
Dibujo - 7
Interés - 7
6.8
Insípido
Un tomo que no hace justicia a la serie regular
Soy argentino y gran parte de la tradición historietística de mi país se encuentra hermanada con el comic italiano, no solo porque la mayoría de nuestros autores han publicado y publican en la bella Italia, sino también porque compartimos temáticas y sensibilidades similares. Por ello no puedo evitar sentirme atraído por este tipo de material que me remite a las diversas antologías que se publicaron en Argentina, especialmente en las décadas del 70 y 80.
Precinto 56, Savarese, Evaristo, Zero Galván… Gustavo Trigo, Francisco Solano López, Robin Wood, Alberto «Lito» Fernández, Cacho Mandrafina, Ray Collins, Horacio Altuna, Jorge Zaffino, … Nippur Magnum, D’Artagnan, Misterix… Una edad de oro del cómic mundial. Y solo he citado las series policiales y no todas.
¡Excelente, Tristán! Veo que sabes exactamente a lo que me refiero