«Todo acerca de nuestra familia es una locura.
Siempre lo ha sido.»
Ningún productor en su sano juicio habría decidido hacer una adaptación de un cómic de superhéroes como The Umbrella Academy. Eso podríamos hacer pensado solo uno años atrás, pero esa máxima -por suerte- ya no se aplica hoy en día; aunque quizás habría que abrir el debate para hablar sobre sí el medio ha evolucionado lo suficiente para abordar cierto tipo de adaptaciones. En cualquier caso, ahora mismo el interés por las historias de metahumanos, mutantes y prodigios está haciendo que las grandes compañías busquen productos atípicos del género para seguir inflando esta burbuja superheroica en la que actualmente vivimos. En ese punto se enmarca la adaptación de The Umbrella Academy; la obra de Gerard Way y Gabriel Bá llega así a la pequeña pantalla de la mano de dos valientes emprendedores: Steve Blackman y Jeremy Slater.
El primero ha participado en los últimos años en el desarrollo de cabeceras tan rescatables y dispares como Fargo, Legion o Altered Carbon. No obstante, en ninguna de ellas Blackman se había implicado tanto como en la presente The Umbrella Academy; en ella participa como guionista, productor ejecutivo y showrunner. Por contra, Jeremy Slater tiene en un currículum que duele comentar pues ha firmado los guiones de «clásicos modernos» como los Fantastic Four de Josh Trank y la versión de Netflix de la popular Death Note. El opuesto y marcado carácter de los principales responsables de The Umbrella Academy no tranquilizaba a nadie, pero para sorpresa de todos el experimento no ha salido mal y prueba de ello es el rápido anuncio por parte de Netflix de la renovación de la serie por una segunda temporada solo unas semanas después de su estreno.
Los que han leído los cómics de The Umbrella Academy saben que es una propuesta surrealista, lisérgica y excesiva; todo un homenaje a la narrativa de Grant Morrison y su etapa en la serie de la Doom Patrol de entre finales de los años ochenta y principios de los noventa. Una obra aparentemente enfocada a los lectores que ya manejan sobradamente los arquetipos y clichés del género, pero accesible a todo tipo de público gracias a su loco planteamiento. El guionista escocés llegó a reconocer en la obra de Gerard Way a los superhéroes del siglo XXI, «unos X-Men para gente cool». El ex-cantante de My Chemical Romance sorprendió a principios de siglo con una obra que sería reconocida en 2008 con el premio Eisner a la Mejor Serie Limitada y un premio Harvey a la Mejor Serie Nueva. Ya entonces se empezó a hablar de una posible adaptación a la gran pantalla cuando Universal Pictures se hizo con los derechos del cómic dibujado por el brasileño Gabriel Bá.
Pero el proyecto quedó paralizado, igual que los cómics que después de sus dos prometedoras miniseries –Suite Apocalíptica y Dallas– cayó en el olvido, con una tercera parte llamada Hotel Oblivion que nunca acababa de llegar. Los compromisos de Gerard Way y su posterior y más reciente implicación en la línea Young Animal de DC Comics habían postergado el cierre de esta trilogía. Es el anuncio de la adaptación de Netflix la que ha puesto en marcha de nuevo todos los engranajes y ha recuperado el interés por esta cabecera, incluso en España donde Norma Editorial -coincidiendo con el estreno de su adaptación- ha reeditado las dos primeras miniseries de la obra en un formato de lujo anunciando también la publicación futura de Hotel Oblivion. De esta manera, un cómic de culto y extravagante como The Umbrella Academy ha pasado a convertirse en uno de los últimos fenómenos entre el gran público (fenómenos cada vez más fugaces).
La historia de The Umbrella Academy sigue a un disfuncional grupo de superhéroes formado por siete hermanos adoptados por el misterioso y maquiavélico magnate Sir Reginald Hargreeves con el único objetivo de salvar el mundo. Las amenazas a las que este grupo se enfrenta en los cómics son de todo menos convencionales, incluso el Apocalipsis se presenta en una forma y fondo fuera de lo común. Y además hay simios que hablan y se comportan con la naturalidad intrínseca de un humano. Solo por mencionar alguna de las peculiaridades de esta obra. El dibujo de Gabriel Bá y el color de Dave Stewart acaban por definir una obra espectacular en su absurdo, un cómic en el que puedes encontrar enemigos tan bizarros como la mismísima Torre Eiffel, superhéroes con cuerpo de orangután, asesinos espacio-temporales amantes de las galletas y sonatas capaces de destruir el mundo.
Teniendo todo esto en cuenta era normal pensar que una adaptación a la pequeña pantalla difícilmente haría justicia a un cómic en cierta manera inclasificable. Pero una vez vistos los diez capítulos que componen la primera temporada de The Umbrella Academy hay que reconocer que sus responsables han hecho un loable esfuerzo por mantener las señas de identidad de la obra original. No estamos en un caso como el de iZombie o Lucifer, series que violaban los conceptos y la personalidad de los trabajos de Michael Allred y Mike Carey para ofrecernos producciones que en nada se parecían al planteamiento y el espíritu de estos cómics. La serie de The Umbrella Academy mantiene una correspondencia con el cómic de Gerard Way, se apega a la trama de sus primeras miniseries (las cuáles fusiona) y logra hacer reconocibles unos personajes en los que tampoco se profundizaba en exceso en las viñetas.
No obstante, la producción de Netflix no es ni mucho menos perfecta, replica defectos de otras adaptaciones del género que tienen que ver con complejos que ya vienen del largo, y al mismo tiempo reproduce algunos vicios de las series de televisión de esta compañía, como son la reiteración de ideas y el abuso del decompressive storytelling en sus capítulos. La adaptación es casi modélica en su manera de interpretar el material de partida y darle su propia voz, manteniendo las pautas de la historia, aunque -en el plano negativo- podándola de sus elementos más extravagantes y surrealistas. Esto último se puede comprender en muchos casos, si al final lo que buscas es un producto accesible para todo tipo de públicos, aunque algunas decisiones puntuales restan personalidad al conjunto, convirtiéndola en una adaptación más convencional y previsible en su deriva (aunque complementaria).
En la serie de Netflix se utiliza el misterio y la intriga sobre algunas cuestiones de manera que no se hace en ningún momento en el cómic. Esto de primeras no es algo necesariamente malo, puede ser una manera inteligente de expandir las ideas presentes en el cómic. Por desgracia, en el resultado final esto contribuye a alargar artificialmente tramas y ofrecer minutos extras a personajes que tampoco tienen mucho que contar. Este es el caso de Hazel y Cha-Cha, un par de asesinos psicóticos que en el cómic derrochan carisma a pesar de su pequeño papel en la historia y de los que en la serie de Netflix conocemos demasiado, incluso sus identidades que en ningún momento se desvelan en la obra creada por Gerard Way. Este tipo de decisiones se suman a escenas realmente sobreexplicativas y metraje prescindible que rompe el ritmo de la narración para reincidir sobre hechos y caminos que dejan entrever las costuras de la serie.
Si analizamos el problema desde la lejanía se podría decir que la serie de Netflix prima el desarrollo de personajes por encima del sentido de la maravilla de la obra original. La manera de profundizar en sus personajes suele ser certera, aportando matices y humanidad donde en el cómic solo había un esbozo. Era un peaje necesario que pagar para la adaptación, pero, como ya hemos comentado, no funciona en todos los casos. En el reparto destacan Ellen Page interpretando a Vanya Hargreeves/Número 7, sobre la que se centra la trama de esta primera temporada; Tom Hooper que encarna Luther/Número 1; David Castañeda que hace lo propio con Diego/Número 2; Emmy Raver-Lampman en el papel de Allison/Número 3 y, finalmente, Robert Sheehan y Aidan Gallagher, respectivamente Klaus/Número 4 y Número 5, los personajes más llamativos de la serie junto a los Hazel y Cha-Cha interpretados por Cameron Britton y Mary J. Blige.
Los actores se manejan bien en sus roles, tanto en el plano más íntimo, como en las secuencias de acción donde la serie cumple pese a las carencias que se adivinan en ella, no tanto por lo que muestra como por lo que no vemos o no se atreven a enseñarnos. En este sentido, los diseños y la estética de los personajes tienden al realismo, no esperéis ver trajes de cuero, ni enemigos absurdos o escenas realmente superheroicas. La acción está bien, pero es comedida si tenemos en cuenta las grandes dosis de violencia y gore que encontramos en el cómic.Todo esto, al contrario que otras adaptaciones del género, no es un elemento que le reste en demasié a la producción pero si nos deja con ganas de una mayor espectacularidad en algunos momentos. El clímax de la primera temporada sería una buena muestra de ello, porque a pesar de arriesgar -hasta cierto punto- no acaba de ser del todo satisfactorio dejándonos un final muy abierto para cuya resolución tendremos que esperar.
La música es otro apartado que destacada en la serie, una banda sonora configurada por Jeff Russo en base a temas de grupos tan populares como Queen, The Kinks o The Doors, junto a versiones de melodías como la de Phantom of the Opera, clásicos poperos como I think we’re alone de Tiffany -que vimos en el tráiler de la producción- y temas de otros grupos populares. Las piezas están lo suficientemente bien escogidas y enhebradas en el armazón como para no tenera la sensación de ser una mera lista de spotify puesta de fondo en el metraje. La banda sonora define muy bien una serie gozosamente superficial que mejora a lo largo que avanza su historia pero sin llegar a acabar de explotar, seguramente por la decisión de fusionar las tramas de las dos miniseries originales sin cerrar ninguna de ellas. Hay margen para la mejora, pero también da la sensación que The Umbrella Academy ya ha quemado sus mejores cartuchos.
VALORACIÓN GLOBAL
Dirección - 6
Guión - 6.5
Reparto - 6.5
Apartado visual - 6.5
Banda sonora - 7
6.5
Superficial
La adaptación del atípico grupo de superhéroes creado por Gerard Way y Gabriel Bá se salda con una producción entretenida y fácilmente digerible, aunque prescinda del apartado más asburdo y surrealista de la obra original. La serie adolece de un estiramiento de sus tramas, una retiración de ideas y una falta de espectacularidad en momentos clave, pero con una visión que consigue ser un reseñable complemento para los cómics originales.
Tiene mérito convertir un tebeo de ideas extravagantes en una serie de cabezas parlantes en cuatro localizaciones. Abre el tebeo por una página al azar y verás locuras increíbles. Pon casi cualquier minuto de la serie y saldrá gente hablando.
Gracias por la crítica!
Justo comentaba el otro día que partiendo de que el cómic me pareció correcto y ya, no tenía demasiadas ganas de verla, aunque tarde o temprano acabaría viendola. Os estoy leyendo y creo que voy a pasar de verla. Demasiado que ver (DEADLY CLASS!!!) para perder tiempo en series que posiblemente no me convenzan.
Saludos!!
Solo por el episodio del «ácido» demuestran que conocen y respetan la obra original, sin necesidad de inventarse mierdas que no van a ningún sitio como en The Umbrella
Es otra adaptación de Netflix fallida, tediosa, estirada y timorata a la hora de adaptar el material original. Y falla el formato, debió ser animación.
A mí me ha encantado. Incluso la he disfrutado más que el cómic.
Yo llevo media temporada y me parece una serie muy entretenida y con muchos aciertos.
Quizás sea porque venía de ver la temporada 2 de Punisher, eso sí que es malo con ganas (y eso que la primera temporada me pareció bastante acertada).
Esto es lo de siempre, gustos y colores.
Joder, pues a mí me ha encantado: vaya por delante que no he leído el cómic (espero agenciármelo en unos días) por lo que no partía con ideas preconcebidas para valorar si se trata de una adaptación que me guste o no, pero la serie, como producto de entretenimiento cumple con creces. Prácticamente en sendas jornadas maratonianas me bebí esta primera temporada.
Coincido con la critica. No he leido el comic, ha sido siempre uno de los eternos pendientes, me alegra leer que la serie no lo adapta demasiado bien. Como serie cumple sin mas ,un 6 pelao.
Hay alguna ley que obligue a que siempre aprezca personajes negros/latinos/gays ?
Igualmente The Umbrella siempre me parecio una copia entretenida de la genial Doom Patrol, no mucho mas. Asi que me fui a ver la serie de la Patrulla…
O sorpresa: tambien aparecen personajes negros/latinos/gays que nunca vi en la obra original.
Y bueh, es la television moderna que de tan progresista se volvio monotona.
Y que tiene que haya negros/latinos y gays?
Gerard Way dio el visto bueno para hacer esto.
A veces también los productos salen de determinada manera porque no cuentan el presupuesto o los medios para hacer una adaptación como quieren.
También en el transcurso de la critica parece que el autor se olvida que son dos medios distintos y nunca se plantea si los personajes están bien desarrollados o cumple la función de la serie.
Hola, Thanos616.
No me he olvidado que son dos medios distintos, eso es una perogrullada que creo que no es necesario remarcar en cada crítica o reseña que se hace de una adaptación de este tipo. Además, en la crítica comento que resulta una adaptación casi modélica en su manera de interpretar el material original, y que consigue encontrar su propia voz, solo que se quedan fuera de ella los elementos más extravagantes y surrelistas que estaban en el cómic. Esto, a mi modo de ver, hace que la historia sea más convencional y menos original, lo cuál no quiere decir que no sea entretenida pero le resta personalidad.
También comento que los personajes están más desarrollados que en el cómic y eso en algunos casos funciona (Klaus) y en otros no tanto (Hazel y Cha-Cha). ¿Cumplen su función? Pues sí, para las intenciones de la adaptación, pero no siempre aportan a la trama. Y ya remarco que los actores, en general, se desenvuelven bien, especialmente Robert Sheehan y Aidan Gallagher.
En definitiva, creo que comento en la crítica los temas a los que te refieres, otra cosa es que coincidamos en nuestra apreciación de los mismos.
Un saludo
Pero me parece que no tenes en cuenta el medio que esta suscripto la adaptación y a veces no depende de lo que quiera transmitir el autor, a veces no se puede adaptar los elementos surrealistas y extravagantes porque no se tiene el presupuesto.
La animación seguro seria la mejor idea, pero también tenes un publico mas minoritario y hay que pensar que Netflix tiene una ideología mas netamente de mercado.
Desde mi posición noto una buena critica tuya, pero tu ponderación siempre es mas hacia la obra original y es lo que considero que falla tu critica.
Igual es un comentario de discrepancia nomas, un saludo estimado.
Si, es cierto que el tema del presupuesto puede limitar una adaptación, pero sinceramente no creo que sea el caso. Estamos hablando de una serie en la que han sacado a Pogo sin problemas (y muy bien recreado a nivel de efectos especiales) y una madre robot. Además, la mayoría de elementos surrealistas que comentamos y presentes en el cómic no tienen nada que ver con el apartado técnico, son cuestiones del guion y la estética de la serie. Otra cosa es que los creadores hayan considerado que en pantalla eso no funcionaría. Ahí no tengo nada que decir, ellos sabrán valorarlo mejor.
Mi ponderancia puede ir más hacía la obra original porque es el material a adaptar, sin él no hay serie a mi modo de ver, y me parece que tiene una virtudes que la adaptación no reproduce y eso le resta personalidad, por mucho que el conjunto sea entretenido e incluso en algunos aspectos superior al cómic.
La discrepancia está bien, alimenta el debate 😉 Espero que mi opinión haya quedado clara.
¡Un saludo!
Pues la verdad es que he leído los cómics (correctos y ya) y he visto la adaptación… y oye, que me ha gustado más la serie. El cómic para mí tiene muchos momentos «wtf???» y no todos son guays: ¿La torre eiffel como enemigo? ¡Mola! ¿Número cinco se acojona de dos asesinos en serie que lo único que hacen en toda la serie es secuestrar y torturar con mucha violencia? …no lo pillo. Y es que en mi opinión el cómic es básicamente eso, una colección de momentos de «Oh dios, que locura!» que no suelen funcionar muy bien. Unos personajes muy interesantes que luego no se molesta en definir o dar mayor profundidad, simplemente «mira que cantidad de cosas guays hacen». La serie, en un tono más moderado y comedido, lo presenta todo mejor, más realista… se enfoca más en dar vida a este curioso y extraño universo con cosas con sentido que en enseñarte lo rara que puede llegar a hacer. Hazel y Cha Cha demuestran múltiples veces por qué asustan a número cinco: son asesinos letales con fuerza para luchar de tu a tu con Luther y tienen una carisma tremenda, no limitada a «jaja, nos gusta matar». Como punto negativo: no me gusta nada el cambio que le han hecho a número 00.02 (no por que sea negra, sino que la convierten en una triunfadora y un personaje que parece no estar «jodida» como el resto de sus hermanos) y prefiero el Klaus del cómic también (esa chulería negativa y derrotista…). De resto me quedo con la adaptación de netflix, gracias.
P.D.- quizás le habría quedado mejor ser una serie de animación, pero creo que en ese caso se habrían ido a las locuras otra vez…