Esta semana, de entre todos los estrenos dos llamaron mi atención. Un cómic posapocalíptico y un lanzamiento inusual. ¿Cuál de ellos recomendaría? ¡Seguid leyendo para conocer la respuesta!
Orphan Age #1, de Ted Anderson y Nuno Plati
El mercado americano no se cansa de series ambientadas en un mundo posapocalíptico.
Me ha decepcionado bastante el comienzo de esta serie. Esperaba algo más que la típica historia posapocalíptica que tanto abunda en el mercado americano. El guion de Anderson no hace nada especial con su argumento. El apocalípsis podría haber sido desatado por cualquier otra causa que todos los adultos muriendo al unísono, porque no hubiese cambiado nada de la historia. Perder a sus progenitores no ha hecho mella alguna en los personajes de esta serie, ni hay repercusiones visibles de ello en la sociedad que se ha formado al comienzo de la serie. Que todos los adultos de esta serie sean huerfanos no es más que un reclamo publicitario para que los lectores pensemos que estamos ante una propuesta relativamente fresca y original.
Orphan Age es en realidad un cúmulo de clichés del género al que se adscribe. ¿Hombre masculino silencioso, huraño y duro de matar? Claro que sí. ¿Fanáticos religiosos sin ninguna otra característica aparte de ser locos de atar? Por supuesto. ¿Niña inocente a la que proteger de los peligros del mundo posapocalíptico? Ni lo dudéis. ¿Un héroe silencioso, de pocas palabras? También. Lo único destacable de la historia de esta serie es que el villano lleva dilataciones (moda que, sin ánimo de ofender, ojalá desaparezca tarde o temprano).
Eso no quiere decir que este sea un mal cómic. Anderson y, especialmente, Plati hacen un trabajo muy competente. Solo desearía que me dieran una buena razón para seguir leyendo. Puede que en los siguientes números exploren más a fondo el mundo que han creado, indagando en las consecuencias de perder a todos los adultos. Pero será tarde. La impresión que me han transmitido en este primer número es que van a narrar la misma historia posapocalíptica que he leído ya suficientes veces. Y cada vez me da más pereza volver a hacerlo.
Faithless #1, de Brian Azzarello y Maria Llovet
Cuando me uní a Zona Negativa pensaba que jamás tendría que dedicarle unas palabras a un thriller erótico. Mucho menos a uno escrito por
No obstante, en
El primer número de Faithless avanza lentamente, dejando que conozcamos a la protagonista Faith y a su amante Poppy, cuya relación es el eje central de la historia. El estilo de diálogos informales y callejeros que tan bien domina el guionista (si no tenéis un buen dominio del inglés, os recomiendo esperar a la traducción al español) está presente en todo momento, aportando el toque necesario de realismo y cotidianidad que, junto a una excelente caracterización de los personajes, hace convincente esa relación. E, igual de importante, nos hace olvidar durante unos instantes que Faithless trata sobre algo más que una mujer buscando un propósito a su vida a través del placer o el amor. También hay elementos sobrenaturales, y qué gran forma de entrar en escena; sin duda, una de mis páginas favoritas de todo 2019. Pese a que sabía de antemano de ellos, Azzarello y Llovetconsiguieron sorprenderme, revolmerme el estómago, y dejarme con ganas de más. Quiero ver qué sucederá con Faith y Poppy. Quiero entender qué demonios sucedió en esa escena.
Azzarello hace un buen trabajo frente al procesador de texto, pero la verdadera estrella de la función es Llovet. Dudo mucho que exista un dibujante y/o colorista más adecuado para esta serie que ella. Su dibujo contiene una poderosa mezcla de eroticismo y terror que me dejó fascinado y jamás dejará de hacerlo. Nos hace sentir parte del escenario, bares hipster y galerías de arte cosmopolitas. Nos muestra los pensamientos de sus personajes con unos pocos detalles y rasgos. Y puede ser tan precioso como repulsivo de una viñeta a la siguiente. Que no quede ninguna duda: sin Llovet, el guion de Azzarello no sería ni la mitad de efectivo.
En definitiva, estoy entusiasmado con Faithless. Estaba convencido de que no me gustaría, ya que Azzarello nunca fue santo de mi devoción; creo que soy el único redactor de Zona Negativa al que 100 Balas le aburre pasados los primeros números. En contra de mis expectativas, me he encontrado con una historia intrigante que explota las cualidades de una de las mejores artistas del panorama actual. Quién me iba a decir que querría leer una serie del guionista de Wonder Woman. En 2019 todo es posible, en efecto.
