Es 1934, y el misterioso enmascarado conocido como Black Beetle se encuentra embarcado en una misión lejos de la estadounidense urbe llamada Colt City desde la que habitualmente opera. Se ha desplazado de incógnito en Estambul, la capital de Turquía, a la búsqueda de un antiguo y extraño artefacto de enorme poder y valor. Tanto que agentes del gobierno nazi alemán están también allí con el mismo objetivo, acechándole. Así, las calles de la ciudad conocida anteriormente como Constantinopla se tornarán en escenario de persecuciones, intentos de asesinato y reencuentros con viejos amigos, en una carrera mortal para evitar que el régimen de Hitler se haga con un instrumento que podría tornarse en el arma que dé la clave de la victoria en una contienda que todavía está lejana en el horizonte, pero que es inevitable: la Segunda Guerra Mundial.
The Black Beetle fue un proyecto que en 2006 el artista italiano Francesco Francavilla empezó a desarrollar como autor completo en su blog a partir de un boceto que realizó en el foro drawingboard.org. A Francavilla le apetecía serializar un webcómic de influencia pulp en su página web y ofreció un par de opciones a sus seguidores para que le ayudasen a decidirse entre ellas. La respuesta mayoritaria se decantó por este vigilante enmascarado, y para 2009 sus aventuras empezaron a aparecer serializadas cada domingo en dicho blog. Tuvieron una recepción excelente, y en 2011, Black Beetle dio el salto de lo digital al papel en las páginas de la revista antológica Dark Horse Presents de la editorial de Mike Richardson. Pudimos verlas recopiladas en castellano por 2014 en un excelente tomo en tapa dura publicado por Planeta como The Black Beetle: Sin Salida, del cual ya hablo en su día mi compañero Pedro Monje aquí.
Tras aquello, Francavilla empezó a estar enormemente atareado debido a su creciente y merecida popularidad y sus galardones, que le llevaron a numerosos encargos en Marvel. Así, este proyecto que tantas expectativas despertó entre los que somos aficionados a este tipo de temáticas de justicieros retro en una atmósfera entre lo pulp y lo noir, se fue quedando relegado, de modo que lo que parecía el comienzo de una larga andadura con un personaje y entorno fascinantes se quedó un poco en nada. Bueno, pudimos conformarnos de buena gana con el Lobster Johnson de John Arcudi y Tonci Tonjic. Pero no dejaba de ser una pena lo de la desaparición de Black Beetle, con su prometida continuación titulada Necrologue quedándose en el limbo.
Sin embargo, en 2016 Black Beetle retornó a las páginas de Dark Horse Presents entre sus números 28 y 32, readaptando para el formato papel una historia que transcurría cronológicamente antes de Sin Salida que había ido apareciendo en el blog de Francavilla. Y es ese serial el que precisamente figura en las páginas de este tomo del que hemos venido a hablar hoy y que palía en una medida la sed de Black Beetle que venimos sufriendo desde hace años.
Kara Böcek abraza directamente y sin complejos más la parte de influencia netamente digamos pulp (si lo considerásemos como género y no como formato literario) que la noir o superheroica de Sin Salida. El cambio de escenario de Colt City a un lugar tan exótico como Estambul y el conflicto por un artefacto antiguo de enorme poder con nazis dirigidos por una femme fatale nos lleva de lleno a esa idea que podemos tener de aquel tipo de aventuras retro cargadas de sabor intenso. Y, por qué no reconocerlo, también nos evoca poderosamente a su vez, debido a la premisa, a aquel representante moderno del pulp que fue En Busca del Arca Perdida en la que debutó el mítico Indiana Jones.
El excelente arte y sentido de la narrativa de Francavilla cuenta además con otro recurso para desde lo gráfico subrayar esa atmósfera; y es que, en las escenas que transcurren de día y abren la historia se abandona esa hermosa elección de limitar la paleta de coloreado a un número restringido de tonos, y de ese modo vemos una bellísima Constantinola con colores más cálidos y terrosos que contrasta con las páginas en las que el sol se ha puesto, y de nuevo todo es más frío, sintético y ominoso.
La historia en sí es muy simple, efectiva, y nos cuenta algún detalle del pasado del protagonista y cómo obtuvo el Kara Böcek (“Escarabajo Negro” en turco= “Black Beetle” en inglés) que apenas apareció en Sin Salida, pero que se nos insinuaba de que era un rasgo importante del personaje.
El problema es quizás que sabe a poco, muy poco. Esto normalmente suele ser una alabanza disfrazada, pero en el caso de Black Beetle sí que tiene tintes de inconveniente real, dada la escasa andadura anterior y las expectativas que teníamos de más aventuras, de saber más sobre ese mundo y personaje. Para una vez que vuelve, lo hace de manera breve, con una historia muy simple que nos cuenta algo casi anecdótico y que mayormente sale de la atmósfera que nos enamoró, por mucho que la que nos ofrece a cambio sea tan sabrosa como aquella, en lugar de explorar y expandir el trasfondo del proyecto y saciarnos, como hubiésemos deseado. Por supuesto, lo que se nos aporta es bueno, muy bueno. Pero simplemente, queremos más, y Kara Böcek no nos lo da.
La edición en tapa dura de Planeta es muy correcta, con un precio de casi diez euros que por los pelos compensa la escasísima extensión del libro, que lleva además abundantes extras que acentúan esa sensación de brevedad de lo que es el cómic que se nos ofrece. Hay que decir el hardcover USA recopilatorio en la que se basa este en español era más caro, así que se agradece el esfuerzo por parte de la editorial para mantener el PVP dentro márgenes razonables. En fin, que para solo dos tomos que existen, merece la pena tener también este si a uno le apasiona Black Beetle como a un servidor. Pero uno no puede evitar tener la sensación de que sirve como triste testamento a lo que pudo ser —una serie que hubiese sido referencia dentro del panorama— pero que no fue, quedándose así en bella promesa y fugaz curiosidad. Ojalá estemos equivocados y algún día cercano veamos publicado Necrologue tanto en Norteamérica como aquí para resarcirnos y darnos un festín.