El carterista, de KOIKE Kazuo y KOJIMA Goseki

Reseñamos otra obra del tándem Koike-Kojima.

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El carterista

Edición original: Akita Shoten
Edición nacional/ España: ECC Ediciones.
Guión: KOIKE Kazuo
Dibujo: KOJIMA Goseki
Formato:Rústica con solapas. 464 y 432 páginas
Precio: 14,95 €

KOIKE Kazuo y KOJIMA Goseki son dos de los artistas más importantes que han tenido el manga, en particular, y el medio del cómic, en general, siendo considerados como uno de los tándem creativos más relevantes del noveno arte. No obstante, su obra ha traspasado cualquier frontera, no solo geográficas, y han influenciado a otros grandes nombres como Frank Miller o Quentin Tarantino. La obra de estos autores fue pionera y clave en la transición del gekiga al seinen, una corriente artística dentro del manga destinada a satisfacer a los lectores que iban creciendo y deseaban leer historias acordes a su edad.

Cuando los lectores se vean en su librería ante los dos tomos que recogen esta historia, podrían pensar que se encuentran ante una obra menor de estos autores, al menos al compararla con obras más famosas y extensas como El lobo solitario y su cachorro, Asa, el ejecutor o Hanzô. El camino del asesino. Pues bien, que no se engañen. No existe tal cosa que lleve la firma de esta pareja. Cualquiera de sus obras merece ser leída y degustada reposadamente, como un buen cuenco de té matcha, puesto que forma parte del retrato que hicieron del pasado de su país, y cada una de ellas es un tratado cultural, que transmite las tradiciones, la historia, las formas de vida, las bondades y las vergüenzas de su país.

El carterista

El carterista fue publicada en las páginas de la revista Shuukan Taishuu en 1972. En su empeño por componer una imagen del Japón feudal a partir de varias instantáneas, KOIKE y KOJIMA dieron cabida en sus obras a samuráis, asesinos, probadores de espadas, verdugos, ninjas, policías, prostitutas, yakuzas, catadores de veneno, señores feudales, campesinos, vendedores, hosteleros, etc. En esta ocasión se centran en la profesión de carterista, ladrones que acechaban en las calles y caminos para sustraer cualquier objeto de valor a sus víctimas. Se trataba de una profesión de alto riesgo, puesto que, además del encarcelamiento, podía conllevar la amputación de miembros o la muerte por ahorcamiento. En un contexto en el que la vida humana tenía tan poco valor, no era una cuestión baladí dedicarse profesionalmente a la delincuencia.

El argumento narra la historia de Ankurô el Hisashigami, sobrenombre que hace referencia al moño con el que recoge su pelo. Al comienzo de la historia, veremos cómo An está muy interesado en conseguir el registro de carteristas de la Yuiren Kuromoto, la banda que actúa en la región de Kantô. El siguiente capítulo retrocede en el tiempo para revelarnos la motivación y la intención del protagonista y en el tercero conoceremos a la Ukisu Nadoiya, la banda que actúa en la región de Kamigata y es rival de la Yuiren Kuromoto. A partir de ahí comenzará el nudo de la historia, que, aunque peca de un desenlace apresurado y anticlimático, es una muestra del buen hacer de esta pareja de mangakas, que transmiten la crudeza de la época a través de su propio estilo.

El guión está estructurado en forma de nueve capítulos que se corresponden con cada uno de los golpes que dará el protagonista para llevar a cabo su empresa. La construcción de la trama a lo largo de estos nueve capítulos es magistral, como era costumbre en los trabajos de KOIKE Kazuo, construyendo una historia con una intensidad in crescendo, un pulso narrativo impecable, un dominio del flashback y la elipsis temporal y una sólida construcción de personajes, haciendo hincapié en su dimensión psicológica, en sus motivaciones y aspiraciones, sus debilidades, sus deseos y sus miedos.

El carterista

La explosión del cómic japonés para adultos conllevó la creación de mangas jidaimono, término que englobaba a las historias basadas en el legado histórico de Japón, que se erigiría como una fuente inagotable de ideas para miles de autores. Como en muchos de aquellos casos pioneros, el dibujo de KOJIMA Goseki, influenciado por su maestro SHIRATO Sanpei, sigue un estilo gekiga, que perseguía un mayor realismo. Su dibujo combina perfectamente con los guiones de su compañero y se caracteriza por la expresividad de los rostros de sus personajes, que transmiten sus emociones al lector, y un extraordinario ritmo secuencial, especialmente durante los combates o reyertas.

Los dos tomos que componen El carterista fueron publicados por ECC Ediciones en febrero y abril de 2017, respectivamente, continuando su excelente y nunca suficientemente agradecida labor de publicación de las, hasta entonces, obras inéditas en España de esta gran pareja de autores. Como el resto de sus títulos, su formato es el B6 (130×180 mm), en rústica con sobrecubiertas a un precio de 14,95 euros cada uno. Se trata de una edición más que correcta, con un agradecido detalle de traducción, y es que ha tenido a bien llenar la obra de pequeñas anotaciones aclaratorias que enriquecen aún más una lectura ya de por sí estimulante y que contribuyen a un mayor aprendizaje y conocimiento acerca de la cultura japonesa.

Edición original: Akita Shoten Edición nacional/ España: ECC Ediciones. Guión: KOIKE Kazuo Dibujo: KOJIMA Goseki Formato:Rústica con solapas. 464 y 432 páginas Precio: 14,95 € KOIKE Kazuo y KOJIMA Goseki son dos de los artistas más importantes que han tenido el manga, en particular, y el medio del cómic, en…

VALORACIÓN GLOBAL

Guión - 9
Dibujo - 8.5
Interés - 8.8

8.8

El carterista es otra muestra más del buen hacer de Koike y Kojima. Se trata de un drama repleto de acción, que narra la búsqueda de venganza de un joven carterista, narrado con la crudeza y la sobriedad que los caracteriza. De esta forma, los autores enriquecen la imagen del Japón feudal que compusieron en su bibliografía, dando a conocer la profesión de los carteristas, sus técnicas, su organización y su código ético. Sin duda, es una obra cuya lectura resultará agradecida para cualquier fan de estos mangakas.

Vosotros puntuáis: 7.58 ( 18 votos)
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Fer García
Abandoné la Logia Negra y llegué a la ciudad de Málaga en 1984. Mis primeras lecturas fueron los clásicos francobelgas y los cómics de un ratón y unos patos que, años más tarde, gobernarían un vasto imperio. Devoré tiras de prensa, hasta que un niño con cola de mono apareció en mi televisor buscando unas bolas mágicas y el manga me atrapó. Pasé años en blanco y negro, pero los superhéroes llenaron mi vida de mallas y capas de colores. Sobreviví a la Era Hiboria en compañía de un bárbaro y su espada salvaje. A finales de los 90 sentí vértigo, el arenero me llevó al mundo de los sueños y caí en los oscuros abismos del underground. Viajé en el tiempo a través de la banda de Moebius, desde el salvaje Oeste al Largo Mañana. Un mago de Northampton me contó grandes historias y su hijo calvo me dio setas alucinógenas. En Italia probé el fumetto y un marinero maltés me llevó hasta la Pampa argentina, donde tuve mi último recreo antes de conocer al hombre eterno. He estado en Camelot en los días del Rey Arturo, en el planeta Mongo y en las letras del Oceáno Atlántico. En mis aventuras siempre estuve acompañado por un asombroso grupo de profesionales españoles. Los escritos del maestro Eisner me revelaron los secretos de un nuevo lenguaje y ahora solo veo el mundo en viñetas... Cómic camina conmigo.
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