Operación Muerte

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Edición original: Sōin Gyokusai Seyo; Gekiga Gendai (¿1973?).
Edición España: mayo de 2010; Astiberri Ediciones (Colección Sillón Orejero)
Guión y dibujo: Shigeru Muzuki.
Formato: tomo de 368 págs. encuadernado en rústica con solapas.
Precio: 22,00 €.

Hace apenas un par de meses comentamos las impresiones derivadas de la lectura de NonNonBa, manga con el que Shigeru Mizuki se alzó con el Premio al mejor álbum en el Salón Internacional del Cómic de Angoulême de 2007. La obra, de corte autobiográfico, se antojaba como la perfecta puerta de entrada al particular universo ficcional de este historietista, por estar centrada en el origen de su fascinación por las criaturas propias del folclore japonés denominadas yōkai. Un tebeo sumamente recomendable, continuador del desembarco bibliográfico en España de este autor; un desembarco tardío y ansiado por numerosos lectores, que comenzó en octubre de 2009 con la publicación de Hitler: La novela gráfica. Durante el pasado mes de mayo, Astiberri Ediciones dio un nuevo paso en este proceso, acercándonos otra de las grandes obras de Mizuki: Operación MuerteSōin Gyokusai Se yo!, en su edición original−, que en 2009 se alzó con un nuevo galardón en Angoulême, esta vez dentro de la categoría “Esencial Patrimonio”.

Una vez mas, Mizuki se centra en sus propias vivencias para recabar material con el que articular su propuesta tebeística. Pero a diferencia de NonNonBa, donde el ejercicio de memoria partía de un sentimiento claramente nostálgico, la mirada con la que aborda Operación Muerte nada tiene de amable. No es para menos, teniendo en cuenta que se centra en su traumática experiencia militar: en 1942, un Mizuki de apenas 21 años fue reclutado para servir en la Armada Imperial Japonesa, precisamente en un periodo en el que la suerte bélica del país nipón comenzaba a discurrir por derroteros poco halagüeños. Inicialmente destinado en Tottori –capital de la prefectura homónima– como integrante de la unidad de trompetistas, sus nulas habilidades musicales tuvieron como respuesta la encomienda de una misión agotadora y monótona a modo de castigo: correr. Hastiado, Mizuki solicitó un traslado; “¿Norte o Sur?”, le preguntó el jefe de la unidad de trompetistas. “Sur”, respondió el joven soldado, sin posibilidad de advertir el alcance de la respuesta… Así, puso rumbo a su nuevo destino: Rabaul, ciudad ubicada en la Isla de Nueva Bretaña −integrada en Papúa Nueva-Guinea−, donde presenció las atrocidades que en condiciones extremas es capaz de perpetrar el ser humano. Soldados convertidos en monstruos mucho más reales y temibles que los retratados en sus obras de corte fantástico…

Su periplo en Rabaul dio un giro dramático cuando contrajo malaria: mientras estaba postrado en una cama, convaleciente de la enfermedad, el campamento en el que se alojaba sufrió un bombardeo durante el cual perdió su brazo dominante: el izquierdo (efectivamente, se vio obligado a aprender a dibujar con su brazo derecho). Material que, sumado a todo tipo de penurias, se antoja más que suficiente para narrar con autoridad y conocimiento de causa el sinsentido inherente a todo conflicto bélico.


Mapa de Nueva Britania, Isla ubicada en Papúa Nueva Guinea
(haced click sobre la imágen para ampliarla)

La pequeña introducción biográfica plasmada en líneas anteriores viene al caso porque en el epílogo de Operación Muerte el propio autor advierte que “lo que se narra en este cómic es verídico en un noventa por ciento.”. Como ya comprobamos en Una vida errante, de Yoshihiro Tatsumi, o en NonNonBa, la tradición japonesa de las “novelas del yo” (“I” novel) impele al autor a relatar sus vivencias sustituyendo los nombres de los protagonistas por seudónimos. Pero las situaciones, los emplazamientos, y los sucesos narrados parten de una base real. En las más de 300 páginas que integran este tebeo, nos encontramos con las aventuras y desventuras de un destacamento del Ejército Imperial japonés que, dirigido por el Comandante Tadokoro, ponen rumbo a Baien, un paraje aparentemente paradisíaco que no tardará en convertirse en el particular Infierno de los soldados.

Pese a lo que puede aparentar, el tono serio del tebeo no es constante. En su lugar, Mizuki se decanta por reflejar la gravedad de la situación de forma progresiva, aprovechando los primeros capítulos –centrados en la adaptación de los soldados a su nuevo destino– para encadenar la narración de una serie de episodios, de anécdotas que se mueven entre lo surrealista y lo cómico. Sin embargo, el lector apenas logra esbozar una sonrisa agridulce, que no tarda en desvanecerse ante la conciencia de las durísimas condiciones sufridas por los soldados. Como comenta el autor en esta excelente entrevista, “siempre estaba tenso, preocupado ante la posibilidad de ser abofeteado en cualquier momento. Los superiores podían golpearme simplemente por tener un aspecto raro, o por ninguna razón en concreto. Era golpeado todo el tiempo.”. En resumidas cuentas, un abuso de autoridad constante, perpetrado por los altos cargos militares que, en busca de la satisfacción de sus pretensiones de honorabilidad y trascendencia, no dudaban en poner en peligro las vidas de unos soldados que “no eran considerados como personas, sino como seres inferiores a los equinos.”. Los mismos soldados cuya inocencia, sumada a su sentido del deber, propiciaba la resignada asunción de un destino injustificable.


Páginas interiores de Operación muerte
(haced click sobre las imágenes para ampliarlas)

Evidentemente, a la amenaza “interior” –la incompetencia y la reprobable escala de valores de los altos mandos militares– había que sumar la “exterior”, esto es, la inminencia de los ataques de las Fuerzas Aliadas. Así, la combinación de ambos factores propiciaba una calma muy tensa en los soldados rasos, conscientes, pese a su candidez, de que las nuevas embestidas del enemigo no encontraría una respuesta razonable en sus superiores.

Pero, ¿cómo combinar la comicidad de determinadas situaciones con el trasfondo dramático predominante? Ya en NonNonBa, Mizuki sacaba a relucir una extrañísima combinación de estilos –caricaturesco para los personajes, realista para los fondos–, que derivaba en la creación de una extraña atmósfera en la que cabían pasajes costumbristas y fantásticos. En este caso, la alternancia estilística potencia el efecto denuncia de Mizuki y, por consiguiente, el impacto en el lector: a medida que avanza la obra es más evidente el contraste entre el trazo aplicado a los personajes, reducido a la mínima expresión –tanto que en ocasiones resulta un tanto complicado distinguir a unos de otros–, de los fondos, detallados y realistas. Un realismo que, conforme avanza la narración, se extiende a las figuras humanas, hasta que el lector se da de bruces con la cruel realidad; hasta que se nos recuerda una vez más que, a diferencia de lo que sucede en buena parte de la ficción que consumimos, en las guerras reales la épica desaparece, cediendo el paso a la barbarie y el fracaso implícito en todo conflicto armado. Una realidad que nos golpea con contundencia, mediando el negro sobre blanco de un Mizuki que admite que “cuando dibujo historias sobre la guerra me sobreviene una rabia indescriptible. No lo puedo evitar. Supongo que son los espíritus de los caídos en combate los que me provocan ese sentimiento.”.

En última instancia, tras disfrutar de este tebeazo -adaptado en forma de miniserie de acción real, emitida en Japón- cabe formularse dos preguntas; por una parte, compartir ese interrogante planteado por el autor, teniendo el convencimiento de que la respuesta es negativa: “¿Era necesario llegar a ese punto?”; por otra parte, plantear un sonoro e impaciente «¿cuánto tendremos que esperar para leer un nuevo manga firmado por este genio del Noveno Arte?» Echando un vistazo a una de las solapas del tomo que hoy comentamos, parece que poco, pues 13, Calle de los misterios y Kitaro vol.1 ya están “en preparación”. Gran noticia, sin lugar a dudas, aunque por muy breve que sea, la espera se hará demasiado larga…

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Un saludo y hasta la semana que viene! (eso espero)

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samanosuke
12 junio, 2010 14:55

Pues lo siento… Pero por mucho que me atraiga, a estos precios se queda en la estantería.

Creo que se han pasado, y mucho.

Bartholomew Roberts
Bartholomew Roberts
Lector
12 junio, 2010 16:52

Deberíamos evaluar la dificultad que conlleva para una pequeña editorial mantener una línea editorial tan magnífica como «Sillón Orejero».
 
A pesar de mantener una estrecha relación con muchos de los editores de «Astiberri», no hablaré demasiado puesto que no me corresponde a mi hacerlo. De lo que si puedo hablar es de que debiéramos agradecer el trabajo de muchas editoriales, que arriesgando el capital económico (y humano) de sus dueños, apuestan por traernos obras inéditas en España y promocionar a autores totalmente desconocidos para el público español.
 
Astiberri ya ha dejado claro que para que una pequeña editorial como la suya se mantenga a flote y permita generar los suficientes beneficios ha de marcarse una política empresarial clara y predefinida. Y la de Astiberri es clara: Apostar por obras ricas en literatura, recuperar grandes clásicos inéditos en nuestro país y promocionar a los autores patrios.
 
Con esa política, «Astiberri» tiene un público bastante determinado, con generalmente un poder adquisitivo holgado, interesado en obras cualitativamente notables y no demasiado conocidas para el público generalista. Y yo puedo dar fé de lo difícil que resulta editar las obras que editan, el trabajo que precisa funcionar como funcionan y que además, se mantengan como una de las editoriales españolas más respetadas por los consumidores.
 
El precio, que se puede considerar caro, está en la línea de la editorial; siendo un precio bastante cometido en relación los gastos de la empresa.
 
 

Mathieu
Lector
13 junio, 2010 12:52

Ah! los beneficios. Siempre lo mismo. A mí pena no me dan.

En lo que concierne a lo importante en este post, Mizuki mostró gran talento en Nononba y por ello me haré con su nueva obra sin dudarlo y a cualquier precio. Realmente de lo mejor que ha llegado de Japón en los últimos años, por no decir lo único. Si alguien puede decir lo contrario que me lo haga saber, le estaré agradecido.

Bartholomew Roberts
Bartholomew Roberts
Lector
13 junio, 2010 13:44

No se con que conocimiento de causa hablarás tú Mathieu, yo te hablo desde la cercanía.
 
Astiberri se marca unos objetivos y unos precios acordes a su producción, y quien no pueda o quiera pagarlos, no lo hará, sin ningún tipo de presión que le prive de la libre lección.
 
Yo te estoy asegurando que es un precio bastante comedido, tu puedes ya creerme o no.
 
La editorial se montó arriesgando el capital de sus socios, y aún a día de hoy, los gastos de la empresa se afrontan con el capital económico y humano de sus dueños. El buen hacer que se plasma en el contenido de sus obras y en la edición de sus publicaciones, tiene un coste a su altura.
 
Quien no pueda pagarlo, que no lo haga.

Mathieu
Lector
14 junio, 2010 0:02

La verdad es que no era mi intención iniciar un debate sobre las editorials y el sistema capitalista en general Bartholomew. Simplemente, el mio, era un lamento por lo cara que esta la cultura hoy en dia. Supongo que para todos, lectores y editores.
En todo caso me congratulo de que Astiberri publique las obras de Mizuki que para mi, tras leer Nononba, es el hallazgo del presente curso. Y por supuesto que el precio, que a mi me parece aceptable, es secundario cuando tienes entre manos una obra de una autor de este calibre.

Bartholomew Roberts
Bartholomew Roberts
Lector
14 junio, 2010 12:41

La obra es brillante, una lectura apasionada para todo tipo de público.
 
Mostrándome escéptico frente a lo que se publicará este año, me aventuraría a decir que esta obra será posiblemente de lo mejor que se edite en nuestro país, que junto al ya editado «Cerebus», nos trae a España la obra de autores magníficos inéditos en nuestro país, ambas de un nivel excelente y editadas por editoriales independiente, que apuestan por la iniciativa para hacerse un hueco firme en nuestro mercado.
 
Por cierto David, nada más que agradecerte el trabajo que haces en pos de obras independientes de gran nivel, dando a conocer el trabajo de editoriales algo más pequeñas que los colosos editoriales del panorama español. Los artículos de obras como «El negocio de los negocios», «Non Non Ba», «El juego de la Luna» o «Dándole Vueltas», me encantaron.
 
 

Bartholomew Roberts
Bartholomew Roberts
Lector
14 junio, 2010 14:55

Para bien o para mal, lo cierto es que sí es material minoritario.
 
En mis estanterías también impera el material americano, principalmente del sello Vertigo, Dark Horse e Image, aunque eso no quita, como bien insinúas, que el gusto esté en la variedad. Por eso apuntaba el mérito de ciertas editoriales, que no brindan la oportunidad de acceder a un tipo de material más exclusivo que permite ampliar nuestra experiencia comiquera.
 
Por cierto, creo que ya se ha anunciado por ahí, pero ya se de buena tinta que Astiberri planea publicar más obras de Mizuki.