Edición España: Ediciones Glenat
Guión: Edmond
Dibujo: Edmond
Color: Edmond
Formato: Serie recopilatoria de tres tomos en tapa dura – 17,95 €
En los últimos años, y coincidiendo con la creciente variedad de títulos, géneros y procedencias que pueblan las estanterías del mercado del tebeo en España, la afición ha podido asistir a la recuperación que ciertas editoriales han hecho de la obra y personajes de algunos autores que, creíamos, habían desaparecido en la debacle que supuso para la industria española la desaparición de Bruguera. Uno de los últimos y más gratificantes rescates ha sido el de Jan Europa, el héroe creado por Edmond Fernández Ripoll, Edmond.
Cualquier persona que se acercara a las múltiples revistas de Mortadelo entre los setenta y los ochenta recordará a Jan Europa, un rubiales oriundo de Cadaqués al que su creador infundió unas profundas convicciones pacifistas y metió de lleno en el eterno conflicto entre el bien y el mal. Muerto para todos sus seres queridos durante la I Guerra Mundial, Jan recibió el don –o la maldición- de la inmortalidad de manos de los Guardianes del Poder, un grupo de eruditos cuya meta es la protección y avance de la humanidad. El regalo venía con la contrapartida de ponerse en el camino de los Iniciados Negros, adversarios de los Guardianes y valedores de las fuerzas malignas. Su inclusión en esta guerra de millones de años llevaría a Jan a viajar espacial y temporalmente por todo el globo, desbaratando los planes orquestados por Incógnito, el líder de los Iniciados, y sus no siempre muy espabilados secuaces. En la tarea, recibirá la ayuda de personajes tan dispares como el Profesor Cyrus Hamilton (paradigma del sabio despistado), el Inspector David McIntire (un escocés con habilidad para el disfraz) o, sobre todo, la periodista Anne Campbell (claro interés romántico del protagonista.) Sus andanzas entroncan directamente con la tradición de las novelas de a duro (los pulp de los pitingloparlantes) o los seriales cinematográficos de aventura que influirían también en la creación del héroe cinematográfico Indiana Jones.
Jan Europa es una serie que, en muchos aspectos, es hija de su tiempo. España era, como recuerda el propio Edmond en la introducción del primer tomo, un país donde existían todavía demasiadas cosas prohibidas, pero donde ya soplaban irreversibles vientos que anunciaban cambios. Así las cosas, se desarrolló en la sociedad un irrefrenable deseo de conocimiento que pasaba por intentar saber y probar todo aquello que los mandatos del innombrable habían vetado. Como es evidente, no era oro todo lo que relucía y el aura de malditismo ocultó la inutilidad inherente a ciertas cosas, lo que permitió que determinadas cosas y, sobre todo, determinados personajes. La oficialidad de la religión católica situó fuera de la moral dominante todo aquello que se saliera de su canon, de modo que no fue extraño que la caída moderada de la presión permitiera la entrada a una serie de historias que, desde la perspectiva actual, son bastante risibles: fueron los días del Papa Clemente y su iglesia del Palmar, de las caras –o los caras- de Bélmez, de urantianos caballos troyanos y de los inquietantes y descacharrantes documentales del no menos inquietante Jiménez del Oso. Civilizaciones perdidas, avances tecnológicos, humanidades jurásicas, fenómenos parapsicológicos, avistamientos platilleros… todo valía para tener alguna nueva cosa que contar. Edmond supo aprovechar todo eso y darle lo que los pseudoinvestigadores magufos no pudieron: una cierta coherencia. Para ello aprovechó la historia más vieja y simple de cuantas se conocen, la que relata la batalla entre buenos y malos. Los Guardianes del Poder son unos simpáticos vejetes, en tanto que Incógnito y sus lugartenientes tienen el aspecto tenebroso y patibulario que les corresponde. Las historias tienen un aire de inocencia que recuerda un poco al Capitán Trueno ya que, como éste, Jan Europa es arrojado y valiente, aunque sea también mucho más próximo y humano que el héroe medieval. El autor creó un mundo y una historia que podría ser la envidia de cualquiera de los vendedores de humo del maguferío patrio, como muestra la simpática anécdota que relata en el prólogo, la cual da buena cuenta de una incontestable realidad: siempre habrá personas ansiosas por creer en cualquier cosa, por mucho que el creador de la misma intente disuadirles indicándoles que lo que ven es pura ficción.
Pese a los años transcurridos, son muchos los detalles por los que Jan Europa se disfruta. Para empezar, el cuidado dibujo realizado por Edmond, pródigo en detalles y reflejo de un ingente trabajo de documentación. Para seguir, la reivindicación que hace el autor del viejo continente en general y España en particular como lugar para “dar a luz” a un héroe aventurero y ambientar sus andanzas. Para concluir, sus vocaciones pacifista y unificadora, más que necesarias tanto entonces como ahora. La edición de Glénat es un producto digno, aunque se echan en falta los fantásticos colores que acompañaban a la versión original y que contribuían poderosamente a la ambientación de cada escenario.
Jan Europa fue uno de los primeros cómics «realistas» (esto es, distintos a Mortadelos, Zipizapes y similares) que leí en mi vida. Recuerdo que, allá por el 86-87, Bruguera se hundió y decidió saldar parte del material que tenía almacenado… en concreto, el número de Jan Europa que cayó en mis manos lo consiguió mi madre comprando un pack de yogures Yoplait (y no es coña, todo esto es verídico). Después he seguido con mi afición, y hasta hoy…
En el pasado Saló del Cómic de Barcelona pude saludar y conocer personalmente a Edmond, y creedme que fue muy emocionante… vale, tal vez su obra no sea tan conocida como la de otros autores… pero es un pedazo de mi infancia! Por supuesto, me he hecho con la nueva serie de Jan Europa, y aunque me chirría eso de que no tenga color (yo habría estado dispuesto a pagar más), he vuelto a convertirme en un niño de siete años al leerlo.
Yo me acuerdo positivamente de ella de algún mortadelo y por ser parte del grupillo aquel de Manos, Tex Norton… etc. Cuando vi que la reeditaban pensé darle una oportunidad, pero lo del blanco y negro me mató. Si yo lo que más recuerdo de esta serie eran sus psicodélicos colores.
Buena reseña, Luis.
?»Magufos»? ?Qué es eso?
Lo del color es la única pega que le pondría a la reedición, pero parece que «era eso o nada», como suele decirse.
Magufo es un «palabro» formado a partir de «magia» y «UFO» (uséase, un oni u ojeto nasoluto idintificao). Con él se suele adjetivar todo lo que está vinculado al timo de lo paranormal, abarcando desde las clásicas historias de fantasmas hasta las pseudomedicinas, pasando por los jetas de Bélmez.
El Bob Morane español, para un servidor.
Magovnis, ?eh?
Hemos perdido en color, pero hemos ganado en definición de línea de una manera acojonante, es más nítida que cualquier página de revista de Bruguera.
Aventuras a la antigua usanza, con algún número magistral (Jaque Mate).
Muchas gracias, don Konshu 🙂
Don John Constantine: ¿Bob Morane es ése al que en el mercado inglés conocían como Lee Enfield y se pasaba la vida viajando en el espacio y el tiempo, desfaciendo entuertos?
Don Flinterman: Coincido en lo de «Jaque Mate». Con un tono tan «blanco» como el de Edmond, ese giro es, cuando menos, sorprendente.
A pesar de ser en blanco y negro, el dibujo no desmerece. Yo recomiendo que se hagan con la serie de tres volumen. Creo que vale la pena. Y ojalá, reediten otras obras de Edmond como Supernova, Fantasía S.A., Doctor Impossible o los varios trabajos que realizó en Francia e Inglaterra.
Ya me he leído los tres tomos de Jan Europa. Un 10. Me han encantado.
¿Alguien sabe qué hay de cierto en que va a salir un cuarto volumen de Jan Europa con tres nuevos capítulos inéditos? Agradecería cualquier información al respecto. Un saludo.
El propio Edmond se despedía en el tercer volumen con un «ojalá». Toquemos madera y esperemos que sí. Y esta vez, a color, por favor.