Daredevil, el Hombre Sin Miedo, el Diablo Guardián. El Abogado que protege la Cocina del Infierno enfundado en un traje que emula el mayor temor para quienes como él, profesan la fe católica. Un personaje capital para la Casa de las Ideas, el cual además resulta trascendente por pleno derecho, y siempre más allá del devenir de la editorial. Y es que, no es que el resto de personajes marvelitas sean peores o tengan menos importancia. Pero no deja de extrañar que la cabecera de Daredevil lleve sobreviviendo tanto tiempo con unas ventas tan solventes, tanto en España como en Estados Unidos, cuando no es precisamente la más apta para saber qué es lo que está pasando en Marvel en cada momento. Y es que, el Diablo Guardián, es un personaje que, aunque en alguna ocasión haya compartido escenario con Los Vengadores, con el Castigador, o con otros personajes Marvel, funciona muchísimo mejor solo, con su plantel habitual de secundarios, y su base de operaciones: La Cocina del Infierno.
Además, Daredevil es probablemente el personaje que mejor se ha mantenido durante lo que llevamos de siglo. Y es que… ¿cuánto tiempo lleva el bueno de Matt sin una serie o una colección regular que no merezca la pena? Sí, ha habido etapas mejores y peores que otras, pero en los últimos veinte años, desde que Kevin Smith, Joe Quesada y David Mack comenzaran revitalizando al personaje desde su olvidable etapa noventera con su Diablo Guardián, pasando por Brian Michael Bendis y Alex Maleev, por Ed Brubaker y Michael Lark, y sí, también por Andy Diggle, y desde luego por Mark Waid y por Charles Soule, ¿cuál de estas etapas ha carecido de interés? ¿cuál ha sido realmente mala? Está claro que de todas las mentadas, la de Andy Diggle es la que peor fortuna corre, puesto que el guionista jamás supo dar con la tecla correcta con respecto al personaje, pero al menos respetaba el regalo envenenado que Brubaker le había dejado, y mantenía al personaje como líder de La Mano.
Sí, Tierra de Sombras no fue una buena etapa, pero resultaba lo suficientemente entretenida como para que no pudiéramos despegarnos de la colección mes a mes. Mark Waid, tras tanto genero negro, decidió devolvernos al Daredevil saltimbanqui de la era pre-Miller, y no lo hizo nada mal, siendo sustituido por un Charles Soule que tuvo entre manos la difícil tarea de recuperar al Daredevil de la identidad secreta, al tiempo que le otorgaba un sidekick y lo hacía lidiar contra auténticos psicópatas, introduciendo elementos sobrenaturales a los que la cabecera no está muy acostumbrada, llegando a convertir a Wilson Fisk en el alcalde de Nueva York, y a llevar al personaje a una experiencia cercana a la muerte.
Así pues, no cabe duda de que el Daredevil del Siglo XXI, nos ha dado muchas más alegrías que penas, sin llegar realmente a ser una colección que mereciera la pena dejar, ni siquiera en sus peores momentos, lo que hace que cada nueva etapa, al menos para este redactor, lo tenga realmente difícil, puesto que ésta tendrá que mantenerse a la altura de sus predecesoras que son o muy buenas, o no tan malas.
Y es así como llegamos a
Al dibujo, se postula ni más ni menos que
En su día, mi compañero Nacho Teso, aquí de lo que había dado de sí la actual etapa de Daredevil a ritmo de su publicación USA en lo relativo a sus primeros cinco números, haciendo este redactor lo propio con su publicación en España, ahora que las primeras seis grapas de la colección ya han visto la luz en territorio ibérico.
Esta etapa arranca con acción, y con un ritmo trepidante para dejar claro cuál es el estatus de Daredevil actualmente, y que su papel no ha cambiado. Matt combina su profesión de jurista con su labor de protector de la Cocina del Infierno, volviéndose en esta etapa a ese Daredevil arriesgado y duro de los tiempos de Frank Miller, y también de Brian Michael Bendis y Ed Brubaker (herederos naturales del primero), postulándose Zdarsky como un auténtico fan y seguidor del espíritu de aquellas etapas pasadas y volviendo a esa Cocina del Infierno llena de criminales, corrupción y bajos fondos en la que tanto ha brillado el personaje durante años.
Como némesis principal del abogado ciego, está por supuesto Wilson Fisk. Pero en este punto, no tenemos a un Kingpin que vuelva a la rivalidad habitual de la que ha hecho gala durante años con su némesis vestida de rojo, puesto que Fisk es ahora el alcalde de Nueva York, y Zdarsky le da verdadera importancia a este nuevo papel de Fisk, haciendo que el personaje, sin dejar de ser reconocible, se actualice levemente y cambie un poco para que el lector de verdad sea consciente de que está ante el Fisk político, no ante el Fisk criminal de siempre, aunque entre ambos papeles no exista una verdadera diferencia, una vez que conoces al personaje.
Y es que, si se me permite decirlo, el Alcalde Fisk de Charles Soule, no era si no un Kingpin “de toda la vida” que además era alcalde, pero en manos de Zdarsky el personaje utiliza la política, y los juegos que se desarrollan dentro de ella con gran habilidad, llegando a aparentar el ser un ciudadano honesto y preocupado por Nueva York en su labor política, engañando con ello al neoyorkino medio.
Daredevil deberá enfrentarse de este modo, a un Fisk que tiene el poder político y el control de la policía de su lado, teniendo el personaje más difícil que nunca el ejercer su labor como vigilante, y emprendiendo una huida contra reloj cuando las cosas se complican más de lo que debieran, dada la combinación de la actuación del alcalde, con la de un policía que no cree en más justicia que la que la ley impone, y no la que los enmascarados como Matt pretenden tomarse por su mano.
Otros dibujantes distintos se van paseando por la etapa para dar descanso a Chechetto como
Zdarsky cierra así once números USA, a la espera de lo que la colección nos ofrezca en meses venideros, dejándonos claro que Matt es un personaje complejo, que comete errores, que no siempre está en lo cierto, y que no tiene claro ni su papel como civil, ni su labor como vigilante, en un mundo de corrupción y delincuencia que parece ir a peor cada día que pasa, sin que la actuación de enmascarados como él marquen realmente la diferencia. Un punto de vista descarnado y realista para uno de los personajes más interesantes de Marvel Comics, en una colección que no podéis dejar escapar.
Guión - 9
Dibujo - 7.5
Interés - 8
8.2
Must Have
Analizamos el comienzo de la actual etapa del Diablo Guardián, con Chip Zdarsky al guión y Marco Chechetto al dibujo, a ritmo de su publicación en España.
Un primer arco soberbio y un segundo irregular por el cambio de dibujante. Menos mal que han vuelto Checchetto y Fornés a la serie.