Hace dos años recomendaba
La Generación Perdida de escritores durante el París de los años 20 es el pretexto que Jason usa para dar rienda suelta a su particular estilo subversivo, ya que Hemingway, Scott Fitzgerald, Joyce, Pound… pasan de ser literatos a historietistas. Con muchísimo talento construye una historia dramática salpicada con bastantes dosis de comedia. Este cambio de roles arroja luz sobre las miserias de ser un creador de cómics, algo que ha sucedido a lo largo de la historia del noveno arte; unas miserias que tienen que ver con los problemas económicos, y con la falta de reconocimiento. Así pues, Jason lanza una oda sobre el oficio del historietista, su oficio. Asimismo, el autor rinde homenaje a un grupo de autores irrepetibles; una generación única.
Todo está ahí, pero en clave cómic: el alcohol, los problemas familiares, la desesperación, la carencia de dinero… Si ser escritor, y más en ese tiempo, era difícil, aún más complicado lo sería siendo historietista. Jason recrea y captura una época y unos personajes usando, más que nunca, unos diálogos certeros, que en todo momento provocan la sonrisa o la carcajada. En este sentido, destaca el diálogo entre Gertrude Stein y Hemingway en la que ésta le enseña las reglas básicas para que él se convierta en un gran autor de cómics, y que concluye con un gag genial.
Otro de los grandes hallazgos de este cómic es el excelente empleo del punto de vista. En un determinado momento de la historia, el relato se fragmenta en función de quién es el protagonista. Con esto Jason nos ofrece una escena llena de interrogantes que se van resolviendo a medida que la vamos viendo a través de cada personaje presente en ese acontecimiento. Todo esto lo hace con soltura, precisión, y resuelve la papeleta completamente, siendo, en todo momento, legible y sin dejar cabos sueltos. Este prodigio narrativo nos lleva a una escena final cargada de belleza y lirismo. También habría que destacar las maravillosas relaciones entre los personajes de este relato lleno de camaradería, infidelidad y traición que ponen en relieve dos de los grandes temas recurrentes en la bibliografía de Jason como son la fatalidad y la muerte.
Por extraño que parezca, Jason consigue con naturalidad algo que a priori no lo es (imagino porque estamos ya acostumbrados a su estilo gráfico), y es que convierte a esta generación de escritores en una serie de animales antropomórficos, cada uno con su particular diseño, y nada de esto parece forzado, no nos choca. El dibujo, como siempre: conciso, sobrio, limpio y singular. En esta ocasión, y puede que sea solo una impresión mía, el color de Hubert tiene tonalidades un poco más apagadas, como si al ser un relato en los años 20 le quisiera dar un toque vintage al conjunto.
Como viene siendo habitual en la bibliografía del autor noruego,
En definitiva, recomiendo este cómic sí o sí a cualquier lector, sea o no sea fan de este artista. Es un tebeo irrepetible, magistral que espero que ustedes puedan apreciarlo tanto como yo.
Guion - 9.5
Dibujo - 9
Interés - 10
9.5
Obra maestra
Los historietistas Hemingway y compañía planean un atraco. ¿Les parece manido el argumento? Está claro que no, y como siempre, Jason se saca de la chistera un relato único y divertidísimo.
Gran, gran título de Jason. Y una de las pocas veces en que el título en castellano es mejor que el original. Gracias por todo este repaso que estás haciendo a un artista fundamental en el Noveno Arte
Gracias, Nippur, por sus palabras y por leernos cada semana.
Un par de entregas más, y ya estará reseñada toda la obra de Jason en español en ZN.