Desde la aparición de su primer juego para la consola Nintendo Entertainment System (conocida popularmente como Famicom, en Japón, o NES en el resto del mundo), The Legend of Zelda se convirtió en una de las sagas más icónicas de la compañía nipona y del mundo de los videojuegos en general, convirtiendo en todo un acontecimiento el lanzamiento de cada nuevo juego. A Link to the Past, el único juego de la saga programado originalmente para Super Nintendo, vio la luz a finales del año 1991 en Japón, y unos meses más tarde en América y Europa. Obra del legendario MIYAMOTO Shigeru y su equipo, el juego elevó a la saga a nuevos altares, convirtiéndose en una referencia para el resto de juegos de su género e introduciendo elementos muy característicos de la saga, como las mazmorras multinivel, los viajes interdimensionales, algunas de las melodías más recurrentes de los diferentes juegos, o algunos objetos que han acompañado a su protagonista a lo largo de sus distintas aventuras.
Dada la estrecha relación existente entre el manga y los videojuegos, en la revista americana Nintendo Power decidieron realizar una adaptación al cómic de la trama del videojuego, con el fin de preparar su desembarco en Estados Unidos. Para ello, decidieron contar con los servicios de ISHINOMORI Shôtarô, conocido como el Rey del Manga, que contaba, tras su aprendizaje con TEZUKA Osamu y cuatro décadas como profesional, con una dilatada experiencia y una probada productividad, ya que es el autor del medio al que más páginas se le atribuyen. Por desgracia, ser un autor tan relevante no ha servido para que sus obras más importantes hayan sido publicadas en nuestro país, siendo esta que aquí vemos una de las cinco que sí lo han hecho hasta el día de hoy, por lo que esperamos que las editoriales españolas solventen esta deuda histórica poco a poco.
La historia comienza cuando Link, el último descendiente de los Guardianes de Hyrule, despierta repentinamente al escuchar en su cabeza la voz de la princesa Zelda, que le pide que la rescate del calabozo del castillo real, donde ha sido encerrada por el sacerdote Agahnim, quien pretende romper los siete sellos con los que, cuatrocientos años atrás, los Siete Sabios habían conseguido encarcelar al malvado Ganon en el Mundo Oscuro. Link llega al castillo a tiempo de presenciar la muerte de su tío, quien había cuidado toda su vida de él, a manos de Agahnim, recibiendo su espada y su escudo antes de que exhale su último aliento.
Link es fácilmente derrotado por Agahnim, pero consigue escapar y siguiendo el consejo de Zelda, parte en busca de tres colgantes que le permitirán encontrar la Espada Maestra, con la que podrá derrotar a sus enemigos. Comienza así una aventura que llevará a Link por localizaciones muy conocidas por quienes hayan jugado a algún juego de la saga, como los templos, la aldea de Kakariko, el desierto o la región de los Zora. A partir de cierto momento, la historia se desarrolla en el Mundo Oscuro, donde el héroe buscará a Zelda, se enfrentará a su lado más siniestro y hará frente a la amenaza de Ganon.
El argumento de la historia no muy original, ya que es la enésima historia de fantasía en la que el héroe es elegido por el destino para salvar el mundo, pero resulta aún más inocente en manos de Ishinomori, que elabora un guión caótico y apresurado, que denota una terrible planificación, plagado de deus ex machina, sin desarrollo de los personajes y que se convierte en una sucesión continua de acontecimientos que se perciben como irrelevantes e intrascendentes.
En el plano artístico, el resultado no es mucho mejor. Aunque se aprecia su trazo en el diseño de los personajes y aporta algo de su personalidad a la obra, las páginas están poco trabajadas y tienen un diseño muy simple, además de que la secuencialidad narrativa es muy brusca en determinadas ocasiones. Sin duda, el mayor interés reside en el hecho de que saliera de su zona de confort y tuviera que trabajar siguiendo el sentido de lectura occidental. Como curiosidad, hay que destacar que en la edición japonesa se respetó el sentido de lectura de izquierda a derecha.
The Legend of Zelda: a Link to the past fue publicado en doce capítulos, en los números de la mítica revista americana correspondientes a los meses comprendidos entre enero y diciembre de 1992. Ishinomori no se limitó a trasladar el argumento del videojuego tal cual, sino que siguió las líneas maestras e introdujo cambios para favorecer la narración y sorprender a los lectores que ya conocían el desarrollo argumental del juego. Sin embargo, apostó por dar un tono infantil y humorístico a una historia que se caracteriza por cierta solemnidad que se echa en falta, probablemente condicionado por la edad media de los jugadores de aquel entonces, muy inferior a la actual.
A pesar de estos esfuerzos por diferenciar ambas experiencias, se percibe que se trataba de un trabajo realizado por interés crematístico, sin que el sensei Ishinomori pusiera en ello todo su empeño y el buen hacer que le caracteriza en el resto de su producción y que le había servido para hacerse un nombre de prestigio en el medio, solo a la sombra de su maestro. En todo caso, es una obra interesante, tanto para los seguidores de esta serie de videojuegos como para los lectores de este mangaka, debido a la condición única y especial de esta obra, que tendía un puente entre América y Japón y contribuyó a estrechar aún más los lazos existentes entre los videojuegos y el manga.
Norma Editorial publicó este manga en octubre de 2016 en un único tomo de tapa dura y gran tamaño (206×276 mm), acorde al de la revista en la que se publicó originalmente, a un precio de 18,00 euros. Se trata de una edición de buena calidad, a todo color, con papel satinado y sentido de lectura occidental, con una bonita ilustración de la espada maestra en la portada. Dicha editorial también tiene en su catálogo adaptaciones al manga de otros videojuegos de la saga en distintas ediciones, así como libros de arte y enciclopedias, que encandilarán a los seguidores de estos icónicos videojuegos.
VALORACIÓN GLOBAL
Guión - 5.5
Dibujo - 6.1
Interés - 7
6.2
Poco inspirado
Como fan de la saga desde que apareciera esta entrega, esperaba encontrar una obra más cuidada, que hiciera justicia a la experiencia jugable. A pesar de que es interesante ver a Ishinomori trabajar fuera del mercado japonés, resulta una obra insustancial e irrelevante, que palidece ante otros trabajos del maestro.