El límite es el cielo no es la única celebración que encontramos en este tomo de Astro City. En 1995, cuando la primera entrega de la miniserie original de la serie llegó a las tiendas, Busiek y Anderson nos presentaron En sueños, un precioso relato en que se desvelaban las ansiedades secretas y profundas de Samaritano (trasunto de Superman). Guionista y dibujante plateaban que incluso las capacidades más maravillosas del mundo pueden convertirse en una maldición por las cadenas de la realidad y la ansiedad.
Una vez cumplidos 20 años de esta historia llega el momento de presentar una secuela. En sueños tenía ese título porque en la historia visitábamos los ídem de Samaritano, el único lugar donde el superhéroe podía vivir en paz. Pero, veinte años después, incluso sus sueños se convierten en una pesadilla de ansiedad. ¿Qué ocurre cuando el hombre más poderoso del mundo no cuenta ni siquiera con la posibilidad de descansar en sueños?
La historia original sorprendió por su punto de vista (nunca visto hasta el momento y en cierto modo realista) con respecto al mito de Superman. A nivel subtextual, resultaba difícil no ver que Busiek estaba hablando de sus propias capacidades como escritor, de su potencial imaginativo y de sus propias ansiedades. En sueños 2015 pierde esa capacidad sorpresiva, pero a cambio presenta una evolución coherente de la psicología de Samaritano.
La Primera Familia (otros personajes veteranos de la serie) también vuelve a hacer su aparición por estas páginas. Obvios trasuntos de Los 4 Fantásticos, los lectores hemos visto cómo se desarrollan las vidas de los miembros de la familia, y también hemos visto como Astra, la benjamina, llegaba a la madurez. Pero existe un mundo donde La Primera Familia representa para sus habitantes todo lo contrario del significado de la palabra “héroe”. Esa “zona negativa” permite a Busiek abordar uno de sus temas preferidos: el bien y la justicia pueden ser conceptos relativos, que dependen del punto de vista, pero la bondad y la justicia son conceptos eternos.
En aquel primer volumen de la colección también visitamos un barrio dedicado en exclusiva a alojar criaturas mágicas y seres fantásticos, y de nuevo volvemos a él en este Héroes cotidianos. En aquella historia, una joven se debatía entre las oscuras pero conocidas tradiciones de su barrio y los terrores más contemporáneos y científicos del centro de Astro City.
Al igual que hizo en 1995, Busiek reflexiona sobre la necesidad de mantener con la vida las antiguas tradiciones y costumbres, así como la unidad familiar. Uno de los elementos que sorprende de Astro City es la manera en que sus autores reflexionan sobre la herencia, la tradición y el paso del tiempo a través de la intra-historia del cómic como medio. Esa cualidad se trata en este particular díptico del barrio mágico con maestría.
Cabe destacar que esta historia (de ámbito y temática legal) está dibujada por Carmen Carnero, artista de origen malagueño con un trazo que recuerda (un poco, puesto que tiene un estilo distintivo y personal) a Kieron Dwyer.
Para cerrar la ronda de comentarios en este torno a este libro, destacar el modo en que Busiek vuelve a los (no tan) felices años veinte en el cuento de Jazzbaby, el espirítu de la música, especialmente ocupado en los años de la Ley Seca.
Resulta evidente, en ciertos aspectos de la estructura general de la serie, que Busiek presentía que el final andaba cerca. En este ante-penúltimo volumen de Astro City nos encontramos con muchos de los personajes que poblaron aquellas primeras y entrañables historias, como si el escritor quisiera volver a ellos para dedicarles un último saludo antes de la salva final de los cañones. Ya sea como una suave caricia o como un vendaval, el tiempo y la memoria han hecho estragos en todos. El agotamiento está ciertamente presente, pero Busiek no piensa levantar el pie del acelerador hasta llegar a la apoteosis final.
No sé, estas reseñas sobre Astro City, una de mis series preferidas en los últimos 20 año, se me antojan un poco escasas. De algún modo da por supuesto que el lector ya conoce el número en cuestión. Por poner un ejemplo «…destacar el modo en que Busiek vuelve a los (no tan) felices años veinte en el cuento de Jazzbaby…». Cuál es el modo? Por qué es relevante? Entiendo que no es lugar para un análisis en profundidad pues es una reseña, pero un poco más de contexto y quizás realzar virtudes, significados y defectos hubiera estado bien. De algún modo no logra transmitir con fuerza el mensaje «merece la pena leerlo? Por qué?» Y que conste que, lo dicho, tengo toda la colección en cada una de sus diferentes ediciones españolas
Si bien me han gustado varias de estas reseñas, y mucho, también comparto la crítica de que en algunas falta un poco más de información para concretar los argumentos.
No se trata de contar todos los detalles, obviamente, pero tampoco dejar al lector a mitad de camino en la secuencia lógica.
Sigo estos artículos con mucho interés y vuelvo a releer la colección. Espero que llegue la apoteosis, pero en una serie tan larga, más de 12 artículos creo, que puede ser que todo esta dicho y lo mismo que en cómic de gran duración con una temática muy concreta, exista agotamiento, al igual que en el original.
Los personajes envejece, sus retoños crecen, los problemas se mantienen, etc.
Esperemos el resultado final, que en mi opinión es el conjunto de todos ellos.
Gracias
Yo enfatizaría la reseña de forma mesurada con un reclamo sutil, tipo «es la puta ostia, seriáis gilipollas profundos si os lo perdéis»
Toda españa sigue esperando la segunda parte de como un halcon, pablo.