Jack Staff: Fuego el uno

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Como prometimos sin acabar de prometer, empieza la triple reseña de Jack Staff que a lo largo de dos semanas vendremos realizando entre Sergio Robla, David Fernández y yo. Y como ya saben ustedes que los últimos serán los primeros (¿y los primeros los últimos?), pues empieza un servidor.

Paul Grist/Image/Recerca¿Recuerdas el primer cómic que leíste? ¿Puedes rememorar algo de lo que te hizo sentir? ¿Fascinación? ¿Maravilla? ¿Asombro? ¿Deleite? El ejemplar de Vértice que agrupaba The X-Men vol 1 nº 12 y 13. Ese fue el primer tebeo que tengo constancia de haber comprado. Caín Marko, Juggernaut, se adentraba en la Escuela Xavier para Jóvenes Talentos. Y por más empeño que ponían los Hombres-X en detenerle, nada lo conseguía.

Sí, fascinación, maravilla, asombro, deleite… mirando atrás puedo reconocer en estas palabras algo de lo que experimenté aquel día. Aunque por aquel entonces sólo sabía que no quería dejar de leer.

Luego crecí. Como todos crecemos y tendemos a apasionarnos algo menos por estas cosas. Algo menos. Nada comparado con aquella emoción total que a los niños inunda para bien o para mal. Ellos no entienden de medias tintas. Ni las sienten, ni las quieren y, muchas veces, tampoco las distinguen. Pero nosotros crecemos. Y a menudo las historias de antaño ya no ejercen el mismo efecto cuando volvemos a leerlas. Y las nuevas historias… las nuevas historias, esas historias para niños crecidos, perdiéndose en lo adulto, lo gris y lo ambiguo, también a menudo nos alejan del disfrutar sin dobleces propio de la primera infancia. Hasta que topamos con Jack Staff y el milagro se produce. Y volvemos a apasionarnos como cuando niños. Pero sin tener que dejar aparcada nuestra inteligencia crítica a un lado. Porque Paul Grist es maestro y crío a la vez. Y en Jack Staff logra lo imposible.

Por una parte, teniéndonos en vilo, emoción tras emoción, mediante misteriosos personajes, aventuras imposibles y superhéroes cargados de encanto. La habilidad con la que Grist reconstruye lo más arquetípico de creaciones como Union Jack, Capitán América, Zarpa de Acero, Iron Man, Spider o Hulk sólo es comparable a la misma habilidad que demuestra para partir la acción de tal manera que vayamos constantemente de un cliffhanger a otro.

Grist se acerca a las fantasías de su infancia. A los héroes de la Marvel y los aventureros de la británica Fleetway. Para cohesionarlo todo en un solo universo, en una mezcla explosiva. Aderezada y enriquecida, además, con otro sin fin de personajes de propia creación y divertidas parodias de gente como Alan Moore o Neil Gaiman. En una aventura constante. Sin que decaiga ni por un momento la tensión de la historia. Haciéndonos sentir aquello mismo que sentíamos cuando críos: fascinación, maravilla, asombro, deleite. Pero sin tener que dejar de ser adultos porque, ya lo dijimos, Grist es un maestro.
Gracias a un barniz de humor e ironía que se apodera de toda la obra, más intenso unas veces, más liviano otras, el británico consigue nuestra adulta complicidad. Y así, como quien no quiere la cosa, engañándonos en un principio con el “todo es una broma”, nos pilla con la guardia baja y, para cuando queremos reaccionar, ya nos tiene presos de sus ingeniosas historias, su narrativa endiablada y su hábil dominio de la emoción y el suspense, haciendo que nos hayamos metido hasta la cocina en esa “historia de vigilantes en mallas”. Jack Staff, un tebeo de superhéroes como los de antes para la gente de ahora.

Una suerte que Marvel no apreciara la oferta de Grist para revitalizar a Union Jack. Sin duda en la Casa de las Ideas no habría gozado de tanta libertad creativa.

Recerca ha publicado 3 entregas de Jack Staff hasta la fecha. Dos números a color que reúnen el primer arco argumental publicado por Image en los USA y un tomo de 356 páginas en blanco y negro donde se recopilan las primeras aventuras del personaje publicadas en Gran Bretaña pero que, como aquí, en Estados Unidos vieron la luz con posterioridad a los números en color.
Os recomendamos que empecéis por los dos cómics a color. El dibujo resulta más atractivo y la edición es mucho mejor. Para cuando ya os hayáis prendado del personaje, probad con el tomo en blanco y negro. Aquí la traducción y reproducción son peores y los cruces narrativos típicos de Grist son algo bruscos en la primera historia. Aún así, hacia el final de la misma podréis comprobar que la calidad argumental no ha disminuido ni un ápice. Al contrario, sigue una progresión ascendente que hace, de cada página, una nueva sorpresa. Antológica la conclusión de esa primera historia, con la versión de Grist del Capitán Amèrica como invitado estrella. Impagables también el resto de historias y todos los detalles que el autor va dejando caer acerca de la longevidad de Jack, de los verdes y de los rojos. Los interrogantes no dejan de crecer… y señalan un crimen.

Y para acabar, decir que en cada post os dejaremos algún enlace a otras reseñas de la serie que hayamos encontrado. El que os ponemos hoy, aquí y aquí.

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