El título que nos presenta Ed Piskor es muy revelador de lo que nos vamos a encontrar: La Gran Novela de la Patrulla-X 3. Exterminio.
Continuando con las anteriores entregas el autor vuelve a contar con un sentimiento nostálgico la primera aparición de Nathan Summers, pasando por la Masacre de Mutantes y la Caída de los Mutantes, Inferno y Exterminio. Se trata de los eventos mutantes que marcaron el ritmo de los ochenta y gran parte de los noventa. Hablamos de un periodo convulso en la franquicia mutante, con un tono mucho más oscuro que el de los números anteriores al 200 de Uncanny X-Men. Sin revelar dato alguno, es necesario mencionar el cierre que hace el autor y el ejercicio cíclico que nos presenta con esta trilogía.
Es especialmente esta entrega la que ha supuesto para Ed Piskor una mayor complejidad para poder poner orden a la novela rio orquestada por Chris Claremont. Como muestra de esta problemática o complejidad a la hora de elaborar esta última entrega encontramos un personaje como Cable. Repasar la historia de Nathan Summers de bebé a su transformación adulta con todos los cambios que el patriarca mutante tuvo que hacer es un claro ejemplo de esta labor titánica. Nathan Summers tuvo primera aparición en 1986 y Cable en 1990. Desde luego la intención original de Claremont no era la de que ambos fuesen el mismo personaje. Esa conexión data de 1993, y una vez que eso sucedió, la historia de Cable se convirtió en la historia de retro continuidad más compleja de la historia de X-Men.
Por todos es sabido que en septiembre de 1980 La Saga de Fénix Oscura llegó a una conclusión estremecedora: Jean Grey sacrificó su vida para poner fin a la destructiva fuerza cósmica conocida como la Fuerza Fénix (The Uncanny X-Men vol. 1 #137). Parece ser que el editor Jim Shooter sintió que la muerte de Jean era la única forma de redimirla puesto que había aniquilado un planeta lleno de vida.
Tres años después, Claremont presentó a Madelyne Pryor. Poco después de su introducción, Scott y Madelyne se enamoraron y se casaron, y en 1986 en The Uncanny X-Men vol. 1 #201, nació su hijo, Nathan Christopher Charles Summers.
En el mismo mes en que nació Nathan Summers, comenzó X-Factor. El propósito de la serie era reunir a los cinco X-Men originales. Se reveló que la persona que todos creíamos que era Jean Grey y que había sido Fénix Oscura no lo era y que Jean había estado a salvo y oculta en el fondo del mar siendo rescatada de un estado de hibernación por los Vengadores y los Cuatro Fantásticos. Cual varita mágica se quitó de en medio a Madelyne Pryor. Con posterioridad se supo que había sido Mr. Siniestro el que se apoderó de ella con fines nada altruistas.
En Inferno, Madelyne Pryor regresa como la Reina Duende y aquí se produce el juego de malabares. Probablemente el lector se pregunte por qué Nathan Summers es el hijo de Jean Grey. Sencillo, Mister Siniestro le reveló a Madelyne Pryor que se parecía mucho a Jean Grey porque era un clon suyo, por lo tanto Nathan también era el hijo de Jean, genéticamente hablando. Al final de Inferno, Madelyne se suicidó y Jean recibió psíquicamente algunos de los recuerdos de Madelyne.
En febrero de 1990, Louise Simonson y Rob Liefeld presentaron a Cable en The New Mutants vol.1 # 86. Fue concebido con el beneplácito del editor de Marvel Bob Harras. Tanto Simonson como Liefeld propusieron la idea de que Cable fuese un viajero en el tiempo proveniente del futuro, pero ninguno de los dos tenía la intención de revelar que era Nathan Summers. De hecho, cuando Liefeld presentó al archienemigo de Cable, Discordia, comenzó a sembrar pistas para poder finalmente revelar que el origen secreto de Cable era que él y Discordia eran la misma persona, pero en diferentes momentos de su vida de viaje en el tiempo.
Volviendo a dar un paso hacia atrás, concretamente acudimos a 1991, en X-Factor vol. 1 #68 pudimos ver a Nathan Summers infectarse con un virus Techno-Orgánico. La única forma de salvarle la vida fue enviarlo al futuro con el clan Askani. En la serie Adventures of Cyclops and Phoenix, Scott Lobdell y Gene Ha nos mostraron como Scott y Jean viajaban al futuro haciéndose cargo de su hijo. A finales de 1993, en la primera serie homónima en solitario de Cable, Fabian Nicieza y Dwayne Turner confirmaron, en canon, que Cable era el Nathan Summers adulto.
De todo lo expuesto en esta síntesis se puede comprobar el batiburrillo que el guionista ha debido condensar para poder hilar con coherencia una telenovela en toda regla, y lo hace magistralmente.
Sería fácil suponer que no queda mucho por decir sobre la Gran Novela de la Gran Patrulla-X de Ed Piskor después de las anteriores entregas, sin embargo, esta suposición es incorrecta. La división que el autor ha efectuado mediante el desarrollo de una trilogía no es una mera casualidad toda vez que obedece a un análisis basado en diferentes y marcadas épocas de la historia de la Patrulla-X.
Exterminio cubre gran parte de la década de 1980 y fácilmente el período más complejo y lleno de historias enrevesadas con un crecimiento exponencial en series y miniseries que implicaban interacción de argumentos. A este aspecto hay que añadir que con posterioridad se produjeron acercamientos y modificaciones de líneas argumentales que se iniciaron en este periodo.
Debemos advertir que el lector veterano o conocedor de este periodo va a experimentar una sensación que variará respecto de lo que en su momento leyó o conoció, así de cómo se encontró por primera vez con estas historias.
Tal y como se manifiesta con anterioridad Exterminio trata tramas que se construyeron lentamente durante varios años. El planteamiento que en su momento llevó a cabo Chris Claremont y sus colaboradores fue una construcción a largo plazo, mes a mes. El hecho de tomar estas historias y llevar a cabo este volumen especialmente complejo es una labor digna de elogio. Piskor elige qué guardar, qué cortar y qué combinar, pero lo hace en aras de construir una historia más coherente.
En cuanto a la labor gráfica Ed Piskor continúa usando colores y degradados que hacen retroceder los cómics del pasado. Su labor y su grafismo alejado de lo que de normal se ve en el género superheróico puede espantar a muchos lectores, pero sinceramente esta obra como sus anteriores entregas debe estar en cualquier biblioteca de un amante de la Patrulla-X.
Mucho mejor los hip hop family tree de Piskor. Es un poco coñazo esta antología de X-Men. Me prestaron el primero y no llegué ni a la mitad…
A mí es que “esto” no me dice nada. Dibujo feista y una historia lineal de los X-men que cambiará en cuanto a cualquier guionista malo se le ocurra hacer uso de la retrocontinuidad. Es decir, que como verdad oficial se va a quedar obsoleta en poco tiempo. De hecho, la Moira de aquí ya no es la Moira oficial según la última versión ofrecida por Hickman.
Se podría decir que al final de este tomo el autor hace una filigrana para que, si le preguntas, «¿Al fin de todo esto, cuánto queda en continuidad?», él pueda decirte «Lo que tú quieras que entre». De hecho, en el tomo anterior creo que se saltaban una historia bastante importante de principios de los ochenta, y aquí se ve que eso era intencionado.
Sobre la «Moira de Hickman», yo tengo la teoría de que la Moira que todos hemos conocido hasta ahora es la de la «undécima vida», y la etapa que estamos leyendo ahora de Hickman transcurre en la décima.
Gracias por la reseña, igual sigo sin entender la calificación como la historia, me parece todo muy sobre valorado parte que el dibujo no ayuda en nada.
Muchas gracias a todos por los comentarios.
El ejercicio de síntesis que efectúa el autor es complejo y da lugar a situaciones tediosas, eso no se pude discutir.
Gráficamente no es un autor vistoso, pero ello no supone que su trabajo sea malo, al revés.
Por otro lado, estoy muy en la línea de que Hickman nos va a dar un ciclo, y la llave está en Moira.
Un abrazo
A mí los dos primeros tomos me gustaron mucho. En el tercero, me da la sensación de que al autor la historia se le va de las manos. El dibujo a veces parece que se toma las cosas en serio y otras veces parece paródico (cosa que no me ocurrió con los tomos anteriores), y la «filigrana final» me decepcionó bastante, aunque me pregunto si con ella el autor nos está diciendo que a partir de que Chris Claremont deja de guionizar la Patrulla-X ya no hay nada que valga la pena contar, o que a partir de allí los personajes están metafóricamente atrapados en un eterno bucle que les impide cualquier desarrollo o evolución.