RESEÑAS
Olimpita, Hernán Migoya y Joan Marín; Norma Editorial; 152 págs., BN, 18 €.
Acertadamente, los autores de Olimpita no se conforman con el simple retrato social de dos realidades tan a la orden del día como la violencia de género y la inmigración, sino que nos presentan una obra con vocación de relato en la que por encima de todo prima la progresión dramática de acontecimientos. Ciertamente, el protagonismo de esta novela gráfica está compartido casi que a partes iguales entre la mujer maltratada, su marido maltratador y un subsahariano que irrumpirá como elemento desestabilizador en la vida de la pareja, aunque sólo será la mujer quien se planteará y tanteará el apostar por una vida distinta de la que lleva y, por lo tanto, sólo ella forzará las ataduras de su situación inicial buscando dar respuesta a un cierto anhelo de felicidad.
El retrato de los tres personajes es impecable, huyendo del maniqueismo moral tan propio de la «Internacional Papanatas» a la hora de reflejar a los maltratadores, acertando de pleno desde la primera escena en diferenciar el enfoque existencial de los africanos respecto del de la gente de Occidente y hallando esas escenas relevantes -sin apenas palabras- que mejor transmiten el embotamiento emocional en el que se halla la mujer, así como la enorme carga de contenida agresividad que la habita.
Brillantes son también algunos de los acontecimientos cargados de simbolismo que contiene la obra, destacando por méritos propios ese momento en que Ass, el africano, invita a Olimpita a subirse al columpio, ofrecimiento todavía en fase larvaria de ese espacio relacional afectivo-sexual a través del cual la mujer aspirará a desligarse de su esposo.
Finalmente, cabe decir a su vez que la resolución de la trama, un tanto melodramática, resulta plenamente coherente con el desarrollo de la misma y, curiosamente, no está exenta de originalidad.
La obra, sin embargo, paga peaje por dos de sus aciertos fundacionales llegados al tiempo de desfondar al léctor con el remate del argumento.
Primero, porque la pobreza cultural y reflexiva de los protagonistas -tan excelentemente esbozada- provoca que su incapacidad para contemplar en profundidad lo que están viviendo se adueñe del relato. Ésta es su historia, los acontecimientos expresan lo que expresan, pero las personas que los viven no realizan signficativos progresos vitales a partir de esos acontecimientos y la trama, consecuentemente, tampoco puede hacerlo.
En segundo lugar, el grafismo ligeramente icónico adoptado por Joan Marín tanto en su retrato de rostros como de escenarios, que tan bien sirve a las escenas más simbólicas, menos cinematográficas, en mi opinión acaba generando un cierto distanciamiento entre obra y espectador, dificultando el surgimiento de una -creo yo- necesaria empatía entre protagonistas y léctores que, al llegar a la conclusión del relato, nos agite de alguna forma.
Detalles importantes, estos, aunque debe reconocérse que para nada merman la enorme calidad de los abundantes logros de la propuesta. Con lo cual, todo apunta a que la próxima obra de esta pareja puede considerarse absolutamente prometedora, dado el alto nivel de Olimpita.
[Entrevista de Alberto Benavente a los autores acerca de esta obra parte 1 y parte 2]
Las increíbles aventuras del Duque Dementira. Micifú, Fideu, Javi Martínez y Ciro; Planeta DeAgostini; 56 págs., color, 15’95 €.
Nadie precisa de una gran sagacidad para percatarse de que Las increíbles aventuras del Duque Dementira es una obra que sus autores han alumbrado con el mayor de los cariños. Se percibe en el notable grado de detalle que tanto guionista como dibujante y colorista han puesto en cada uno de sus goznes narrativos. Sin miedo al salto en el vacío que eso supone, no han ahorrado esfuerzos a la hora de construir un mundo nuevo, con su propia lógica, su propia idiosincrasia, su propia arquitectura y su particular luminosidad.
Es algo que resulta evidente desde sus primeras didascalias, puesto que Fideu mima su prosa con esmero y consigue conferirle cierto grado de sensualidad, sin que nunca se nos haga relamida en exceso. De hecho, el guionista juega con las palabras y con lo que estas revelan, sugieren y ocultan, ofreciendo de cartela en cartela un segundo nivel de lectura que no cae en la trampa de entorpecer el ritmo de lectura, antes bien, lo enriquece.
También se manifiesta de forma muy objetiva la dedicación que Javi Martínez ha puesto en este tebeo, dado que es precisamente a través de su trabajo que se despliega ante el léctor toda esa recreación de una realidad nueva que han acometido este trío autoral. El dibujante arremete esa labor con ímpetu, conquistando destacables logros en el ámbito de caracterización de personajes y escenarios, fallándole un poquito el pulso en aspectos de encaje de elementos móviles y estáticos dentro de una misma viñeta o de narrativa visual. Conste que esas carencias son absolutas minucias que simplemente se detectan por contraste con la inmensa potencia gráfica de la que el autor hace gala en las otras esferas del apartado ilustrativo.
Finalmente, cabe dedicarle una mención especial al colorista de esta aventura, puesto que ya apuntábamos al principio de la reseña la riqueza de matices cromáticos que Ciro maneja para conjurar luminosidades absolutamente mágicas, como el mismo guión hacía conveniente.
De todas formas, no podemos obviar que la naturaleza de este cómic lo convierte poco más que en una carta de presentación de protagonistas y contexto, sin que todavía hayamos profundizado en la enjundia del relato. Poco sabemos todavía de los poderes fácticos que gobiernan este mundo de autómatas animados mágicamente y su confrontación con el trío de personajes que lideran la acción ha sido todavía muy tangencial, puesto que incluso en el caso del aventurero Micifú su contacto con el Mecanólogo Imperial acaeció en el pasado y ha sido narrado en clave de flashback, difiriéndose así un tanto su potencia dramática.
Cabe esperar, pues, que esta creación pueda ver continuada su serialización entre nosotros 🙂
ZN ENTREVISTA A… JOSÉ A. FIDEU
Toni: Me intriga saber a qué público dirigís Las increíbles aventuras del Duque Dementira, puesto que retrata escenarios y personajes del imaginario infantil, pero no faltan en la obra algunos detalles que no pasarían el “Comics Code“.
J.A. Fideu: Cuando escribí esta historia traté de que fuera para todos los públicos, en el sentido de que todo el mundo la pudiera leer a su nivel, extrayendo una lectura diferente según la edad. Jamás he escrito para un grupo de edad ni para un tipo de lector… escribo, sobre todo, para mí, cosas que me gustaría leer. Sin embargo, reconozco que en esta historia hay momentos que son impactantes desde el punto de vista emocional, momentos poco usuales en un cómic que pudiera ser para niños. Desde luego, jamás me planteé el hacer algo infantil y no creo que el cómic lo sea. Esta historia, a pesar de las características del dibujo de Javi, (con un trazo muy dulce), y de los diferentes elementos extraídos de cuentos de hadas que he utilizado (como el narrador que utiliza varias veces la expresión “érase una vez….”), no es una historia infantil… es, simplemente, una historia. De cualquier manera, mi experiencia trabajando con niños me ha enseñado a no tratarlos como si fueran “tontos”, si se me permite la expresión. Creo que vivimos en una sociedad bastante hipócrita que pretende apartar a los más jóvenes de la realidad de la vida, hasta el punto de convertir los cuentos infantiles de siempre, en historias políticamente incorrectas, pero que por otro les muestra sin pudor lo más bajo del ser humano de manera continua (en programas de televisión de entretenimiento, deportivos, informativos, etc)… Aunque esa es otra cuestión. En ese sentido, he de decir que “Micifú”, a pesar de algunos momentos impactantes que tiene, ha gustado mucho a niños y grandes, por lo que estoy muy contento. La muerte y la violencia, cuando se usan con corrección y como elemento dramático, no como principio y finalidad, pueden resultar muy atractivas, dan a las historias un extra de emotividad muy necesario.
Toni: Aparte de ese extra de emotividad y de drama, que son nociones que buscan más bien provocar un efecto empático en el lector, ¿qué motivos te mueven a integrar muerte y violencia en una historia como esta?
J.A. Fideu: La muerte y la violencia son parte de la condición humana. Si se escribe una historia que trate sobre hombres, habrán de aparecer. No me gusta recrearme en ellas, creo que últimamente he visto muchas historias que abusan de ambas (sesos centrifugados por doquier, cabezas cortadas como si fueran melones, sangre por todas partes, vísceras fuera de lugar…), restándoles valor, y eso es muy peligroso en muchos sentidos. Sin embargo tampoco me gusta eliminarlas de las narraciones porque en ese caso se elimina toda emoción. Yo creo que hay que usarlas pero no abusar de ambas.
Con respecto a la violencia te diré que el exceso de ella me cansa, como me cansa el exceso de acción, de romanticismo o de sexo (aunque suene increíble esto último…). Veo una deriva en muchas historias actuales, que tiende a abusar de ella, lo que hace que el lector termine pensando que es gratuita, y que verdaderas atrocidades se vean como graciosas… pero aplicada en sus justas dosis es un condimento muy bueno para el caldo de cualquier historia, sobre todo para el de las historias de aventuras. No creas que soy un meapilas, me he reído y he disfrutado, como casi todo el mundo, con algunas historias de este tipo, pero, como te digo, el exceso me parece aburrido y moralmente peligroso.
Al respecto de la muerte: creo que vida y muerte forman un continuo, y que no hay manera mejor de apreciar las maravillas de estar vivo, que enfrentándote a la muerte. Con eso lo digo todo. Creo que en la literatura (sea del tipo que sea), ocurre igual… No me parecería tan alegre la entrada de Micifú en el segundo acto del cómic, cuando lo vemos ya de adulto comiendo caramelos en un tejado, si antes no se hubiera enfrentado a un drama tan grande como el que afronto unas pocas páginas atrás…
Toni: ¿Guardas todavía buena relación con Javi Martínez después del montonazo de cosas que le has hecho mostrar en cada página?
J.A. Fideu: Javi y yo no somos colaboradores, somos amigos desde hace casi dos décadas. Nos conocimos hace mucho tiempo (conocí, a la vez, a Vicente Cifuentes y a él, por lo cual doy gracias al Dios de las cosas buenas y de los comics, que ha de ser el mismo), así que, si me ha aguantado todos estos años, creo que seguirá haciéndolo unos pocos más…
No, en serio: Javi es uno de esos dibujantes (escasos) que disfruta con el detalle. Es meticuloso y le gusta profundizar en cada idea que le doy. Estuvimos más de dos años preparando la ambientación (tiene cientos de bocetos maravillosos). En todos mis guiones escribo indicaciones abundantes sobre trasfondo, pero en su caso todas eran pocas: me demandaba más y más. Me decía que necesitaba de esas descripciones para visualizarlo todo, y luego, al ver las páginas, yo me llevaba siempre la sorpresa, al ver que había mejorado y aumentado lo que le había pedido, añadiendo infinidad de detalles maravillosos… La imaginación es una herramienta asombrosa con la que se pueden crear mundos enteros y sólo conozco otra herramienta capaz de superar en eso a mi imaginación: es el talento de las manos de Javi…
Quiero a Javi, y creo que él también me aprecia a mí.
Toni: ¿Creaste esta obra teniendo a Javi Martínez en mente como su dibujante?
J.A. Fideu: Sí. Yo, como te he comentado, conocía su arte y siempre había pensado que era un pecado que se perdiera sin que la gente lo pudiera disfrutar. Le decía: “Javi, no te puedes morir sin publicar una historia de cómic”… Un día se atrevió por fin, me pidió un guión y yo me puse a escribir conociendo sus gustos, su estilo, y lo que a él le ilusionaría hacer… El Duque es un proyecto a la carta, creado expresamente para él, que no tendría sentido sin sus dibujos.
Toni: Asumo que dices que es un proyecto creador para él no sólo por estética, sino también por contenidos. Dicho esto, no puedo evitar el preguntarte cómo ves a Javi.
J.A. Fideu: Como he dicho, Javi es mi amigo: una gran persona, admirable en muchos sentidos (como su meticulosidad infinita), al que conozco desde hace mucho tiempo. Siento un gran afecto por él, pero creo que aunque no fuera mi amigo seguiría pensando que es uno de los más grandes artistas con los que me he encontrado nunca: un dibujante natural, con una gracia innata a la hora de dibujar, muy trabajador y concienzudo, que ama el cómic y que da el máximo de sí cuando hace un trabajo… Y además una persona muy imaginativa, a la vez muy apegada a este mundo real, pero con la capacidad de volar y de dejarse llevar por la fantasía. A Javi le encanta lo fantástico (sobre todo ese tipo de fantasía especial, al estilo Terry Gilliam), el cine, el cómic y la estética francesa. También le encanta la música, de países exóticos (desde la celta a la griega, por nombrar dos de caracteres muy diferentes), todo lo que suene a viaje de la imaginación y los sentidos… En realidad, cuando escribí esta historia me la planteé como un viaje, o un paseo a uno de esos lugares increíbles… En ese sentido, el itinerario ha sido trazado para él…
Y por cierto, en cuanto a las capacidades artísticas pienso de manera similar de Ciro, un maestro en esto del cómic, y sobre todo en el color cuyo trabajo ha sido admirable, del que casi no hemos hablado, pero al que considero tan responsable del resultado final, como a Javi o a mí mismo. Este cómic se divide al treinta y tres por ciento entre los tres… Ciro y nosotros dos coincidimos en esos otros gustos (musicales, estéticos, ect.) de los que te hablaba antes, también y por eso estaba seguro de que también disfrutaría coloreando el cómic.
Toni: Ciertamente el papel de Ciro en el acabado gráfico es de una gran importancia, tanto en cuanto a texturas como a los tonos tan expresivos que utiliza en ocasiones concretas. ¿Qué grado de libertad tenía Ciro en cuanto a estos aspectos y qué nivel de comunicación teníais los tres de cara a aprovechar la función comunicativa del apartado cromático?
J.A. Fideu: Cuando hablamos con él las primeras veces, nos ofreció varias posibilidades de color. Nos mostró pruebas a color directo y luego un color digital mas natural (más parecido al oleo), y otro un poco más infográfico (con contrastes más marcados y degradados, algo más color “Image”). Tras discutirlo durante varios días, llegamos al tipo de color que queríamos. Javi, sobre todo, tenía este apartada muy claro, quería algo más basado en colores planos, y Ciro algo más natural. Al final, como digo, se llegó a una solución intermedia que nos agradaba a todos, con la que Javi quedó satisfecho y Ciro pudo dar rienda suelta a su creatividad.
Una vez decidido el estilo de coloreado, nos pusimos a trabajar en los tonos que correspondían a cada parte (a cada secuencia…). Ciro es un maestro en la teoría del color, y sabe muy bien, qué color es más acorde para cada escena, dependiendo del dramatismo que contenga. Así hicimos una planificación general y él ya se puso a terminar las páginas.
En realidad, a Ciro hay que indicarle poco, sabe interpretar las imágenes con facilidad, pero aún así, nos reuníamos quincenalmente para ir puliendo detalles. Nosotros veíamos el resultado y, lógicamente, no nos quedaba más que aplaudirle. Siempre nos gustaron las páginas que nos ofrecía. El apartado de color es su responsabilidad y creo que hay que dejar que cada artista de el máximo, aportando sus ideas… En ese sentido, hemos trabajao muy agusto, porque todos hemos podido opinar, pero cada uno ha sido dueño de su parcela.
Creo que esta historia no sería igual sin los colores de Ciro… Te pongo un ejemplo. Decidió que todo aquello que hiciera referencia a la magia, todo lo que fuera mágico, iría coloraedo en un tono verde muy brillante. Fue un gran acierto. Ahora puedes mirar a la historia y reconocer con sólo un vistazo la presencia de magia en las páginas, lo que es, creo yo, hacer un uso muy inteligente del color y convertirlo en un elemento narrativo más… Es decir algo sin usar palabras, sólo usando tonalidades… es usar el color no sólo para rellenar huecos, sino para narrar…
Toni: Volviendo a Javi, me ha sorprendido eso que decías acerca de que su talento corría el riesgo de quedar en el anonimato y que tú le animaste a dibujar un cómic, cuando su grafismo se adaptar perfectamente a la historieta. ¿Él no contemplaba seriamente la posibilidad de los cómics como herramienta con la que explotar su faceta de ilustrador?
J.A. Fideu: Javi y yo somos maestros. Lo vengo viendo dibujar desde hace años, pero quizás por timidez, no se había atrevido a presentar un proyecto así a una editorial importante nunca. Venía haciendo cosas (comics cortos, ilustraciones, trabajos esporádicos…), presentándose a concursos (que casi siempre ganaba), pero le faltaba que alguien le diera un empujón para publicar a nivel profesional. Yo tuve la suerte de saber de sus inquietudes y de animarlo… gracias a eso ahora el Duque está en los quioscos y yo he visto realizado otro de mis sueños, que él ilustre una historia mía…
De cualquier forma, he pensado mucho en esto. Con tanto talento, antes o después su arte habría salido a la luz… yo simplemente le animé a vencer la timidez, a moverse y quizás, a ayudarle a creer que podía ser posible. Javi ha amado los comics siempre y creo que éste es su medio. Ha nacido para dibujar comics.
Toni: Entiendo que en Planeta han apostado fuerte por esta historia y por vosotros, dado que este primer libro da muestras de tener una clara vocación de continuidad.
J.A. Fideu: Bueno, Planeta nos ha apoyado en el sentido de darnos total libertad creativa y publicando la obra con una edición bastante buena, aspectos ambos por los cuales les estamos infinitamente agradecidos. Sin embargo, lo de la continuidad de la serie está por verse. Hemos firmado un sólo álbum (esperamos que las ventas acompañen y podamos firmar pronto las continuaciones), y lo cierto es que ellos nos demandaron una sola historia y, además, autoconclusiva… Por suerte conseguimos salirnos con la nuestra, y tras insistir, conseguimos que indicaran el hecho de que no se trata de un tomo único. Yo había tenido una mala experiencia en este sentido con Alma, mi anterior trabajo con Planeta, ilustrado genialmente por Vicente Cifuentes y coloreado con maestría por Antonio Casquero. En ese caso se trataba también del primer capítulo de una serie, pero al no indicarlo en ningún lugar, creo que la obra salió perjudicada. La gente la entendió como una obra autoconclusiva, un tomo único, y creo que eso hizo que muchos lectores se extrañaran al leerla y se quedaran con la sensación de haberse quedado “a medio”.
Toni: Se diría que este primer libro tiene tres partes muy marcadas, cada una con su propio protagonista: Micifú, Totí y el Duque Dementira. ¿Por qué esa opción por el protagonismo compartido entre tres figuras de personalidad muy definida?
J.A. Fideu: En realidad pretendemos centrar cada volumen en un personaje. En este primer tomo nos hemos centrado más en Micifú, pero queremos ir desarrollando el pasado de todos los protagonistas (héroes y villanos) a la vez que sus aventuras, por así decirlo, en el presente.
Pretendemos de esta manera que las historias avancen a la vez hacia atrás y hacia adelante en el tiempo, contando sus andanzas y ampliando el universo.
Por otro lado, viendo ahora la historia con algo más de perspectiva, creo que llevas razón en el hecho de que el primer volumen ha quedado partido en tres trozos, cada uno dedicado a un personaje tan diferente (aunque en las páginas finales, las historias de los tres confluyen, enredándose en una sola). Sin embargo, este aspecto no ha sido intencionado. Ha sido el propio devenir de la narración el que ha pedido, quizás, una estructura así, que, ya digo, surgió de manera espontánea.
Toni: A raíz de lo que dices, queda claro que cada personaje tiene su pasado y que tienes aventuras en mente para su presente. Pero esas aventuras, ¿se dirigen hacia un futuro definido o está podría ser una serie totalmente abierta?
J.A. Fideu: La historia completa se dirige hacia un futuro definido. Tenemos claro lo que queremos que pase en la historia y cual será su final (yo creo que no tengo historia hasta tener un final en mente), pero es posible que cambien algunos acontecimientos de lo que llamamos “el presente” que hemos apenas abocetado. En realidad solo he escrito la segunda parte del ciclo, pero tengo una estructuración de la serie en la que definimos todos los acontecimientos más importantes que nos llevarán a ese final. Lo que no descartamos es seguir profundizando en el universo del Duque (hacia delante o hacia atrás), cuando este arco argumental primero acabe (si es que alguien se anima a publicar las continuaciones, y acaba…), Eso ocurriría en el caso de que las historias interesaran y de que viéramos que el universo Dementira diera para más…
Toni: Hablas de que alguien se anime a continuar la publicación de forma genérica. ¿No hay obligación contractual de que la serialización de esta historia corra de la mano de Planeta?
J.A. Fideu: Nuestra idea es seguir con Planeta. Nos hemos sentido muy a gusto con ellos y hemos trabajado con gran libertad, consideramos esa editorial como nuestra casa. Es una editorial seria, que te ofrece un gran respaldo, y toda la gente con la que hemos tratado en estos meses ha sido siempre encantadora, han mostrado un gran entusiasmo por la obra (Desde Ricardo a Sandra…). Yo personalmente creo que será así, que habrá mucho Duque en Planeta por muchos años, pero a día de hoy no hemos firmado todavía nada…
Toni: La voz del narrador, de una prosa muy bella, impacta sobre el despliegue del relato de varias maneras y de una forma muy acusada. Cuando concebiste esta historia, ¿tenías ya clara ese papel que debía jugar su narrador?
J.A. Fideu: Sí. Me gusta mucho el tomar un género clásico y retorcerlo, transformarlo a mí manera. Ya lo hice con el género negro en mi novela Núbilus y en el cómic del mismo título, y también lo pretendí en Alma. En este caso, el juego consistía en, como he dicho, hacer un cuento de hadas para todos los públicos, y para una historia de este estilo, la voz del narrador -cuya identidad se desvelará en futuros capítulos-, era, creo yo, fundamental. Además me gusta mucho el usar este recurso, porque facilita que la historia avance más rápidamente, añadiendo a las imágenes información que contada sólo gráficamente ocuparía muchas más páginas de las que yo he dispuesto habitualmente.
Toni: En declaraciones que has hecho sobre tu novelización de Núbilus, pareces lamentar ciertos condicionantes inherentes a tu trabajo en historieta, desde la limitación de espacio a la necesidad de llegar a pactos con el resto de personas implicadas en la producción de cada cómic. Pese a todo, ¿sigues “bailando con la más fea”?
J.A. Fideu: Amo el cómic. Está tan unido a mi experiencia, a mis vivencias, que creo que jamás podré separarme de él, y por eso sigo escribiendo guiones para cómic. Sin embargo, hay aspectos del mundo del cómic que nunca me gustaron y uno de ellos ha sido la limitación de espacio físico a la que me he enfrentado, siempre, a la hora de contar una historia. Esta falta de páginas me ha obligado a contar muchas veces las cosas de manera apresurada, sin dar a algunas escenas y personajes la profundidad que requerirían. Soy un autor desconocido, y quizás por eso, los editores no se han lanzado nunca a dejarme escribir sin límite. En ese sentido, envidio a los guionistas de cómic americano, que pueden emplear treinta páginas en contar una pelea o veinte en una conversación, y que desarrollan sus tramas en cientos de páginas… Por suerte esta tendencia parece que ahora empieza a cambiar, y los editores ya se muestran más proclives a dejar que las historias creadas en Europa sean más largas, sin que el lector tenga que esperar años para leer un segundo capítulo… Esa ha sido siempre una de mis mayores quejas, sí. Cuando escribí la novela, pude darle a una historia el tiempo que necesitaba, las páginas que requería, y por eso me sentí tan a gusto, tan libre… Cualquier que lea Núbilus en su versión cómic y en su versión en novela, entenderá de lo que hablo… Una historia de trescientas páginas comprimida en cuarenta y ocho.
Por otro lado está el tema de compartir la creación con varias personas. En este sentido, en la novela me siento más responsable del trabajo, sea bueno o malo. Es mio, con sus errores y sus aciertos. En el cómic tienes que trabajar con más personas y, a veces, el tener que llegar a acuerdos constantes puede desgastar. Hay personas con las que trabajar es más fácil y otras con las que es más difícil, gente con la que te entiendes mejor y gente con la que te entiendes peor. En general he tenido suerte con mis compañeros, creo que han engrandecido mis humildes historias, pero esto no siempre es así, y hay veces en las que ver que tu trabajo imaginado no resulta todo lo bien que deseas, por una falta de entendimiento, te hace sufrir… Por eso, me siento tan libre con la novela y la disfruto tanto, empleo todas mis energías en crear.
[Serialización del Capitán Meteoro de José A. Fideu en ZN]
Las personas que se van a llevar los tres lotes de las postales que editó con motivo del Salón del Cómic de Barcelona 2010 el buen amigo José Antonio Serrano, responsable de la estupenda Guía del cómic son: Ohcan, Guolberin y Dennel.
Para recibir dichos lotes deben enviar un email a info@zonanegativa.com indicando su dirección postal y José Antonio Serrano hará efectivos los envíos.
Recordemos que cada lote contiene once postales de ilustraciones casi todas realizadas expresamente para este coleccionable por los siguientes autores: Pepo Pérez, Santiago García, Luis Bustos, Javier Olivares, Bernardo Vergara, Manuel Bartual, David López, Aleix Saló, Guillem Dols, Víctor Santos, Pau y Javier Peinado.
- Recomendaciones nacionales
- Archivo de Píldoras nacionales.
¡Me tocó un lote! ¡¡Viva!!
Por cierto, coincido con el estupendo gusto puesto en cada detalle de El duque Dementira. Me lo llevé porque a mi hija le encanta ese tipo de trazo y al primer vistazo no pintaba nada mal, y luego en casa… me lo quedé yo. 😀
¡Toooooooma! ¡La primera vez que me toca algo!
Lo voy a celebrar comprándome «el duque de mentira», faltaría más 😀
Celebro que os alegre lo del premio y espero que ya hayáis dejado vuestros datos 🙂
A ver cuándo se pasa guolberin…
!!Pero esto que es!!!
Como se me ha podido pasar la sección esta semana,supongo que habra sido por los miles de post propiciados por el salon de san diego.
Vamos por parte,ya comente cuando raul colgo en los enlaces de prensas la historia del duque dementira,simplemente,me encanta.
Esto es lo que llevo años reivindicando desde el silencio del anonimato,esta es la unica manera de crear una industria fuerte en españa,es decir,comics bien escritos,bien dibujados,bien entintados,bien coloreados y bien publicados,punto,no hay mas secreto.
Espero que tengan toda la suerte del mundo en cuanto a numero de ejemplares vendidos y que esto sirva para dar un empujoncito a las editoriales.
Y todos los que estais ahi escondidos con vuestros estilos feistas o feo directamente,haceis bien en tener miedo,porque cuando la gente descubra a los buenos dibujantes ,a vosotros se os acabara el chollo del «falso underground» o la marginalidad fingida y usada como reclamo.
Pronto te vere en el paro C.V.
Enhorabuena tony por la entrevista y el articulo.