Tras la impactante conclusión de la primera temporada de la serie de Grant Morrison, Hal Jordan ahora un Blackstar, vive en un universo completamente diferente al que estamos acostumbrados, donde él mismo junto a Belzebeth impone con mano de hierro la voluntad del controlador Mu en todo el universo. Ni rastro de los linternas verdes. El «Cubo Cósmico» ideado por el gran villano de la primera temporada funciona a las mil maravillas y la realidad ha sido enteramente reescrita.
Morrison crea este interludio entre temporadas como si de una miniserie se tratase, pudiéndose leer independientemente de los 12 números anteriores, si bien obviamente, esto es una continuación de la temporada anterior. El escocés en muchos momentos narra la historia mediante el diálogo, de forma bastante eficiente, cada personaje representado tiene su forma de hablar y no solo por su idioma o dialecto que también, sino por su forma de expresarse, dando una diversidad al cómic que lo dota de una tridimensionalidad conveniente para la veracidad de la trama. Parallax, así es llamado el Blackstar Hal Jordan (en uno de los abundantes guiños que realiza el autor) se casará con la vampiresa espacial, aunque pronto se revelará como él mismo embarcándose en un juego de engaños bien planteado y ejecutado.
La pareja líder de los Blackstars pretende conquistar Mundo Guerra, hogar de Mongul, como tributo a su creador. La batalla es una demostración de fuerza y crueldad por parte de Belzebeth que no duda en humillar al señor de la guerra espacial, dejando claro al lector el poder de este oscuro cuerpo opresor para algunos, magnánimo para otros.
El diálogo que abre la grapa del número 2 resulta una crítica feroz al cómic actual, con humor y bastante mala baba, el escocés hurga con el dedo en la llaga. ¿Qué opináis de estas palabras, es una crítica a Tom King, entre otros? “Hubo una época en que cometían atracos con detalladas máscaras de animales o arrojaban alucinógenos en los embalses, ¿hoy en día? Han pasado de imaginativos crímenes contra el status quo a atacarle personalmente una y otra vez “romper al murciélago”, el pobre Batman necesita más protección que Gotham City”. En el nuevo mundo creado por Parallax, la cordura la representa Superman que expone: “existen importantes problemas de salud mental superheroica propios del siglo XXI” para acto seguido mostrar a una desbocada Wonder Woman. El autor de Animal Man tira con bala y nadie queda a salvo “Diana cambió el lazo y los brazaletes por una espada y un escudo en su propia búsqueda de un mundo con sentido, en un mundo incierto” por no hablar de su representación del “Depreverso” y el “me rindo” de Batman. Menciones al continuo devenir existencial y universal de la Liga de la Justicia de Scott Snyder “no tiene por qué ser así, ¿ser cómo? …err». Todo este metalenguaje está perfectamente incrustado en la trama de la serie, con Parallax tratando de convencer a Superman de que la tierra se una con el controlador Mu. La reacción de Damian Wayne (creación del escocés) al abrazo de Jon Kent parece representar lo que piensa el autor de los Supersons. Así es el cómic, una continua sucesión de dobles lecturas que dibujan una sonrisa tras otra en el rostro del lector de la editorial que poco llega a importarle el devenir de la trama ante tal despliegue de irreverencia y genialidad al plasmarla. Al lector puede que no le importe, pero a Morrison sí y la historia prosigue coherente y firme con un asentado y lógico paso de situaciones.
Belzebeth cuenta su origen, dejando muestras de su insolente personalidad en cada oportunidad que tiene y se erige como el gran enemigo del interludio entre temporadas, un buen personaje, bien perfilado, que esperemos no caiga en el olvido. La resolución del arco argumental cumple sobradamente y deja todo preparado para el comienzo de la segunda temporada, que dicho así, parece habría que esperar para ella, pero el próximo mes ya estará disponible en las tiendas especializadas de todo el país.
En estos tres números el genial Liam Sharp se toma un descanso, ocupándose del dibujo el artista patrio Xermánico, que por cierto entrevistamos en ZN en el Magazine DC de agosto. Su arte cumple sobradamente y poco tiene que envidiar al del titular de la serie en cuanto a la representación de los distintos mundos y seres o entes que pueblan el cómic, con gran imaginación y soberbia plasmación, recrea un universo diverso y verosímil con buena narrativa a pesar de lo caótico de muchas páginas (no es tan exagerado como Sharp en este sentido) entregando un gran dibujo por sí mismo que además consigue guardar una coherencia artística con las doce entregas anteriores. Ayuda a esto el colorista, Steve Oliff, que dota al trazo y entintado de Xermánico del color propio y único de la serie.
Grant Morrison lo ha vuelto a hacer. Mejor dicho, continúa haciéndolo. The Green Lantern es una serie superheroica escrita por un guionista con un estilo inigualable que domina el metalenguaje como pocos y que no tiene ningún reparo en escribir cada palabra que escribe como realmente quiere decirla. No tenía miramientos en su juventud como para tenerlos tras su envidiable trayectoria. El resultado es un autor que sin las pretensiones de sus obras más personales, disfruta con su trabajo y entrega una serie disfrutable de principio a fin, sobre todo para sus propios seguidores y aficionados a la editorial al incluirse continuas pinceladas perceptibles por el deceíta más añejo o más versado. Al mismo tiempo se erige como una serie accesible para conocer al genio de Glasgow que demuestra aquí sus particulares características pero sin explayarse en exceso quedándose siempre en unos límites bastante potables. Un interesante interludio entre temporadas que mantiene en muy buena forma al principal de los linternas verdes y sostiene la colección como una de las mejores del catálogo de la editorial.
Interludio metatextual
Guion - 8.5
Dibujo - 8
Interés - 9
8.5
Grant Morrison y Xermánico entregan un cómic superheroico distinto de la mayoría de ellos, muy superior a la media, con multitud de detalles a simple vista y también escondidos para el lector de DC Cómics.
Gran reseña, aunque me gusta Xermanico prefiero a Sharp , en cuanto a la trama Morrison demuestra como hacer cómics de superheroes para adultos sin contar lo de siempre, no compro mucho superheroes pero esto no me lo pierdo me parece muy por encima de la media.
Gracias por tu amables palabras sibaix, en esta y otras reseñas. Concuerdo contigo Morrison entrega un cómic muy por encima de la media que se disfruta mucho.
Que gran entretenimiento !
Da gusto comprar la grapa cada mes. Una golosina.
Muy acertada la reseña.
Gracias por las palabras Seperic. Sin duda es un caramelo a disfrutar este Green lantern!
La mejor serie de superhéroes de la actualidad. A años luz de la segunda.
Yo también prefiero a Sharp, por cierto,aunque Xermanico hace una gran labor.
Fuera del sello Black Label, donde creo hay obras muy valorables, estoy de acuerdo en que es la mejor serie de DC. Yo también prefiero a Sharp, y como dices no hay que desmerecer a Xermánico por esto, que entrega un trabajo muy adecuado a la obra y de gran nivel.
Muy divertido de leer. La critica a los vicios de la editorial y el depresoverso no tienen desperdicio.
A Xermanico deberian ofrecerle un contrato en exclusiva!
Hola Drury Walker, sin duda Xermánico bien merece un contrato exclusivo. Coincido, no solo es un cómic interesante también divertido, disfruté muchísimo toda la parte crítica.
Me gusto la reseña y si me sumo a los que les agrada el trabajo de Xermanico, pero es que Sharp es Sharp.
Y los sablazos a la propia DC eran geniales, en especial hacia Bendis.
¿Bendis?
Si, Bendis.
Ese Bendis.
Bendis el escritor de comics
¿El escritor de comics?
El escritor de comics.
…
Y por cierto, a modo de espoiler
fue genial como desde el principio de la miniserie, en la misma portada se nos estaba revelando donde ocurrian los hechos de Green Lantern: Blackstars, con la tierra oscurecida que no era otra que la misma que presenta el mapa del multiverso.
Excelente arco una muy buena critica a la DC actual y una historia muy imaginativa. Xermanico cumple de sobra… aunque Sharp es un crack en toda regla y con ganas de leer la segunda temporada