The Umbrella Academy ya supuso una sorpresa en su día, llamó la atención de muchos lectores del cómic, por su calidad, y de gente ajena al medio, por la fama de su escritor, pero ahora es más conocida que nunca gracias a su adaptación a la pequeña pantalla por parte de Netflix. Esto último lo agradezco personalmente por dos motivos sobretodo, que la serie me gusta, aun siendo bastante diferente de lo sucede en los cómics me parece fresca y ha sabido jugar con los elementos originales para luego tomar su propio rumbo, cristalizada en una segunda temporada magnífica (aunque el apartado musical es muy mejorable), pero también porque me ha servido para reengancharme al cómic gracias a la magnífica edición, en tapa dura y con sobrecubierta, que puso a la venta Norma. Así que, aprovechando que el tercer tomo ha salido el mes pasado en este formato (recordemos que su edición en rústica salía hace casi un año), regresemos un poco a la historia original de la familia Hargreeves en el que es, para un servidor, el mejor tomo de la colección.
Lo de “una serie de superhéroes diferente” es una máxima muy utilizada, aunque aquí tiene más sentido que en otras de las muchas colecciones a las que se ha aplicado. Cuando empecé a leer esta serie mi intención era ver qué es lo que hace a The Umbrella Academy diferente. Hay varias cosas, pero la primera te asalta en cuanto comienzas: el dibujo de Gabriel Bá. No quiero quitar mérito, ni mucho menos, al escritor, pero este cómic no sería tan diferente con otro dibujante. El propio artista brasileño lo decía, no es un dibujante de superhéroes, él estaba acostumbrado a obras de diferente calado, como Daytripper o Two Brothers, publicadas junto a su hermano gemelo Fabio Moon, le llamaban cómics como el de Casanova que hizo con Matt Fraction, no se veía como un dibujante de los que suele utilizar Marvel o DC en sus universos superheroicos, y no hablo de calidad, buenos los hay en todos los lados, hablo de estilo. Un estilo que se acerca a lo caricaturesco pero con una capacidad inmensa para reflejar emociones más negativas. Formas exageradas pero con posiciones más realistas alejan a este autor del mainstream que suponen los superhéroes, siempre jugando con la narrativa. No es de extrañar que él mismo no se viera como un dibujante de superhéroes. Pero claro, es que The Umbrella Academy no es una serie de superhéroes, es una serie de una familia disfuncional con poderes. Ahí es donde entra el guionista.
Gerard Way es el cantante de My Chemical Romance, famosa banda que tiene el honor de ser (más o menos) aquellos que consiguieron popularizar el emotional-hardcore, un interesante estilo de música bautizado como tal a finales de los ochenta pero que siempre se había quedado en un segundo plano (más o menos). Hay muchos matices en todo ello, pero no es lo que nos interesa para hablar de este cómic. Ahora bien, sí que hay detalles que influyen en el cómic, el “emo”, como buena parte de hardcore, sigue conteniendo esa preocupación, heredada del punk, de la vida de la gente diferente en la sociedad. La negación de la homogeinización, que se podría decir, y las miserias que trae apartar a las personas por considerarlas diferentes. Con esta base Way ha contado muchas historias, porque si nos paramos a leer sus letras veremos que ya ahí contaba historias. Esta The Umbrella Academy no es más que llevar a cómic lo que él ya venía contando y de lo que ese estilo de música, y aquel lugar del que evoluciona, tiene como temática principal en sus canciones.
No hay que profundizar mucho en la obra para darse cuenta de que su gran amigo Grant Morrison es una fuerte influencia en Way, él lo dice cada vez que tiene oportunidad. Esos conceptos raros, esos personajes extraños que nos encontramos en esta obra huelen mucho al buen Morrison, al de El Asco o Los Invisibles, pero ya desde el primer tomo de esta colección para mi hay un abismo entre ambos, que Morrison siempre se va al plano metafísico mientras que Way se queda en casa, en la persona, en el sentir junto a otros y en la familia, lo que sea que signifique esta palabra.
Gabriel Bá está un poquito mejor que en los anteriores tomos, quizás ahora tiene más seguridad de que esta es su serie, al final ha pasado casi una década entre la anterior mini y esta, y se lanza con diseños muy variados (y muy interesantes) para esos personajes misteriosos que están en el Hotel Oblivion. Pero lo que realmente me parece mejor de este tomo es que la historia de Way está mejor tejida, es más madura en un sentido artístico, mucho mejor estructurada y parece querer ir a un sitio muy concreto. Sitio que se antoja cada vez más interesante.
La separación de los personajes en grupos, cada uno con sus historia, buscando sus propias redenciones a su manera y apoyándose en lo único que tienen, sus hermanos, está mucho mejor escrita y es bastante más interesante que una Torre Eiffel o una orquesta tratando de dominar el mundo, pero además lo hace manteniendo esos conceptos más extraños que se dan desde el principio. Sí que se nota que Gerard Way ha evolucionado en esta década, y lo ha hecho a mejor, que no es decir poco teniendo en cuenta que las dos primeras partes eran muy buenas, incluso galardonadas por ello.
La pequeña sorpresa final, que nos deja en un “continuará” poco habitual en esta colección, es un ejemplo de que lo interesante de la serie son las personas y no las heroicidades. El giro podía ser sorprendente o no (que en las series de superhéroes hemos visto de todo ya, aunque esto me recuerda casi más a cierta famosa novela de Isaac Asimov) pero ¿dónde van nuestros pensamientos?, no a al cuándo ni al qué, sino a cómo se sentirán los protagonistas tras la última revelación. Y es que eso es lo bueno de esta serie, que los autores saben dejar el peso en las emociones de los personajes y reflejarlas en nosotros.
El cliffhanger final nos promete una cuarta parte, viendo que Gerard Way se ha puesto las pilas en Dark Horse, tanto con la continuación de su Killjoys en National Anthem (basado en las historias narradas en el cuarto disco de My Chemical Romance) como con el Spin Off dedicado a Klaus, You look like death, ambas series se acaban de estrenar, esperemos que Gabriel Bá no tarde mucho y llegue una nueva miniserie pronto.
The Umbrella Academy: Hotel Oblivion
Guión - 8.8
Dibujo - 9.2
Interés - 9.2
9.1
Apasionante
No es que lo vuelvan a hacer, es que se superan. Gerard Way y Gabriel Bá están mejor que nunca.