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En el año 2015, Marie, la madre de Nathalie, está ingresada con en una residencia para mayores de Burdeos. El Alzheimer que padece hace que su mente se disperse y comienza a hablar en español, un idioma que sus hijas desconocían que supiese. Algo que les hace darse cuenta que no saben nada del pasado de su madre, solo que vivió desde los siete hasta los veintidós años en un orfanato del sur de Francia. En esos años enterró sus recuerdos y nunca hablo de ellos con su familia. Atando cabos a través de las frases inconexas de su madre, Nathalie, su hija y su hermana llegan a la conclusión de que de niña su madre, que se llamaba Dolores, tuvo que huir de España entre las bombas que el ejército sublevado lanzaba a la población civil, mientras trataban de huir para no sufrir las represalias por haber defendido la democracia. Su afán por conocer el pasado de su madre la llevan viajar a España en los días previos a las elecciones municipales y autonómicas de 2015. Allí descubre que todavía quedan muchas heridas por cerrar y un país que no parece querer cambiar ni hacer justicia.
La novela gráfica relata a través de la historia de Dolores y Nathalie la retirada de los republicanos y la vida de los exiliados en Francia tras la victoria del bando fascista en la Guerra Civil Española, y los días previos a la irrupción de Podemos en las elecciones de 2015. Una visión que es muy interesante al venir de un autor francés que no está contaminado por más cuarenta años de ideología franquista, algo que le permite tomar distancia con los hechos para dar una visión más objetiva. A pesar de tratar muchos temas y personajes, Loth consigue que la historia no se haga pesada gracias a que entrecruza la trama de las averiguaciones de Nathalie en 2015 con las vivencias de su madre de niña. Además, consigue que mezcla entre la historia y la ficción sea equilibrada. Aunque somos testigos de sucesos terrible y dramáticos como la difícil situación de decenas de miles de republicanos rodeados en las playas de Alicante o las penurias de los campos de refugiados, no hay una intención de regodearse en ellos, pero sí que deberíamos conocerlos para poder empatizar con lo que ha sucedido con los refugiados de los recientes conflictos mundiales.
La parte de la historia que nos cuenta la situación de España en 2015 es interesante y un buen repaso a como estaba el país. Pero le falta espacio para profundizar en la compleja situación política y social de aquellos días. Lo más interesante es descubrir como lo veían desde Francia. Lo que si denota la obra es el gran trabajo de investigación de que ha realizado Loth, ya que, como nos explica en un artículo incluido al final del tomo, aunque Nathalie, Dolores y su familia son personajes ficticios los testimonios incluidos en el tomo son los que le hicieron testigos de la época durante el tiempo que pasó en Madrid preparando el cómic. Estos testimonios de primera mano son vitales para poder construir un relato veraz de cualquier historia y es uno de los grandes valores de Dolores.
Bruno Loth tiene un dibujo deudor de la línea clara a medio camino entre Hergé y Jacques Tardi. Aunque con unas composiciones de página más variadas, lo que le permite realizar algunas planchas notables como las dos que acompañan esta entrada. Para los momentos más terribles del pasado de dolores opta por escenas mudas que potencian el dramatismo al dejar que sean las propias imágenes las que hablen. Sus personajes ficticios resultan muy expresivos, algo que no sucede con los reales que están algo estáticos, aunque el parecido está bien conseguido. El álbum es bicolor con tomo marrones, que funciona bien, aunque sus dibujos ganan con el color que hemos visto en otros trabajos.
A pesar de los tópicos que existen sobre que la ficción española sobre habla en exceso de la guerra civil, la Retirada y los campos de concentración en los que el gobierno francés encerró a los refugiados no es un tema que se haya tratado muy ampliamente. En cómic solo lo hemos visto como tema principal en obras francesas (el país no se siente muy orgullosos de aquella decisión) como El convoy (Norma) de Denis Lapierre y Eduard Torrents y en El ángel de la retirada (Bang) de Serguei Dounovetz y Paco Roca. El autor valenciano también lo trato de manera menos profunda en Los surcos del azar (Astiberri). Este mismo año se ha publicado La retirada, un libro de Josep Bartoli que nos narra de primera mano como fueron esos años que cuenta con las ilustraciones que hizo durante esos terribles días.
Bruno Loth es un historietista francés nacido en 1960. Su primer trabajo fue la serie Ermo (Kraken), en la que nos narraba las desventuras de un adolescente en plena Guerra Civil Española. Una época en la que ha desarrollado la gran mayoría de sus obras. Su siguiente trabajo es Mémoires d’un ouvrier, las memorias de su padre durante las décadas de los treinta y los cuarenta. Posteriormente publica John Bost, Un précurseur, la biografía del pastor calvinista del siglo XIX con guion de Vincent Henry. En 2016 publica Dolores, a la que sigue Guernica (Ponent), sobre el bombardeo de la ciudad que Franco autorizo a la aviación nazi durante la Guerra Civil, y su trabajo más reciente el primer álbum de la serie Viva la Anarquía (Ponent), que narra el ilustra el encuentro entre Durruti y Majnó, que reseñaremos en breve.
Ponent Mon hace una buena edición como es habitual en ellos, Bruno Loth es una magnifica incorporación a su cada vez más variado catálogo. El álbum contiene como extras dos artículos, uno explica el proceso de realización del cómic y el otro cómo fue la retirada de los republicamos.
Dolores es cómic emocionante que nos relata momentos terribles de nuestra historia, junto con otros más recientes que supusieren un atisbo de esperanza. Bruno Loth nos prueba la importancia de la memoria para evitar que los trágicos errores de nuestro pasado se vuelvan a repetir. Una lectura imprescindible sobre todos para los que se permiten el lujo de decir que con Franco se vivía mejor.
Dolores de Bruno Loth
Guión - 7.5
Dibujo - 7.5
Interés - 8.5
7.8
Memoria
Bruno Loth firma una historia que nos ayuda a comprender algunos episodios ocultos de nuestro pasado. Una obra que nos habla de la importancia de la memoria y de lo vital que resulta no olvidar alguno hechos.
Dolorosa etapa la que narra, pero teniendo reciente la maravillosa Jamas tendre 20 años, ganas de leerla me dan
Me lo apunto que tiene muy muy buena pinta. Gracias por la reseña Diego.