#ZNSeries – WandaVision. Episodio 3 – Ahora en color

No es otro estúpida serie americana, por Jordi T. Pardo

¡Y se hizo el color! El tercer episodio de WandaVision ha mantenido el nivel de los dos precedentes, pero al mismo tiempo ha sabido avanzar en su propuesta dando un pasito adelante en sus misterios y otro atrás para lanzarnos algunos nuevos. Hemos saltado a los años setenta con unos Wanda y Visión en plena época hippie que están a punto de ser padres de forma inesperada. Esto ya es algo que se avanzaba en los primeros tráileres de la serie, pero aún ha sido sorprendente verlo en este capítulo que referencia a sitcoms como La tribu de los Brady y Apartamento para tres. El simple planteamiento de la serie ya nos deja con ganas de ver los próximos capítulos para disfrutar de cómo sus personajes son reinterpretados en décadas sucesivas. La idea es tan sencilla, como interesante y añade un componente metatextual que hemos visto muchas veces aplicado en las producciones cinematográficas pero más raramente en las televisivas.

Este ingenioso ejercicio de nostalgia que trasciende ya de por sí el género superheroico no busca el gag fácil. Es normal que los chistes no nos hagan gracia y las risas enlatadas nos puedan resultar cargantes, son referenciales a la década en la que se ambienta cada capítulo y recrean muy bien las sensaciones de las cabeceras en las que se basan. Es decir, WandaVision es tan interesante porque nos permite hacer un recorrido por la relación pasada que cada uno hemos tenido con la caja tonta. Es una manera de echar la vista atrás y ver con qué nos entreteníamos y reíamos cuando éramos más jóvenes. La manera en la que se retratan los personajes de estas historias y cómo el humor ha ido evolucionando también con el espectador.

Puede parecer que la continuidad de las películas de Marvel Studios se ha dejado en un segundo plano, aunque las referencias siguen estando ahí y son la clave del misterio que envuelve la serie. Es ese elemento que conecta con la narrativa más modera deudora de Perdidos y, más recientemente, del Watchmen de Damon Lindelof. En este episodio tenemos nuevamente guiños a S.W.O.R.D. que ya sabíamos que iba a jugar algún papel importante en las futuras películas de Marvel Studios. Sabemos que Nick Furia forma parte de ese plan y su situación actual -salvando las distancias- nos recuerda a la que en los cómics vimos en los prolegómenos de Invasión Secreta. Tenemos también menciones a Ultron y la muerte de Mercurio lo que nos deja una curiosa escena con el personaje de Geraldine que es expulsada de la realidad en la que se encuentran Wanda y Vision.

Este es el punto clave de este tercer capítulo de la serie que acaba con un plano en el que vemos como Geraldine se encuentra al otro lado de una extraña construcción en forma de barrera psíquica -a falta de una descripción mejor- custodiada fuertemente por agentes de S.W.O.R.D. Las preguntas se amontonan… ¿Está construcción es obra de Wanda? ¿Es resultado de algún experimento sobre su persona? ¿Está vivo Visión? Lo que sabemos hasta ahora es que los personajes están atrapados en esta realidad y parece ser Wanda la que de alguna manera provoca que esto se mantenga de esa manera. Algunos de los personajes que están atrapados con ella son conscientes de la situación, pero tienen comportamientos ambiguos… ¿Quién es amigo? ¿Quién es el enemigo? ¿Y si esta series y sucesivas de Disney Plus son una adaptación parcial de Dinastía de M? No estamos ni a mitad de serie, por lo que las respuestas parece que tendrán que esperar.

No debemos pasar por alto el embarazo de Wanda que nos confirma que Matt Shakman y Jac Schaeffer tienen muy en cuenta los cómics de los personajes. La manera de presentarnos a Tommy y Billy no es más que una ingeniosa manera de adaptar lo que en su día ya vimos en los cómics. ¿Llegaremos a ver a los mellizos de adultos? Parece bastante probable, pero no adelantemos acontecimientos. Por ahora, la propuesta funciona y lo hace por su planteamiento, por el carisma de sus protagonistas -ya era hora que Elizabeth Olsen y Paul Bettany pudiesen demostrar su valía como intérpretes- el misterio y el componente metatextual que arrastra. Puede que haya espectadores que sientan que esto se aleja demasiado de los cómics… ¡pero no es cierto! Los cómics no se han alejado un centímetro, siguen estando en la misma estantería donde los dejamos la última vez.

Apartamento Para Cuatro, por Juan Luis Daza

Tercer episodio, titulado Now in Color, en el que retomamos la trama justo donde acababa el segundo, el estupendo Don’t Touch the Dial, con Wanda repentinamente embarazada y pasando del blanco y negro al color. De esta manera seguimos sumergidos en el mundo del homenaje a las sitcom estadounidenses, pero esta vez abandonamos los 50 y 60 y nos adentramos en los 70. Las referencias a Yo Amo a Lucy o Embrujada dejan paso a Apartamento Para Tres (Three’s Companym 1977-1984) o La Tribu de los Brady (1969-1974) entre otras. No sabemos hacia dónde se encaminará el resto de la temporada, pero por ahora su construcción narrativa consiste en que cada episodio mantiene una evolución cronológica siempre relacionada con la antiguas comedias de situación televisivas, pero con los personajes viviendo la situación en tiempo real, siendo conscientes de que para ellos sólo están pasando unas pocas horas.

El capítulo, una vez más, lleno de referencias tanto al Universo Cinematográfico Marvel, esos anuncios publicitarios con productos marca Hydra, como con los guiños a las ya citadas series cómicas de la televisión setentera enriquecidos con pequeños detalles como que los efectos especiales utilizados para recrear los poderes telequinéticos de Wanda sean en su mayoría prácticos y con trucajes de cámara a la vieja usanza. Pero si hay algo a destacar en esta tercera entrega es la labor interpretativa de Elizabeth Olsen. No es ajeno al espectador avezado que la hermana de Mary Kate y Ashley es una excelente actriz, como ha demostrado en producciones como Wind River, Sorry For Your Loss u Old Boy, pero la pericia y fluidez con la que pasa en menos de quince minutos de la comedia más hilarante, bordeando el slapstick, al drama casi desgarrado y casi el terror después de esa nana y su reacción al comentario de Geraldine sólo confirman el enorme potencial interpretativo que posee y todavía no ha sido debidamente explotado.

El inesperado y prematuro nacimiento de los mellizos o la disrupción cada vez más pronunciada e inquietante de la ficción, atención a cómo cambia sutilmente la puesta en escena y el look visual cuando entran en escena los pasajes en los que la ¿realidad? profana el mundo color pastel de los personajes, comienzan a encarrilar la serie hacia un más que probable punto de inflexión conceptual y narrativo que la haga transitar o bien por caminos más rudimentarios o en el caso contrario adentrarse cada vez más en lo atípico y rupturista, algo que haría ganar muchos enteros más al proyecto como rara avis dentro de las producciones serializadas de Marvel Studios y con mayor mérito todavía siendo la primera de las varias que están por poblar el catálogo de Disney +. Quedamos a la espera de ese cuarto episodio que nos pondrá casi las puertas del ecuador de la obra y en el que nos adentraremos completamente en los añorados y tan de moda años 80 con sus cardados, hombreras y modelitos sport invadiendo las 625 líneas de millones de hogares estadounidenses.

La Constante, por Sergio Fernández

Lo difícil no es llegar, lo difícil es mantenerse. Os contaré un secreto. En la redacción de Zona Negativa cuesta mucho que un producto entusiasme al personal de manera mayoritaria. Siempre hay un pequeño grupo que se resiste torciendo el gesto. La semana pasada, el chat general de Whatsapp era un hervidero de loas a los dos primeros capítulos de WandaVision como pocas veces se había visto. Quorum de entusiasmo. La ficción dentro de la ficción no avanza despacito, aunque si lo hace con buena letra. En un abrir y cerrar de ojos nos situamos en una década diferente, pero la estructura sigue siendo la misma, encajando cada pieza con gran coherencia. Como si de una sitcom setentera se tratase (La tribu de los Maximoff), el tercer episodio aborda el embarazo de Wanda con muchísimo humor. Si en el pistoletazo de salida de la serie creada por Jac Schaeffer, alabábamos el buen hacer de la pareja protagonista, en el capítulo que hoy nos ocupa es Elizabeth Olsen quien se lleva la palma con una actuación superlativa.

Ahora en color deja el blanco y negro a un lado, pero continúa en su formato 4:3 hasta el giro final en el que, pirueta espaciotemporal mediante, pasamos al más moderno 16:9. Los poderes de Wanda y Visión, por el momento, están al servicio de tareas costumbristas (¡Hola Tom King!) y la acción se reserva de cara a futuro. Los diálogos chispeantes cargados de juegos de palabras ayudan a que nos creamos una fachada surrealista. La comedia y el buen rollo es la droga que nos inyectan para no poder ver la realidad. Sin embargo, como ya nos mostrara David Lynch primero en Terciopelo Azul y más tarde en Twin Peaks, tras los idílicos vecindarios estadounidenses algo huele a podrido. Las lechuzas no son lo que parecen.

Tenemos tiempo más que de sobra para teorizar entre capítulo y capítulo, aunque el hecho de que esta última ración haya sido de treinta minutos nos ha sabido a poco. Por el momento, seguimos teniendo señales y mensajes de que algo no marcha bien. Incluso los anuncios surgen como interferencias con potente doble sentido. “¿Necesitas un respiro? Escápate a un mundo solo para ti donde tus preocupaciones salgan volando. Evadirte sin irte a ningún sitio.” ¿Debemos encadenar el spot de Hydra con el desenlace de Visión en la Fase 3? ¿Hasta qué punto Wanda ha aceptado participar en esta simulación? Como si de NPC´s de un videojuego se tratase, los vecinos han estado a punto de desvelar a Visión parte del misterio. Lo que sí hemos podido comprobar es que, cada vez que la pareja protagonista se sale de lo establecido y pone en duda su realidad, hay un pequeño reseteo a lo Funny Games que permite al tren seguir yendo por la vía.

El principal cortocircuito lo ha propiciado Geraldine, personaje interpretado por Teyonah Parris que veremos en la segunda parte de Capitana Marvel. Geraldine es en realidad Monica Rambeau, vieja conocida del Universo cinematográfico de Marvel que aquí funcionará a modo de despertador (o constante si seguís siendo seguidores de Lost) para Wanda. Al recordar esta a su hermano Pietro después de dar a luz a sus mellizos, Geraldine comenta que fue Ultrón quien le mató. Como consecuencia de esto, vemos como es expulsada del ¿paraíso? creado por o para Wanda. En el juego de los espejos, por lo visto hasta ahora, WandaVision guarda ciertos paralelismos con el enclaustramiento de Ozymandias en la serie Watchmen de HBO. Los recuerdos se desvanecen y la memoria juega malas pasadas. Veremos si, como hiciera Leonard (Guy Pearce) en Memento, la manipulación se ha hecho en primera persona. El multiverso nos aguarda.