#ZNMesMorrison – The Green Lantern Season Two #12

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El camino hasta ahora

Si hay algo que The Green Lantern sea por encima todo es esto: una parodia oscura sobre los peores vicios del cómic de superhéroes.

En los últimos años, los lectores de DC hemos asistido al desarrollo de un particular drama en el seno de las oficinas de la editorial. Por un lado, se nos presentan las virtudes ejemplarizantes y positivas de los personajes (Wonder Woman) y la herencia/legado (Renacimiento, Infinite frontier) del Universo DC; por otro lado, una veta de irracionalidad atraviesa como un rayo el cerebro de guionistas y dibujantes, pidiéndoles con insistencia que destruyan el Universo DC de maneras más o menos creativas.

De esta veta de irracionalidad han surgido obras mejores (Injustice, DCSos) y peores (Metal, Death Metal), pero sin duda es la opción más interesante. E inquietante. Porque, al fin y cabo, ¿de dónde viene este impulso de Thanatos? En The Green Lantern, Morrison reflexiona (como ha hecho siempre) acerca de la dialéctica entre la versión más comercial de los héroes y su faceta más subversiva. Pero su reflexión es amarga y desesperanzada. A diferencia de, por ejemplo, Los Invisibles o El Asco, ya no existe un mal definitivo sobre el que poder descargar todo el peso de la culpa. “¿Qué será de nosotros, ahora, sin bárbaros?” escribió Cavafis. “¿Y si nosotros somos, ahora, los bárbaros?” parece replicar Morrison.

No es la primera vez que Morrison cae en la desesperación y el hartazgo. La famosa propuesta (llena de promesas, esperanza y revolución) que escribió al hacerse cargo de los X-Men contrasta de forma particularmente perturbadora con el modo en el que eligió finiquitar su andadura en Marvel (una marejada de giros absurdos, muertes sangrientas y nihilismo puro). Ante los fans, Morrison justificó la debacle aludiendo a su necesidad de hacer un comentario sobre el ciclo eterno que alimenta la maquinaria comercial de los superhéroes. Veinte años después, estamos obligados a creerle: The Green Lantern es exactamente eso, particularmente su segunda temporada.

Al comienzo de esa segunda temporada, Morrison pretende hacer un homenaje a su querido John Broome, y a ese Hal Jordan que busca reencontrarse con las cosas mundanas después de conocer los límites del Universo. En efecto, Morrison toma un elemento que parece estar indisociablemente unido a la leyenda de Jordan y lo lleva a su terreno.

Hal Jordan, en el Camino.

Después de vencer al Controlador Mu (otra iteración del mal definitivo que fue la némesis de la primera temporada), Jordan emprende un viaje por América que le lleva a encontrarse con antiguos amores y antiguos amigos. Y es justo después de su encuentro con Flash cuando las cosas empiezan a torcerse para Jordan, al mismo tiempo que el guion comienza a desbocarse, la inventiva gráfica de Liam Sharp se desata y la calidad aumenta hasta límites estratosféricos.

El arte de Liam Sharp.

La estructura de las dos temporadas de The Green Lantern es la misma: un ciclo solar de muerte y resurrección que conduce al héroe hasta la apoteosis. No obstante, en la segunda temporada Morrison evidencia el absurdo inherente de este ciclo que no lleva a ninguna parte. Incluso los propios villanos son pretendidamente poco originales. Al fin y al cabo, ¿qué diferencia al Universo de Anti-Materia del Multiverso Oscuro de Snyder, o del mundo asolado por zombis de Taylor? Absolutamente nada: son metáforas todas de un mismo impulso destructivo contra el que Morrison ya no puede o no quiere luchar.

De viaje por el Universo de Antimateria de la mano de Liam Sharp.

No es que podamos reprocharle nada a Morrison. Lleva luchando contra este tipo de cosas más tiempo que nadie, incluso cuando escritores mucho mejores que él ya habían claudicado. Además, nos ofrece otras piezas textuales interesantes: la faceta romántica de la vida de Hal ocupa los últimos números de esta temporada, aquellos donde en teoría debería resolverse la Ultraguerra. El modo en el que Morrison mira la relación Hal Jordan/Carol Ferris es sensacional, pero plantear esta cuestión en medio del clímax dramático parece un muy meditado corte de mangas.

Sharp, homenajeando los cómics románticos de los 50.

Sharp, homenajeando a Kirby.

La misma sensación ofrece el número 11. Los Jóvenes Guardianes (una especie de tribunal cósmico que de algún modo remite a la cúpula directiva de DC) tienen planes para reestructurar la franquicia de los Green Lanterns, y no cuentan con Hal Jordan. Al parecer, es demasiado independiente y atrevido para ser parte de una mente colmena, y quizás alguien como Jo Mullein sea más apropiada para el puesto. “¿Y después de haber hecho todo lo que queríais, me retiráis?” dice Jordan/Morrison antes de partir hacia el planeta medieval de Athmoora, donde librará su última batalla.

Con toda sinceridad, esto es todo lo que he podido entender en once asombrosos números. El guion de Morrison alcanza límites de alambicado barroquismo pocas veces visto, y Sharp (con un puesto garantizado en el Olimpo de los dibujantes después de este trabajo) alude a un estilo gráfico distinto prácticamente en cada viñeta. Como consecuencia, y quizás esa sea la fuerza de este trabajo, las interpretaciones son infinitas. Habrá un Green Lantern para cada uno de nosotros.

En definitiva, las cartas están boca arriba y ha llegado el final. El telón se alzará por última vez y la flecha se clavará en la tumba sin nombre de Hal Jordan…

The Green Lantern Season Two #12

Edición original: The Green Lantern S.2 #12 (DC Comics, 2021)
Guion: Grant Morrison
Dibujo: Liam Sharp
Formato: Grapa. $4.99

El héroe de la Tierra

Y así, después de dos años de quebraderos de cabeza, propuestas más o menos acertadas y nuevos debates sobre metaficción y realidades paralelas, llega la hora de despedirnos de EL Green Lantern de Grant Morrison y Liam Sharp, con veinticuatro números a sus espaldas y mucha anticipación. Una colección que surge en primer lugar de los viejos tebeos de Gardner Fox y John Broome, en una exposición clásica del mito, para después nutrirse poco a poco de técnicas que van desde el cómic independiente más desconocido hasta Barry Windsor-Smith (especialmente significativo fue el homenaje a Conan del número #11) terminando, en última instancia, por experimentar con nuevas fórmulas, algunas fallidas (pienso en los diálogos con las letras al revés del #10, con nulo interés narrativo) y otras conseguidas y muy estimables (el ejercicio de paralelismo entre la situación de Hal con la propia de los autores de la cabecera, enfrentando al poder). Todo para una última batalla con Hector Hammond.

Me quedo, en primer lugar, con lo acertado que resulta este en su participación por dos factores que, aparentemente contrapuestos, terminan por funcionar a la perfección. De un lado, el guion le caracteriza con fuerza, poder y malignidad, con rasgos villanescos muy pronunciados. Por el otro, en cambio, Liam Sharp recurre a técnicas cercanas a la caricatura, con un diseño claramente excesivo, sin centrarse en acentuar lo atemorizante de su figura. Ambos estilos, ambas ideas, una vez superpuestas, tienen el resultado adecuado.

La personalidad de Hal, su espíritu combativo y difícil, ha sido una de las mayores preocupaciones en el aspecto creativo a lo largo de estos dos años. Hacer comprender los motivos por los que es un Lantern distinto, contradictorio y lleno de matices, pero con unos ideales y principios inquebrantables a la hora de tomar un camino u otro. Tanto en el diálogo como en sus actos vemos el espíritu del héroe, dispuesto a acometer lo que sea necesario por lo que considera correcto.

El trabajo de Liam Sharp (al que, recordemos, entrevistamos el mes pasado) es lo que hace de este último número uno de los más especiales de la colección, haciendo trascender lo que, en puridad, no deja de ser un clásico enfrentamiento entre el protagonista y villano. Lo lleva a un terreno muy interesante, a la altura de muy pocos artistas, con una inagotable galería de imágenes poderosas y referencias procedentes de no solo el mundo del cómic, sino también de la música (pensemos sin ir más lejos en la obra de Gentle Giant que incluso influye en el apartado del diseño).

La genialidad expresiva de Morrison, deformadora del lenguaje y el medio, se interrumpe para centrarse en los pequeños detalles, recogiendo todo lo que se ha ido elaborando con pulso firme a lo largo de las historias precedentes. Si bien no consigue que el guion sea uno extraordinario, ni por lo que se cuenta ni el modo en el que se hace, sí que resulta conmovedor, épico y resolutivo, dejando la colección en un punto elevado.

Han sido dos años intensos, repletos de aventuras espaciales y policiales de primera línea, exactamente lo que el equipo creativo pretendía cuando nació este proyecto tan personal. Un ejercicio constante de atrevimiento en el apartado gráfico por parte de Liam Sharp, valiente y decidido en su esfuerzo por superarse hasta terminar por ocupar todos y cada uno de los apartados del diseño de la obra, tanto el dibujo como el color de un modo tremendamente acertado, sin olvidarnos de las portadas, primer elemento de personalidad en El Green Lantern. Los que vinieron buscando únicamente otro guion rompecabezas de Morrison se han encontrado con un artista soberbio, con una trayectoria difícil hasta haber alcanzado al fin el lugar merecido que le correspondía. Eso ha conseguido esta colección, por encima de todo.

La Segunda Temporada termina, sin perspectiva de una tercera y con el futuro puesto en otras encarnaciones del personaje. Por encima de todo, en lugar de lamentar que la serie finalice, es más enriquecedor centrarnos en que hemos podido disfrutar de una etapa redonda. No solo por la impresión que deja el maravilloso dibujo, sino por la definición y caracterización de Hal Jordan. El equipo creativo ha sabido entender y recoger todo lo que convierte al humano en especial, lo que hace que siga siendo un símbolo editorial después de tantas décadas de trayectoria, con los consabidos altos en el camino y piedras puestas por la propia compañía. Conseguir no cambiar la opinión del lector en lo referente a que Hal sea efectivamente EL Green Lantern, pues no creo ni siquiera que esa fuera la intención, sino hacerle comprender por qué para ellos sí lo es.

Con 61 años (43 en el mundo de los cómics) considero que era hora de probar cosas nuevas para Grant Morrison. Abrazo, por ello, este nuevo impulso, quizás el estímulo creativo necesario a estas alturas de carrera para no estancarse, y seguir llevando su imaginación (y la nuestra) al límite de esta y todas las infinitas realidades del mundo. Quedan, todavía, muchos laberintos por construir, amenazas invisibles con las que pelear, dioses con los que discutir e inhóspitos páramos de creatividad en los que colocar la primera piedra de una nueva ficción y lenguaje.

Lo mejor

• El dibujo de Liam Sharp, magistral. De lo mejor de los últimos años en DC Comics
• Los momentos únicos que siempre tiene un guion de Morrison.

Lo peor

• El propio planteamiento del número no deja de ser una batalla héroe-villano.

El camino hasta ahora Si hay algo que The Green Lantern sea por encima todo es esto: una parodia oscura sobre los peores vicios del cómic de superhéroes. En los últimos años, los lectores de DC hemos asistido al desarrollo de un particular drama en el seno de las oficinas…

DESPEDIDA FELIZ

Guión - 8
Dibujo - 9.5
Interés - 9

8.8

Termina la 2ª Temporada y sus autores se despiden con un número a la altura de las circunstancias. Una colección que ha traído talento y originalidad al mercado mes a mes. La echaremos de menos.

Vosotros puntuáis: 8.76 ( 15 votos)
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sibaix
sibaix
Lector
10 marzo, 2021 14:30

No he podido terminarla, he terminado agotado, aguante por el dibujo pero sinceramente espero que a Sharp le den algo argumentalmente más digerible es el número 1 cuando quiere.

Ziggy
Ziggy
Lector
12 marzo, 2021 17:52

A mi me ha encantado. Creo que despues de esto, ya no necesito seguir con los comics de superheroes.

Dr Kadok
Dr Kadok
Lector
12 marzo, 2021 22:52

Primero respecto del artículo: la batalla final es con Hammond (o es con Sinestro y yo no entendí nada??), y creo que te referís a Gentle Giant (que yo sepa no existe Giant Head).
Respecto de este último número y la segunda temporada en general, mi sensación, como casi siempre con Morrison, es visceral. O sea, no se si entendí todo (y encima en inglés seguro me pierdo muchas referencias), pero se que lo disfruto a pleno. Como decían ayer con el artículo de los números de Hellblazer o el de Piranha Press, yo también añoro muchísimo al Morrison que nos podía contar algo superextraño pero de forma (al menos en el lenguaje) bastante más lineal. Pero de Los Invisibles en adelante es un imposible. A veces es bastante fangoso (El Asco) y otras, como esta vez, terriblemente entretenido. Tiene momentos…»estás citando a Fernando de Abba?» que solo él puede meter en esta epifanía crítica-existencialista-multiversal. Pero el hallazgo enorme es S H A R P. Llega a este número siendo el último heredero de una raza extinta, la de Sienkewicz, la de Dave Mc Kean. Quizás solo Gerads se le acerque hoy en día. Una enormidad estos últimos números, hay que ver si alguna vez logrará una simbiosis tan perfecta como la que consiguió con el pelado. Lastima que Moore ya no escribe comics…

«su credo es producción en masa, consumo en masa, destrucción en masa!» Palitos en masa por ahí a la industria de hoy…

Last edited 3 años atrás by Dr Kadok
Ángel García-Tetuá
En respuesta a  Dr Kadok
12 marzo, 2021 23:49

Gracias por la corrección! Ambas importantes y por hacerlo con tanta educación. Se me fue totalmente, en ambos casos, por estar con otras cosas en la cabeza. Ya esta corregido, un saludo, Dr Kadok

Dr Kadok
Dr Kadok
Lector
En respuesta a  Ángel García-Tetuá
13 marzo, 2021 0:17

Otro gracias a vos por la reseña

billyboy
billyboy
Lector
15 marzo, 2021 4:02

después de este numero final esperaba que Morrison pusiera el personaje en stand by viendo que Jordan a desaparecido totalmente del mapa después de future state, pero nada……