Gran comienzo, correcto final.
«Y ahora, si no te importa, me gustaría desmayarme un momento»
Finaliza La Tumba de Batman la cabecera que puede ser la última colaboración entre estos dos antiguos conocidos. No solo eso, es probable que no los veamos mucho más por DC, a Ellis por su farragosa polémica y a Hitch porque recientemente ha sido anunciada su participación en Marvel, concretamente en la próxima etapa de Veneno junto a Al Ewing y Ram V. Queda por tanto esperar que la conclusión de este trabajo conjunto esté a la altura de las expectativas que generan los autores de The Authority.
Ya reseñamos la primera mitad de la serie donde se podía observar un Hitch muy entonado, mucho más dedicado de lo que acostumbraba en los últimos tiempos, haciendo gala de sus dotes narrativas en los combates para los que el guionista dejaba un amplio espacio. Ellis se manifiesta comedido, poco transgresor, dejando notar su particular voz a través de un Alfred más incontenible que de costumbre. Y sobre todo volvía a mostrar un Batman detectivesco, haciendo especial hincapié en su capacidad para pensar como lo haría la víctima. Todas estas características se mantienen en el final de la historia, en la que Batman deberá explotar su don como detective si quiere sobrevivir al ejército del Desprecio.
Retomamos la cabecera con Batman continuando su investigación a pesar de las advertencias que recibe para que desista. El Batmóvil explota justo enfrente de él. Lo difícil que resulta acercarse al vehículo y colocar explosivos es un signo de que el enemigo está bien entrenado y es alguien que no debe tomarse a la ligera. La dinámica del cómic, de forma inamovible, sigue la siguiente pauta: investigación, escena de acción, diálogo con Alfred. El mayordomo por su parte se muestra mucho menos cínico que en la primera mitad de la serie perdiendo su fatigado y crítico discurso, sustituyéndolo por una conversación mucho más común al personaje. Eventualmente recupera mínimamente la voz o la dota de un divertido matiz cómico sin ser la circunstancia predominante. Ante un Alfred más relajado (y menos inspirado cuando no lo es) que el presentado al inicio de la trama, el cómic se resiente y el lector echa de menos sus subversivas intervenciones.
La tumba de Batman no opta por recurrir a villanos conocidos o propuestas reutilizadas en exceso. El lugar común al que recurre es el eterno Asilo Arkham, como ya hiciera en los primeros números, y coloca a Batman autoproclamándose alcaide. Realmente no es más que una frase molona para cerrar el número 8, ni ejerce como tal, ni el tiempo que pasa en el psiquiátrico es significativo tan solo es una curiosidad.
Ante todo el Batman de Ellis pretende diferenciarse del resto. Estamos acostumbrados a leer al héroe oscuro de Gotham. Aquí mantiene la característica, no es que no sea oscuro es que los que le rodean también pueden serlo, o no, pero no dejan el rasgo en exclusiva para nuestro protagonista con el fin de que destaque más. Tanto Alfred como Gordon tienen un lado sombrío y Batman ni siquiera se da cuenta. Mas inocente, más humano, dependiente de su tecnología a la que recurre constantemente, él no es el personaje con los métodos más controvertidos, ni el personaje top que todo lo puede. Y sin embargo, con más motivo, es el auténtico y único héroe del cómic a pesar (o sobre todo) de mostrarse abatido, cansado y al borde del colapso. Así puede verlo el lector, ante el resto de personajes siempre mantendrá una impostada pose, que nunca abandona del todo, ni siquiera con Alfred. Si a priori cavilas en qué Murciélago escribirá Ellis junto a Hitch no piensas en muchas de las características de esta encarnación. Es curioso cómo sorprenden los autores con Batman últimamente, lo mismo ocurre con Bendis en Universo Batman, donde el de Cleveland no cumple con lo esperado de él, sin que esto le impida realizar uno de sus mejores trabajos en DC.
Ellis vincula el origen del villano, Desprecio, con el de nuestro héroe queriendo mostrar dos caras de una misma moneda. Lo hace de manera superficial sin indagar en ello lo suficiente y sin acierto cuando decide profundizar en la idea. Un concepto que centra buena parte del final del cómic pero que se siente mal ejecutado, de una trascendencia forzada y falaz. La percepción de que el cómic baja el nivel viene motivada principalmente por esta premisa a la que se agarra el autor, dueña de los últimos capítulos.
Bryan Hitch, al que le sentaba muy bien la colaboración con el entintador Kevin Nowlan (abandona sus labores en el capítulo 5), continúa ofreciendo un gran nivel. Su narración sigue siendo fantástica y el nivel de detalle excelso, sin llegar a las inmensas cuotas que ofrecía al inicio de la serie. Como siempre sus rostros y expresiones siguen siendo muy similares siendo esta su carencia más remarcable. Un Hitch inspirado que otorga grandes páginas de acción. Estas, para despliegue del artista, siguen siendo numerosas y habituales. El autor no desaprovecha la oportunidad de brillar entregando un dibujo dinámico (habitual en él) e indudablemente trabajado. La sensación de dibujo a medio terminar de otros cómics es la rémora que se le ha achacado en alguna otra ocasión, pero en La tumba de Batman se le nota dedicación y esfuerzo; tras ello es fácil que salga a relucir todo el talento del británico. Como curiosidad el traje utilizado por Batman en el último número recuerda a aquel que se enfundara Jason Todd en La Batalla por la Capucha. No es la única variante del Batuniforme vista en la serie, Hitch cumple con los diseños y su murciélago es visualmente satisfactorio.
Un Batman cada vez más consumido físicamente y angustiado por resolver el caso es lo que nos propone Ellis en la conclusión de la historia. Sin el atractivo permanente de los diálogos del mayordomo, como ocurría al principio de la serie, ni el mismo nivel de intriga en la trama, el relato se desinfla conforme a las expectativas que el mismo cómic ha construido. Excesivamente plano en el desarrollo final, con una estructura reiterativa en la que el guion no brilla tanto como al comienzo. Esto no quita que sea muy entretenido, esté bien escrito y los personajes sean bien caracterizados, dando además una pequeña vuelta de tuerca a todos ellos, siendo este un acierto del libro. Un trabajo que no sacia del todo por las ilusiones que despierta y las que hay depositadas en el equipo creativo, pero que es una grata lectura, una buena historia cerrada y un disfrute visual.
Lo mejor
• El dibujo de Hitch.
Lo peor
• El final de la historia no cumple todas las expectativas.
Guion - 6.7
Dibujo - 8
Interés - 8
7.6
Correcto final
Un cómic entretenido y muy bien dibujado que se lee con fluidez y satisface pero que se desinfla en su final sin llegar a otorgar todo lo que promete. Ellis divaga en la conclusión y Hitch se muestra excelso.
Pues si, empezo impresionante y se quedo en bastante bien. Al final le falto algo de fuerza, tambien.
Igual es un poco off-topic, pero… Hitch se va a Marvel o es una colaboracion puntual? Lo digo por la JSA, mas que bada…
Haciendo una búsqueda rápida no he encontrado más noticias sobre lo de HItch (quizás no he sabido buscarlo) habrá que esperar acontecimientos para saber más. Esperemos que dibuje donde dibuje siga manteniendo el nivel demostrado en esta serie
Hitch se va Marvel, pero a Veneno, con Ram V y Ewing, por si lo quieres cambiar 🙂
Toda la razón¡ He confundido nombres y series¡ Ya lo he corregido. Muchas gracias por el aviso 🙂
y yp me pregunto si afecto la polemica de Ellis con este final, que muy frio la verdad
Buenas pregunta. No se si ya tendría escrito el final de la serie para cuando estalla la polémica, quizás si que influyó. Por H o por B la conclusión no confirma todo lo que prometía en el inicio.
Ea que dejando de lado que todo es un poco anticlimatico y «porque si», la ultima pagina, la imagen final, no tiene fuerza. Ni sentido tragico ni patetismo ni nada. Y eso es mas Hitch que Ellis, me temo
¿Y era ese el final? En ubna de esas la historia fue acortada debido a las acusaciones contra Ellis.