No todos los héroes son inmaculados
Superpatriota. Capitán América. USAgente. Ha sido conocido de varias formas, pero sea cual sea cualquiera de ellas, no cabe duda de que John Walker hace mella en aquel que lo lee. Desde que en aquel lejano Noviembre de 1986, durante la recordada y hoy legendaria etapa de Mark Gruenwald al frente de Capitán América, fuera presentado en sociedad, teníamos claro que Walker venía para quedarse, y debemos dar gracias a los ejecutivos de Marvel Comics porque así fuera.
Y es que, aunque como persona cueste mucho que nos caiga bien, no podemos negar que como personaje el USAgente es interesante y magnífico. Soldado que siempre cumple órdenes, fue elegido como sustituto del Capitán América en secreto cuando Steve Rogers renunció al uniforme de las barras y las estrellas. Con él, estaba claro que no habría problemas porque para Walker, el escudo, el uniforme, la bandera y ante todo, su gobierno, era mucho más importante que lo que él pudiera pensar a título particular.
Un buen soldado cumple ordenes, y John Walker siempre fue el mejor de todos ellos. Por supuesto, estaba claro que como Capitán América su estatus no perduraría, pero a futuro se encontraría como en la piel del USAgente, ese activo gubernamental que es utilizado por los EEUU en aquellas misiones en las que no pueden utilizar al incontrolable Steve Rogers pero en las que se quiere dejar claro que quien actúa es el gobierno de los USA y no un tercera parte a la que cueste identificar.
En pleno año 2021, la fama del USAgente ha sufrido un considerable repunte, al ser John Walker uno de los principales personajes de la serie Falcon y Soldado de Invierno en la que se nos presentaba, al igual que en la viñeta, como el sustituto de Steve Rogers ante (en el caso cinematográfico) la muerte de éste.
Pues bien, aprovechando que su popularidad está en aumento, Marvel Comics ha decidido otorgarle una serie limitada, y mediante estas líneas os contamos lo que nos ha parecido.
En primer lugar, debemos hablar de su equipo creativo. Y es que, no todos los días tenemos un cómic actual escrito por el inigualable Christopher Priest (Black Panther, Deathstroke), el guionista que concibió a Pantera Negra tal y como lo conocemos hoy, como un Rey que es además un hábil político y un defensor de su gente, superándose por primera vez el origen Pulp y más fantástico que el personaje tuvo en manos de Jack Kirby o Don McGregor.
Por otro lado, tenemos a Georges Jeanty (Deadpool, Superboy), interesante dibujante que aunque no nos suene mucho al escuchar su nombre, ha hecho no pocos trabajos tanto en Marvel como en DC, necesitando desde ya una etapa larga en la que se prodigue lo justo para que su nombre resuene con el tono apropiado.
En este punto, resulta curioso y necesario mencionar que ambos autores son de raza negra. Normalmente, este es un aspecto que mencionaríamos si estuviéramos ante un cómic protagonizado por el ya mencionado Pantera Negra, o por Luke Cage, puesto que no hay mejor forma de narrar gráficamente la interacción de los negros con el resto de la sociedad y viceversa, que escuchando a voces negras.
Sin embargo, en este caso, Priest y Jeanty son los elegidos para contarnos una historia protagonizada no solo por un hombre blanco, si no quizás por el hombre blanco más conservador y sí, fascista, que podemos encontrar entre los héroes del Universo Marvel.
Pues bien, lejos de caer en lo fácil y sencillo, y de juzgar negativamente al personaje de John Walker, Priest se calza los zapatos del USAgente, se siente cómodo con ellos y nos cuenta la historia de un agente libre que lucha por los derechos de una comunidad minera que está siendo explotada por las grandes corporaciones. Y es que, no debemos de olvidar que si bien el USAgente es leal a su gobierno, se encuentra en esta historia en un punto en el que pese a sus servicios, se le ha dado la espalda, retirándole su estatus por conveniencias políticas, cuestiones todas ellas que hacen perder la fe a cualquiera, incluso a Walker.
¿Qué le queda al soldado cuando le quitas el servicios a su gobierno? Seguir sirviendo, pero a su comunidad. Walker tiene claro en este caso que los trabajadores del carbón son los buenos en su simplista esquema de las cosas, y que la multinacional que está a punto de acabar con sus trabajos y sus casos, son los malos. Un análisis simple sí, pero que da en la diana y en absoluto es equivocado.
Además de este análisis político, encontramos por supuesto fantasmas del pasado de Walker, un pasado del que gracias a esta serie conocemos más, mientras que vemos que los planes del enemigo tienen que ver más con Walker o con sus posibles sustitutos de lo que parece en un principio.
De este modo, Priest teje una complicada trama que siendo claros, falla bastante en cuanto al modo de ser contada. En ese sentido, son constantes los flashbacks a otras épocas que tratan de aclarar el argumento y que sin embargo, lo complican mucho más. Esta complicación no obedece a un reto que nos quiera plantear Priest, si no en la humilde opinión de este redactor, a un truco narrativo que al veterano guionista se le va de las manos.
El dibujo de Jeanty es exactamente el que necesita la historia. Funcional sin ser maravilloso, destacable donde otros son mediocres. Da la sensación de que estamos ante el clásico dibujante que puede dar mucho más de así, y que como decíamos al principio, necesita ya una etapa larga para poder lucirse como es debido y mejorar su estilo, algo que solo el tiempo nos lo dirá.
Un serie limitada ideal para quienes tras ver la serie de Disney+ quieran más del personaje, sin tener que atarse a etapas más largas o que hayan sobrevivido peor al paso del tiempo.
Lo mejor
• Una historia completamente nueva sobre uno de los personajes más interesantes de Marvel.
Lo peor
• La forma de narrar es, en muchas ocasiones, excesivamente liosa sin un buen motivo detrás.
Guión - 6.5
Dibujo - 7
Interés - 6
6.5
Fanático
Christopher Priest y Geroges Jeanty se ponen a los mandos de uno de los personajes más interesantes de la Casa de las Ideas.
“Sin embargo, en este caso, Priest y Jeanty son los elegidos para contarnos una historia protagonizada no solo por un hombre blanco, si no quizás por el hombre blanco más conservador y sí, fascista, que podemos encontrar entre los héroes del Universo Marvel”
In my humilde opinión, John Walker es fascista tanto como Steve Rogers de seguidor de Fidel Castro. Retratarlo como tal es un error en el que inteligentemente Priest no cae.
Leída la serie. Por lo menos se nota que Priest ha leído la etapa Gruenwald y no ha caído en el conocido vicio de guionista perezoso conocido como “el síndrome de Johnny Storm”, esto es coger a un personaje y escribirlo desde el punto de inicio como si nunca hubiera tenido la menor evolución. Me alegre el día que vi que regresaba el USAgente y que seria Priest el guionista, que me parece una voz inteligente y particular, que son los mejores requisitos a la hora de guionizar cualquier personaje. Bienvenida y ojala la tendencia siga y se termine con los estúpidos encasillamientos de escritores que algunos celebran empedrando el camino al infierno con sus buenas intenciones.
Sobre la serie al final sabor agridulce. Priest hace un buen y documentado retrato de Walker que empieza la historia un poco como si fuera un reflejo de su estado editorial. Un muñeco roto relegado a un estado de ostracismo. Capta y se queda con lo interesante del personaje y desecha lo superfial, hasta ahí bien Priest que no decepciona. Bien también el compañero que le sacan de la manga para que le sirva de espejo y le refleje lo absurdo de algunas de sus contradicciones. Pero al final de acuerdo con la reseña en que la trama se enreda ella sola como si fuera el típico delantero de futbol chupón que no sabe donde terminar de regatear y no acaba de soltar la bola.
Dibujo bien sin más, funcional sin muchas florituras y buen rediseño del uniforme del personaje que me parece todo un acierto.
Viendo las acepciones de la RAE, dado que John Walker no es perteneciente al fascismo ni partidario del fascismo, entiendo que se aplica la tercera acepción: «excesivamente autoritario». Por lo que con esa acepción el texto no sería incorrecto.
No obstante, estoy de acuerdo con Justiciero Desmesurado en que es un uso desafortunado, ya que amplía mucho el «scope» de la palabra. Si una persona de visión simple y rígida, obediente con el superior y exigente con el subordinado, que tiende a usar e incluso abusar del principio de autoridad es un fascista, el fascista pierde su terrible significado para convertirse en una figura casi cotidiana, una figura como el cuñado, que puede ser paródica, tolerable, en ocasiones hasta simpática o a la que se compadece, con la que hay que convivir. Igual habría que usar menos alegremente esa acepción y emplear otros términos más acotados que no tengan ese efecto «trivializador» o «blanqueante» del término.
Pero vamos, es una opinión. Que cada uno use el lenguaje como quiera…
Como el termino viene en el contexto de la frase «el hombre blanco más conservador y sí, fascista» entiendo que no va por la tercerá acepción… o sí. Por eso digo en un comentario debajo que estaria bien que ciertas afirmaciones, y más teniendo todo un articulo para razonarlas se desarrollarán en lugar de dejarlas colgadas como un adjetivo sin ningún argumento detras. Dejando la afirmación en una mera opinión de lo más (de nuevo) trivial. El típico «facha»/»progre» que se lanza despectivamente en el contexto de discusión poco razonada…esas que se dan dan en los foros más zafios de internet, tascas frecuentadas por gentes poco cultivadas y bien bebidas o la alta política mundial).
Además creo que hace poco favor al trabajo de desarrollo que han realizado con el personaje los guionistas que más se han esmerado en este aspecto, de su creador, pasando por Byrne y llegando hasta este buen trabajo de Priest.
Deberian verse más comics como estos. Y más autores como Priest y Jeanty, es especial Priest que tiene a las editoriales calzadas y desde hace un tiempo se niega a que le pongan a escribir personajes negros. Mmm, tengo pendiente leer Deathstroke.
Pues tenle paciencia, que merece la pena. Pero tenle paciencia
Las opiniones de Priest del personaje, que a mi me parecen bastante perspicaces a la hora de encararlo:
“John Walker is no Steve Rogers,” Priest said during a Marvel video interview. “John Walker is not a superhero, no matter how much he wants to be a superhero. And that’s the point of John Walker. So you have a guy who has all the right powers, he has all the right motivations, he’s a true patriot, and yet he falls short of that mark.”
“When Priest was asked why he was drawn to a character that was so unlikeable, he said he resonated with Walker on multiple levels. “Oh my God, I was born for that! This is a guy that I instantly know…I have a great deal of affection for him and I think I understand that kind of character and person.” He also discussed how the miniseries will serve as a personal story for Walker.”
Yo entiendo que John Walker se mueve en una línea fina en lo ideológico y precisamente eso es un punto de partida que lo hace interesante. El personaje tiene su tendencia a la obediencia de la autoridad de mando, su ingenuidad y su punto de fanatismo. Por otro lado con el tiempo se cuestiona cosas, aprende, aunque sea a palos y es capaz de arrepentirse de sus acciones (en alguna escena cuando ha usado violencia excesiva al ver las consecuencias de “su trabajo” queda asqueado de si mismo, algo más propio de un Daredevil o un Spiderman, héroes con profunda conciencia, que de un Lobezno o un Castigador) y hacer propósito de enmienda. Aspectos que le dan matiz y profundidad más allá de la caricatura inicial, es decir, lo humanizan.
Por algunos de los aspectos anteriores puedo entender que se tilde al personaje de fascista, facha o fachoso. Pero estaría bien que estas afirmaciones se desarrollaran un poco. Porque sino alguien que se aproxime de primeras al personaje igual interpreta que USAgente es fan de Benito Mussolini.