Una existencia entre pinceles y espadas.
“El artista reconoce que la belleza no es su realidad, sino que existe fuera de él.”
La obra explora una parte de su vida y vemos la manera de entender el arte transportándonos a la volcánica Francia de finales del s. XVIII, una época fascinante y que cambio la concepción del mundo occidental sobre la que este año hemos podido leer Revolución (Planeta) de Younn Locard y Florent Grouazel, uno de los cómics más destacados del año 2021, en cierta manera El pintor forajido es una obra que la complementa puesto que nos permiten ver lo que sucedió en otros lugares, ya que el grueso de esta obra transcurre en el campo, que también se vio sacudido por lo que sucedía en la capital.
No estamos ante un protagonista con el que sea nada fácil empatizar, ni falta que hace para disfrutar de la obra, ya que es un tipo bastante desagradable cuya vida transcurre o empuñando un pincel o una espada y con un carácter marcado por un pasado oscuro y violento, que le ha llevado a estar en los límites de lo que la sociedad considera aceptable y a luchar en contra de cualquier autoridad enfrentándose tanto con el Antiguo Régimen como con el que surge tras la revolución. Algo que le lleva a huir de la sociedad centrándose exclusivamente en su arte, que no se ajusta a ninguna de las imposiciones de la época dictadas por el Salón de Paris, una instrucción que decidía en buena medida qué era arte y qué no. Un personaje muy interesante que constituye el soporte de la obra, pero que tiene la pega de que sus diálogos no resultan naturales ni creíbles, ya que están repletos de frases grandilocuentes que no reflejan el carácter del personaje y dejan una sensación de estar impostados.
El estilo de Duchazeau recuerda enormemente al de algunos de los más destacados representantes de la Nouvelle BD, en particular a Blain. Un trazo suelto y muy dinámico lleno de claroscuros en las escenas de interior y que brilla particularmente en las escenas de acción con unas coreografías muy bien diseñas en las escenas en las que Bruandet lucha con sus espadas. Algo que contrasta con las abundantes escenas de paisajes en las que hace galas de estilo de lo más minucioso, aunque no tiene que ver con el que usaba el pintor en sus cuadros, que también sirven para pausar el relato y reflejar como comtenplando esos parajes el protagonista encontraba una cierta paz. Todo complementado por una paleta de colores planos bastante apagado, que potencia el tono oscuro de la narración.
Frantz Duchazeau, seudónimo de Frantz Duchazeaubeneix, es un historietista francés nacido en 1971 en Angoulême, así que parecía destinado a dedicar su vida a dibujar cómics. Sus primeros trabajos en el mundo del cómic los realizo a mediados de los años noventa en revistas como Spirou o Le Journal de Mickey, pero no es hasta 2002 cuando su nombre empieza a sonar en serio gracias a Igor et les monstres, la serie que realiza para Dargaud ilustrando un guion de Pierre Veys. Posteriormente colaboro con Fabien Vehlmann en La Nuit de l’Inca, Los cinco narradores de Bagdad (su primer trabajo publicado en España gracias a Faktoría K de Libros), Dieu qui pue Dieu qui pête y Le Diable amoureux et autres films jamais tournés par Méliès. En esa época también dibujo la serie Gilgamesh con guiones Gwen de Bonneval. En 2007 publica Les vaincus, su primer trabajo como autor completo, al que siguen varias obras con su autoria completa como El sueño de Meteor Slim (Ponent Mon), Les Jumeaux de Conoco Station, Lomax, Blackface Banjo (Spaceman Books), La main heureuse y Mozart à Paris. Su último trabajo publicado en Francia es En pie los muertos, una obra surrealista sobre la Revolución mexicana y su reflejo en la fiesta de los muertos que Ponent Mon publicara en España el febrero próximo.
La edición de Ponent es de su calidad habitual, con buena reproducción y un tamaño adecuado, aunque en el ejemplar que reseñamos hay un texto movido en la página 12, pero no molesta en la lectura.
El Pintor forajido es una obra que nos acerca a la vida de un pintor bastante desconocido y peculiar y además nos muestra cómo afecto la Revolución Francesa a los pueblos más pequeños. Un buen trabajo de un autor con una obra bastante interesante y un dibujo realmente atractivo.
Lo mejor
• El retrato del París Revolucionario.
• Las escenas de duelos.
Lo peor
• Algunos diálogos del protagonista suenan impostados y poco naturales.
Guión - 7.5
Dibujo - 8.5
Interés - 7.5
7.8
Intensa
Un interesante retrato de cómo transcurrió la Revolución Francesa fuera de capital a través de un pintor bastante peculiar.
Muchas gracias por la reseña ! A mi personalmente me encantó este cómic.