El gran poder del Chninkel, de Jean Van Hamme y Grzegorz Rosinski

Traemos a nuestra casa la obra El gran poder del Chninkel, de los autores Van Hamme y Grzegorz Rosinski. Un trabajo que mezcla referencias a Tolkien y los mitos mesiánicos de la biblia, con un mensaje satírico, acompañado por un dibujo a la altura.

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Edición original: Le Grand Pouvoir du Chninkel (Casterman, 1988)
Edición nacional/España: El gran poder del Chninkel (Norma editorial, 07 de enero del 2017)
Guion: Jean Van Hamme
Dibujo: Grzegorz Rosinski
Traducción: Narcís Fradera
Formato: Rústica. 184 páginas. 32€

Desesperanza y sátira en la fantasía épica

«Yo soy el amo creador de los mundos»

Cuando se piensa en fantasía épica siempre vienen a la cabeza los grandes nombres como J.R.R.Tolkien y su Tierra Media, Robert E. Howard y su Conan, Michael Moorcock y su Elric o sagas tan emblemáticas como Dragonlance, La rueda del tiempo o Reinos olvidados. De estos titanes, herederos de padres tan importantes como ellos, y del mismo caldo primigenio en el que nacieron nuestros mitos y cuetos populares, vinieron autores que se unieron a esa estela que tanto abarca a día de hoy. Como sucede siempre en estos casos, hay quienes son dignos sucesores de los ya inmortales relatos que conforman nuestro imaginario colectivo, y otros que, con pesar, pasan sin pena ni gloria. Sin embargo, hay algún que otro caso en el que ambas opciones se unen para formar un digno sucesor que es injustamente olvidado. En cuál de estos lugares se halla nuestra obra de hoy lo dejo a vuestro criterio. Pero antes de entrar en la obra, descubramos las mentes pensantes que se esconden detrás.

Jean Van Hamme nació en Bruselas en 1939. Comenzó estudiando administración de empresas y trabajando como periodista. En esta época comenzó a escribir, pero no fue hasta 1976 que se dedicó de lleno a la creación literaria. Su primer gran éxito lo consiguió gracias a Thorgal, el héroe vikingo creado junto con su compañero y amigo Grzegorz Rosinski. Más tarde, e inspirándose en El Caso Bourne, creó otro de sus grandes éxitos, XIII, la historia de un misterioso agente amnésico perseguido por todo el mundo, con dibujos de William Vance. También ha sido uno de los encargados de hacer renacer la serie insignia de Edgar P. Jacobs, Blake y Mortimer, de la que ha guionizado dos álbumes.

Izquierda Jean Van Hamme – Derecha Grzegorz Rosinski

Grzegorz Rosinski nació en Stalowa Wola, Polonia, el 3 de agosto de 1941. Descubrió el cómic, en una época en que este medio era casi inexistente en los países del antiguo bloque del Este, a través de la revista Vaillant, editada por el Partido Comunista Francés, y a los 16 años ya hace sus primeras historietas. En 1966, tras diplomarse en la Academia de Bellas Artes de Varsovia, debuta profesionalmente como ilustrador de libros y portadista de discos. A partir de ahí el autor lograría afianzarse con el tiempo, cargando una extensa trayectoria a sus espaldas, con obras tan destacadas como 31 álbumes de Thorgal, Hans (Le Lombard 1983-1996) con André-Paul Duchâteau y con Kas, o La balada de las landas perdidas (Dargaud, 1993-1998) con Jean Dufaux.

Cuando Tolkien encontró a Dios (Kubrick)

En esta obra se nos narran las aventuras de J´on, un ser aparentemente insignificante de la raza esclava de los Chninkel. Este pequeño protagonista, tras sobrevivir a una batalla, vaga libre pero sin esperanzas de sobrevivir. Entonces ante él aparece U´n, el dios creador de los mundos. El ser supremo con forma de monolito le conmina a llevar a cabo una misión, la de unir a los tres clanes que llevan luchando de forma interminable entre ellos. El problema, aparte de ser un simple Chninkel, es que si no lo consigue U´n destruirá su mundo.

La historia tiene una pretensión moralizante clara, pero que no cae en sentimentalismos. Nos dice qué está mal, y qué está bien, pero también que está en nuestra mano decidir, que la decisión es nuestra, y que las circunstancias cambian la perspectiva de la moral establecida. Hace un alegato por poder decidir el mal, lo indecente, lo corrupto, y también que lo contrario, la decisión acertada no conlleva intrínsecamente el bien. Es una obra llena de desesperanza descarnada, como si la intención de Van Hamme hubiera sido la de mostrar el reverso más desalentador de su otra serie insignia, Thorgal.

Este es un trabajo muy honesto con el lector. No promete cosas que no cumpla. Los arquetipos son manidos incluso para la época, y sin embargo funcionan a la perfección, porque un arquetipo bien tratado, sin necesidad de romperlo, funciona por su propia esencia universal. Es cierto, que dentro de lo arquetípico de los personajes, la historia logra liberarse de ello, sobre todo en el final con un clímax muy poco complaciente con quien lee la historia, y que logra sorprender de forma agradable por esa misma estructura y apariencia estandarizada.

En cuanto a las referencias y homenajes que podemos encontrar en la obra, hay algunas evidentes, como lo es el monolito de 2001 Odisea en el espacio de Stanley Kubrick, la raza de los hobbits de Tolkien con una parodia del propio Frodo, o el mito mesiánico con múltiples parábolas calcadas de la biblia; y otras no tanto, que alguien con bagaje en la fantasía podrá reconocer, con El cristal oscuro, la mitología nórdica, incluyendo el árbol Yggdrasil o las amazonas, o Conan y Elric, como los grandes implicados en ello. El propio Van Hamme describió la historia como una «versión poco convencional del Nuevo Testamento» inspirada en Tolkien. Con todo, el trabajo logra que los homenajes y referencias a las diferentes obras se vean bien introducidas, de forma coherente y sin una impostación que lastre la historia.

En el apartado gráfico estamos ante un Rosinski pletórico. Habiendo podido leer varias versiones, la que hoy os traigo a color y la original en blanco y negro, pese a que ambas se podrían decir que son originales, he de reconocer que en ambas la calidad es altísima, y que en cada caso hay virtudes a resaltar. Pero hoy hablamos de la edición de Norma que nos ofrece el acabado a color, y que pese a no ser concebido en un inicio como tal, logra alcanzar un enorme efecto positivo sobre las tintas previamente introducidas. El dibujante entremezcla en el trazo que llega al rallado, la plumilla y el pincel creando unos volúmenes muy consistentes. Pese a que la creación de las atmosferas en el blanco y negro son más inmersivas, subrayando el tono emocional de las escenas, el color le da un aspecto más fantástico, como si perteneciera no a un mundo cualquiera, sino a uno en el que la fantasía es inherente al mundo. Un acierto en cualquiera de los casos.

En conclusión, estamos ante un trabajo muy sólido en el que se fusiona una fantasía coherente y arquetípica, llena de referencias y homenajes, con un tratamiento satírico y escéptico, tanto de los personajes como de la misma esencia de la fantasía. Todo ello es acompañado por un dibujo que tanto a color como en blanco y negro nos dará una gran alegría a los amantes del género.

Lo mejor

• Que todos los elementos homenajeados funcionan como un todo y no como una mezcla de partes.
• El fondo satírico, que alcanza su cenit en el final.
• Un dibujo mayúsculo en atmosferas.

Lo peor

• Que no se haya ofrecido ninguna edición en la que compilen la versión a color y en blanco y negro.

Edición original: Le Grand Pouvoir du Chninkel (Casterman, 1988) Edición nacional/España: El gran poder del Chninkel (Norma editorial, 07 de enero del 2017) Guion: Jean Van Hamme Dibujo: Grzegorz Rosinski Traducción: Narcís Fradera Formato: Rústica. 184 páginas. 32€ Desesperanza y sátira en la fantasía épica "Yo soy el amo creador…
Guión - 7.5
Dibujo - 8.5
Interés - 8

8

Escéptico

La obra, que mezcla una miríada de referencia a la fantasía épica, con elementos bíblicos, y un fondo tan satírico como escéptico, se traduce como un trabajo muy solvente, que se acaba por cerrar a la perfección gracias al trabajo gráfico de Rosinski.

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Eddie Brock
Eddie Brock
Lector
12 febrero, 2022 15:38

Ufff que recuerdos. De esta leí el primer capítulo cuando lo publicó por etapas la revista Cimoc. Mi hermano la compraba de manera esporádica, pero no tenía las siguientes y me quedé con muchas ganas de ver como seguía. Muuuchos años después creo que fue Norma la público en blanco y negro y me quite la espinita. A mi me recordaba a Cristal Oscuro pero con mala leche.

DanielPalermo
DanielPalermo
Lector
13 febrero, 2022 19:23

Ese tipo de arte nunca desaparecerà.