Born to be wild
«Vamos, tío, mátame, yo también tengo derecho…»
La guerra de Vietnam, un suceso que cualquiera que tenga interés en temas que hagan referencia al horror, la barbarie y la guerra, ha visto representado en mil y una historias. En mi humilde experiencia, tuve mi recorrido personal descubriendo en documentales, cintas y libros este horrendo incidente. Me empapé del horror, como lo describiría Marlon Brando, en su papel de Kurtz, al final de la película Apocalypse Now, hasta los huesos, y por ese motivo me acerqué a esta obra con prudencia, algo temeroso de lo que me iba a encontrar. Sin embargo, si algo me ha enseñado esta obra, después de tanto tiempo sin acercarme a nada que hiciera referencia a dicho acontecimiento, es que la guerra de Vietnam es un pasto de cultivo para la ficción, ya que en ella se concentraron, no solo el antes y el después del paradigma hasta entonces acuñado con el sello de Norteamérica, sino lo mejor y lo peor de lo que el ser humano es capaz. Pero antes de proseguir, descubramos a sus artífices.
Oscar Aibar nació en Barcelona en 1967. A parte de ser guionista de cómics, como el que aquí os presentamos, es conocido por su faceta ligada al cine. En su palmarés como director, se cuentan películas de la talla de Atolladero (1995), Platillos volantes (2004), La máuina de bailar (2006), Rumores (2008), El gran Vázquez (2010), El bosque (2012) o El sustituto (2021), incluso dirigiendo series de televisión como Cuéntame cómo pasó. También ha participado en el mundo literario, habiendo escrito las novelas Los comedores de tiza (2005) y Making Of (2008). En el mundo del cómic ha publicado más de 500 páginas como guionista en diferentes revistas y álbumes.
Fernando de Felipe, nació en Zaragoza. Estudio Bellas Artes en la Universidad de Barcelona, iniciando su trayectoria como historietista en los años 80, formando parte del Equipo Bustrófedon. Como ensayista es autor de varios libros referentes al cine, como Joel y Ethan Coen: el cine siamés (1999), Adaptation (2008), o Cómo contruir un buen guión audiovisual (2016). Durante más de una década se dedicó exclusivamente al mundo de la historieta. En esos años nos legaría trabajos como Nacido salvaje (Totem el Comix, 1988), ADN (Zona 84, 1989), Marketing & Utopía Made in USA (Zona 84, 1990), las tres con guion de Óscaraibar (entonces su nombre lo escribía todo junto). Después entraría en S.O.U.L. (Zona 84, 1990) con guion de Vicente Rodríguez Sánchez, y la adaptación de la novela de Victor Hugo, El hombre que ríe (Zona 84, 1992). Por último nos traería dos últimas obras, Museum (Comix Internacional, 1992) y Black Deker (Viñetas, 1994). Actualmente es profesor titular de la facultad de Comunicación Blanquerna, donde dirige desde 2006 el Master Ocifial de Cine y TV de la universitat Ramon Llull.
El horror, el horror, el horror…
En esta obra nos encontramos con siete relatos cortos (más un último de tres páginas de forma y estilo diferente al resto) en los que se nos narran la historia de siete ex militares que participaron en el conflicto bélico de Vietnam. En cada uno de ellos se indaga en su vida una vez están de vuelta en sus rutinas previas a la guerra, y en cómo ésta incidió en su percepción de la realidad.
Los siete relatos más el último, en orden son:
–Una Montaña Blanca – Totem El Comix #20 (mayo de 1988) Toutain Editor
–El Rostro Impasible – Totem El Comix #21 (junio de 1988) Toutain Editor
–La Sangre sobre la Sangre – Totem El Comix #24 (septiembre de 1988) Toutain Editor
–El hombre que mató a J. F. Kennedy – Totem El Comix #25 (octubre de 1988) Toutain Editor
–The End [Clutter 4 – Halloween 0] – Totem El Comix #26 (noviembre de 1988) Toutain Editor
–Naturaleza Muerta – Totem El Comix #27 (diciembre de 1988) Toutain Editor
–Nacido Salvaje – Totem El Comix #30 (marzo de 1989) Toutain Editor
–Hell’s Half Acre – El Dado #1: Charlies (1988) (fanzine)
Entrando en el análisis de la obra, empezar diciendo que no va a ser de gusto de todo el mundo, pues pese a tener unas reflexiones bastante profundas, se presentan de una manera muy abrupta y cruda. La manera de mostrar los conflictos es directa y sin tapujos, saltándose la paja y lanzando el grano a los ojos. Y no a todo el mundo le gusta que le lancen cosas mientras lee.
Las historias no tiene un pretensión moralizante, aunque en un principio pueda parecerlo. Su intención parece más expositiva, exhibiendo el suceso, o las consecuencias, más allá de entrar a valorarlas. Eso es algo que se nota cuando entremezcla la realidad con la ficción, haciendo del todo un reflejo, no de lo que sucedió, sino de lo que pudo suceder sin demasiados problemas a la hora de imaginarlo.
Otro de los aciertos del cómic es atender a lo concreto y no a lo global. La gente en general, tanto ahora como cuando se publicó por primera vez, conoce el conflicto, y no necesita saber mucho más de los cómos o los porqués, eso es algo que suma, pero que ya pertenece al ideario colectivo. Por eso se saltan la parte en la que instruyen sobre el conflicto, para entrar directamente en la parte en la que exploran en las consecuencias del mismo. Por eso se nos muestra las historias de quienes volvieron, porque lo que interesa de esta obra no es el conflicto en sí, sino las víctimas. Y sí, todos conocemos, por desgracia, las que hubo en el campo de batalla, las que cayeron bajo el horror del infierno desatado en aquel lugar hasta entonces casi paradisíaco. Tanto los que fueron en búsqueda de una promesa lejana, arengados por una falsa necesidad, como los que debían luchar para conservar su hogar, sin mayor expectativa que vencer o morir. Pero aquí se nos muestran las victimas que volvieron, las que dispararon sin ser monstruos, pero habiendo necesitado convertirse en ellos para sobrevivir. Las que llevaban en su cabeza la penitencia, una que no les dejaba descansar. Les habían obligado a ser monstruos, y ahora les decían que debían volver a ser humanos.
En estas páginas se nos mezclan muchos elementos narrativos que juegan a favor del conjunto, como son el uso de periódicos, o los canónicos flashbacks que rememoran no solo el horror, sino todo lo demás. Al final de cada relato nos encontramos un texto, sobre todo de fragmentos literarios como El túnel de Ernesto Sábato, El inmortal de J. L. Borges, El americano impasible, de Graham Greene, o El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad, pero también de la canción The End de The doors, o incluso un fragmento de Los 100 consejos prácticos para el ama de casa, de Annette Winter. La referencia a la cultura de aquellos años es constante, así como a la que devino de aquel conflicto, haciendo de la misma referencia una marca de la propia obra, evidenciándolo en su propio título, que toma el nombre de la canción Born to be wild del grupo Steppenwolf.
En el apartado gráfico Fernando se hace reconocible, como es una constante en su obra. Su característico feísmo, su deformación casi tétrica, esconde tras de sí una marca que le viene como anillo al dedo a esta obra. La siniestra estampa que recorre cada página logra ser el reflejo idóneo del horror que fue aquel conflicto. Algo que hace de su estilo tan característico una necesidad para esta obra, es que en los momentos de calma, cuando no sucede nada en la acción, sino que sucede en el pensamiento, los rostros del autor cobran un doble sentido, porque se entrevé en su deformidad una tensión latente, un estallido que está por suceder. Su uso macabro de las sombras, y el cambio puntual de un estilo más realista para volver a su conocido estilo caricaturesco, no hace más que enfatizar esa sensación de desasosiego que nos acompañará durante todo el camino.
En conclusión, estamos ante una obra que no nos cuenta nada nuevo, quizás sí para alguien que no se haya empapado de historias de guerra, en concreto en guerras que suceden en terreno selvático; pero que en esencia su contenido no va a sorprender a nadie, y sin embargo quizás sea eso lo que más miedo dé de toda la obra. Que se nos narre cómo el infierno se hace presente en el mundo, y todos piensen; nada nuevo.
Decir que ECC tiene pensado seguir editando la obra de Fernando de Felipe, y que si sus ediciones se parecen a esta, será un verdadero placer para todos los lectores amantes del autor. La presente edición, aparte de la obra en sí, inicia con un texto introductorio para comprender el contexto de la obra, y termina con un epílogo de 12 páginas en el que Andrés Hispano nos pone al tanto de todas las referencias de la obra, así como hace un repaso histórico del conflicto y su incidencia en la cultura. Para finalizar, el volumen cierra con 8 páginas llenas de contenidos extras de la obra, así como otras tantas que nos muestran las diferentes portadas con las que se presentó en sus múltiples publicaciones. Una verdadera delicia para el lector voraz.
Lo mejor
• Tratar el conflicto desde lo concreto, entrando en las personas, no en lo global.
• El feísmo de Fernando, que otorga una pátina de desasosiego a toda la obra.
• La edición, una auténtica delicia.
Lo peor
• Es la guerra, nada nuevo; por desgracia.
Guión - 8
Dibujo - 7.5
Interés - 7.5
7.7
Nacido salvaje termina por presentarse como una obra en la que se nos presenta el horror de la guerra, y más en concreto el infierno de sus consecuencias en las mentes de quienes participaron en ellas. Un trabajo que ahonda en profundidad pero sin detenerse a reflexionar, como quien intenta subir un escalón cuando ya no quedan, que ve pasar su vida en un instante, se sobresalta, y prosigue su camino; aún con el corazón en la garganta.
Muchas gracias Aitor! yo tengo la edición en grapas de Glenat y me han entrado unas ganas locas de releerlas.
No es un poco absurdo pedir a una obra que tiene más de 30 años que cuente algo nuevo? No es un poco absurdo pedir a una obra que va sobre un acontecimiento histórico que cuente algo nuevo? Pasó lo que pasó. No hay que inventar. Además, en el fondo la guerra siempre es igual, el lugar y el momento no importan. Por otro lado a estas alturas el Hombre ya ha combatido en cualquier espacio terrestre. Rumble in the jungle ya se hizo un cliché en los años 50. Yo también tengo las grapas. Alegra ver que lo que hace 30 era nuevo y rompedor ahora es un clásico.