SCARFACE, EL TERROR DEL HAMPA
«En este negocio hay que seguir una regla para no meterse en líos: hazlo antes, hazlo tú, y sigue haciéndolo»
Los gánsteres llegaron a la gran pantalla en 1927 con La ley del hampa, cinta dirigida por Josef von Sternberg. Sin embargo, sería cinco años después cuando un estreno se encargó de marcar un antes y después en el recién nacido género. Apadrinada por Howard Hughes y dirigida por Howard Hawks,
Aunque establecido en 1930, el código Hays no se aplicó hasta 1934, por lo que Scarface, el terror del hampa se libró por los pelos de haber sufrido una mutilación mayor. Con guion del ex periodista Ben Hecht, el libreto sorprendió por la arriesgada actitud de su protagonista ante la relación con su hermana Cesca (Ann Dvorak) y su colega Guido (George Raft). Los celos, que bien pueden ser por sentimientos incestuosos o por una homosexualidad reprimida, también fueron pilar en la versión de De Palma y señalaron el declive de, en este caso, Tony Camonte. Un final que nos retrotrae a la tragedia griega. La National Board of Review incluyó a esta auténtica obra maestra con ecos shakesperianos entre las diez mejores películas estrenadas en su año.
Cuenta la leyenda que cuando comenzó a rodarse la película, algunos socios de Al Capone visitaron a Hecht y le preguntaron si creía que era inteligente escribir un guion sobre el célebre líder del hampa. Sin embargo, Hecht, con fama de tipo duro, no se dejó intimidar por los matones y, de hecho, les convenció para convertirlos en consejeros de la película. Como hemos comentado anteriormente, los productores de la cinta no solo tuvieron que hacer frente al crimen organizado, sino también a las temidas tijeras. La Comisión Censora de Nueva York insistió en que se glorificaba en exceso a los gánsteres y, en consecuencia, demandaron varios cambios, incluyendo un montaje totalmente distinto. Hugues incluso reinició la producción para rodar un final alternativo. A pesar de esto, la citada comisión rechazó la película, por lo que el director de Los ángeles del infierno devolvió a Scarface, el terror del hampa su final original estrenándola a nivel nacional sin censura. Su efecto fue inmediato. Largas colas en taquilla y el aplauso de la prensa especializada. Como curiosidad, un año después del estreno del Frankenstein de James Whale, el actor británico Boris Karloff se metió en la piel de Gaffney, secundario que rivalizaba con Camonte por el control de la ciudad.
SCARFACE
En Mayo de 1980, Fidel Castro abrió el paso marítimo a Mariel, Cuba con la intención de que alguna de su gente se reuniera con sus familiares en los Estados Unidos, en 72 horas 3000 botes de Norte América se dirigieron a Cuba, muy pronto se notó que Castro obligo a los dueños de los botes embarcar con ellos no solo a sus parientes, si no también a los criminales de sus cárceles, de los 125,000 que llegaron a florida, un estimado de 25,000 tenía un historial criminal.
En este icónico remake de Scarface, Al Pacino tomó el testigo de Paul Muni para conseguir una de las interpretaciones más icónicas de su carrera. El actor nacido en Nueva York ya era, por entonces, una de las estrellas más consolidadas de Hollywood gracias a sus cinco nominaciones a los Oscar en trabajos como El Padrino, Serpico o Tarde de perros. Esta primera colaboración con Brian De Palma daría sus frutos y, una década más tarde, estrenarían Atrapado por su pasado, aproximación mucho más sobria al mundo del narcotráfico que, a pesar de su buena recepción por parte de la prensa especializada, no estuvo entre las elegidas de los grandes premios. Formado como actor del Método Stanislavski, Pacino se haría con la ansiada estatuilla dorada merced a su interpretación en Esencia de mujer (Martin Brest, 1992). El histrionismo mostrado en Scarface es consecuencia de un estilo centrado en captar los diferentes estadios emocionales y expresarlos con la gestualidad física.
Precisamente, el cineasta de ascendencia italiana, venía de filmar un puñado de clásicos en la década de los setenta. Siempre influenciado por Hitchcock, coqueteando entre el homenaje y el plagio, antes de que El Precio del poder viera la luz, De Palma llevo a cabo Hermanas, El fantasma del paraíso, Fascinación, Carrie o Vestida para matar. Como el director de Psicosis, De Palma se caracteriza por su dominio del suspense así como por diferentes escenas de acción que han pasado a la historia del cine (véanse Los intocables de Eliot Ness o Misión imposible). La realidad es que De Palma venía de realizar Impacto con John Travolta, que había fracasado, y aspiraba hacer una película más comercial centrada en gánsteres.
Tony Montana es uno de esos cubanos que llegaron a Miami dispuestos a hacer realidad su propio sueño americano. Asqueado por el férreo régimen castrista, primero, y su condición de inmigrante en el país del Tío Sam, después, Montana hará todo lo que esté en su mano por ir subiendo como la espuma en el escalafón que marca el capital. Como el mismo verbaliza en la película “Si tienes el dinero, tienes el poder. Si tienes el poder, tienes las mujeres”.
Acompañando a Pacino, en el reparto nos encontramos los nombres de Steven Bauer (nacido en La Habana y que décadas más tarde interpretaría a todo un capo de la mafia en Breaking Bad), Michelle Pfeiffer (que venía de rodar la secuela de Grease), Mary Elizabeth Mastrantonio (que en años posteriores encadenaría El color del dinero, Abyss o Robin Hood, príncipe de los ladrones), Robert Loggia (Big) o F. Murray Abraham (sempiterno Salieri en Amadeus).
Tras sacar adelante un par de trabajos complicados y peligrosos, Tony llama la atención de López (Loggia), su nuevo jefe. A pesar del turbio mundillo en el que se mueven, Montana demuestra ser un tipo con principios y que siempre va de cara. De carácter fanfarrón, Tony tiene pequeños roces con Omar (Abraham), lugarteniente de López que juega a dos bandas. Mientras Montana va descubriendo el mundo que le espera, la aparición de Elvira (Pfeiffer) eclipsa todo lo demás. El sueño comienza a materializarse.
Tony empieza a relacionarse con verdaderos mandamases del negocio de la droga como el boliviano Sosa (Paul Shenar), quien ve en el cubano una persona fiel y de espíritu emprendedor, ideal para compartir negocio. Fue Sidney Lumet (Doce hombres sin piedad) quien ideó que el remake de Scarface partiese de Cuba girando en torno al mundo de la cocaína. Sin embargo, el realizador de Antes que el diablo sepa que has muerto abandonó el barco de la dirección al no gustarle el libreto de Oliver Stone (Alejandro Magno). Aquí encontramos la principal diferencia con la cinta original de Hawks. Las imágenes documentales sobre los refugiados cubanos introducidas en el inicio del filme, otorgaba al conjunto una dimensión política nueva. Aún con todo y con eso, Lumet quería una visión más política de la historia y el guion le resultaba excesivamente violento. Aunque al realizador de Asesinos Natos le hubiese encantado ponerse detrás de las cámaras, lo cierto es que el fracaso de su anterior trabajo (The Hand) imposibilitó que se sentara en la silla del director. De Palma volvió a la producción tras haber trabajado en un primer guion junto a David Ray ambientado en el Chicago del Scarface original. Como no podía ser de otra forma, Martin Scorsese y Robert De Niro también sopesaron sacar el proyecto adelante.
Gracias a la Green Card que formaba parte de la edición de coleccionista en Blu-ray de Scarface, sabemos que Tony Montana nació el 5 de julio de 1950 y que consiguió la residencia estadounidense el 1 de julio de 1980. Tony aprendió a hablar inglés viendo películas de Humprey Bogart o James Cagney, aunque en alguna ocasión se hace referencia a que su padre podría ser estadounidense.
A Ícaro se le quemaron las alas por acercarse demasiado al sol. Montana llegó hasta arriba del todo, hasta que la droga que lo hace grande se convierte en la droga que lo mata. Un ascenso rápido y un descenso a los infiernos marcado por los excesos. Obsesión y desconfianza tornan el cuento de hadas en pesadilla. El sueño americano es un vacío, y no hay suficiente dinero ni poder para llenarlo.
La película se estrenó en 1983, en mitad de las guerras de la cocaína de Miami. Así pues, nos encontramos con una historia realmente contemporánea por el grave problema con las drogas que sufría Estados Unidos en aquellos momentos. Un año más tarde, Michael Mann estrenaría la serie de televisión Miami Vice – Corrupción en Miami. El precio del poder se distingue por su violencia extrema y por ser excesivamente sangrienta. Por toda esa dureza se generó una gran controversia en el momento de su estreno sobre si debía calificarse X. Parte de la crítica especializada la tachó de misógina y, muy probablemente, los palos habrían sido mayores si hubiese visto la luz a día de hoy. Tal fue el caldo de cultivo creado, que hasta el propio productor Martin Bregman recibió varias amenazas de muerte tanto por el contenido de la trama como por lo explícita que resultó. Para su adaptación televisiva tuvieron que cambiar varias expresiones (piña por conejo, carnicero por hijo de puta…), eliminando las 223 veces que en la versión original se pronunciaba la palabra «fuck» (a una media de 1,23 «fucks» por minuto). De todas ellas, 182 fueron verbalizadas por el personaje a quien Al Pacino interpretó.
Es curioso como a pesar de su letal desenlace, Tony Montana se convirtió en un referente para muchos. Más allá de trascender a la cultura pop, Tony es el adalid del sueño americano. Aquel que garantiza que puedes llegar sin nada y conseguir que el mundo sea tuyo. La iconografía de Scarface lleva presente cuatro décadas en el mundo del hip hop. Estados Unidos, la tierra de las oportunidades. Con diferente prisma, El precio del poder puede verse cómo una sátira del capitalismo.
Escenas como la de la motosierra, visualmente poderosa, el rostro de Pacino enterrado en una montaña de cocaína o el climax final son historia del cine. Con el uso de los sintetizadores, Giorgio Moroder compuso una banda sonora que evocaba peligro, suspense, profundidad… sentando como un guante a la ambientación ochentera. Se puede ser más hortera, pero no tener peor gusto. El personaje de Tony Montana está lleno de excesos y acaba rompiendo la regla básica de no colocarse con su propio material lo que provoca que su paranoia creciese hasta topes inimaginados. A pesar de haber cumplido cuarenta años, El precio del poder sigue manteniendo la misma fuerza que en su concepción. Pese a lo histriónico de su protagonista, Scarface bebe de las fuentes shakespearianas mientras se mete un buen tiro de farlopa.
CURIOSIDADES
Una pequeña parte de la comunidad cubana presionó para que el rodaje de la película no se llevara a cabo ya que, en su opinión, estaba financiada por Castro tratando de difamar la imagen de los migrantes cubanos. Tras varias amenazas, la producción se trasladó de Florida a California.
El nombre de Montana viene por Joe Montana, icónico jugador de futbol americano y es que, Oliver Stone, era hincha de los San Francisco 49ers.
Para conseguir verosimilitud en la película, la documentación llevada a cabo consistió en diferentes reuniones con agentes de ambos lados de la ley: policías y narcotraficantes. El propio Stone ha reconocido haber consumido drogas en dicho proceso.
A pesar de ser un éxito en taquilla, El Precio del poder fue masacrada, mayoritariamente, por la crítica especializada de la época.
LAS MEJORES FRASES DE TONY MONTANA
Nunca subestimes la codicia de alguien.
En este mundo solo tengo mis pelotas y mi palabra, y no rompo ninguna de las dos por nadie
Siempre digo la verdad, incluso cuando miento.
Joderme a mí es joder al mejor.
Say Hello To My Little Friend.
EL VIDEOJUEGO
Desarrollado por Radical Entertainment, The World is Yours fue lanzado para Playstation 2, XBOX, Wii y PC en los años 2006 y 2007. Al más puro estilo GTA (esto es, mundo abierto en tercera persona), la trama nos proponía una especie de secuela de la cinta filmada por De Palma. Tony Montana no solo sobrevivía al ataque de los hombres de Sosa, sino que también conseguía escapar de la policía para empezar nuevamente desde cero. A partir de entonces, Tony trata de recuperar los diferentes territorios repartidos entre sus enemigos. Este videojuego de acción, repleto de drogas y dinero, ha vendido 2,5 millones de copias desde su lanzamiento a pesar de cosechar todo tipo de críticas. El responsable del guion no fue otro que David McKenna (American History X), quien tomó el testigo de Stone, una vez que este rechazó embarcarse en el proyecto. Su potente soundtrack contó con temas de Cypress Hill, Iggy Pop, Johnny Cash, Judas Priest, Mala Rodríguez, Motörhead, Public Enemy o Shaggy. Para prestar voz a los personajes tanto Steven Bauer como Robert Loggia volvieron a este particular universo. A ellos se les unieron nombres de la talla de James Woods, Ice-T, Michael York, Jay Mohr, Oliver Platt o Ricky Gervais.
LOS CÓMICS
Los distintos cómics surgidos en diferentes épocas han servido para ampliar el background del protagonista, Tony Montana. A pesar de ser historietas que no pueden considerarse canónicas, los seguidores del personaje encuentran respuestas a preguntas que habían quedado en el aire. Varios what if? en toda regla que sirven para bucear en el pasado de Tony Montana y en el hipotético futuro en caso de haber sobrevivido al improbable festival de balas que tiene lugar al final de la cinta dirigida por Brian De Palma.
Como comentábamos en nuestro podcast sobre Blade Runner ¿Sueñan los androides con cómics indie?, incontables películas como Alien o La Guerra de las Galaxias han tenido su plasmación en viñetas aportando más bien poco al medio. Probablemente, gracias al trabajo de Jim Steranko, Atmósfera Cero sea la excepción que confirma la regla merced a unas composiciones de página magistrales. No es el caso de Scarface, cuya primera aproximación al noveno arte llegó fraccionada en tres partes entre mayo y junio de 1984. Los argentinos Héctor Alba, Manuel Morini y Enio Leguizamón mimetizaron los fotogramas de la película estrenada un año antes, añadiendo ciertas escenas al comienzo de la historieta. En ellas se indagaba en las raíces de Tony Montana antes del conocido éxodo de Mariel. Sus lazos familiares, sus primeros pasos en el mundo del crimen así como el origen de su célebre cicatriz (algo que, como veremos, es tema recurrente cada vez que se trata de expandir la mitología de este particular universo) en apenas cuatro páginas son el principal aliciente para acercarnos a su lectura.
Aunque es cierto que en Hollywood secuelas más raras hemos visto, lo cierto es que el final de la cinta dirigida por Brian De Palma no daba lugar a continuaciones. Afortunadamente, el cómic es un medio que, en ocasiones, hace las veces de lámpara mágica. Corría el verano del 2007 cuanto Scarface: Marcado de por vida veía la luz en formato miniserie de cinco números. IDW contó con un guionista de primer nivel como John Layman para «resucitar» al personaje interpretado por Al Pacino de la ensalada de balas y cocaína que puso el colofón a la cinta de Universal. Conocido por Chew, una de las mejores series independientes del siglo XXI, Layman insufla su particular sentido del humor en una historia tronchante con un punto de partida similar al videojuego The World is Yours. Desenfadada y paródica, Marcado de por vida no solo recuperaba al personaje de Montana, sino a los pocos supervivientes de la trama original. De esta forma, Tony planea, junto a los hermanos Díaz, una venganza contra Sosa quien, a su vez, tiene una relación con Elvira. El estilo cartoon de Dave Crosland a los lápices y la saturación de color obra de Len O’Grady provocan una experiencia casi lisérgica que casa francamente bien con una historia cargada de estupefacientes. En definitiva, Marcado de por vida es una lectura tan refrescante como divertida, destinada a gente sin complejos.
Tras un año tomando forma, a comienzos de 2008 IDW tuvo a bien publicar Scarface: El diablo disfrazado, miniserie de cuatro números centrada en la vida del criminal cubano antes de llegar a las costas de Florida. El guion corrió a cargo de Joshua Jabcuga, autor que se ha prodigado poco en el medio siendo Bubba Ho-Tep y The Cosmic Blood-Suckers sus otros trabajos más relevantes. Jabcuga optó por una confusa estructura narrativa de continuas idas y venidas en el pasado de Tony que no ayudaba a seguir bien la trama. Sin embargo, como ocurriese años más tarde en el estupendo cómic Bad Girls creado por Alex de Campi y Víctor Santos, el contexto político social cubano de la época resulta de lo más atractivo como telón de fondo. La revolución supuso la caída de Batista, echó a la mafia de los casinos y mantuvo a raya a sus vecinos, los Estados Unidos de América. En medio de ese meollo, Tony Montana sobrevive mientras aspira a cotas mayores. Con dibujo de Alberto Dose, deudor de su compatriota Eduardo Risso, la historieta nos muestra el origen de la cicatriz de Tony, su primer encuentro con Manny Ribera así como una conspiración de la CIA para matar a Castro y la invasión de Bahía de Cochinos. La impronta del artista rosarino encaja como un guante con el ambiente noir de El diablo disfrazado (violencia, prostitución…) que hace que nos recuerde a nivel gráfico, salvando las distancias, a 100 balas o, la más reciente, Moonshine.
Buenísimo artículo, Sergio! Me encantan las frases d Montana XD