El arte de narrar.
Hablar de
Alex Toth, la pasión por narrar
Alexander Toth nació en Nueva York en el año 1928 en el seno de una familia de inmigrantes húngaros que desde muy pequeño le inculcaron la pasión por el arte y la cultura. Desde su más tierna infancia admiro a dibujantes de tiras de prensa como Milton Caniff, Alex Raymond, Harold Foster o Noel Sickles y tras su paso por High School of Industrial Arts comenzó a trabajar en la industria del cómic estadounidense. Ya durante su etapa de estudiante comenzó a colaborar con la editorial Eastern que publicaba cabeceras como Famous Funnies y Heroic Comic. Es en esta última donde apareció su primer trabajo en 1945. Colabora con la editorial hasta el año 1947 en el que gracias a Sheldon Mayer comienza a trabajar para All American y National Periodical Publications, que con el tiempo se fusionan para formar DC Cómics. Su primer trabajo en esta nueva andadura es el número 28 de Green Lantern y a lo largo de los siguientes años dibujara a personajes y series como Dr. Mid-Nite, All Star Comics, The Atom, Johnny Thunder, Sierra Smith, Johnny Peril o Danger Trail y multitud de series románticas.
Tras seis años en la editorial decide cambiar de aires y trasladarse a California dejando su trabajo con DC, aunque nunca dejara de estar vinculado de ella del todo volviendo a dibujar historietas para la editorial cada cierto tiempo. En California comienza a colaborar con la editorial Standard dibujando series románticas y bélicas, además de realizar algunas colaboraciones con EC Comics, que son auténticas joyas que dejan ver a un autor con una capacidad narrativa prodigiosa. Sin embargo, su carrera sufre un impasse de dos años cuando se produce su incorporación al ejército y la quiebra de Standard, para la que había realizado más de sesenta historietas. En su paso por ejercito será destinado a Japón, aunque no está del todo alejado de los lápices ya que publica Jon Fury, una tira semanal para el periódico de la base.
A su vuelta a California en 1956 tras finalizar su periodo en el ejercito comienza a trabajar para Dell Comics. Sus trabajos para esta editorial están ligados a las diferentes adaptaciones al cómic de series televisivas que publicaban. A lo largo de este periplo se encargó de dibujar series como Roy Rogers, Rin Tin Tin y, sobre todo,
A lo largo de los 8 años que paso trabajando con la productora se encargó de todo tipo de tareas, desde la creación de personajes, hasta dibujar storyboards hasta convertirse en el responsable de series como Herculoids, Johnny Quest, Birdman, Los superamigos y sobre todo Space Ghost. Unas obras en las que se podía ver su impronta y que han influido decisivamente en maestros de la animación posteriores como Bruce Timm. Su paso por la industria de la animación hace que a su vuelta al cómic emplee un dibujo más desnudo y sintético, pero a cambio gana unos personajes llenos de dinamismo y una capacidad narrativa única.
A finales de los sesenta vuelve a dibujar cómics tanto en DC como en Warren, encargándose de historias de todo tipo en cabeceras como The Witching Hour, Our Fighting Forces, Our Army at War, Eerie, Vampirella, Creepy, The Rook o Blazing Combat, pero entre las que destacan sobre las historias de terror y las bélicas. Unas colaboraciones que son cada vez más esporádicas hasta que a principios de los años ochenta pone en marcha Bravo for Adventure, un trabajo que es todo lo que Toth consideraba que debía ser un cómic de aventuras tanto en los guiones como en la parte artística. Posteriormente se va alejando cada vez más del cómic desengañado con los trabajos que se producen, aunque aún tiene tiempo de dibujar las dos primeras historias de Torpedo. Pero abandona la serie por la crudeza y violencia de las historias de Sánchez Abulí. Posteriormente se decida a realizan alguna historia corta y portadas. Muere en 2006 mientras estaba dibujando en su casa.
Alex Toth es una figura indiscutible del cómic que ha influencias a varias generaciones de autores de la talla de David Mazzucchelli, Howard Chaykin, Steve Rude, Matt Wagner, Mike Allred, Javier Pulido, Frank Miller, Jordi Bernet, Alfonso Font, Josep María Bèa, Rubén Pellejero y un larguísimo etcétera.
El Zorro.
El Zorro de Alex Toth nos nuestra la historia de Diego de la Vega, el hijo de un rico terrateniente de California, que después de pasar varios años en España, regresa a sus tierras a petición de su padre. Al llevar descubre que el capitán Monasterio ejerce un dominio despótico sobre la zona abusando de la población y encarcelando a los que se atreven a oponerse a él. Diego decide usar sus habilidades con la espada, su ingenio y su valor para luchar contra a él, pero para proteger a su padre opta por disfrazarse con un antifaz, una capa y un sombrero negro adoptando el nombre de El Zorro. Una tarea para la que cuenta con la ayuda de su criado sordo Bernardo y su caballo Tornado, además de una guarida secreta. Para alejar cualquier sospecha sobre su persona en su identidad civil se comporta como un cobarde y apocado. Un planteamiento extraído de la serie de TV que es bastante diferente a la reciente aproximación al personaje realizado por Pierre Alary en Don Vega.
El integral recopila las dieciséis historias que Toth dibujo del personaje basadas en los episodios de la serie de TV. Tras una historia de presentación la que se da a conocer la situación y los personajes principales nos encontramos con unas historias de duración variable que son un ejemplo perfecto de los guiones que solían abundar en los cómic-books de la época, historias sencillas de pura aventura protagonizadas por héroes cuasi perfectos que gracias a una mezcla de ingenio, valor y habilidad consiguen frustrar los malvados planes de sus antagonistas. Unos villanos que no tienen ningún matiz, ni profundidad, la única excepción puede ser el sargento García que cumple una función meramente cómica. Es una serie en la que todo es o blanco o negro sin ningún espacio para los grises, pero, pese a todo son historia que resultan bastante entretenidas teniendo en cuanta cuándo y cómo se crearon, ya que hay que señalar que Toth tuvo grandes problemas con las imposiciones editoriales que le obligaban a ceñirse a los guiones de la serie en los que tenía que condensar demasiado información y diálogos en prejuicio de las escenas de acción que él quería potenciar y que tan bien narraba. Sus problemas con la editorial no fueron solo de esa índole, ya que también tuvo que lidiar con el rechazo que le creaba que Dell no acreditara debidamente a los autores que trabajaban en sus cómics.
Pese a lo problemas editoriales, con el paso de las historias Toth consigue hacer algunas en las que se puede ver parte de su idea de lo que tenía que ser un cómic de aventuras destinado a un público infantil y juvenil, pero su paso por la serie está marcado por la irregularidad y la triste sensación que deja pensar en lo que pudo ser. De alguna manera su paso por la serie se convirtió en un ensayo de lo que luego plasmaría en Bravo for Adventure, su gran homenaje a las aventuras de corte clásicas. Las historias tienen un planteamiento bastante repetitivo en el que El Zorro consigue impedir alguna injusticia, además de los intentos de las autoridades de atraparle, pero con algunas variaciones que hacen que la lectura de varias historias seguidas no resulte muy tediosa. Sin embargo, ninguna cuenta con un guion particularmente memorable, aunque destacan más las finales ya que es en ellas cuanto el autor comienza a hacer las cosas a su manera prescindiendo de los diálogos superfluos y los largos textos de apoyo para centrarse en la parte aventurera del guion lo que le lleva a crear algunas secuencias de acción magnificas.
Si hoy en día seguimos hablando de estas historias no es gracias a los guiones, el mérito corresponde en exclusiva al trabajo gráfico y narrativo que realizo el autor neoyorquino. En las páginas de la serie vemos el absoluto dominio de que tenía de la narrativa, siempre sobria y eficaz sin necesidad de caer en los fuegos de artificio para dotarla de una espectacularidad impostada. Algo que unido al soberbio uso del claroscuro en el que equilibra a la perfección los blancos y negros, algo que había aprendido de los grandes autores de las strips, tiene como resultado unas primeras páginas que brilla muy por encima de los guiones. Algo que se acentúa con el paso de las historias cuando además de prescindir de los elementos superfluos del guion que ya hemos mencionado lo que le permite crear unas historias con mucho más ritmo, también comienza a simplificar su estilo y trazo, pero sin perder un ápice de su elegancia ni la plasticidad y el dinamismo que siempre encontramos en sus personajes.
En la historia creada por Chaykin y Risso para la ocasión vemos el encuentro de El Zorro y La Pimpinela Escarlata, otro de los más célebres espadachines de la cultura popular que fue creado por Emma Orczy. Una historia curiosa en la que los autores hacen un homenaje con su particular estilo a las que creara Toth para el personaje. El trabajo de Risso es soberbio como es habitual en él replicando algunas de las soluciones graficas que Toth empleo en las historias originales. Un trabajo corto pero que nos deja con las ganas de ver una historia más extensa del personaje creada por ambos autores.
Mostroz hace una notable edición con un buen diseño, en particular la portada que es todo un acierto, y una buena reproducción que permite disfrutar del dibujo de Toth. Una muy buena edición, que sería perfecta si el rotulado se hubiera asemejado más al original, también obra del neoyorkino. Como extras incluye un prólogo escrito por Chaykin y bocetos de la historia creada especialmente para esta edición por él y Risso. Quizás también se podría haber completado la edición con las abundantes ilustraciones y portadas que Toth hizo para las múltiples reediciones de la serie.
El Zorro es una obra en la que Alex Toth nos regaló algunas páginas maravillosas en las que su arte brillo con gran intensidad, algo que permite olvidar la sencillez e irregularidad de las historias para ver a un maestro del cómic haciendo lo que mejor sabia: narrar.
Lo mejor
• El arte de Alex Toth.
Lo peor
• La edición no incluye las portadas que Toth hizo para la serie y las diversas reediciones.
Guión - 6
Dibujo - 9.5
Interés - 8.5
8
Leyenda
Un espléndido Alex Toth brilla por encima de las historias que le toco adaptar.
Gracias por tu reseña. Son pocas las ocasiones en que podemos disfrutar del excelente arte de Toth. Un libro para atesorar
Yo lo compré tirado de precio la anterior edición por menos de 5 euros y la verdad que es un trabajazo de Toth, el guión me parece insufrible por lo que al final pasé de leerlo pero me parece de obligada compra para todos los que disfrutan del arte de Toth.