«Nosotros queríamos restituir esa imagen profundamente social de 10 millones de trabajadores que paran las maquinas, que paran las fábricas y que dicen ¡Ya basta!»
En el marco de pasado Comic Barcelona y gracias a los esfuerzos del equipo de prensa de Salamandra Graphic, pudimos entrevistar a la pareja de autores Dominique Grange y Jacques Tardi que presentaban su nuevo álbum titulado Elise y los nuevos partisanos.
El tiempo asignado para el encuentro era escaso (luego se convirtió en algo más de 40 minutos) y compartíamos turno con el periodista Víctor Fernández del diario La Razón, pero con algo de buena voluntad y mucha organización conseguimos sacar adelante una entrevista que nos parece muy interesante. Este es el resultado.
Bonjour, Mme. Grange y Mr. Tardi
Dominique Grange (DG): Porque creo que en esta época que estamos viviendo la memoria se está perdiendo y queríamos transmitir a las generaciones siguientes y a nuestros propios hijos lo que hemos vivido; era una época particular en la cual la juventud estaba muy comprometida en las luchas sociales, una época en que la lucha de clases era algo más evidente que ahora, porque ahora las fábricas han desaparecido, el paisaje obrero social francés ha evolucionado completamente, es totalmente distinto. Ahora es el reino del trabajo precario, de la uberización etc, etc. Por esto se tenía que explicar cómo era aquella época y comunicarles, también, el entusiasmo que tuvimos al llevar a cabo estas luchas.
DG: Me parece obvio, ¿no? Era el espíritu de Mao que decía, también: “Atreverse a luchar, atreverse a vencer”. Es muy sencillo, la referencia al maoísmo era muy básica entre los maoístas franceses, lo llamaban mao-spontex, más que otra cosa era referirse a las citas del Pequeño Libro Rojo, ¿no? Sin estudiar nada de la teoría, de los escritos militares ni nada eso… Era como una herramienta muy fácil y muy práctica para luchar. Para escribir sobre las paredes, en las pancartas… Era más una referencia a la Larga Marcha que a la Revolución Cultural, porque después aparecieron los crímenes de la Revolución Cultural, esto fue totalmente distinto, otro período en el que nosotros ya no militábamos o, por lo menos, no militábamos en los batallones maoístas, en todo caso.
DG: Totalmente, totalmente y, además, pensábamos que era realista. Pensábamos que la revolución iba a llegar y estábamos dispuestos incluso a morir, a dar nuestra vida por la revolución. Las referencias a los países que habían hecho su revolución eran poderosas, ahora no sé a que se pueden agarrarse los jóvenes que se quieren entrar en la lucha social, porque por cualquier lado encontramos la desesperación, ahora es una desilusión total hacia los países que hicieron una revolución. Es muy difícil para los jóvenes de ahora. Pero bueno, creo que es necesario transmitirles este patrimonio de la lucha, por si acaso…
DG: Bueno, no ha sido olvidado; ha sido borrado. Que es algo un poco distinto. Supongo que un poco como la herencia de la Guerra Civil en España. [Esta masacre] Eso no merece más que una línea en los libros de historia y parece un acontecimiento entre otros… No se le da la importancia que tuvo; la transformación de la sociedad, de las mentes de la gente y todo lo malo que resultó. Porque está claro que la Guerra de Independencia le dio la autonomía a Argelia, pero finalmente no se resolvieron ninguno de los problemas sociales de allá y eso se notó cuando llegaron [a Francia] millones de trabajadores argelinos, después de la independencia, esto un problema que queda pendiente. Fuimos contemporáneos de este conflicto, aunque no había asumido aún mi compromiso, yo era demasiado joven. Pero, pasó y cuando una profesora de filosofía que tuve nos enseñó a mirar hacia ese lado del Mediterráneo, aprendiendo lo que era el colonialismo y la lucha anticolonialista, fue algo que me marcó, fue un punto de inflexión para adquirir la conciencia política.
Jacques Tardi (JT): Si. Me parecía que era importante enseñar esto, porque fue un episodio ignorado, olvidado… y evidentemente es una escena que no fue ni filmada ni fotografiada. A mí no me supone ningún problema técnico enseñar lo que pasó, poner en el papel todo esto, denunciar todos estos asesinatos. Fueron numerosos los asesinatos; algunos manifestantes fueron arrojados al Sena, golpeados, algunos esposados… y todo esto pasa casi en los mismos lugares donde se realizaron las redadas contra los judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Eran los mismos escenarios, se les detuvo en los mismos autobuses, los de la plataforma posterior… Durante la guerra, en la ocupación, los judíos fueron confinados en el Velódromo de Invierno que fue derribado tras el conflicto por lo que los argelinos fueron detenidos y llevados al Palacio de Deportes de Porte de Versailles, es el mismo esquema, la misma coreografía… Están allí apiñados, algunos son torturados, maltratados por la «magnífica» policía francesa y luego fueron evacuados, expulsados, retornados a su país de origen. ¡Es el mismo esquema! Y a mí me interesaba enseñar esto; la manera como la represión se repite, como se utiliza el mismo esquema, se reescribe la misma historia… Y el dibujo me permite enseñarlo todo. Sobre los convoyes de deportación no hay casi ningún documento gráfico, hay algunas fotos exteriores, pero del interior casi nada. En algunas películas se ha intentado reconstruirlos, pero mejor no hablar de ello… en cambio a mí no me supone ningún esfuerzo económico hacerlo, basta con tener un mínimo de documentación para poder dibujarlo.
DG: No. En el fondo no buscábamos un público concreto. Ocurre que mi esposo es dibujante de cómics y tenía la oportunidad de plasmar esta historia de una manera inmediata…
JT: … Y sobre todo porque es un medio de expresión muy económico, casi no cuesta nada. Se necesita una hoja de papel, mucha documentación y adelante… Si se quisiera reconstruir todo esto con actores, decorados para el cine… Es inviable.
DG: Además, no me salía de dentro escribir esta historia como un guion de cine.
JT: Y también era importante enseñar, a las nuevas generaciones que lean este álbum, algunas cosas que han desaparecido, que no existen ahora. Por ejemplo, los barrios de las afueras, las chabolas [bidonville en francés] ya no existen, es otra cosa. Ahora son personas que viven debajo de los puentes de las autopistas u otros sitios… Donde los polis van a desgarrarles sus tiendas, sus improvisadas chabolas de tela. Es gente que llega de África y que, de hecho, han sido muy mal acogidos contrariamente a los ucranianos de ahora, la gente acoge a los ucranianos, pero no a estos inmigrantes.
DG: Son etíopes, son sirios, son afganos, son de Mali… no son blancos, no tienen los ojos azules, no son católicos y es una población totalmente discriminada.
JT: ¡No son ucranianos!
DG: Además, a estos los llaman inmigrantes y a los ucranianos los llaman refugiados. Es una discriminación que nosotros no aceptamos. Nos da la sensación que se están haciendo las cosas de una manera discriminatoria, con formas distintas a la Segunda Guerra Mundial, pero en el fondo las ideas son las mismas.
DG: por supuesto, sí. ella se apoya en eso para implementar su programa que de momento no está siendo el mayoritario. Pero su influencia existe. Su manera, su mirada hacia el extranjero, el que no tiene la misma cara que nosotros es una realidad. Es algo profundo que había desaparecido un poco, pero no tanto. Por ejemplo, lo obreros ahora son casi todos argelinos o del África subsahariana y no se puede decir realmente que hay una integración, la gente los mira como extranjeros, como gente que puede amenazar su seguridad, su bolso… que se yo. El racismo está muy presente en Francia.
DG: El movimiento de lucha proletaria va cambiando por culpa de la sociedad capitalista. Porque cuando deslocalizaron las fábricas y las fueron cerrando, toda la industria importante de Francia ha sido llevada fuera del país, para rebajar los costes y con esto consiguieron aplastar todas las conquistas sociales de la clase obrera francesa porque costaba demasiado. Todo lo que había ganado el Frente Popular… etc y etc; el derecho de huelga, las ayudas al desempleo o la jubilación, todo lo que había mejorado un poco la condición obrera, todo esto de repente desaparece… Porque el trabajo se lleva a otros países donde la mano de obra se paga una miseria y donde no han tenido ninguna conquista social porque hasta ahora no han luchado. Entonces, ¿Cómo la clase obrera de allá, de estos países, va a empezar a tomar consciencia, a protestar, a empezar a decir que no…? ¿No sé? Porque si están sometidos a unas dictaduras, no pueden hacer nada… Trabajan como animales, la explotación es terrible.
Lo que más me indigna, es que las conquistas obreras hayan sido completamente borradas de esta manera. Y, claro, los que luchamos por todo esto o estamos muertos o somos demasiado viejos y los jóvenes son todos precarios…
DG: Ahora son todos precarios, son de Amazon o nos llevan la comida a casa, pero ahora son individuos, no hay esa base de unidad para empezar a luchar. Es un análisis que hay que hacer. Es como si nada hubiera ocurrido… En los años treinta y luego. El Mayo del 68, también. Se ganaron unas cositas e incluso eso…
JT: El Charlie Hebdo de última generación no lo hemos conocido, no nos hemos relacionado con sus autores… No conocemos al nuevo equipo. Nosotros conocemos el Charlie Hebdo de Cavanna, Wolinski, Reiser, Cabu… Toda esta gente. Nos conocimos entonces, al principio. Después se publicó un semanario de bande dessinée que se tituló BD, que fundó Choron [Georges Bernier] del que luego se encargó Cavanna, era todo en general un tremendo desorden organizado, El interés de esta revista llamada BD era que, en aquella época, toda la producción de historieta francesa era mensual. Goscinny había reunido a todo el mundo en Pilote, para anunciar que la revista, que era semanal, pasaba a ser mensual porque sus lectores habían cambiado de hábitos y estaban todos delante de la televisión y al no poder competir transformaron la publicación en mensual… Y curiosamente, un poco más tarde, en Éditions du Square anuncian una revista semanal, era algo muy interesante, además era en gran formato que siempre es muy adecuado para la bande dessinée.
JT: En aquella época yo trabajaba con Manchette [Jean-Patrick Manchette] y empezamos la adaptación de una novela que se llamaba Fatale que finalmente fue dibujada por otro artista. En este preciso momento Wolinski [Georges Wolinski] me llama para explicarme este proyecto de revista semanal, de gran formato… y vete a saber por qué no le endosamos un proyecto del que ya teníamos dibujadas unas veinte páginas como Fatale, si no que empezamos otro proyecto y arrancamos la publicación sin tener ningún material avanzado, empezamos Griffu, ¡a la semana! Creo que debimos prometer Fatal a otro editor y al final nunca se acabó de realizar. Entonces, hacemos Griffu y es allí donde nos encontramos con Dominique que era traductora y que luego se convertirá en jefa de redacción de la revista… Y todo esto dentro del desorden total de Éditions du Square.
DG: Y tanto, era un caos total, bebían mucho y… pero había una libertad absoluta.
JT: Yo llego por otros caminos, porque yo no era militante, pero nos conocimos allí y así empezamos.
JT: Bueno, es que hablamos a menudo del tema, me contó su trayectoria, sus experiencias y me parecía que había material para explicar, material para dibujar una historia y le digo, ¡explícalo! Pero toda esta historia requiere de tiempo para hacerse, no ha sido inmediato. Pero yo le decía, explica, explica tu historia porque hay de todo; está lo de la cárcel, lo de la militancia y todo lo que ha pasado… Yo no era militante en el Mayo del 68, pero yo también lo he vivido. También he recorrido los pavées para montar barricadas con mis compañeros, estaba terminando mis estudios en arts décoratifs [‘École nationale supérieure des arts décoratifs de París]… por lo que conocía algo de la época, del ambiente. Siempre explico a los periodistas que a pesar de hacer muchos cómics sobre la Primera Guerra Mundial no conozco el olor de los gases de aquella época. En cambio de los gases lacrimógenos del Mayo del 68 sí que puedo distinguir como eran, como olían…
A partir de aquí, hay una serie de imágenes que hay que realizar que implican una gran necesidad de documentación… Entenderán que a mí los policías no me interesan en absoluto, pero en el momento que he decidido representarlos en el papel tengo que estudiar su evolución, sus métodos, como cambian sus uniformes, los furgones que usaban, las armas etc.
DG: … Y además tuvimos que volver a recorrer los escenarios donde se desarrollaron las acciones, volver a las fábricas, pero muchas de ellas han desaparecido como, por ejemplo, la fábrica de Renault en la que hay un suceso muy importante en la obra; el asesinato de Pierrot… La fábrica ya no existe, ya no hay nada que la recuerde. Este barrio que era un barrio puramente obrero ahora está lleno de edificios de oficinas y es un barrio como otro cualquiera. También la fábrica donde yo trabajaba en Niza ya no existe… Entonces teníamos un problema, porque como Jacques es tan riguroso teníamos que buscar una solución porque no le gustaba que no pudiéramos representar exactamente la fábrica como era en realidad, como era exactamente el taller donde trabajaba…
JT: … Si, si, tuve que reconstruirlo a través de una serie de documentación sobre arquitectura y decoración industrial de la época, porque todo aquello ha desaparecido. Tuve que reinventarme los escenarios… ¡Y esto no me convence! Pero no se puede hacer de otra manera…
DG: Claro, porque yo creo que no es una casualidad que el Poder en general, sea en Francia o en otros lugares, quiera borrar las huellas de los conflictos sociales y de los combates populares y nosotros queríamos restituir esa imagen social, profundamente social de 10 millones de trabajadores que paran las maquinas, que paran las fábricas y que dicen ¡Ya basta! Ya no queremos más esto y vamos a luchar. Y esto, es verdad que acabó desapareciendo detrás de la imagen de la revolución sexual, las flores, los hippies etc. Que en el fondo era una visión muy norteamericana, aunque recuerdo que la guerra del Vietnam seguía y que también este movimiento en Estados Unidos fue principalmente antimilitarista, pacifista y en contra de la guerra. Esto también ha desaparecido. Por esto queríamos hacer este relato. Para restituir la realidad, para mostrar lo que está escondido, oculto del Mayo del 68. Fue una esperanza tan grande, tan inmensa, no se pueden imaginar… La fraternidad que había por todas partes, la gente hablaba, se comunicaba, de un medio de comunicación a otro, todos se llamaban camaradas y esto duró durante muchos años; camarada era una expresión de solidaridad, de esperanza. Por esto fue tan importante para los jóvenes como yo y por esto el poder siempre lo esconderá…
DG: No, no, no lo lamento en absoluto. Todo lo contrario. Yo he seguido con mi carrera, después. Y cuando canto, en general, es en un concierto de apoyo. Porque creo que la música, la canción es una herramienta estupenda, única, muy propensa a crear una comunión y que puede atravesar todas las barreras, todos los muros… ser traducida a todos los idiomas… yo llamo a mis canciones, mis pájaros migrantes.
El cómic es también un medio popular que es muy poderoso, pero se lee solo, en cambio la canción se escucha, se canta en compañía y permite la unión, la comunión. Podemos cantar todos juntos, por ejemplo: “El pueblo unido jamás será vencido” y esto da un impulso fantástico a cualquier movimiento popular. Pero es verdad que la bande dessinée es un medio popular, muy popular pero distinto.
JT: Por supuesto, está claro. El guion, la intriga, conozco quien es el asesino, las motivaciones de cada uno. Es mucho más sencillo, porque a partir de aquí… Es mucho más evidente en el caso de las historias de Leo Malet, puesto que no comulgo en absoluto con su ideario, pero esto lo obvio. Mi interés siempre ha sido poder hacer las localizaciones, ir a las calles, hacer fotos, calcular si los personajes se dirigirán hacia mí, si los veremos de espaldas… A veces, incluso volver a un sitio porque me faltaba un enfoque o para reconstruir un edificio que se había modificado ostensiblemente desde aquella época… Reconstruir todo esto es un auténtico placer para mí. Porque no tengo que preocuparme en absoluto de la intriga, una vez he establecido mi “censura” y he obviado las ideas algo reaccionarias de Leo Malet – evidentemente no es el caso de Manchette – pues, entonces puedo dedicarme a la puesta en escena y la ambientación. Puedo suprimir todos los McDonald’s de la zona, saltarme los bancos y cambiarlos por colmados y acabar de reconstruirlo todo cuando no tengo la documentación exacta, es un auténtico placer.
Pero, por ejemplo, tenía en mente adaptar un relato de Leo Malet que transcurre en el XVe arrondissement [distrito 15 de París], he vuelto allí y hay algunas pocas calles que conservan algo de la época, que corresponden al relato, pero todo lo demás es imposible, no se pueden hacer localizaciones porque todo ha desaparecido, hay grandes edificios modernos, no tiene ningún interés por lo que tendré que abandonar este proyecto porque si no tendría de bucear en archivos, en bibliotecas y ya no es posible hacerlo, porque a mi lo que me gusta es ir al sitio y hacer mis propias fotos, mi propia documentación y si hace falta luego en el dibujo añadir un piso, o poner una tienda etc., etc.; hacerlo. Esto es un auténtico placer.
Y esto es lo que me interesa. Por ejemplo con Manchette, me interesa el ambiente… en Balada de la Costa Oeste no hay un solo policía en la historia, es una historia completamente de género negro y en general no hay policías en sus relatos, salvo en la novela titulada Nada, que estuve tentado de adaptarla pero finalmente lo hicieron otros artistas y ya no valía la pena…
Es evidente que es más fácil cuando se parte de un guion bien estructurado, porque cuando uno trabaja solo en el argumento surgen las dudas, ¿se entiende esto o no? Cuando trabajo en Adele Blanc-Sec estoy siempre dudando… ¡Estoy acabando el último ahora mismo! me quedan unas diez páginas por hacer y lo acabo… Para siempre.
JT: Sí, sí, me gusta mucho. Me gusta el folletín porque una vez has lanzado tres o cuatro ideas iniciales te permite seguir a los personajes, y de repente tomar bifurcaciones sin saber hacia dónde se dirige la acción. Es interesante crearse trampas a uno mismo… Hace bastante tiempo estuve colaborando con un serial radiofónico con Michel Boujut que era un crítico de cine que trabaja en un programa que se llamaba Cinema, cinema… Era un programa de radio diario y yo escribía historias para cuatro días y el hacia los cuatro siguientes y así sucesivamente. Nos divertíamos planteándonos trampas el uno al otro, dejando a los personajes en situaciones tan inverosímiles que era un auténtico reto sacarlos de aquellos aprietos, teníamos que espabilarnos y conseguirlo… Y esto era lo mas interesante, aunque es verdad que es extremadamente peligroso, pero sigue siendo muy divertido ponerse trampas. Me parece a mí.
Se acabó el tiempo, nos indica la representante de la editorial Salamandra-Graphic.
Dominique Grange y Jacques Tardi: Gracias a vosotros.
Reseña de Elise y los nuevos partisanos a cargo de Diego García Rouco.
¡Excelente entrevista! La reservaba para cuando acabase de leer Elise y los nuevos partisanos. Qué guay que Tardi explique su método de trabajo, no sabía que se documentaba tanto para sus dibujos. Y Dominique Grange, bueno, ese nivel de compromiso con la sociedad es de los que casi no quedan, muy interesante todo lo que cuenta.