Origen II: Acorralado Segunda Parte
Hay personajes que se definen por el halo de misterio que los rodea. Por aquellos sucesos de cuya existencia somos conocedores, pero de los que nunca sabemos todos los detalles. Es precisamente esa falta de conocimiento indiscutible, y ese ansia de querer saber lo que hace que por un lado, las historias protagonizadas por dichos personajes se escriban solas, y que por otro, el espectador/lector no pueda despegarse de las mismas.
Si llevamos este concepto al mundo de los mitos modernos, plagados de personajes de ficción que trascienden la propia obra que les vio nacer, no podemos olvidar a Darth Vader.
Durante muchos años, supimos que el temible Lord Oscuro había sido un gran Caballero Jedi, alumno de Obi Wan Kenobi y padre de Luke Skywalker, pero que había caído en algún momento, rindiéndose al lado oscuro. Cuando en las famosas precuelas galácticas descubrimos cómo y por qué se había producido dicho cambio, quedó patente que una vez más, eramos más felices cuando no sabíamos y queríamos saber, que cuando lo supimos todo. Y es que, ten cuidado con lo que deseas, decían.
Lo mismo ocurre con John Constantine, el mago de Liverpool, quien funciona mucho mejor como ex paciente de un psiquiátrico a raíz de algo que sucedió en Newcastle, que como ese torpe aprendiz de mago que efectivamente comete un error en el conocido municipio inglés.
Pues bien, en el mundo del cómic de superhéroes si existe algún personaje que se define por un misterio acerca de su vida, que ni él es capaz de resolver, este es sin duda, Lobezno.
Desde su llegada en aquel enfrentamiento con Hulk, que dio paso a la Segunda Génesis Mutante hasta el presente Siglo, se sabía que el mutante de las garras de adamantium había tenido una vida apasionante, complicada y azorosa, pero no conocíamos los detalles de la misma porque ni siquiera él era capaz de recuperar su memoria.
Solo cuando Fox, que en estaba cosechando un gran éxito con sus películas basadas en La Patrulla X, puso sobre la mesa el hecho de que iba a contar dicho origen, dado que precisamente la popularidad de aquellas cintas se debía en gran parte a Logan, fue cuando Marvel Comics se vio forzada a contar la historia que nunca quiso contar, y lo haría eso sí, en sus propios términos.
El resultado fue Lobezno: Origen, una gran serie limitada escrita por Paul Jenkins y Joe Quesada y dibujada por Adam Kubert, en la que se nos presentaba a James Howlett, un muchacho acaudalado y enfermizo de principios del Siglo XIX que de forma trágica descubría sus poderes mutantes.
Lejos de contarnos los orígenes del personaje como héroe o como personaje de cómic superheroico, se nos narraron los orígenes de la persona, el paso de niño a hombre motivado por ese despertar mutante que normalmente suele ser traumático para los portadores del Gen X. La historia se centraba más en el carácter de James, en cómo le trataban sus padres, en su relación con la joven aristócrata Rose o con Perro, el hijo del vedel de su finca.
Aquella obra terminaba con James caminando entre Lobos y renunciando a su humanidad tras los traumas vividos, y dejaba que fuera el lector quien imaginara como atar cabos entre esta historia y la que ya conocía.
Si bien, habría sido mejor dejar a Lobezno en el misterio y no revelar nada sobre su vida, la obra de 2001 aportó más al personaje de lo que le quitó, a diferencia de la serie regular Orígenes que lo destrozaba o de los detalles de su pasado que Jason Aaron nos narró en Lobezno y la Patrulla X.
Pero quiso el destino, y el vil metal, que en el año 2013, Marvel decidiera dar continuidad a esa historia. Es entonces cuando llegó Origen II, una serie igualmente limitada en la que Adam Kubert repetía como dibujante pero en la que Kieron Gillen hacía las veces de guionista.
Con un equipo creativo tan de altos vueltos, cualquiera habría pensado que el resultado sería genial, como mínimo idéntico al de la obra predecesora, pero desgraciadamente, no es eso lo que nos encontramos en esta obra.
Orígen II une los huecos no entre la vida de James Howlett entre los lobos y la llegada de Lobezno, si no entre ese momento en el que Howlett huy por el bosque y la siguiente viñeta en la que ya es más bestia que hombre. Esto es, más que un Origen II, podríamos hablar de un Origen 1.5.
Pero lo que lastra a la obra no es la elección del marco temporal. Es simplemente, que queda claro y patente que estamos ante una obra de mero encargo y de puro afín recaudatorio. A estas alturas del partido, sabemos de sobra que cualquier cómic con el nombre de Lobezno en su portada vende miles de copias, y por eso Marvel cada cierto tiempo otorga series al personaje además de las regulares de las que ya disfruta (véase la actual X Vidas/X Muertes de Lobezno).
De este modo, Gillen hace un buen trabajo, solvente y cumplidor pero no aporta nada nuevo a la historia que no sepamos, y lo que hace, no pasa de correcto. Lobezno decide vivir entre lobos, comportarse como una bestia y en un momento dado, vuelve al mundo de los hombres solo para darse cuenta más tarde de que su verdadero mundo es el formado por animales salvajes.
El problema no es que el argumento sea simple, es que su ejecución también lo es.
Cosa distinta es el dibujo de Adam Kubert. El conocido autor consigue en muchas ocasiones superar lo que ya hizo en la obra previa, y nos regala unos maravillosos planos de Lobezno adaptándose a la vida animal, narrando gráficamente de forma insuperable ese cambio de niño a hombre del que antes hablábamos en el que influye un factor animal y mutante que hace distinta a la historia.
Un cómic solo apto para los fans del personaje o del trabajo de Adam Kubert.
Lo mejor
• El Dibujo de Adam Kubert.
Lo peor
• Una historia anodina que no nos aporta nada.
Guión - 4.5
Dibujo - 8
Interés - 4
5.5
Anodina
Kieron Gillen y Adam Kubert retoman el testigo de Paul Jenkins y continúan la historia de James Howlett allá dónde ésta quedó en el año 2001…
Buenas reseña, pero la primera serie limitada la dibujó Andy Kubert, y no Adam, como mencionas dos veces.
Un saludo,