#ZNSeries – Ms. Marvel. Episodio 2 – Pillada

Cause you Khan Khan Khan!, por Jordi T. Pardo

Ms. Marvel nos está reconciliando con un tipo de historia superheroica a la que creíamos superada: las que de orígenes. En las últimas producciones de Hollywood este tipo de relato ha ido pasando a un segundo plano, primero por la evolución del propio género que nos ha llevado a cierta reformulación del concepto, pero también porque los universos compartidos cinematográficos de Marvel y DC en las última década han ido construyéndose sobre personajes con mucho recorrido a sus espaldas. Pero la serie de Kamala Khan nos ha devuelto esas sensaciones que muchas veces hemos experimentado al leer las primeras aventuras de Spider-Man, las numerosas encarnaciones de los orígenes de Superman e incluso el de personajes más recientes como Invencible. El superhéroe adolescente sigue siendo una metáfora muy potente al que se pueden añadir fácilmente todo tipo de temáticas.

La diferencia de Ms. Marvel con otras series e historias parecidas es la realidad que nos describe su protagonista, en gran parte desconocida en sus detalles para los que no estamos identificados con su cultura y tradiciones. Esto es algo que hace muy bien la producción de Marvel Studios, con una narrativa a lo Scott Pilgrim contra el Mundo -pero sin dejarse llevar por su retro ochentera locura- que no interfiere con una caracterización modélica de sus personajes tanto protagonistas como secundarios. Está claro que este es un aspecto que sobre todo se evidencia en la interpretación de Iman Vellani de Kamala, una elección de casting de las que hacen época y es que Vellani derrocha carisma y se mimetiza con su homóloga de las viñetas en cada fotograma. En esto la joven actriz se ve respaldada por un reparto a la altura de las circunstancias, con Matt Lintz y Yasmeen Fletcher como Bruno y Nakia -del grupillo de amigos de Kamala- y Zenobia Shroff y Mohan Kapoor, como los entrañables y estrictos padres de Kamala.

Ms. Marvel es una serie que no engaña y su visión a otras realidades es refrescante por mucho que griten su escepticismo algunos espectadores por la sola existencia de este tipo de productos. Está mal cambiar la raza u orientación sexual de un personaje ya establecido, pero también está mal cuando simplemente creas un personaje de cero y cuentas su historia. Estas historias se catalogan fácilmente de «inclusivas» (y cosas peores) como si pudiese haber alguna realidad en que este concepto tuviese una connotación peyorativa. Al final esto me hace pensar que más allá de sus valores propios y puramente artísticos, el éxito de Ms. Marvel está casi en su simple existencia. Esperemos que series como estas, junto a películas como la maravillosa Todo a la vez en todas partes y otras producciones similares -que tanto y tan bueno nos están ofreciendo en algunos casos- supongo un cambio de paradigma y sirvan para dejar de mirarnos nuestro propio ombligo.

Pero volviendo a lo que debería ser lo importante -el apartado artístico de esta serie- este segundo episodio sirve para reafirmar la personalidad propia con la que este proyecto se ha revestido. Por ahora no deja de ser un comedia adolescente superheroico -muy equivalente en estructura a lo que Sam Raimi hizo en su día en la trilogía original de Spider-Man- que pone por ahora más énfasis en comedia adolescente que superheroica, pero que apunta algunas cosas interesantes de cara al futuro. Ms. Marvel es una delicia a nivel visual, aunque es cierto que los efectos especiales asociados a los poderes de Kamala requerirían una revisión. Lo llamativo de este punto es ese comentario que tenemos en el episodio de esta semana sobre el hecho de que el brazalete de Kamala solo es un conductor de los poderes que guarda en su interior y el misterioso pasado de su bisabuela. ¿Puede que en este aspecto al final tengamos también una Kamala más cercana a los cómics? ¿Puede que ahora sus orígenes sean kree o skrulls en lugar de inhumanos? Esperemos que nos sorprendan en este punto.

Ciudadana Khan, por Juan Luis Daza

El segundo episodio de Ms. Marvel, titulado Crushed, confirma muchas de las virtudes que se vilsumbraron en el anterior. Por un lado Iman Vellani no solo se está revelando como la Kamala Khan perfecta, si no que un servidor la puede considerar ya uno de los mejores aciertos de casting de Marvel Studios en muchos años. La joven actriz transmite una impecable mezcla entre carisma, candor, ingenuidad y seguridad en sí misma que la convierten en el mayor descubrimiento dentro de la serie. Por otro lado, algo que ya también se evidenciaba previamente en Generation Why, es que la vida personal y familiar de Kamala es la que da verdadero poso y corazón a la ficción. Desde la escena en la que ofrece su opinión durante el sermón en la mezquita, pasado por el divertido homenaje a Dirty Dancing hasta llegar a la celebración del Eid esta «comedia adolescente» sobre la que se sustenta Ms. Marvel es todo un hallazgo que la emparante con el cómic mientras como producto audiovisual vuela por su propia cuenta.

Que la vida íntima de Kamala Khan sea la que mejores resultados ofrece en Ms. Marvel no significa que la superheróica sea desdeñable en manera alguna. Toda la trama relacionada con el descubrimiento de sus poderes recién adquiridos no deja de ser la prototípica historia de origenes que sigue todos lo patrones y lugares comunes indivisibles a este tipo de relatos en los que el humor bien medido copa gran parte del protagonismo. Que durante su peculiar aprendizaje y asimilación de nuevo rol a Kamala le acompañe Bruno Carrelli, un magnífico Matt Lintz, añade situaciones interesantes por medio de las dinámicas compartidas por los dos personajes y los actores que les interpretan. La inclusión del personaje de Kamram (Rish Shah) que aunque deriva en otra cosa una vez el episodio llega a su final, añade más características del cine o la ficción televisiva sobre adolescentes que se armoniza de manera brillante con la propuesta ideada por Bisha K. Ali y su equipo de colaboradores.

Un servidor temía que después de un episodio piloto brillante este segundo convirtiera los hallazgos del arranque de Ms. Marvel en un espejismo que se volatilizara en una segunda entrega. Por suerte el resultado es el diametralmente opuesto, porque lo único que hace Cruhsed es solidificar las bases de una minisierie con mucho potencial, notablemente fiel a lo que pudimos ver en las viñetas con el personaje como epicentro y que, si sigue por este camino, seguramente acabe convirtiéndose en una de las mejores de Marvel Studios producidadas en colaboración con Disney Plus. Al ser una temporada solo seis episodios con el de la semana que viene llegaremos al ecuador del proyecto y si mantiene este nivel solo podemos regocijarnos por lo que está por llegar, sobre todo con ese interesante plot twist con el que se cierra esta ejemplar segunda muestra de que Ms. Marvel es una serie hecha desde el cariño por el personaje y el microcosmos en el que se mueve.

Yes, she Khan, por Samuel Secades

Parece que ya tenemos una cita ineludible los miércoles con la última y más joven incorporación al MCU, y es que con el segundo episodio de Ms. Marvel se ha confirmado el buen sabor de boca que nos dejó su presentación la semana pasada, y eso a pesar de cambiar de directora y guionista para este nuevo capítulo, que nos llega dirigido por Meera Menon y escrito por Kate Gritmon. Y es curioso porque nos traen un capítulo que deja la mayor parte del tiempo a un lado la trama de los poderes de Kamala para centrarse en darnos a conocer mucho mejor al propio personaje, sus inquietudes adolescentes y, sobre todo, a su familia y comunidad. Esa contextualización del día a día de Kamala es importantísima a la hora de darle valor a la representatividad de la serie, con esos quehaceres familiares y religiosos donde la protagonista mantiene su personalidad y donde se plantea el tema del cambio con el fantástico personaje de Nakia; no sólo eso, sino que, aprovechando la celebración del Iftar (la celebración del final del ayuno del Ramadán), nos metemos de lleno en una comunidad habitualmente tabú para los medios occidentales con una naturalidad y frescura muy de agradecer. La complicidad entre Kamala y Nakia (Yasmeen Fletcher) es otro de los puntos fuertes de momento de la serie, con esa conversación tan importante que mantienen en los baños y que le da una personalidad única a esta Ms. Marvel.

Algo que están consiguiendo también de manera sobresaliente con Ms. Marvel es el equilibrio entre el apartado visual y narrativo, y es que todos los elementos que rodean a la visión de Kamala de la realidad reflejan a la perfección su personalidad, y como muestra las escenas de presentación de los diferentes grupos durante la fiesta nocturna (impagables las Illumin-Aunties) o, sobre todo, esa Kamala enamorada como sólo se enamoran los adolescentes entrando a su casa al ritmo de Be My Baby de The Ronettes; este último tipo de escena sería imposible de llevar a cabo sin una Iman Vellani que nos está conquistando a todos y que, como comentaba el compañero Juan Luis Daza, con cuya opinión concuerdo, es “uno de los mejores aciertos de casting de Marvel Studios en años”. Y es que, además de su formidable interpretación (y la química tanto con Nakia como con Bruno, también excelentes), Vellani consigue desprender a la vez carisma, personalidad arrolladora y una naturalidad que también muestra si nos damos un paseo por sus recientes intervenciones en los medios, ya sea resolviendo tests imposibles sobre el MCU (del que es una auténtica biblioteca viviente) o saliendo con nota de entrevistas con gente como Trevor Noah o Jimmy Fallon. Lo dicho, un descubrimiento tan arrollador que su sola presencia ha revalorizado la secuela de Capitana Marvel, y es que estamos deseosos de que Kamala (e Iman) cumpla su sueño y conozca a sus ídolos, como ese Ant-Man que parece mucho más joven, como ella (necesitamos urgentemente un cameo de Paul Rudd haciendo de Paul Rudd) o, quién sabe, ese Thor con el que sueña estar emparentada.

La verdad, no esperaba que esta Ms. Marvel me lo hiciera pasar tan bien, y es una de esas sorpresas que le alegran a uno ese ecuador de la semana donde todo descanso parece tan lejano como la Torre Stark de Jersey City. La trama de la serie, mientras tanto, nos mantiene hábilmente a la espera con información dosificada sobre los orígenes de los poderes de esos extraños brazaletes que esconden una oscura historia familiar; pero, qué demonios, después de tan sólo dos episodios tan sólo quiero que Kamala sea feliz, que se siga enamorando y pasándoselo bien, que Nakia gane las elecciones y que Ms. Marvel, como Peter Parker con los Vengadores, sea nombrada pronto miembro oficial de la familia Marvel y se convierta en todo lo que puede ser. Quién me iba a decir a mí que estaría haciendo el fanboy con una serie de Ms. Marvel, yo, que estoy muchísimo más cerca de ser fan del Slippery When Wet (qué gran disco y qué pelazo me llevaban los Bon Jovi) que de los devaneos adolescentes de la generación de Instagram. Debe ser algo universal esto de alegrarse (y quizás tener algo de envidia) por lo bien que se lo pasan los jóvenes cuando te haces mayor.

Khanción de amor, por Sergio Fernández

El miércoles se ha convertido en el día del espectador para los usuarios de la plataforma Disney +. Por un breve periodo de tiempo, el MCU y Star Wars comparten espacio para mostrar al mundo sus nuevas hornadas. Si de Obi-Wan Kenobi habrá que hablar largo, tendido y no demasiado bien cuando Ewan McGregor vuelva a dejar su atuendo Jedi en el camerino, Ms. Marvel ha resultado ser ese jengibre capaz de quitarnos el mal sabor de boca procedente de una galaxia muy, muy lejana.

En mi particular periodo de reflexión, una vez visto el episodio piloto y escrita la reseña, me di cuenta de que quizá había sido un tanto estricto con la nota otorgada. Si bien los efectos visuales en cuanto a la utilización de poderes se refieren, no me habían gustado prácticamente nada, el poso dejado por el encanto de su protagonista y el frescor de la propuesta bien merecían algo más por mi parte. Con esto no quiero decir que haya recibido presiones y amenazas (o puede que sí) por parte de mis compañeros de redacción, pero mientras Ms. Marvel me arrancó varias sonrisas y me puso de buen humor, el lado oscuro de la fuerza me obliga a torcer el gesto y apagar la televisión.

Una vez entonado el mea culpa, tras pensar bien mis palabras, tengo que reconocer que este segundo capítulo sigue la línea del anterior pero sin esas juguetonas referencias a otros personajes de Marvel Studios. Iman Vellani ha sido un total acierto de cast y no podemos sino aplaudir la decisión de que esta joven nacida en Karachi encarne a Kamala Khan, uno de los principales exponentes del progreso que el género de superhéroes ha tenido en el presente siglo. Tabula rasa. A diferencia de viejos personajes surgidos en la generación de nuestros abuelos, Kamala es un auténtico diamante en bruto que puede ser pulido de mil y una formas. Sin necesidad de ser actualizada, esta adolescente está tremendamente conectada con una realidad que cada vez circula más rápido. La exposición en redes sociales a la que se acogen los jóvenes es tratada con tino en una serie que sabe explotar el gran filón que tiene en su protagonista.

La desbordante imaginación de Kamala vuelve a romper con lo convencional para acompañar con ilustraciones animadas las hormonas revolucionadas tan propias de la edad. Esta semana ha salido a la palestra Kamran, interpretado por Rish Shah, provocando que Cupido, cual Ojo de Halcón, tuviese que buscar más flechas para acribillar el corazón de la futura Ms. Marvel. Para desgracia de Bruno (Matt Lintz), el presumible triángulo amoroso pronto ha quedado en segmento por el sex appeal derrochado por el chico nuevo. Sin embargo, el giro final pone en entredicho que las chispas que han surgido entre Kamala y Karman a lo largo de todo el episodio no sean más que fuegos de artificio. Veremos.

Tras la aparición de sus poderes en la VengaCon y su difusión por la red de redes, Kamala se puso en el disparadero de una organización que no parece tener muy buenas intenciones. Alysia Reiner, conocida por su papel de Natalie Figueroa en Orange is the New Black, vuelve a interpretar a un ambiguo personaje con poder que, seguro, no le pondrá las cosas fáciles a la protagonista. Anotad el nombre de la Agente Deever.

Los responsables de Ms. Marvel hacen el esfuerzo de acercar las costumbres y tradiciones de Pakistán al gran público. Durante mucho tiempo, todo lo que tenía que ver con la religión musulmana parecía destinado a ser marginado en el país del Tío Sam. Se teme lo que no se conoce. Ms. Marvel tiende puentes sin resultar pretenciosa. Tan natural como lo es Iman Vellani en su interpretación. Tan natural como esa madre sobreprotectora. Tan natural como coger los orígenes del personaje en el mundo de las viñetas y llevarlo a la pequeña pantalla sin ningún tipo de complejo.