Superman: Construyendo al viejo héroe
«Smallville. De todos los sitios del mundo en que he vivido, de todas las maravillas que he visto… este es el lugar que más me gusta»
El primer año de vida de la nueva visión de Superman concluiría con nota, habiendo completado una muy atractiva línea de aventuras, en su mayoría ligeras, y sin práctica conexión entre ellas, funcionando como una autentica presentación para viejos y nuevos lectores.
Sin haber desgastado la fórmula todavía, John Byrne afrontaba la segunda y a la postre última fase de su etapa sin tocar demasiado lo que había generado, pero tomando ciertas decisiones, ahora sí, cuestionables desde el punto de vista del desarrollo del héroe.
Un aspecto destacable en este tomo está en la partida de Marv Wolfman. A pesar de que su labor no haya sido del todo reconocida, desde luego no como debiera, la historia postcrisis no puede entenderse sin muchas de sus ideas. Fundamentalmente, el diseño de la personalidad del nuevo Lex Luthor que con tanto acierto manejaría Byrne y que sentaría las bases de algunos de los mejores momentos del villano en las viñetas.
Este lugar sería cubierto por el propio autor de Alpha Flight, que pasaría a tener a cargo la totalidad de las cabeceras, lo cual aportó mayor cohesión a sus ideas, con continuidad en las relaciones de una a otra colección.
Esta homogeneidad en la caracterización sentaría muy bien a los secundarios, principalmente a Lois Lane que retomaría un rol central que había perdido en el último tramo del segundo tomo, así como a Jimmy Olsen, del que conoceríamos más, fuera del trabajo, permitiendo que este contara con mayor peso y profundidad.
A su lado, Jerry Ordway continúa al dibujo de Adventures of Superman. Su estilo se iría desarrollando en estos años y siguientes, con mayor dinamismo en las escenas de acción así como complejidad en la creación de Metropolis.
Se aprecia perfectamente el aprendizaje en su labor, a mera comparación con los primeros números en los que había trabajado, resultando menos tosco en las formas y más coherente con la visión inspiradora de los nuevos tiempos.
Por su parte, en cuanto al desarrollo de historias, tenemos un primer número a cargo de Jim Starlin con Dan Jurgens y Steve Montano al dibujo. Con el que llegaría ser el artista de La Muerte de Superman todavía constreñido por la estructura clásica de viñetas, sin sus tan rompedoras imágenes y splash-pages. También sería autor completo en un número del arco siguiente.
En cuanto a los argumentos de Byrne, contamos con una saga de encuentros. En primer lugar, con Batman y Robin. El autor se siente muy cómodo en el desarrollo y diálogos del protagonista con el primero, con la desconfianza que planea todo encuentro entre los dos y la nueva relación canónica, alejada de la Edad de Plata. En segundo, entra en escena Booster Gold.
El guionista vuelve a uno de los lugares comunes de su carrera, al recurrir a una aventura de enredos y apariencias, en las que hay un antagonista que no es quien dice ser, lo cual lleva a que estalle un conflicto entre dos superhéroes, siendo esto resuelto con posterioridad por un trabajo conjunto.
En Amor perdido tenemos un trabajo extraordinario al dibujo de John Byrne, con Karl Kessel, sin duda el mejor entintador con los lápices de primero. La grapa nos presenta a Lori Lemaris, un viejo amor de Clark, que guarda un secreto que les acerca y aleja al mismo tiempo. Cercana al folletín, con un componente trágico impostado y que no termina de funcionar, queda olvidada en el conjunto global de la etapa.
Para los siguientes, se ahonda en la figura de los secundarios, principal virtud del tomo, con varias apariciones de Lex Luthor que se roban la escena y dan vigor a un antagonista magistral. Los detalles que aporta Byrne a través del modo que tiene este de relacionarse con su entorno, no solo personajes sino también objetos, son el aspecto más conseguido en estos meses. Si bien se incluyen elementos tramposos, como una “muerte” para Kal-El, son números interesantes y adictivos.
No es hasta el cruce con Millenium en la que la calidad baja considerablemente. El autor no dispone con inteligencia de los coprotagonistas, desde El Espectro a Green Lantern, notándose cierta desgana en el tratamiento.
A modo de ejemplo, Hal Jordan tiene una primera intervención cargada de palabras rimbombantes y conocimiento científico, para en la escena posterior estar a punto de ser envenenado por comer una fruta en un jardín claramente preparado por la amenaza a la sombra.
Es en estos números, además, en los que la introducción de aspectos controvertidos para el mundo de Clark se hacen evidentes con la relación entre los Manhunters y Smallville, lo cual afecta directamente a personajes como Lana Lang.
El nivel, no obstante, volvería con un mayor protagonismo para Lois en su viaje a la granja de los Kent. Consciente de que necesitaba de un nuevo aporte a los tiranteces entre Clark y su compañera, da una vuelta más a sus polémicas, manteniéndose frescas hasta el fin de etapa.
También hay espacio para un número notable con Brainiac, con el mejor dibujo hasta entonces de Jerry Ordway (John Beatty a las tintas) y enormemente influyente para los sustitutos de Byrne.
A pesar de no ser idea original, pocos autores han trabajado con tanta profundidad con la relación de Clark y la magia como el dibujante de La Patrulla X. Entiende que esta es el auténtico punto débil del héroe y siempre que recurre a aventuras de este contenido es para dar una vuelta a lo que sabemos acerca de El Hombre de Acero.
El tomo incluye Los Ladrones de la Tierra, con dibujo de Curt Swan y tinta de Jerry Ordway. John Byrne se toma la novela gráfica como una oportunidad para demostrar que sabe escribir historias de la Edad de Plata, además de las suyas propias. Tiene todo lo que se le exige a una aventura de esta época del personaje, principalmente por poner el foco en el juego de identidades con Lois Lane, siempre dispuesta a demostrar que Clark Kent es Superman.
Si bien Ordway hace en buena medida suyo el dibujo, el apartado artístico es lo mejor de la obra. En cuanto al guion, es tan grandilocuente, tan infinito (una entidad devoradora de planetas) que ha envejecido mal, como muchas otras historias de iguales condiciones, pero que sigue siendo un aporte fundamental para el estudio de estos años.
Para finalizar, se incluye la miniserie World of Smallville. Kurt Schaffenberger y Alfredo Alcalá toman las riendas del dibujo, sentando una línea nada continuista con el trabajo previo.
Entintador y dibujante demuestran su personalidad, rodeando la historia de matices más cercanos al misterio y lo oculto, sin casar demasiado con la principal, pero dejando buenas composiciones e ideas.
En cuanto al guion, los dos primeros números nos presentan el pasado de Ma y Pa Kent, cuando este último regresó de la guerra. La trama, de nuevo, muy condicionada por otras obras de romance, no termina de funcionar para dos personajes así, al darnos nueva información, como el hecho de que Martha estuviera casada con otro hombre, que confunde al lector sin aportar nada positivo.
Después de un tercero que es de pura repetición de la lo visto con los Manhunter, Byrne finaliza con un buen número que funciona de manera independiente y en el que Lana toma protagonismo para contar su vida a la sombra de Clark.
En resumen, tenemos un tomo que continúa plantando las semillas de los años posteriores, con menos acierto que lo que ya había sido construido, pero todavía con fuerza e interés en las nuevas situaciones.
Lo mejor
• Es una obra imprescindible para entender los siguientes diez años del personaje.
• El modo en el que se integran referencias populares y la construcción de un Universo, así como las temáticas del cómic, en plena concordancia con los de su tiempo, de contenido social.
• Los grandes momentos del dibujo.
Lo peor
• Ciertos aspectos comentados que han quedado desfasados.
• La última miniserie incluida, un acercamiento torpe en la ejecución, así como el cruce con Milenio.
Notable
Guion - 6.8
Dibujo - 7.5
Interés - 8
7.4
Un tomo que recopila historias menos interesantes que los dos anteriores, sin la importancia de las imágenes incluidas en estos, pero que continúa siendo una lectura necesaria para conocer y acercarse a la leyenda de Superman.
Pues yo todavia conservo los 40 tomos de azules de PlanetadeAgostini con mucho gusto
Es verdad que cuando uno tiene tan alojado en su corazón (los primeros comics de Superman que leí son los de Byrne, Wolfman y Ordway, gracias a Perfil y Zinco) una etapa es difícil ser crítico, pero mucho de lo que se dice aquí es cierto. Lo mejor de la etapa está en El Hombre de Acero y los primeros números de Superman, con tramas fascinantes como la obsesión de Luthor y Lois por la identidad de Superman…pero que se terminan enseguida. Después ya no hay ninguna línea en Byrne, aunque tiene números individuales muy buenos (el de Mr Mxyptlk, el del arma que enloquece los poderes de Superman, Alas, el del regreso a Krypton con dibujos de Mignola, etc.). Los que si crean las tramas de secundarios más largas, y que terminarían en historias que seguirian sus sucesores hasta La Muerte de Superman, son Wolfman y Ordway. Admito que cuando eran chicos me aburrían un poco («ufff, este mes tocó uno de Adventures») pero le dieron un entorno de secundarios y argumentos mucho mayores que Byrne.
La saga de Supergirl que marca el final de su etapa también está bien.
Si, también. Pensar con 3 numeritos para la cantidad de cosas que dio…de lo inmediato como la Saga del Exilio a la pelicula de Snyder.
Hola Dr, coincido enormemente, de chico también leía las ediciones de Perfil y cuando tocaba Wolfman y Ordway era un bajón, era un Superman que me parecía menos espectacular, más aburrido, soso, incluso bajo los lápices de Ordway me resultaba medio gordo, como hinchado, todo lo contrario Del estilizado de Byrne. Hace unos dos años releí toda la etapa, desde el Man of Steel hasta Panic in the Sky, y por el contrario los números de Byrne me parecieron muy básicos, formulaicos en su mayoría, mientras los de Wolfman y Ordway me parecieron mucho más interesantes en los conflictos que planteaban y el enfoque en los secundarios. A partir de que Ordway toma los guiones también, para mí pasa a hacer los mejores números de la etapa, me encanta su dibujo y los números de Adventures son para mí excelentes, desde la saga del Exilio y por unos dos años. Con la llegada de Jurgens para mí el nivel general decae un poco y en un momento ya se vuelve formulaico nuevamente, al punto de que al alcanzar Panic in the Sky no tuve ganas de seguir hasta la muerte de Superman. Salteé ese año de publicaciones y pasé directo a Funeral para un Amigo, excelente, el Reinado un poco menos. Todavía no me animo a retomar a partir de ahí, ni de revisitar ese tramo perdido entre Panic y la muerte.
y acá con Perfil si te acordás, después de El Hombre de Acero (1986) publicaron directo Caballero Negro sobre Metrópolis, hermosa obra de Ordway de 1990!!, que era justamente cierre de un montón de líneas argumentales que venían en el medio!! Y después volvieron para atrás al no1 de Superman con Metallo y aquí no pasó nada jejeje. Pero siempre los amaré.
Totalmente jajaja. Muy desprolijo todo pero se lo recuerda con cariño. Todavía tengo en la casa de mi vieja un montón de números de todas las colecciones… la única que publicaron de manera impecable fue Flash pero cagandola con el nombre!!! :,D
El Hombre Inodoro
Hasta el mismo guionista actual de Flash se rio de ese chiste. Asi que es parte oficial de la continuidad.
Naahhhh…vamos Flushman!!
Jajaja, viendolo en retrospectiva me sigue sacando una sonrisa; entre las traducciones y la forma de publicación era una locura.
De esa epoca lo único que conservo es la edición de la Muerte de Superman, que por lo que hicieron en su momento me tengo que sacar el sombrero por la edición que lograron.
Núnca voy a entender como permitieron esos números de Millenium, no solo tiraron abajo la calidad de la serie que ya venía con problemas sino que no tenía sentido lo que habían intentado haciendo ese ejercicio de retrocontinuidad.
Es cierto que Millenium fue un desastre pero los números dedicados en cada colección también mucho que desear.