Kaijus contra amazonas de 30 metros
Moztros sigue creciendo en nuestro país. Desde que arrancó su actividad a principios de años, la joven editorial ha ido ampliando su catálogo con paso firme y seguro, picando de aquí y de allá dentro del ingente mercado de cómic USA y no dejando un solo mes sin novedad. Hoy repasamos una de sus últimas incorporaciones, una historia postapocalíptica de grandes dimensiones titulada Big Girls.
Estrenada originalmente en 2020 en el seno de Image Comics, Big Girls supone una nueva muesca en el currículo del dibujante Jason Howard. El artista estadounidense se ganó su mayor porción de fama gracias a la celebrada serie Trees, junto a Warren Ellis, además de por sus divertidas colaboraciones con Robert Kirkman en Super Dinosaur y El Asombroso Hombre-Lobo. La última vez que pudimos disfrutar de su arte fue en la frenética Cemetery Beach, de nuevo junto a Ellis, y con este nuevo cómic el autor pasa a tener el control absoluto de la obra, ejerciendo como artista completo y guionista.
Big Girls nos lleva a un mundo en el que una mutación desconocida comenzó a provocar que los niños se convirtieran en gigantescos kaijus violentos a los que se empieza a apodar como Jacks. En la actualidad, lo que resta de la humanidad sobrevive en el territorio conocido como La Reserva, una ciudad cuya mejor defensa contra los monstruos son las Big Girls, mujeres infectadas con el mismo virus pero que, a diferencia de los hombres, solo aumentan de tamaño, sin transformarse ni perder la humanidad. Ember es una de estas titánicas guerreras, una soldado atenazada por la carga de tener que combatir la infección desde el mismo nacimiento de nuevos niños. Sin embargo, parece que un grupo de rebeldes está tratando de boicotear el bastión humano y permitir a los Jacks llegar hasta La Reserva.
Cuando cogemos Big Girls, lo primero que resulta inevitable es acordarse de Ultramega, otro estreno reciente en el que guerreros gigantes y kaijus se enchufaban de lo lindo. Sin embargo, solo en las dimensiones de sus protagonistas se han terminado pareciendo ambos proyectos. Mientras que en Ultramega nos encontramos con que James Harren escondía a un guionista de muchísima calidad y originalidad, en Big Girls constatamos definitivamente que a Howard le faltan tablas para poder construir una historia firme. No es que la propuesta del autor no sea interesante: ¿a quién no le gusta ver muchachas del tamaño de un rascacielos liándose a tiros con remedos de godzilla? Evidentemente, Big Girls no busca ser una historia sesuda y con mucho trasfondo, es un proyecto orientado completamente al espectáculo y a la acción, algo que siempre se agradece cuando se hace bien.
El problema de la obra reside en su guion, el cual parece que sabe adónde quiere ir, pero no cómo hacerlo. Tras una introducción que sí se puede decir que luce vistosa y potente, Howard comienza a desarrollar su universo y a sus personajes, y es en ese segundo apartado en el que la obra se va diluyendo por completo. El artista trata de ir revelando poco a poco que el aparentemente sencillo estatus de su mundo es más complejo de lo que parece, y que los intereses y los objetivos de sus personajes tienen muchas caras y muchos matices. Sin embargo, la ejecución deja mucho que desear. Las motivaciones de los protagonistas y villanos no terminan de tener sentido, todo se mueve a una velocidad frenética sin pararse antes a meditar si el camino que lleva tiene alguna lógica. Para el clímax final nos queda el clásico giro de héroes-villanos que, francamente, tiene menos sentido que unas sandalias con tacos de fútbol. En definitiva, Howard sabe qué giros quiere que haya en la historia, pero no sabe cómo desarrollar a sus protagonistas para que nos lo creamos y le acompañemos en el viaje. En su lugar, el lector se limita a presenciarlo desde fuera con total confusión.
La obra levanta algo la cabeza gracias a su arte, en el que Howard muestra como siempre su gran dominio a la hora de plasmar escenas de acción. El artista nos deja un libro lleno de dinamismo, con ese estilo suyo tan característico de entintado imperfecto y rallado que ya pudimos ver en Cemetery Beach. Es su marca personal, y aunque creo que le quedaba mucho mejor un entintado más sólido como el que le daba Cliff Rathburn en El Asombroso Hombre-Lobo, no deja un mal resultado. La mayor pega que le encontramos es que ese estilo desmadejado deja en ocasiones una estética demasiado tosca en los rostros de los personajes, pero a la hora de imprimir velocidad a sus escenas funciona muy bien. El color, también aplicado por él, cumple sin grandes alardes.
Big Girls es una obra a la que se le puede sacar poco jugo. El arte de Jason Howard siempre resulta interesante, pero su aventura como autor completo no termina de funcionar por culpa de un guion caótico y poco trabajado en el que es difícil seguir el hilo de las motivaciones de sus personajes.
Lo mejor
• El manejo de la acción en el dibujo de Howard
Lo peor
• El guion está poco trabajado, es difícil comprender las motivaciones de los personajes.
• El entintado de Howard, sin ser malo, no es el que mejor le sienta a su dibujo.
Guion - 5
Dibujo - 7
Interés - 5
5.7
Irregular
Jason Howard nos deja un debut como autor completo que, si bien mantiene su habitual dibujo de calidad, adolece de un guion algo caótico y poco trabajado.