INTRODUCCIÓN
Llegamos al mes de las flores, que acabaran calcinadas si los calores no dan tregua, para dar paso a un Magazine DC que huele ya a goma quemada de las botas de Flash. Sin embargo, hasta que llegue la ansiada fecha del 16 de junio, toca centrarnos en lo que nos depara este mes en el que se cuela alguna que otra novedad relacionada con el Velocista Escarlata. Este mes nos centramos en la figura de Robin, un personaje con muchos años a las espaldas, mil y una aventuras junto a Batman, en los que el conflicto interno nunca ha faltado.
Hablamos de su figura y su evolución en el tiempo motivados por la llegada de Batman vs. Robin a las tiendas este mismo mes. Y aprovechamos para dejar por aquí el enlace a los diez textos que le dedicamos en su día al personaje motivados por su 80 aniversario…
Y como ya ha terminado una de las mejores series de los últimos años, The nice house on the lake, nos hacemos eco de la carrera de su dibujante, Álvaro Martínez Bueno, que gracias a su trabajo se nos ha congelado la sangre en las arterias.
Y en clásicos miramos a World Finest, así como a un aniversario muy especial, el del Showcase #100, porque no podemos dejar pasar la oportunidad de comentar esas cosas bonitas que hay en el pasado de DC.
Y sin más dilación os dejamos con el Magazine DC de mayo. Esperamos que lo disfrutéis.
TITULARES
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• Novedades DC
• Este mes debes saber
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JON KENT ADULTO Vs. JON KENT NIÑO
JON KENT ADULTO
Hoy vamos de transgresores. Hoy vamos a mostrar una opinión que va a hacer que algunos se rasguen las vestiduras. Alaridos de indignación espero. 100 comentarios, lo mínimo.
Defenderemos que hacer que Jon pasará a la adolescencia de golpe fue una buena idea. Estuvo bien pensado. Rectifico, fue una muy BUENA idea.
Voy a transgredir más todavía: Bendis hizo bien.
¿Cómo os quedáis?
Me explico. el Jon Kent de los superniños estaba muy bien. Cómics divertidos, dinámicos, entretenidos… infantiles.
Cumplieron su misión. Encajaron en su época. Estaban allí para lo que estaban. Nos dieron grandes momentos, divertidos, dinámicos, entretenidos… infantiles.
Nadie borrará eso. Los podremos releer, tranquilos. Pero Jon fue llamado para grandes eventos… tenía que madurar, crecer… y rápido porque se venía crisis.
El paso del tiempo en los personajes de superhéroes es una cosa de la que es mejor no hablar y mucho menos pensar. Por tanto, había que tomar atajos. A lo lejos se oyó una voz con acento de Cleveland gritando “Hold my spanish cubata”.
Es cierto que el cambio fue muy pimpampum y tuvo poco drama psicológico, quedó raro. Pero a veces se agradece menos intensidad. En DC hemos visto cosas más raras.
Jon se subió a la tabla. Besó a un chico del que se hizo novio y pegó un impacto mundial con mucha gente de bien haciendo el ridículo. Taylor disparó al personaje que posiblemente está mejor escrito en su serie regular, tanto en ritmo España como USA (para mi la mejor regular de DC).
Jon estaba llamado a grandes momentos y si olvidamos la añoranza de los Superpij… Superhijos podremos disfrutar de un personaje muy bien escrito e importante para la editorial que protagoniza grandes cómics y enormes momentos.
Los cómics que protagoniza ahora Jon tienen más contenido, son más profundos, trascendentes… mejores. No pasa nada, tranquilos. Soltad los puñitos y disfrutad.
El nieto de Krypton cuenta con el respaldo de la editorial, es una apuesta y Taylor le está dando a fondo. Ya se sabe que a veces esto ha acabado en nada, pero disfrutemos del momento, esperancémonos con lo que nos promete el futuro… arriesguémonos a amar a este Jon moderno, fresco, comprometido, que nos plantea dilemas, que hace que nos enfrentemos a nuestros prejuicios.
JON KENT NIÑO
Venga, Román, que sí, ya está, ya pasó. Bendis se cargó de un plumazo el potencial de Jon, y no es que la serie de Tom Taylor sea poco interesante o esté mal escrita. Seamos sinceros.
El Jon adulto es un poco soso. Es blandito. Es un pan sin sal. Es un chico demasiado perfecto como para resultar interesante.
Por otro lado, el Jon niño resulta muy dinámico en oposición no solo a su padre. En su papel como Superboy también ofrece un delicioso contrapunto al Superboy edaplatense.
Mientras que Clark Kent no disponía de un guía que le instruyera a la hora de usar sus poderes, Jon puede contar con que la guía de su padre le ayudará a desenvolverse en el mundo. Una inteligente adicción a la realidad del inmigrante que viene a representar el mito de Superman. Mientras que el inmigrante de primera generación (Clark Kent/Superman) está completamente solo en su nueva patria (aunque tenga la guía moral/religiosa de su padre terrestre y su padre celestial), el inmigrante de segunda generación está perfectamente integrado en su realidad social.
Y esto se muestra en su carácter. Frente al hierático y solitario Clark, Jon es un niño alegre que disfruta viviendo aventuras con sus amigos.
Además, no me defiendas lo indefendible defendiendo al indefendible Bendis de DC. Al calvo de Cleveland (o a la editorial, lo mismo da) le interesaba tener un Superman adolescente para meterlo con calzador en su infame etapa en la Legión. Y se cargó de un plumazo años de posibles interesantes historias protagonizadas por Jon.
Tom Taylor hace lo que puede por rescatar parte de esos años perdidos, pero no es suficiente para compensar los errores de Bendis.
Hora de mojarse…
Nuestro autor del mes es el flamante premio Eisner, Álvaro Martínez Bueno, cántabro de nacimiento (Torrelavega 1981), cursó Bellas Artes en Salamanca, se licenció en 2004.
Sus primeros trabajos profesionales vinculados a la ilustración fueron en el mundo de la animación dibujando storyboards de películas como Lo Imposible y Zipi y Zape. Desempeño que compaginó como ilustrador publicitario.
Sus inicios en el cómic americano fueron dibujando una historia de Harbinger para luego colaborar en Archer & Armstrong ambas de Valiant.
Posteriormente dio el salto a una grande como Marvel donde colaboró con cabeceras como Ultimate Comics X-Men, World War X, Cataclysm: Ultimate X-Men y otros trabajos.
En 2014 empieza a trabajar en DC. Inicialmente picotea colaboraciones en títulos como Aquaman, Convergence: Booster Gold, Grayson, Robin War y Teen Titans.
De la misma manera que se desarrolla su estilo y adquiere tu propia “voz” la editorial va cimentando la colaboración con el artista español pasando a ser el dibujante de pepinos como Grayson, Batman Eternal y su continuación, Batman & Robin Eternal y, luego, una de las series de mayor éxito de las protagonizadas por Batman: Detective Comics Rebirth donde coincidió con un creativo guionista con ideas muy oscuras llamado, James Tynion IV.
Posteriormente pasó a ser el dibujante titular de Justice League Dark donde colaboró con Tynion y Ram V. Una vez el guionista de El Departamento de la Verdad dejó el título propuso al bueno de Álvaro Martínez colaborar en una nueva serie, nada más y nada menos que la (posiblemente) obra maestra de ambos autores, The nice house on the lake. Una historia de terror claustrofóbico donde Tynion muestra todas sus obsesiones y Martínez Bueno despliega una capacidad como dibujante sobrenatural desarrollando el apartado gráfico al completo, incluido el color.
La serie ha recibido un premio Eisner y tendrá continuación debido al éxito de crítica y público.
A lo largo de su carrera, Martínez Bueno ha trabajado con algunos de los grandes nombres de la industria como el mencionado James Tynion IV, Scott Snyder, Tom King, Ram V, o Tim Seeley, los entintadores Stefano Gaudiano y Raül Fernández, o los coloristas Brad Anderson y Jordi Bellaire.
Martínez Bueno también es un gran coleccionista de originales y posee un número de originales de Batman considerable.
Otra de sus grandes pasiones es la música. Forma parte del grupo Templeton.
Lo fácil en este apartado del Magazine sería hacer un desarrollo pormenorizado de la historia editorial de Robin. Sin embargo, hemos creído más adecuado enfocarlo de otra forma y centrar el texto en un análisis de su figura desde el punto de vista existencial del personaje.
En bien sabido por los aficionados al Caballero Oscuro, que la aparición de Robin respondió a los intereses de la editorial por suavizar la imagen de Batman y hacerlo más atractivo un lector más juvenil. Pero es necesario hablar brevemente de su nacimiento desde un punto de vista histórico, en el año 1940, tan solo un año más tarde que Batman, bajo el nombre de Dick Grayson, en el Detective Comics #38, creación de Bill Finger, Bob Kane y Jerry Robinson. Y aunque hay muchos Robin a lo largo de la historia editorial de Batman, vamos a acotarlo a los aparecidos dentro de las series regulares y no a los que se han podido ver en otros proyectos especiales, porque su figura y existencia dan para otro texto de análisis. Eso nos deja a cinco Robin a lo largo de los casi 85 años de historia editorial de Batman, aunque uno de ellos, el encarnado por Stephanie Brown no está exento de controversia porque para muchos, dada su corta existencia como Robin, no es justo que sea considera como un Robin de pleno derecho. Dejamos eso abierto para la encuesta al final de este texto.
Batman fue presentado como un solitario, un hombre abrumado por la muerte de sus padres, apesadumbrado, embargado en una cruzada de lucha infinita contra el crimen, obsesionado por el juramento hecho ante la tumba de sus progenitores. Toda una suerte de héroe oscuro dispuesto a perder su propia cordura con tal de eliminar el crimen de las vidas de los demás. Con semejante perfil era de esperar que los lectores del momento pudieran sentirse repelidos ante esta figura tan trágica, por lo que era necesario aportar algo a su figura que lograra dulcificarlo.
Dick Grayson fue Robin durante 40 años y durante todo ese tiempo sirvió para ser la caja de resonancia de las obsesiones de Batman. 40 años de historias conjuntas no son baladí y vienen a demostrar la potencia del concepto inicial con el que fue concebido Robin.
Lo interesante de la creación de Robin es esa intrahistoria que hay detrás de esa génesis. Para ello debemos trasladarnos hasta el fichaje de un nuevo ayudante para Bob Kane, Jerry Robinson y su llegada a DC, y más en concreto a la serie de Detective Comics.
Sheldon Moldoff ya había estado comentado con Kane la posibilidad de tener en Detective Comics a un muchacho superhéroe. El aconsejaba que se introdujera cuanto antes, puesto que era necesario que hubiera alguien con el que los lectores, la mayoría de ellos chavales jóvenes, pudieran tener alguien con quien identificarse, ya que Batman podría resultar un personaje intimidante y agresivo. Para plasmar esa idea, ese concepto, Robinson, se inspiró en la figura de Robin Hood y le pareció adecuado denominarlo de esa forma. Tuvo que luchar mucho para lograr hacerse valer, puesto que en las oficinas de DC el nombre que se estaba barajando para el personaje era el de Mercury. Una vez todos estuvieron de acuerdo con el nombre, el siguiente paso era dotarlo de un uniforme característico que lo definiera por completo. Robinson, apostó por rediseñar el de Robin de los bosques, con un peto rojo que simulara a las plumas de un petirrojo, un robin para los estadounidenses.
Pronto en las oficinas de DC se referían a Robinson, como el chico maravilla, y hacían chistes sobre el nombre del nuevo personaje y el parecido con el apellido del joven dibujante ayudante del siempre avispado y aprovechado Bob Kane.
Ahora tocaba darles forma a los aspectos motivacionales, a su psicología, lo que definía a Robin como personaje tridimensional dentro de la serie y para ello entra en juego la figura de Bill Finger. Para el escritor Batman era una combinación de Fairbanks y Sherlock Holmes. Como todos los seguidores del detective victoriano, Holmes tiene a Watson acompañándole en sus casos, que servía como interlocutor de los lectores. Tener a Robin como compañero de Batman abría un sinfín de posibilidades, siendo la primera y una de las más atractivas para Finger, el poder disponer de alguien con quien Batman pudiera hablar y dejara de pensar tanto.
La llegada de Robin a la serie llegó tras una llamada de Bob Kane a Finger que le informó de que iba a meter un chico en la historia y para el que ya tenía nombre, Robin. Y así informaron a Finger de la existencia visual del personaje, ideado por Robinson y Kane, tras el empujón de Moldoff.
Finger sacó el nombre civil de Robin de las revistas Pulp. Frank Merriwell tenía un hermano llamado Dick y el apellido lo sacó del libro que Finger estaba leyendo en ese momento, editado por Charles Grayson Jr. Unir ambos conformaba un nombre con sonoridad y fuerza. Había nació el joven Dick Grayson.
Por supuesto, hay otra versión de todo esto, la de Kane, que se atribuye todo el mérito de esta creación, nombre, diseño, idea inicial, nada cae en saco roto y Kane siempre narró que propuso la idea y que negoció que si la idea no funcionaba simplemente lo eliminarían. Pero sí que funcionó y el número 38 duplicó las ventas de la serie ese mes y Robin se quedó al lado de Batman para acompañarlo en su lucha contra el crimen.
Y es que Robin lo cambió todo alrededor de Batman. Había seguidores entusiastas de su figura y detractores de esta, que ya entonces levantaban la voz ante la imprudencia de que Batman llevara a su lado a un menor y lo expusiera a peligrosos criminales. O se le odiaba o se le amaba. Algo que siempre ha estado ya asociado a la figura del personaje con el paso de los años.
El tono de la serie cambió, los colores de su traje lograron un cambio cromático en a la serie y dieron a Batman una relación permanente, alguien de quien preocuparse, de ejercer como hermano mayor paternal y no solo como un vengador solitario obsesivo, humanizando el conceto inicial del Caballero Oscuro. Era tener lo mejor de los dos mundos. Por un lado, un héroe serio, con el que los adultos y adolescentes pudieran identificarse y un joven de humor ligero, con el que los niños pudieran conectar.
La serie ganó en equilibrio. Los diálogos fueron ganando fluidez y Batman añadió más capas de caracterización a su figura, lo que lo hizo más complejo como personaje. Todos estos cambios fueron los que fueron moviendo los resortes adecuados a nivel editorial para que en las oficinas de DC se empezara a hablar de editar un nuevo título, con el nombre de personaje como principal reclamo, Batman, para el público, algo que solo había ocurrido antes con Superman.
Grayson portó el manto de Robin cuatro décadas, hasta que dejó a su mentor para buscar su propia identidad, la de Nightwing, dando paso a la llegada de un nuevo Robin con el que seguir disfrutando del dúo dinámico más importante de DC Comics.
Es muy interesante detenerse un momento para analizar las divergencias que hay entre la génesis de Grayson y la de Jason Todd. El primero venia de una tragedia familiar, la muerte de sus padres en el circo en el que trabajaban, mientras que el segundo es un huérfano que se dedica a robar en las calles. Grayson encarna el lado positivo de la vida, mientras que Todd es todo lo contrario, muestra el resentimiento de estar en el lado equivocado de algo que no puede llamar vida. Un sentimiento muy de los años 80, con el neoliberalismo en pleno auge y que, de alguna forma, se filtra a este nuevo Robin que disfruta demasiado con lo que hace y no termina de doblegarse a la autoridad que encarna Batman su lado. Algo que sin duda marca su tiempo como Robin.
Visto por primera vez en Batman #357 (1983), hasta su final en 1988 por las continuas quejas de los lectores sobre su forma de actuar y por la a gota que colmó el vaso y que formó parte del plan inicial de la editorial para dar carpetazo al personaje. Fue en Batman #424 (1988) cuando Jim Starlin dejó en el aire si Jason había o no tirado por la ventana a un narcotraficante, lo que abría un cisma entre Batman Y Robin del tamaño de los valles el Himalaya y que clocaba a Todd en una posición muy compleja de cara a los lectores.
Así fue como empezó un arco titulado Una Muerte en la Familia, comprendido entre los números 424 y 429 de la serie de Batman, en al que la trama iba a poner a Jason en una situación de vida o muerte y cuyo destino estaría en manos de los lectores. O´Neil, editor de las series de Batman en ese momento, en septiembre de 1988 tenía dos versiones del Batman #428 sobre su mesa. Una de ellas nunca vería la luz, mientras que la otra marcaria el devenir de Jason a partir de ese momento. Jason murió por elección de los lectores que llamaron a una de las dos líneas habilitadas para manifestar si querían que sobreviviera o por el contrario muriera a manos del Joker. 5271 apostaron por un Jason vivo y 5343 decidieron matarlo.
Jason Todd fue Robin tan solo cinco años en contra punto de los 40 de Grayson. Algo había fallado en su concepción y la editorial había actuado de la forma más dura posible.
Y aquí se abrió una brecha de tiempo en la que Batman no tuvo a su lado a ningún muchacho vistiendo el traje de Robin. ¿Y porque ocurre tal cosa? Pues porque la editorial nos sabía si los lectores odiaban a Robin o a Jason Todd. Así que hasta 1989 no aparece la figura de Tim Drake en el Batman #436. La editorial afrontaba la llegada de los años 90, unos años que iban estar llenos de vaivenes editoriales, portadas brillantes, holográficas, personajes de proporciones imposibles, dientes apretados, armas gigantes y cazadoras de cuero.
Drake es muy distinto a lo que se podía haber visto anteriormente con Grayson y Todd. El primer cambio significativo es que Drake no es huérfano, pues vive con su padre. El segundo, es que su perfil psicológico lo define como alguien muy inteligente, meticuloso con una capacidad deductiva muy alta, capaz de determinar que Batman y Bruce Wayne son la misma persona. Drake encarnaba unos nuevos valores, una nueva forma de entender la vida y de enfocar los problemas. Su visión es la de un detective y su mente analítica es la que motiva que su traje cambie respecto al de sus dos predecesores. Se rediseña por completo, por parte de Neal Adams, con nuevas armas, más blindaje, apartando el llevar las piernas al aire, oscureciendo el tono de los colores que definen a Robin, pero sin perder el ADN básico del personaje. Es un movimiento claro del inicio de los noventa, donde impera más lo racional que lo pasional.
Para dar forma al nuevo Robin, una vez que la editorial es consciente de que Batman sin Robin ya no era el mismo Batman, es el mismísimo Marv Wolfman, que ya había tratado las consecuencias de la muerte de Jason y había estado al frente de la evolución de Dick, el encargado de ir moldeando al bueno de Drake. Y para dar con la clave de Drake como Robin se le define como alguien que no quiere ser Robin con el objetivo de acabar siendo Batman algún día, sino que disfruta siendo Robin y respeta y asume esa identidad sin más aspiraciones futuras. No esta enfadado, no está obsesionado, no es un amargado, es alguien optimista y eso lo convirtió en un puente hacia la realidad para Batman.
Para su desarrollo como personaje se contó con el guionista Alan Grant y el dibujante Norm Breyfogle que lograron hacer creíble lo increíble. Un nuevo Robin había nacido y estaba dispuesto a hacer historia siendo el primer Robin en tener una serie regular como protagonista absoluto, tras tres miniseries que gozaron de un éxito de ventas más que importante, gracias al trabajo desarrollado por Chuck Dixon y Tom Lyle.
En 1992, en el Detective Comics #647, se presentó al gran público el personaje de Stephanie Brown, hija del villano conocido como Cluemaster y cuyo destino la iba a llevar a ser la cuarta encarnación de Robin, tras el abandono de Drake, (Batman #126, 2004), tras descubrir su padre su identidad heroica. Un destino, el de Brown, de corta duración que hace que muchos no la consideren digna de estar en el listado de los Robin de Batman.
La editorial volvía a la idea de un Robin desobediente razón por la cual Batman la despojó del traje, lo que la llevó a cometer un terrible error táctico tal y como se narró en la saga Juegos de Guerra. Los noventa habían quedado atrás y con el inicio del nuevo siglo volvían a soplar vientos de cambios. Un sentimiento de pesar parecía caer sobre la sociedad tras los acontecimientos ocurridos en Nueva York en 2001, del que los americanos no parecían acabar de despertar, mientras el resto del mundo se veía afectado por las ondas gravitacionales de aquellos terribles sucesos. Brown encarnó, de alguna forma, esa forma de ver el mundo como si cada día fuera una forma de probarse ante los demás. Un Robin efímero para unos tiempos convulsos.
Y por último le llega el turno a un Robin que bien podría ser una mezcla de varios de los listados anteriormente. Uno que apareció por primera vez en 1987 en Batman: Hijo del Demonio (aunque hay que matizar esto) y hubo que esperar hasta 2006 para conocer su nombre en Batman #655. Nos referimos a Damian Wayne.
Fue creado por Grant Morrison, inspirado por la historia publicada en el DC Special Series #15 de 1978, con la intención de poner a un Robin que realmente tuviese un vínculo genético con Bruce, asentando una relación paterno filial real y no inducida como había estado ocurriendo desde los años 40.
El personaje de Damian es hijo biológico de Talia Al´Ghul y Bruce Wayne, sin embargo, el guionista de Animal Man no se habla leído la historia escrita por Mike W. Barr, Hijo del Demonio, donde se coqueteaba con la idea de que ambos tenían un hijo juntos. Por lo tanto, lo planteado por para Damian y lo que Barr narraba en su obra, dista mucho de seguir discursos similares.
El Damian de Morrison no nace del vientre de Talia, sino que crece en una matriz artificial a partir del material genético de ambos. El niño fue cuidado y entrenado, así como instruido, en todo tipo de artes de combate, así como en todo tipo de conocimientos, sin más objetivo que convertirlo en un letal asesino capaz de vencer a su madre.
Damian es tenaz, malhablado, obstinado, violento, insensible, engreído y desobediente cuando descubre quien es su padre y queda a su cuidado. Sin embargo, el desea ser Robin, porque anhela el puesto al cuál cree tiene derecho de sangre. Este nuevo Robin viste una combinación del traje estándar de los asesinos de las sombras y el que portaba el difunto Jason Todd, lo que sin duda es toda una declaración de intenciones. Analizando esto, en el contexto del momento, con Morrison de por medio, queda claro que disponer de un vástago de Batman puede ser un elemento muy jugoso con el que poder jugar dentro de la mitología del Caballero Oscuro. Es una vuelta de tuerca al concepto de Robin y eleva al máximo la idea del conflicto generacional y el choque de egos, porque, aunque Damian tenga 10-12 años, su ego es tan inmenso como el que tiene su padre.
Su existencia como hijo de Bruce significa un salto evolutivo dentro de la eterna juventud de Batman. Ser padre es un paso hacia el envejecimiento, lo que aporta la sensación de que Batman puede evolucionar más allá de la capucha y el cinturón de herramientas. Con Bruce siendo padre, la dinámica de Batman/ Robin cambia por completo. El acervo genético del niño enfrenta a Batman a los sentimientos que una vez tuvo por Talia, así como a tener que asumir los fracasos que como padre que esta predestinado a cometer.
Damian es un Robin atípico, distinto en todos los aspectos vistos hasta ahora, pues suyo es el legado del murciélago, suyo es derecho a formar parte de la batfamilia, siendo una amalgama de muchos de esos aspectos visto en Grayson, Todd y Drake, pero superándolos a todos. Es como Bruce, pero sin los cortafuegos morales que este tiene, abriendo un sinfín de posibilidades a explorar, como ya se ha hecho en muchas de sus apariciones. Una de las más relevantes fue el trabajo desarrollado por Glass en una nueva encarnación de los Titanes. Y es que Damian encarna el viaje del héroe en todo su ser. Se equivoca, desea hacer las cosas bien, pero se ve arrastrado por su codificación de conducta en sus primeros años de vida… pero lo sigue intentando, porque no quiere ser un héroe, tampoco un villano, el solo quiere hacer lo correcto y para ello cruza líneas que no debería cruzar en su distorsionada visión de la realidad. Desea el visto bueno de su padre, su aceptación lo es todo, pero al mismo tiempo también desprecia su autoridad. Eso lo hace vulnerable e interesante. Y lo que más asusta de Damian es que él ha matado, ha cruzado la línea que no se debe cruzar, lo que hace que su relación con su padre sea realmente áspera. Una relación en la que de alguna forma hay cariño, incluso respeto, pues es el camino que debe recorrer para alcanzar esa imagen abstracta que tiene de sí mismo. Y todo esto, junto, es su persona, es lo que hace de Damian un Robin tan especial, tan distinto, tan rompedor, tan ambivalente, tan lleno de aristas, con lo que los lectores disfrutan gracias a su imprevisibilidad.
Han pasado más de 80 años desde que viéramos a Grayson vestir de rojo y desde entonces muchas cosas han pasado alrededor de Robin en sus distintas encarnaciones. Lo que si ha quedado claro es que, de alguna forma, Robin sigue siendo necesario, tal vez más que nunca, para que Batman no deje nunca de estar donde debe estar… en el lado de todos nosotros.
ENCUESTA ROBIN
Y ha llegado la hora de la verdad… manifestaros abiertamente.
BATMAN UN MAL DÍA – CATWOMAN
G.Willow Wilson (Ms.Marvel, Invisible Kingdom, Alif el Invisible) y Jamie McKelvie (Jóvenes Vengadores, The Wicked+The Divine) se unen por primera vez en sus carreras para ofrecernos un nuevo especial de la línea One Bad Day, en esta ocasión centrado en Catwoman, después de los especiales protagonizados por Enigma, Dos Caras, El Pingüino y Mr.Frío.
Willow Wilson escribe una historia muy divertida, ligera, que captura perfectamente el espíritu, la psicología y las dinámicas que hacen funcionar las historias de Selina. Pero la estrella de la función en este caso es McKelvie.
Aunque abusa de las poses, McKelvie ofrece un amplio recital de recursos narrativos, embellecidos por su dominio de la anatomía y sus composiciones espectaculares.
En conclusión, nos encontramos con una historia emotiva, excelentemente dibujada. Un imprescindible para todos aquellos fans de Catwoman, o para aquellos que estén disfrutando con la línea One Bad Day.
Y muy atentos si este es el caso, porque en el horizonte aguardan otros tres maravillosos especiales: Clayface (por Jackson Lanzing, Collin Kelly y Xermánico), Bane (por Joshua Williamson y Howard Porter) y Ra´s Al Ghul (por Tom Taylor e Ivan Reis).
FLASH EL HOMBRE MÄS RÁPIDO DEL MUNDO
Es una costumbre muy extendida dentro de la industria aprovechar las sinergias que aparecen entre el cine y el cómic. Desperdiciar el empuje que el uno genera en el otro sería de necios y por tanto no es difícil encontrar decenas de ejemplos en los que hay una adaptación a las viñetas de una película de éxito. El caso contrario también es común, cómics que son fuente de inspiración para cintas que luego atraen a cientos de miles de espectadores, por lo que la relación de concordia entre un medio y otro siempre se ha mostrado solvente y sólida.
Ejemplos de cintas trasladadas a las viñetas hay muchos, como el Planeta de los Simios, 2001: una odisea del espacio, la Fuga de Logan, que son cintas que nacieron en el celuloide y acabaron siendo adaptadas y seriadas en el papel. Pero también hay ejemplos de películas que vieron sus universos expandidos en el cómic, como Star Wars y Star Trek, mientras que existen ejemplos en los que la película era adaptada al papel de forma directa, como Alien.
Y dentro de este ir y venir de viñetas y fotogramas, también existe la adaptación de una cinta que está basada en un comic y ve como el guion plasmado en la gran pantalla acaba en un especial para deleite de muchos. Algo así pasó con Superman III, Batman y Batman Vuelve, Forever… Y aun podríamos encontrar una forma más de unión entre el séptimo y el noveno arte, el que mira desde las viñetas al celuloide para construir una precuela a la película que se ha de estrenar en las grandes salas. Ejemplo de ello lo tenemos en la reciente cinta de Black Adam, que gozó (o no, según se mire) de un cómic precuela al estreno de la cinta de Johnson y el publicado posteriormente para dar paso a la película de Shazam. Y con el mismo espíritu llega a España un cómic que calienta motores para la película de Flash cuyo estreno esta previsto para 16 de junio.
El cómic en cuestión fue editado hace tiempo, cuando la película tenía otra fecha de estreno, pero los muchos problemas por los que tuvo que pasar la postproducción derivo en varios retrasos que no afectaron a la publicación del cómic.
Lo que se nos narra el este cómic, situado tras lo visto en la película de La Liga de la Justicia, pero cuyos acontecimientos ocurren antes de la serie del Pacificador, es ver como Flash abandona su traje inicial al ser destruido por un villano ya conocido por los lectores veteranos del personaje, Ginder,, manteniendo su amistad con Bruce Wayne, al tiempo que entrena para mejorar sus habilidades.
Ginder fue creado por Geoff Johns y Ethan Van Sciver en Flash: Iron Height, en 2001. Su origen fue narrado en aquel cómic y respondía a la clásica tragedia de un operario de la construcción, Tony Woodward, que acababa con su cuerpo sumergido en un depósito de acero fundido que, lejos de matarlo, le otorgó poderes sobrehumanos como fuerza y resistencia. Por cierto, ha tenido ya su representación en acción real en la serie de televisión de CW, Flash.
La cuenta a tras ha comenzado y ya solo quedan 45 días para poder ver a Flash en solitario en la gran pantalla y para poder ir calentando las piernas nada mejor que este trabajo previo que nos coloca en la línea de salida de tan anhelada carrera.
BATMAN VS. ROBIN
Con motivo de la nueva serie de Mark Waid y Mahmud Asrar con el sugerente título de Batman contra Robin, nos hemos preguntado ¿Cuántas veces se han enfrentado maestro y pupilo? La búsqueda ha sido más fructífera de lo que pensaba, pasen y vean.
Y que mejor manera de empezar por un clásico entre los clásicos… ¡de los memes! El archiconocido bofetón de Batman a su sideKICK (jeje) inaugura nuestro listado. Se produjo en la historia «The Clash of Cape and Cowl«, por Edmond Hamilton y nada menos que Curt Swan, en World’s Finest Comics #153 (1965). Es por cierto una de esas historias de universos alternativos (Waid estaría contento) en la que Bruce está obsesionado con el supuesto asesino de su padre, Superboy. Ya adulto y como Batman, no acepta las razones de Robin (tortazo mediante) y se lanza a la venganza contra Superman (spoiler, era Luthor y en sus últimos estertores pide perdón por el error).
Otro famoso enfrentamiento, aunque no pelea, se produce en Batman y los Outsiders #5, con aquel equipo de ensueño de Mike W. Barr y Jim Aparo, al que se les une para la ocasión Marv Wolfman, pues se trata de un cruce con los Titanes. Durante una batalla con los 5 Temibles, Robin contradice las órdenes de Batman y se revela como líder de su propio grupo. Tras una lucha de egos, Batman termina aceptando la situación.
Pero no le molaba tanto la independencia a Dick, pues ya como Nightwing se siente traicionado con la entrada del nuevo Robin, Jason Todd. La trampa es que el encontronazo anterior es precrisis, y el siguiente post, con lo que las transiciones son más realistas y duras. En Batman #416, por Jim Starlin y Aparo, Dick se enfrenta a Bruce para aclarar el cambio del que no fue ni informado. La discusión fue épica y la resolución le emocionó a un servidor cuando pudo por fin leerla (no la catamos en España hasta hace nada).
En todo caso, el rey de los enfrentamientos entre Batman y Robin (al menos en motivos reales, porque en número ya veremos quién gana por goleada) es sin duda Jason Todd. Tras su reactualización post-Crisis, el rebelde que robó las ruedas del Batmovil se convierte en un auténtico subversivo bajo los designios de Starlin. En Batman #424 (1988), con lápices de Mark Bright, suelta la frasecita “supongo que lo asusté y se escurrió” tras la sospechosísima caída mortal de un mafioso y maltratador. Batman lo deja pasar, pero en el número siguiente, oportunamente titulado “consecuencias”, Jason se lleva la machaca de Bruce. Todo desembocaría de muy mala manera en Una Muerte en la Familia.
Para el siguiente encontronazo nos vamos a los tiempos de La Caída del Murciélago, cuando porta la máscara Tim Drake ¿Cómo es que este buenazo puede enfrentarse a su adorado Batman? Pues porque el que se encuentra bajo la capucha es Jean Paul Valley, en plena pérdida de chaveta, además. La pelea comienza en Detective Comics #668 (parte de La Cruzada), que acaba con Batzrael estrangulando al pobre muchacho. Lo peor para éste es que es así como estrena su propia serie, Robin #1 (1993) de Chuck Dixon y Tom Grummett. Al menos Jean Paul termina dándose cuenta de lo que está haciendo y lo suelta rápidamente.
Llega la estrella de las peleas paternofiliales, Damian Wayne. Sin embargo, el primer careo de este Robin con el murciélago no lo escribió quien lo concibió, si no el inefable Tony S. Daniel en la insufrible Batman: Battle for the Cowl (2009). De nuevo, el manto era portado por un impostor ¡nada menos que Jason! El nuevo Robin trata de librarse de la amenaza y recibe un disparo del falso y expeditivo Batman.
Por fin llegamos a la persona que dio origen a la criatura y que, de hecho, más ha jugado al enfrentamiento generacional, Grant Morrison. El previo lo tenemos en Batman and Robin #9 (2010), dibujado por Cameron Stewart. Tras la muerte (no estaba muerto…) de Bruce en Crisis Final, el nuevo Batman aka Dick Grayson revive en una Fosa de Lázaro un clon del mismo creado por Darkseid. Éste, malvado y desquiciado, se enfrentaría a un Damian recién operado de la cadera en un intenso combate.
Y el meollo llega en Batman and Robin 10 y 11, con lápices de Andy Clarke, donde es la primera vez que vemos el título que ha dado lugar a esta entrada; Batman vs Robin. El equipo que formaban Dick Batman y Damian Robin (¡juntos de nuevo por primera vez!) se enfrentó una y otra vez como maestro y alumno, pero llegaron a las manos por culpa de terceros. La cadera de Damian, donada por Thalia, podía controlarse a distancia y Deathstroke aprovecha para castigar a su nemesis. Sin embargo, esa pareja era demasiado buena para ser derrotada con tales minucias ¡Que vuelvan!
El Batman contra Robin era demasiado llamativo para quedarse en los tebeos e incluso se hizo una película animada al respecto en la que se enfrentaron Damian y Bruce. Según parece, inspirada en el Tribunal de los Búhos, pero en dicha saga de Scott Snyder y Greg Capullo lo máximo que aparece es un guantazo de Nightwing a BatBruce. En el número 7 de Batman tras los N52, para ser exactos (gracias al entomólogo aficionado Román por el dato).
Poco después, en los tebeos, por fin se enfrentaría Damian a su padre como Robin. Fue en el nuevo volumen de Batman y Robin post-Flashpoint, el punto álgido llega en el 7 por Peter Tomasi y Patrick Gleason. Un nuevo enemigo, NoBody, parece convencer al muchacho de las maldades de Batman y éste se deja seducir, pero finalmente todo resulta un plan del chiquillo para derrotarlo.
Por último, buscando mundos alternativos, señalar que los mismos Batman y Robin se dan canelita en Injustice: Gods Among Us Year 4 #14, de Tom Taylor y Bruno Redondo. Para Batman puede haber sido la caída de Superman al lado oscuro, pero Damian opina que hizo lo correcto. Tras la muerte de Nightwing por accidente, las emociones llegan a su punto álgido y se rompe la relación entre padre e hijo.
Como veis, al final había tema entre el murciélago y el pajarito, pero siempre suele acabar bien. Seguro que me he dejado algo, así que por favor iluminadme en los comentarios.
EFÉMERIDES Y CUMPLEAÑOS…
MARV WOLFMAN 13 de mayo de 1946 (cumple 77 años)
Empezó su carrera como artista, pero pronto comprendió que su talento no estaba en los lápices y si en contar historias. Historias que se definían por unos personajes especialmente bien caracterizados, con personalidades muy precisas, capaces de crecer y evolucionar, lo que los dotaba de profundidad y de una tridimensionalidad más que evidente. Sus inicios se encuentran en Marvel, cuando fue ayudante de Len Wein, a instancia de Roy Thomas. En los ochenta, con Shooter al mando de Marvel y tras una pelea considerablemente fuerte con él, dio el salto a DC Comics, donde el destino le deparaba grandes cosas. Lo que empezó con los Titanes, pasó a ser Crisis, que le llevó a la renovación de Superman en uno de los relanzamientos más recordados y solventes del Hombre de Acero.
Su trabajo en DC forma parte de la historia de la propia editorial. Sus Titanes (con el talento de George Pérez) demostraron que en DC también se podían contar buenas historias en un momento en el que la editorial adolecía de ellas de manera general, mientras se erigió como el arquitecto del nuevo Universo DC al guionizar Crisis en Tierras Infinitas. A su terminó escribió la que, durante mucho tiempo una obra de referencia para los aficionados, Historia del Universo DC, para dar el salto a Superman y aportar todo su talento en un relanzamiento que aupó al Hombre de Acero a lo más alto.
Más de 30 años de carrera, con trabajos fuera del cómic, como novelas, series de animación y series de televisión, hacen de su figura algo mítico dentro de la historia del cómic de superhéroes y en particular de la historia de DC Comics.
ALAN KUPPERBERG 18 de mayo de 1953 (hubiera cumplido 70 años)
Su carrera profesional comenzó de la mano de Neal Adams en Continuity Associates, dentro de un grupo de entintadores, dibujantes y escritores, conocidos coloquialmente como los Crusty Bunkers, que prestaban servicios a la agencia de Adams y Giordano entre los años 1972 y 1977. Entre sus miembros se pueden encontrar muchos nombres ilustres del cómic USA, como Steve Englehart, Pat Broderick, Howard Chaykin, Terry Austin, Jim Starlin, entre otros tantos.
Alan (hermano de Paul Kupperberg) comenzó en 1974 a trabajar para Marvel realizando historias de relleno, hasta posicionarse dentro de series tan relevantes como los Invasores, la de Los Defensores y What if?
Entre los años 1987 y 1991 trabajó de manera muy activa en las series de Spiderman, tanto Spectacular como Amazing, siendo en esta última en la que presentaría a Jack O´Lantern, que acabaría por convertirse en el nuevo Duende.
En paralelo, durante esos años también trabajó en DC en series tan relevantes como Warlord, Firestorm, Dragonlance, La Liga de la Justicia y la que nos atañe, Blue Devil, aunque su trabajo no se quedó solo en las viñetas, desarrollando también tareas de diseño publicitario, diseño de personajes para series de animación (Tom Terrific) y películas (Thumbelina), ilustró tiras de prensa de Howard el Pato con Marv Wolfman y realizó numerosas ilustraciones para diversas revistas (Spy y Cracked). En 2015 falleció debido a un cáncer.
CARMINE INFANTINO 24 de mayo de 1925 (hubiera cumplido 98 años)
El mes pasado hizo diez años que nos dejó una de las grandes leyendas del cómic norteamericano. Infantino nació en Nueva York, hijo de un músico con banda propia, virtuoso del saxofón, clarinete y violín, por lo que desde muy temprana edad las artes formaron parte de su vida. Sin embargo, su padre, durante a gran depresión, tuvo que dejar la banda y dedicarse al oficio de plomero. Infantino comenzó a trabajar en un estudio de artistas compartido que buscaban hacerse un hueco en los cómics de la conocida Edad de Oro, realizando labores de empaquetado, siendo alentado por Harry A. Chesler a formarse como artista, algo que hizo en la Escuela de Arte industrial de Manhattan.
Sus primeros trabajos en la industria fueron en editoriales como Timely Comics (la futura Marvel Comics), entintando la adaptación del largometraje, Jack Frost, en USA Comics #03 en el año 1942, donde también se encargaría de dibujar historias de la Antorcha Humana original. En Hillman Periodicals, se encargó de Airboy y de Heap, para luego ofrecer sus servicios en Fawcett Comics, con Jack Binder, hasta que en 1950 trabajó de forma independiente para la editorial de Jack Kirby y Joe Simon, Prize Comics, quedando su estilo profundamente influenciado por estos autores, así como por el trabajo de Milton Caniff, que fue depurando durante su trabajó en series del oeste y ciencia ficción, de tal forma que acabó encontrando su propio estilo más limpio y de línea rectas que tanto lo caracterizaron durante toda su carrera.
Fue en 1956 cuando llegó a DC y el editor, Julius Schwartz, le encargó al guionista, Robert Kanigher, y al propio Infantino, la revitalización de un viejo personaje de la Edad de Oro, Flash. Para ello remodelaron el uniforme, le dieron una nueva identidad y lo presentaron en sociedad en el Showcase #04. Tal fue su repercusión que se dice que la Edad de Plata empezó con la llegada de ese cómic a los quioscos. La revolución visual que Infantino plasmó en ese trabajo fue dotar al personaje de un nuevo dinamismo en lo que se refiere a mostrar los efectos de la velocidad extrema.
Infantino prosiguió su trabajo en la editorial en series como Mistery in Space, la propia serie regular de Flash, en la que presentó el Multiverso en el mítico Flash #123 y se encargó de dotar al Batman y Robin de un nuevo aspecto visual, recuperándose la imagen de detectives que se había ido diluyendo con el paso del tiempo. Cocreó personajes tan relevantes como Blockbuster y Barbara Gordon, con Gardner Fox, Deadman, con Arnold Drake, Blanco Humano, con Lein Wein, Canario Negro, con Robert Kanigher…
En 1967 se encargó de diseñar todas las portadas para DC, algo que llamó a atención de Marvel e hizo que Stan Lee le ofrecieron un contrato por 22.000 dólares para que trabajara para ellos, DC informó a Infantino de que no podía igualar la oferta, pero si ofrecerle un puesto dentro de la empresa… así fue como se convirtió en director editorial de DC Comics.
Aquello significó toda una revolución dentro de la editorial ya que Infantino comenzó a atraer talento a la editorial de manera sistemática. Bajo su mando llegaron nombres tan relevantes como Dick Giordano, ascendiendo a Joe Orlando y Joe Kubert a editores y fue el responsable de la llegada de O´Neil a DC, así como Neal Adams y de Jack Kirby y fue un activo fuerte en los intentos de DC por recuperar cuota de mercado durante los años 70, con resultados irregulares.
Trabajó con Mario Puzo en el guion de Superman de 1978 y colaboró en el mítico crossover entre DC y Marvel Superman vs. Spiderman. En 1976 fue sustituido en su cargo de director por Jenette Kahn. Sus últimos trabajos para DC fueron la serie de Flash antes de su cancelación, Dial H for Hero con Marv Wolfman y una miniserie de Tornado Rojo.
Nos dejó en abril de 2013 y su figura y recuerdo, así como su talento, serán eternos entre los aficionados.
TOM MANDRAKE 26 de mayo de 1956 (cumple 67 años)
Mandrake se formó durante los años 60 en dos de las escuelas más prestigiosas del momento, la Cooper School Art de Cleveland y The Kubert School, cursando dos años en cada una antes de obtener su título en la segunda. Una escuela que nos solo modeló su talento, sino que también le permitió conocer a su esposa, Jan Duursema, y que fue el lugar donde se casaron más tarde. Pero no con ello su vinculación acabó con esta boda, sino que uno de sus hijos se ha formado también en la Kubert School como artista de los comics.
El grueso del trabajo de Mandrake hay que ir a buscarlo a DC Comics, pero también se pueden encontrar trabajos como entintador en Marvel y en Image, pero donde de verdad su talento fue desarrollado al máximo fue en DC y sobre todo acompañado de John Ostrander. Se conocieron en la serie de First Comics, Grim Jack, para más tarde colaborar en varios proyectos de largo recorrido en la editorial de Burbank. Series como El Detective Marciano (1998), El Espectro (1992, donde presentaron la nueva versión de Mr. Terrific), Firestorm (1989). También su arte se puede encontrar en el relanzamiento con Roy Thomas de Shazam (1987) y en Detective Comics (1991), la Cosa del Pantano (1986), así como infinidad de trabajos con personajes de todo tipo del Universo DC, como Hawkman, Arion, Batman, Liga de la Justicia…
Su estilo, oscuro, sucio y dinámico, confiere a sus trabajos un tono con fuertes toques cinéticos dentro de una atmosfera opresiva que transmite profundidad a sus composiciones de página. No ha gozado del estrellato, pero si ha demostrado ser un dibujante solvente, cumplidor, capaz de destacar gracias a su particular estilo, sin traicionar nunca la narrativa de la historia.
ESTE MES ES EL ANIVERSARIO DE… SHOWCASE #100
SHOWCASE #100 – 45 ANIVERSARIO
La revista Showcase fue épica. Fue fundamental para DC. Así que 45 añazos desde su número 100 (y casi 70 desde su nacimiento en marzo de 1956) son motivo más que suficiente para dedicarle el aniversario. Pero es que, además, aquel centenario número de mayo del 78 incluía un autohomenaje donde se pasearon los más famosos personajes aparecidos en la serie.
Repasemos pues, las aparentemente grandilocuentes frases. Después de la práctica muerte del cómic de superhéroes por culpa de la caza de brujas desatada en los años 50, Showcase fue la revista donde apareció por primera vez el Flash moderno, Barry Allen, dando el pistoletazo de salida a la Edad de Plata de los Comics. En su número 4 para ser exactos, gracias al ya legendario equipo de Julius Schwartz (editor), Robert Kanigher (guionista), Carmine Infantino (dibujante y portadaca) y Joe Kubert (tintas). Esa idea llevaría a otras (en la misma revista Green Lantern recreado por John Broome y Gil Kane, Atom por Gardner Fox y Kane…), de ahí a la Liga de la Justicia, de ahí a Los 4 Fantásticos, y de ahí al cielo. Si esto no es épico, que baje Kirby y lo vea.
La revista era, por tanto, un banco de pruebas para potenciales personajes y conceptos que, de tener éxito, conseguían su propia revista. Una idea que ni era nueva ni sería la única, pero que sin duda ha sido la que más éxito ha tenido nunca, especialmente para DC Comics. Atentos, de la cabecera salieron, además de los nombrados: Los Challengers of the Unknown del gran Jack Kirby, Adam Strange por Fox y Mike Sekowsky, Rip Hunter y los Time Masters gracias a Jack Miller y Rubén Moreira, los Metal Men de Kanigher y Ross Andru… los p%t0s Creeper y Halcón y Paloma de Steve Dikto (ayudado por Don Segall y Steve Skeates, respectivamente), ¡por favor!
Aparte de otras creaciones menos lustrosas pero igualmente maravillosas como los Sea Devils, Space Ranger, Bat Lash o B’wana Beast. Otros revivals como el del Espectro. Más méritos como la recuperación de personajes olvidados del fondo editorial como el Sargento Rock, Enemy Ace, Tommy Tomorrow o El Fantasma Errante. Pruebas que terminaron con cabecera para personajes ya conocidos como Los Jóvenes Titanes, Lois Lane o Aquaman. O curiosidades como la primera adaptación al cómic de James Bond.
Pero todo lo bueno acaba y la cabecera cerró en su número 93, en septiembre de 1970, después de 15 años. DC intentaría repetir posteriormente la fórmula gracias a 1st Issue Special (del que os hablamos en el anterior Magazine con motivo de la publicación de Calle Peligro), que se publicó entre 1975 y 1976, pero no tuvo el mismo tiento. Dos amantes de la DC clásica. Paul Levitz como editor y Paul Kupperberg a las labores de guion, lo intentarían de nuevo y harían renacer la cabecera en septiembre de 1977, sin romper la numeración original, además, con el Showcase 94.
Desde ese número hasta el 96, con dibujo de Joe Staton, fue el revival de la Patrulla Condenada que os contamos en otro Magazine. Después entra Power Girl por el propio editor, pero repite el dibujante. Y finalmente llegamos al especial que ha provocado este artículo, en el que se unen Levitz, Kupperberg y, como no, Staton. Según el primero, la directora Jenette Kahn, el editor jefe Joe Orlando y el omnipresente Mike Gold se juntaron con él para decidir guionista, pero terminaron señalándole y él se acompañó del fan número uno de la cabecera.
He de admitir que después de tanto previo histórico con mayúsculas, el número en si no es para tanto. Se basa en una amenaza de lo más naif para juntar a todos los héroes más significativos de la cabecera (prácticamente todos los que hemos nombrado de la primera etapa y otros cuantos más) y luego los divide por equipos para enfrentarse a ella. Pero el cariño de los escritores por todos ellos y el dinámico dibujo de Staton hacen el resto. Es más, vale la pena comentar que las que terminan salvando el día no son los más bravucones si no la perseverancia de Lois Lane y Angel (de Angel and the Ape).
Después la cabecera no duraría mucho, desgraciadamente sólo 4 números más, por motivo de la tristemente famosa Implosión DC. Habría un par de números perdidos que se publicaron en forma de la curiosísima Cancelled Comic Cavalcade (ya hablaremos de eso algún día) y un intento de contar la Historia de Krypton que terminaría dando lugar a la primera miniserie del cómic (último Magazine que referencia, lo prometo). Pero solo fueron los estertores de una cabecera que se cerraba definitivamente.
Una serie que espero ahora miréis con la épica y la importancia que se merece.
MARVEL DC DC
El libro que recomendamos hoy es en realidad un libro sobre DC. Sí, también habla de Marvel, pero su punto de vista es DCeita.
Es así pero tampoco. A ver, que me lío.
El centro del libro es la rivalidad entre las dos grandes editoriales de superhéroes. Ese es el tema. No son dos biografías en paralelo, es una biografía de la rivalidad. Porque esa rivalidad es un mercado, un género en sí mismo… y una industria multimillonaria.
Evidentemente se explica parte de la historia de las editoriales pero el hilo es la bio de DC, ya que fue la primera y la que inventó al género cuando puso a un tipo que parecía sacado de un circo en una portada levantando un coche.
Marvel creció a la contra y esa es la dinámica del relato. DC y sus reacciones cuando aparece Marvel y desafía su reinado.
No se si Reed Tucker, el autor, es DCeita pero lo parece, sobretodo porque es muy crítico con los errores cometidos por la editorial, algo típico de los fans de la editorial. Habla mucho menos de grandes hitos de DC como su renovación de Watchmen, se centra más en una rivalidad con la continuidad oficial de ambas como materia troncal del libro. Y es una gozada ver como esa rivalidad aderezada por grandes egos modificaba la historia de los personajes que tanto amamos.
Tenemos anécdotas, declaraciones, afirmaciones polémicas, una visión diferente de un Stan Lee bastante más c*br*n de lo que afirman sus fans, luchas intestinas, cabreos… explicados con una redacción diabólicamente adictiva.
El libro es pegadizo, trepidante y veloz. Se lee como quien bebe un vaso de agua pero se disfruta mucho más. Está lleno de personajes curiosos, cuyos retratos rápidos sorprenden por su certeza letal.
Tenemos a Starlin, Kirby, Byrne, Levitz, Lee (Stan), Giffen, McFarlane, Lee (Jim), Miller, Bendis, Shooter, Wolfman, Pérez, García López … ¿Quién no quiere leer sobre eso?
Es un libro que hay que leer por placer y para aprender. Pero, lo más importante es que hay que dejar fuera prejuicios y apriorismos porque el autor tiene un humor afilado y bien dosificado que puede doler a algunos de los groupies más recalcitrantes.
WORLD´S FINEST
Puede que Waid y Mora estén renovando el UDC desde una cabecera fresca y sorprendente, pero en realidad World’s Finest tiene más años que Carracuca. Ésta nació en 1941 con el nombre de World’s Best Comics (por el mismísimo Jerry Siegel con el clasicazo Wayne Boring o los originales Bill Finger y Bob Kane) y ya al segundo ejemplar cambiaría al que todos conocemos. Pero en realidad sus primeros números no oficiales fueron los dos New York World’s Fair Comics que publicó la editorial con motivo de la entonces famosísima feria de Nueva York. Aunque en el primero de este par, de 1939, sólo salía Superman porque Batman, huelga decirlo, ni existía.
Y es que la cabecera ha sido desde su origen una excusa para publicar aventuras de los dos iconos de la editorial, acompañados durante mucho tiempo por el compañero del murciélago. Pero por separado, pues no se juntaron en una misma historia hasta que pasó la moda de los superhéroes y la cabecera tuvo que reducir su tamaño (siempre había sido más grande que los tebeos habituales) en 1954. El mérito de la primera historia conjunta lo tendrían Alvin Schwartz y el incombustible Curt Swan.
Para compensar semejante dúo, muchas historias eran en universos paralelos, o Batman ganaba poderes de cualquier manera inimaginable. A partir de 1970 Superman seguía dominando el panorama, pero empezó a emparejarse con otros Finest como Flash, Robin, Green Lantern, Aquaman, Wonder Woman, los Nuevos Titanes… Además de que la cabecera comenzó a albergar historias de complemento de Metamorpho, Green Arrow, el Vigilante antiguo, Wonder Woman, Canario Negro, el Átomo, Creeper, Rayo Negro, Hawkman, Shazam, Aquaman, Adam Strange, Tornado Rojo, Plastic Man y Zatanna (tomo aliento).
Pero en el 73 volvía la parejita más famosa… no, calla, si miras de cerca verás que eran Superman y Batman Junior ¡los Super-Hijos! Estos personajillos creados por Bob Haney y Dick Dillin fueron alternando historias, de pataleo a la continuidad, con sus contrapartidas adultas. Hablando de continuidad, sería, cómo no, Roy Thomas el que intentaría hilar todos los llamados “primeros encuentros” de Supes y Bats en la cabecera (#271, 1981).
Entre tanto detalle, cabe destacar que, aparte de los autores hasta hora mencionados, por la serie han pasado artistazos de todos los colores y sabores; Henry Boltinoff, Gardner Fox, Dick Sprang, Cary Bates, Dick Dillin, Gerry Conway, George Tuska, Mike W. Barr, Marv Wolfman, Ross Andru, Mark Texeira, George Pérez… Siendo la nota más curiosa que fue donde Neal Adams y David Mazzucchelli pintaron a Batman por primera vez, antes de hacer historia en sus correspondientes épocas dentro de la cabecera principal del caballero oscuro.
Tras un anecdótico (primera aparición del Monitor y Harbinger en el satélite del primero) último número precrisis, la colección no fue capaz de aguantar los nuevos tiempos de modernización editorial y moriría ni una decena de números después en el #323 (Enero de 1986). El marrón le tocaría a Joey Cavalieri y Jose Delbo.
Durante este nuevo UDC habría dos tímidos intentos con el World’s Finest en el título gracias a sendas miniseries de calidad cuestionable pero muy entretenidas. Una algo mejor en 1990 con guiones de Dave Gibbons y dibujos del magnífico Steve Rude. Y la otra más modesta en 1994, con el “Legends of the” delante, por Walter Simonson y Dan Brereton.
Otro homenaje a aquellos tiempos de los super hijos lo llevarían Chuck Dixon, Karl Kesel y Tom Grummett, guiando a los Superboy y Robin noventeros (de los que eran guionistas los dos primeros autores) en WF3: World’s Finest Three (1996).
Como si la cabecera nunca hubiera sido suficientemente alternativa, también hubo un Elseworld’s Finest (1997) con versiones pulp de Superman y Batman, por John Francis Moore y Kieron Dwyer. El cual tendría su propio especial en 1998, en este caso protagonizado por Supergirl y Batgirl, cortesía de Barbara Kesel, Matt Haley y Tom Simmons. Y supongo que podríamos meter en este párrafo el Superman and Batman: World’s Funnest, una divertida peleilla entre Mr. Mxyzptlk y Bat-Mito, escrita por Evan Dorkin y dibujada por un sinfín de estrellas (incluida portadaca de Bolland).
En 1999, Karl Kesel y Dave Taylor abrirían el volumen 3 de la serie original con una mini de 10 números. Aunque nada del otro (los mejores del) mundo, tuvo la original idea de dedicar cada número a un año desde el origen de ambos personajes. Y el volumen 4 llegaría en el 2009 con otra mini, realizada por Sterling Gates y Julian Lopez, en la que se exploraba un futuro alternativo en el que los sidekicks tomaban el relevo tras la desaparición de los dos grandes.
Todo eso sin mencionar los innumerables arcos dentro de otras colecciones que han llevado por título el famoso “Los mejores del mundo”, adaptaciones de películas de animación, o las series que se han renombrado Superman/Batman o Batman/Superman, que en el fondo recogían el testigo de la clásica cabecera, en los Nuevos52.
Y hablando de los N52, Worlds’ Finest (2012) sería la oportunidad de Power Girl y La Cazadora de Tierra-2 para brillar… al menos hasta que volvió el protagonismo de la eterna y extraña pareja.
Una pareja que siempre nos ha fascinado y seguirá haciéndolo, abusando de protagonismo, pero aprovechando todo el potencial del Universo DC.
(D):
Una noche de tormenta, Alfred Pennyworth se presenta en la Mansión Wayne. Hasta aquí, todo normal. Si no fuera porque Alfred está muerto. Además, Damian parece haberse vuelto loco y (junto a un grupo de adolescentes entre los que está Tim Hunter) ataca a Bruce en la batcueva. ¿Qué pasa aquí?
Mark Waid está viviendo una segunda juventud. A ritmo de publicación española esto no se ha notado mucho, pero confiad en mí. Vais a querer leer las cosas que está escribiendo para DC el de Alabama. Y un buen momento para subirse a la markneta es esta miniserie.
Una miniserie que proviene del primer arco argumental de Los Mejores del Mundo, pero que puede leerse perfectamente por separado. Una saga donde Mark Waid pretende cerrar un ciclo en la vida de Damian y, de paso, redefinir el mundo mágico de DC, integrando (con tal naturalidad) elementos del cosmos Vértigo en una historia de Batman.
El trabajo de Mahmud Asrar también llega a un gran nivel, así como el color de Jordie Bellaire. En conjunto, todo el equipo nos ofrece un sabroso aperitivo de las grandes historias y revelaciones que están por llegar.
Un “must” imprescindible para este mes de mayo. Tras los descalabros de James Tynion IV, Joshua Williamson y Chip Zdarsky (¡lo qué os queda amiguitos!), es de agradecer que Mark Waid (y Ram V, más adelante en Detective Comics) nos esté ofreciendo una historia original pero con genuino sabor Batman.
(D):
Cuando mis compañeros me ofrecieron la oportunidad de participar con un texto en esta entrada, pensé en muchos comics que me despiertan un gran amor por el género de superhéroes, como Flash de Mark Waid, Starman de James Robinson y Tony Harris, JSA de Geoff Johns y David Goyer o All-Star Superman de Grant Morrison y Frank Quitely. Pero rápidamente me decidí por un título que reúne un poco de todos los rincones del Universo DC y que ensalza de maravilla las bondades del género, como es el caso de JLA. La Nueva Frontera, obra que cuenta con guion y dibujo del malogrado Darwyn Cooke y coloreado de Dave Stewart, la cual fue publicada originalmente en el año 2004, enmarcada en un lustro de brillante creatividad en DC Comics, por el que los lectores más veteranos sentimos un gran cariño.
Hoy nos encontramos al borde de una Nueva Frontera: la frontera de la década de 1960, la frontera de las oportunidades y peligros desconocidos, la frontera de las esperanzas no cubiertas y las amenazas sin cubrir […] Más allá de esa frontera hay áreas desconocidas de ciencia y espacio, problemas no resueltos de paz y guerra, problemas no conquistados de ignorancia y prejuicio, preguntas sin respuesta de pobreza y excedente.
JLA. La Nueva Frontera fue una serie limitada de 6 números, a los cuales se añadió posteriormente un especial, planificado para coincidir con el estreno de la adaptación animada del cómic original y contribuir a su promoción. Su título hace referencia a unas palabras de John F. Kennedy pronunciadas durante su discurso de aceptación de las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 1960, con las que hacía referencia a los retos y objetivos que tendría el país durante la próxima década y pretendía conseguir el apoyo de los votantes. El país norteamericano se había afianzado en el liderazgo del bloque de países occidentales tras la II Guerra Mundial y pretendía mantener ese estatus mediante su participación en conflictos bélicos alejados de su territorio, de los cuales sacaba rédito económico y político, frenando los avances de la Unión Soviética, a la vez que expandía sus miras hacia nuevos horizontes y comenzaba una carrera contra su gran rival por la conquista del espacio exterior.
Podría aprovechar estas líneas para desgranar los múltiples detalles que esconde cada uno de los capítulos que conforman la historia, de la importancia que tiene este cómic en la arquitectura de la ficción de DC Comics y de su condición de clásico contemporáneo desde el momento de su publicación, pero eso ya lo hicieron mucho mejor mis compañeros de esta sección en un programa de nuestro podcast, el cual os recomiendo escuchar fervientemente. En esta ocasión, utilizaré estas líneas para destacar las claves del trabajo de Cooke y finalizar expresando la importancia que tiene para mí esta obra, así como las emociones que me produce cada nueva lectura del precioso volumen integral que atesoro en mi biblioteca, cuyas páginas hacen resonar en mi cabeza los inmortales versos de la canción Feeling good…
It’s a new dawn. Sacando partido de las ventajas que ofrece su naturaleza de elseworld, JLA. La Nueva Frontera parte casi de cero para establecer su planteamiento y escribir una carta de amor por los superhéroes de la editorial. Situada durante la Edad de Oro y la Edad de Plata del comic-book americano, ofrece a los lectores una cosmovisión panorámica del Universo DC, cuyos elementos son fácilmente reconocibles para los veteranos y, al mismo tiempo, muy accesibles para lectores de menor bagaje. Cooke imbrica acontecimientos clave de la historia del Universo DC con personajes y hechos relevantes de la historia contemporánea universal, con Estados Unidos como omnipresente protagonista de los mismos.
Y es que otra de las claves del cómic es que también asistimos a un cambio en el orden mundial, a un nuevo paradigma de colonización de las grandes potencias, a una polarización de las naciones que integran el planeta y, en definitiva, al paso a una nueva era de la historia de la humanidad, a través de aspectos como el sacrificio del bienestar de las clases populares, la participación de Estados Unidos en conflictos como la II Guerra Mundial, la Guerra Fría y la Guerra de Corea, la caza de brujas del Senador McCarthy, la creación de agencias gubernamentales como la CIA y la NASA, la carrera espacial con la puesta en órbita de satélites y el envío de naves tripuladas al espacio o el seguimiento de estos episodios a través de los medios de comunicación.
It’s a new day. La historia abarca acontecimientos que transcurren entre 1945 y 1960, desembocando en la fundación de la Liga de la Justicia. Para ello, Cooke combina diferentes parcelas del Universo DC que por aquel entonces se mantenían incomunicadas, recurriendo a personajes y escenarios de comics bélicos, de ciencia ficción y de superhéroes, e incluso a adaptaciones en otros medios, como los cortometrajes animados de Superman de Max Fleischer, lo que le permite mostrar la evolución de los poderes del kryptoniano a lo largo de las décadas. Manteniendo la regla de que los personajes van apareciendo en la historia en el año en que se produjo su primera publicación, apela a la fascinación por revivir aquellos días lejanos en los que todavía no habíamos nacido, pero en los que ya estaba en marcha uno de los mayores universos de ficción de la humanidad, de forma que, por ejemplo, Barry Allen se convierte en Flash en 1956.
Cooke realiza una suave transición entre la Edad de Oro y la Edad de Plata, mediante un ejercicio de retrocontinuidad que desemboca en una nueva oportunidad para los famosos personajes de la editorial, en un nuevo intento de defender sus ideales y crear un mundo mejor. Así, resulta fascinante observar la concepción de una Wonder Woman que se encuentra entre la espada y la pared, manteniendo las reglas de un sistema político, social y económico que oprime a las mujeres que desea defender y empoderar. También asistimos al cambio de un Batman más pulp y próximo a La sombra del comienzo de la historia al vigilante que inspira terror en los malhechores, o al proceso personal que atraviesa Hal Jordan hasta convertirse en Green Lantern. Más allá de los grandes iconos superheroícos, Cooke homenajea la figura de Robert Kanigher y recupera la isla del Pacífico plagada de horrores prehistóricos, procedente de Star Spangled War Stories e integra a personajes ajenos a la continuidad superheroíca, como Los perdedores o el Sargento Rock.
It’s a new life. Tras una infructuosa primera etapa como autor de comics, Darwyn Cooke dio el salto a otros medios, como director artístico de publicaciones periódicas, diseñador gráfico hasta llegar a la animación, donde trabajó junto a Bruce Timm en las adaptaciones animadas de los personajes de DC Comics. Aplicando los nuevos conocimientos adquiridos durante más de una década, regresó al cómic para trabajar en obras como Batman: Ego o Catwoman, antes de realizar este cómic, el que sería su gran legado como autor completo. Siempre me han sorprendido esas voces que, si bien no llegaban a criticar el trabajo de Cooke, afirmaban no comulgar con su estilo artístico para una historia tan trascendental y con un tono tan solemne como es el caso de La Nueva Frontera, puesto que para mí ha sido uno de los autores que mejor ha captado la esencia de los superhéroes y, junto al coloreado de Dave Stewart, consiguió transmitir de maravilla la luminosidad y la esperanza que alberga el Universo DC.
For me.
And I’m feeling good. Siempre que finalizo la lectura de La Nueva Frontera identifico un sentimiento de complacencia y felicidad, que son el reconocimiento del amor por el género de superhéroes que desarrollé durante mi infancia y adolescencia. Si bien es cierto que las dos grandes editoriales americanas han sobreexplotado el género y hace tiempo que no se preocupan como debieran por sus estándares de calidad, reencontrarnos con obras de este calibre es lo que hace mantener viva esa llama y esa ilusión por encontrar nuevos enfoques que saquen todo el partido al potencial de sus personajes, renueven sus tropos argumentales o presenten diferentes diseños y concepciones artísticas.
Pero se trata además de una obra sumamente compleja, que abraza el auge de la literatura de ciencia ficción, el estilo de vida americano en la década de los 50 o la crítica a la de proteccionismo extremo y persecución de la libertad ideológica, que tiene un duro reflejo en esa JSA que mira por última vez hacia la puesta de sol y hace que nos invada la desesperanza, hasta que inspiran el surgimiento de una nueva generación de héroes que desentierran sus ideales y posibilitan un necesario relevo generacional, que tantas veces ha negado la cruel industria con posterioridad. JLA. La Nueva Frontera es uno de los comics que permite con más facilidad hacerse una idea de las bondades de su autor y de la importancia que supuso para el catálogo de su editorial, pero ante todo es un cómic que nos lleva a apreciar y agradecer el trabajo de los que en él se implicaron y nos hacen regresar a él cada cierto tiempo.
Y LA ENCUESTA FINAL…
Hoy lanzamos una encuesta que quiere invitar a la reflexión personal…
Nos vemos en 30 días.
Yo soy un defensor de que Jon haya crecido (incluso me gusta la forma… fue algo parecido a lo de Illyana/Magik y creo que en ese tiempo nadie se quejó).
Los niños en los comics de superhéroes me resultan aburridos. No sé si hay más niños en DC (Damian también ya ha crecido, los hijos de Wally West ni sé si contarlos y no sé si hay más que tengan alguna importancia). Es como el caso de Franklin Richards en Marvel, o los chicos Powers, que ahora que son más grandes, propician historias mucho más interesantes. Los adolescentes tienen problemas de identidad, luchan con el legado de sus padres, se tratan de rebelar ante el mundo y sus normas… eso da para escribir historias mucho más profundas. A los niños en los comics o los secuestran o creen que todo es un juego (además de lo parentalmente contradictorio que es querer ver a niños haciendo de superhéroes, cuando lo suyo es aprender y disfrutar su niñez, no estar al borde de la muerte enfrentándose a psicópatas).
100% de acuerdo. Jon adolescente permite explicar mejor incluso a Superman. Además la colección de Taylor va sobre como se pasa de la niñez a la edad adulta, está muy bien llevado y permite conectar con algunos de los temas de nuestro tiempo.
No se si lees a ritmo usa pero la cole de Jon para mi es lo mejor que publica DC
Pues fíjate lo paradójico de la encueta que gana de forma aplastante el Jon niño. Estoy plenamente de acuerdo con tu razonamiento y también prefiero un Jon adolescente por todo el potencial que se despliega a la hora de contar buenas historias. Tal haya sido una de las más grandes aportaciones de Bendis en su periplo en Superman.
¡Me encanta Jon Kent! Tanto la versión adolescente como la de niño, aporta simpatía y nuevos matices al mito de Superman.
A ver si hay suerte y lo matan pronto. Ha hecho bueno a Jimmy Olsen, copón.
Jajajajaja parece un comentario escrito por Harvey Dent.
Ve buscando los puntos buenos a Jon Kent porqué lo tendremos un buen rato con nosotros
Con Jimmy Olsen te has pasado. Es imposible hacerlo bueno;)
Hahah si el caso es que el personaje me gusta de verdad, pero no como Superman. Es como si pones a Maluma a hacer de Indiana Jones, y mira que a mí me gustan los experimentos.
Además, en general disfruto más las historias breves que capturan la esencia del personaje (más aún con Clark) que las etapas largas que sacuden el status quo, sobre todo cuando pretenden descaradamente ese objetivo de revolucionarlo todo. Si es que son muchos años leyendo ya. Hablando en serio, estaría guay que Clark y Jon discutiesen y Jon se pirase a África o algo así, en plan “papa que me han dicho que el imperialismo es malísimo, USA es la quintaesencia del imperialismo y Superman representa, protege e incluso ejecuta los intereses de USA, si es que mucho volar y tal pero eres tontísimo papa”. Incluso podría hacerse un poco más sci-fi y que se pire de la vía láctea a abolir la esclavitud de tal o cual reino intergaláctico o algo así.
Pero la sombra de Superman es mucha tela: o Jon sale de ella, o lo va a engullir.
Ves? Casi mejor que lo mate el Joker y fuera hahah.
Mi temor es si resistirá sin un gran guionista como Taylor. ¿Lo dejará tan bien que será incorruptible o caerá en la irrelevancia?
A mi más que gustarme Jon, me gusta como lo escriben. Mi gusta que le permitan meterse en polémicas que Superman ha pasado de puntillas. También es verdad que se puede decir que es algo cobarde no meter a Clark a lidiar con según qué temas, no sea que se manche
Que buenos informes siempre, Robin, Showcase, World Finest impresionante.
-Respecto de Jon, pasado el tiempo y el Taylor dificil negar que le sacaron buen partido. No leí Superhijos, la peli me gustó…pero más a mi nene de 6, obvio.
-Tim el mejor Robin obvio también! Si tenés 40…
-De la encuesta lector vs coleccionistas no se muy bien la diferencia. En historietas como sos coleccionista y no lector? Si se refieren a los que leemos sin ser acérrimos completistas, bueno me apunto. Nunca segui leyendo (y comprar menos) un comic choto por coleccionismo. De chico hiperselectivo, cada monedita era comer un par de alfajores o una revista, así que dificil lo de «coleccionista». De grande por más que puedo comprar más, soy el doble de selectivo. Leo la mayoria online, y de todas formas al primer signo de embole, next! Y desde muy temprano, más por autores que por personaje (bueno, el azuloso y el encapuchado siempre tiran). Antes un nuevo Moore, Gaiman, Byrne, Morrison, adentro. Y hoy King lo que haga, por ejemplo.
Gracias Dr Kadok!
Me parto con lo de «al primer signo de embole, next!», soy d la misma escuela
Gracias por comentar como siempre.
Miedo da ver cómo queda Jon sin un sastre que lo vista tan bien como Taylor.
Jeje
Voy con un poco de retraso en las entradas!
Sobre Jason Todd… Hacéis un poco de trampa, pasáis al Jason post-Crisis. El primer Jason, el de Conway, es un back to the basics en toda regla, que Moench intentará dotar de cierta idiosincrasia, pero los lectores no dejaban de verlo como un Dick marca blanca. Y tanto lo diferenciaron que acabó cayendo mal.
En ese aspecto es interesante como hace tiempo había leído que en la Batoficina sabían que iba a haber un nuevo Robin, pero cocinado a fuego lento para evitar un nuevo Jason. Cuando Alan Grant creó a Anarquía, Lonnie era un posible candidato. Habría sido un nuevo Jason pero en la vena contestataria y de genio de Damian, habría sido un tropezar dos veces en la misma piedra. De hecho Grant quería haberlo mostrado.matando gente pero no se lo permitieron. Lo digo para reivindicar a Alan Grant, que se adelantó en muchas cosas en su larga etapa.
Steph siempre me pareció una Robin de pleno derecho, pero lo breve de su estancia, que fuera usada por Batman para traer de vuelta a Tim (ni siquiera él confiaba en ella) y que el grueso de esos apariciones fueran en la serie de Robin (errata de vuestra entrada) puede quitarle presencia, pero estoy con vosotros: claro que lo fue.
Saludos!