Especial Peter David – La ciencia ficción en Spiderman 2099

Repasamos los estimulantes conceptos de ciencia ficción que Peter David mostró en Spiderman 2099.

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Cuando se planteó la idea de homenajear a Peter Davidno tuve dudas y sí mucha prisa para “pillarme” la obra de la que quería hablar. Tanta prisa que entré a saco, a empujones y pegando voces.

Spiderman 2099 es de lejos mi obra favorita de Peter David. Pero eso da igual, es irrelevante. Sinceramente ¿a quién le importa? Lo destacado es que posiblemente sea su obra más auténtica. La obra más Peter David.

Me explico.

Por qué en ella no solo tenemos diálogos brillantes, cortantes, divertidos e ingeniosos, o una acción superhéroica bien medida, adecuada y emocionante, ni las dobleces morales de los personajes, los dilemas a los que se enfrentan, el carisma de sus protagonistas, el salseo de las relaciones interpersonales, paternidades secretas, infidelidades, desamor… todo eso lo tiene, cierto, pero es algo que ya solemos encontrar en las principales obras del guionista. David condensa una gran cantidad de temas, giros e incluso géneros en sus guiones.

Lo que hace a Spiderman 2099 tan especial es que es una amalgama loca e incansable de conceptos e ideas de ciencia ficción. Hay elementos que parecen sacados de la mente de Philip K. Dick, de la libreta de Stanislaw Lem o de la imaginación de Ray Bradbury.

Además de ser un guionista de comics referente, David ha escrito decenas de novelas de ciencia ficción y fantasía. Algo por lo que en Estados Unidos es más conocido que por ser guionista de cómics (o al menos eso no deja de repetirme Gustavo Higuero).

Suelen ser novelas vinculadas a franquicias como Star Trek, Babylon 5, Galactica… o novelizaciones de películas como Iron Man, Hulk, Rocketeer, Transformers… trabajos de encargo en los que sin embargo es capaz de dejar su sello, de hacernos ver como frescas ideas requeterrefritas, darle amor, ingenio, calidad y eficacia. Esto no es fácil y solo muestra su gran capacidad como escritor, su dominio del medio y el género.

Lamentablemente en España apenas nos ha llegado una novela de Star Trek, Zona de Conflicto, totalmente descatalogada pero muy apreciable para quien la posea o pueda conseguirla y las novelizaciones del Spider-man de Sam Raimi y Hulk, también bastante difíciles de encontrar.

En Spiderman 2099 David vuelca toda la sabiduría del género, la fusiona y bastardea con el primo facilón que es el cómic de superhéroes y en ella crea y desarrolla conceptos de una potencia brutal, además de usarla como argamasa para homenajear otras obras como las películas La Mosca, 1984, Blade Runner, o el cómic Juez Dredd entre muchas otras referencias. No en vano, en el maravilloso crossover entre Peter Parker y Miguel O’Hara se nombran algunas de estas influencias.

Pero eso no es todo, el escritor de Maryland no desaprovecha para golpearnos y dejarnos sin aliento con ideas de un subtexto potentísimo sobre (y solo es una pequeña muestra):

El poder de las multinacionales. Alchemax es el villano y se trata de una megacorporación transnacional y supragubernamental que domina prácticamente todos los aspectos de la vida.

Religión. Un panteón de Dioses creados por la multinacional con la intención de dominar a los ciudadanos (aunque eso es algo que vemos en el crossover “La caída del martillo”)

Relaciones laborales.Vemos como Alchemax usa la inyección de una droga exclusiva por parte de Tyler Stone para garantizarse la fidelidad de los empleados o como poseen toda la vida de sus empleados, llegando a desahuciarles de casa y quedándose sus posesiones en el caso de despido.

Control de la ciudadanía. El Ojo Público una fuerza policial privada y omnipresente de gatillo fácil como no podría ser de otra manera esta América futurista y distorsionada. El uniforme nos recuerda al célebre juez de Megacity Uno.

Superpoblación. Las ciudades no pueden crecer más de forma horizontal por lo que deben hacerlo de forma vertical. Como no puede ser de otra manera los desheredados viven abajo, en la oscuridad como consecuencia también del darwinismo de una sociedad ultracompetitiva y desigual, llegando literalmente al canibalismo.

Ciudades no-corporativas e independientes, que se gestionan como ciudades estado y se encuentran fuera de las insaciables ansias de control de Alchemax.

Inteligencia Artificial, representado por Lyla un programa inteligente que funciona a modo de mayordomo/a de Miguel O’Hara, en este caso. A lo largo del cómic vemos cómo Lyla evoluciona, cambia su personalidad y hay aspectos que se incorporan a su carácter. David nos señala que la inteligencia puede mutar y volverse peligroso al ser capaz de mimetizar las emociones humanas.

Turismo sin control Ante una superpoblación y densidad urbanística asfixiante, Alchemax busca alternativas para ofrecer turismo a los más adinerados en lugares todavía inexplorados como son ciudades submarinos, una exageración de la explotación salvaje de parajes vírgenes en pos del turismo, o sea el capitalismo.

Curas católicos de sexo femenino. Peter David anticipa una evolución progresista en la iglesia que deberá aceptar que las mujeres puedan ser ordenadas sacerdotes. Es una forma que tiene el guionista de mostrar la tendencia igualitaria de nuestra sociedad y una evolucion lógica en una entidad tan antigua como rígida (aunque este pronóstico no se yo)

Realidad virtual para el ocio. En un determinado momento vemos a Tyler Stone navegando en un pequeño velero. Se trata de una simulación informática de realismo extremo. David se plantea como será el ocio de los ricos en un futuro si el mundo está contaminados superpoblado y ultraurbanizado, y cómo será también el entretenimiento electrónico cien años más adelante teniendo en cuenta la evolución de los videojuegos.

El uso de la realidad virtual y la inteligencia artificial para crear ficción. Vemos a Gabriel, el hermano de Miguel, crear una obra audiovisual dándole órdenes a una computadora. David muestra a las IA como herramientas, como extensiones del artista más que como sustitutos. Ojo con este tema y con el debate que genera a día de hoy.

Privatización de la justicia. Las empresas pueden comprar las historiales criminales de los ciudadanos por lo que estos pasan a ser prácticamente posesiones de las compañías. Estas pueden llegar a someter a sus “posesiones” a experimentos científicos sin ningún tipo de impedimento.

Como vemos una gran cantidad de ideas y conceptos muy cercanos al ciberpunk y a una ciencia ficción de corte social y un subtexto bastante progresista. Algunos se exponen en un par de viñetas, otros forman parte de la línea central de la trama e incluso afectan a la historia de forma determinante.

No nos olvidemos de otros aspectos puramente de cifi como son los cachivaches electrónicos y futuristas (motos voladoras, diseños estrafalarios, pistolas new-tech, etcétera) pero que son intelectualmente menos estimulantes y muchos más funcionales, para dar contexto y una determinada estética.

David nos presenta un futuro oscuro, ominoso, asfixiante e hipercontrolador. Este entorno y la necesidad de Miguel O’Hara de huir de él o adaptare son el pistoletazo de salida de la serie, ya que por lo que vemos el trepamuros del 2099 no es tanto un héroe como un superviviente, un rebelde involuntario. Pero en definitiva, una ciencia ficcón de corte humanista, orientando sus ideas a ciencias «blandas» como la psicología o la sociología.

El trabajo de Peter David es brillante, no tiene comparación ni en la línea 2099 ni en el Marvel de la época, sin embargo, no sería lo que fue si no es por el auténtico Dream Team que formó con el dinámico Rick Leonardi y el legendario Al Williamson. Cuando el equipo creativo cambió (se fueron los dibujantes), la serie sufrió un (perdonad el tecnicismo) bajonazo brutal.

Siempre se ha dicho que los guiones de David no es que lucieran mejor es que eran mejores cuando los dibujantes eran buenos (Gary Frank, Dale Keown, George Pérez o el propio Leonardi). Es probable que esto sea así porque el escritor dejara mucha libertad a los ilustradores para narrar la historia de la manera en que se sintieran más cómodos y por tanto la fluidez se resintiera con los cambios de equipo.

Sea como fuere, la primera parte de esta serie es un torbellino de ideas, acción y diversión. Si no la conoces, estás de suerte porque podrás gozar del placer de leerla por primera vez pronto, ya que este julio Panini la ha vuelto a reeditar.

Y ya puestos, que alguien nos traiga sus novelas, que aquí aún quedan fans sedientos e incansables del mejor Peter David.