El regreso de un héroe a reacción
Desde que comenzó sus andanzas en nuestro país, Moztros ha sido una editorial que ha sabido ganarse un hueco en nuestro mercado gracias a un catálogo en el que han optado por diversificar el tipo de obras a licenciar. Por un lado, sus editores han tenido el ojo de apostar por algunas series indie que por un motivo u otro no habían conseguido aterrizar antes en nuestras tierras, dándonos algunas alegrías tan grandes como Coda, Home Sick Pilots o Ice Cream Man. Si me preguntáis a mí, esta es la parte de su catálogo más interesante, pero no se puede negar la importancia de otro de los focos de su apuesta editorial: las grandes franquicias. Por mucho que a veces las hagamos de menos, al final estos suelen ser los productos que mejores resultados logran gracias a su popularidad transmedia, y Moztros ha pujado fuerte por ello: Power Rangers, Valiant, Street Fighter… Marcas importantes a las que no podemos dejar de sumar una de carácter mucho más humilde, pero cuya carga de nostalgia bien podría ubicarla en el mismo grupo. Hablamos de Rocketeer.
Nacido en 1982, Rocketeer fue un personaje cuya primera aparición tuvo lugar en el nº 2 de la cabecera Starslayer, dentro de la editorial Pacific Comics. Fue creado por Dave Stevens, artista cuyos inicios de trayectoria transcurrieron como entintador de Russ Manning y evolucionaron hacia el storyboarding, labor mediante la cual participó en obras tan icónicas como Indiana Jones, las series animadas de Hannah-Barbera o el mítico videoclip de Thriller de Michael Jackson. Sin embargo, el gran legado de su carrera es sin duda Rocketeer, el improvisado héroe con jetpack encarnado por Cliff Secord, inspirado en los seriales pulp del periodo de entreguerras estadounidense. Curiosamente, el recorrido del personaje a manos de Stevens fue bastante breve, pero su adaptación a la gran pantalla en 1991, de la mano de Disney y bajo la dirección de Joe Johnston, hizo que el héroe diera el salto al público generalista y alcanzara la iconicidad.
Tras la muerte del autor en 2008, sus herederos le concedieron los derechos de explotación del personaje a IDW Publishing, editorial que siempre se ha nutrido de licencias y franquicias populares para llenar su catálogo. Así, IDW dio comienzo a una nueva serie de aventuras del personaje dentro de los cómics, creadas por distintos autores del panorama estadounidense, pero no sin antes recopilar todo el trabajo original de Dave Stevens en un volumen integral titulado Rocketeer: Complete Adventures, que contó con un recoloreado obra de Laura Martin, tal y como su autor deseó antes de su fallecimiento. Es precisamente esta la obra con la que Moztros arranca su publicación del personaje.
Las Aventuras Completas contiene ese breve recorrido original del personaje, que se puede dividir fundamentalmente en dos arcos. El primero consiste en la introducción original de Rocketeer, su origen y presentación de personajes, publicado en cinco números algo dispersos. Tras su éxito dentro de los números #2 y #3 de Starslayer, la historia continuó en Pacific Presents #1-2, pero la dedicación de Stevens a su trabajo en Hollywood no le permitiría concluir la historia hasta un año y medio después, en el episodio Rocketeer Special Edition. Un número que fue publicado por Eclipse Comics tras el cierre de Pacific.
Lo que Dave Stevens nos da en este arco es una aventura con sabor a clásico que es básicamente el abc de las historias pulp de mitad de siglo XX. El héroe inesperado, temerario y desastre, el maestro maduro que actúa como voz de la sensatez, la novia que espera que madure, los nazis rondando por ahí como villano omnipresente… Stevens escribe una guion sencillo y adrenalínico que se eleva frente a otras obras gracias a su estilizado dibujo, de un detalle exquisito, y a su simple pero icónico diseño del traje de Rocketeer. No podemos olvidar tampoco su fijación con la estética pin-up, materializada en esa Bettie, pareja de Cliff, basada directamente en la modelo Bettie Mae Page. Una representación casi tan icónica como la de su héroe, que de hecho reavivó en su momento la popularidad tanto de la modelo (que acabó haciéndose amiga del autor) como de la estética pin-up.
Para el segundo arco, el periplo no fue menor. Hubo que esperar cuatro años más hasta que Stevens pudo comenzar Rocketeer Adventure Magazine a través de la editorial Comico, pero tras dos entregas, la editorial corrió la misma suerte que Pacific y se fue a pique. Sumado a la atareada labor cinematográfica de su autor, el tercer y último capítulo no vería la luz hasta 1995 de la mano de Dark Horse, que después recopilaría todo el arco en un tomo titulado The Rocketeer: Cliff’s New York Adventure.
En esta segunda historia nos encontramos con un Cliff que huye a Nueva York para recuperar a Bettie, pero que acaba metido en una misión para descubrir a un misterioso asesino. Un arco en el que queda patente que Stevens quiso buscar la excusa para exprimir al máximo la idiosincrasia del género pulp de los años 30 e incorporar elementos como la Manhattan más hard-boiled, un trasunto de La Sombra o artistas de circo basados directamente en el film La parada de los monstruos (1932). Todo ello con un nivel de dibujo superior al de su primera historia.
La gran pregunta es si una obra como esta ha aguantado el paso del tiempo, y la respuesta es que probablemente no. Rocketeer es hija de su tiempo (incluso a un tiempo anterior al suyo, siendo como es un homenaje), y vista con ojos actuales supone una lectura profundamente ingenua y superficial, con un protagonista cretino y tóxico con el que es imposible empatizar, y una sexualización y un machismo sonrojante con sus personajes femeninos. Sin embargo, no se puede negar que la obra contiene a su vez todo ese sense of wonder de la época, aupado por un trabajo en el dibujo que sí resulta incontestable gracias a la calidad de Stevens en los lápices.
En definitiva, Rocketeer: Las Aventuras Completas es lo que podríamos calificar como café para cafeteros. Una lectura que por sí sola, sin contexto, no nos aporta más que su bello dibujo, pero que carga con una iconicidad incuestionable. Probablemente, en lo que a calidad respecta, encontraremos cosas mejores en los acercamientos modernos al personaje que Moztros nos trae a continuación de este volumen, pero los nostálgicos y coleccionistas gustarán de poder contar con el origen del personaje en una edición tan vistosa.
Lo mejor
• El excelente trabajo artístico de Stevens.
• El valor sentimental de un personaje icónico.
Lo peor
• No aguanta el paso del tiempo, es una lectura plana.
Guion - 5
Dibujo - 8.5
Interés - 7
6.8
Nostálgica
La etapa original de Rocketeer cuenta con un dibujo excelente y la nostalgia a su favor, pero sus historias no aguantan el paso del tiempo.
No estoy de acuerdo con calificar a la obra de «plana». En mi opinión, la historia hace homenaje a la cultura pulp y como tal, su narracióm debe ser simple (y no plana). Y esta simpleza ya estaba presente a comienzos de los ’80, no es producto del paso del tiempo.