El final de la muerte en DCSOS
Entender cuando hay que parar es algo muy importante en el mundo del arte. La creación por si misma es un ejercicio infinito, pero las historias no siempre se benefician de ser eternamente prolongadas. Normalmente son los intereses económicos los que provocan que cualquier tipo de historia narrada en películas, series, novelas, comics… vea su trama alargada hasta la extenuación, generando auténticos muertos vivientes que continúan buscando exprimir más lo que en su día funcionó. Sin embargo, estos intereses pueden chocar con los interese creativos que, normalmente, si tienen muy claro hasta cuándo se puede alargar una historia. Si nos ceñimos al noveno arte, podemos encontrar ejemplos de trabajos, en manos de sus creadores, que se cerraron cuando debían. Sandman o Predicador pueden ilustrar lo que estamos comentando. DCSOS, en manos de Tom Taylor, también llega a su final y lo hace in extremis, justo cuando la fórmula comienza a mostrar ciertos signos de agotamiento y en esta nueva incursión final ya permite ver claramente sus costuras.
DCSOS sorprendió a todos cuando llegó al mercado. Su épica, su impredecibilidad, el tratamiento de los personajes y estar fuera de toda continuidad, lograron atraer y entusiasmar a los lectores. Tanto que Taylor construyó cuatro historias alrededor de la batalla del universo contra la antivida. Y este mes acaba la quinta y última incursión en este devastador universo de muerte orquestado por Taylor y el dibujante Hairsine, con la intención de dar carpetazo a una saga en el momento justo y adecuado.
En esta entrega de DCSOS la acción se traslada al universo en toda su extensión para acabar por tocar todas las hebras que componen el Universo DC. Primero fue la Tierra, con sus héroes y heroínas, más tarde los villanos, para saltar a analizar sus consecuencias, luego la magia y lo esotérico y le llega el turno a lo cósmico, a través de los Nuevos Dioses, con Darkseid al frente en una orgia de destrucción en la que todavía queda espacio para aportar más a la fórmula.
Los Nuevos Dioses están asolando el universo y nada puede detenerlos. Ni el cuerpo de los Green Lanterns, ni las fuerzas que se envían contra ellos, vengan de donde vengan, nadie puede parar a la fuerza imparable que hay detrás de la Antivida…
En este último tramo, Taylor, se dedica a tender puentes, a apostarlo todo por un desenlace que al final sabe a poco y que se aleja de la oscuridad que tan profundamente arraigada estaba a toda la historia. En este desarrollo, que busca de nuevo anclar al lector a algunos personajes sobre los que apenas se había hecho hincapié, Taylor construye la parte emocional del relato, enfatizando el concepto de la paternidad y la familia como motor constructor y destructor al mismo tiempo, en una especie de alfa y omega sobre el que mover la trama a lo largo de un combate violento y descarnado, en el que la perdida y el sacrificio no dejan de acompañar al lector en todo momento.
Este enfoque crepuscular, que siempre ha estado presente en la saga de DCSOS, aquí se manifiesta de forma más evidente y llega a abrumar en algunos momentos, dejando poco espacio para lo que hace más redondas las anteriores miniseries. Aquí se siente que Taylor quiere dar carpetazo y se siente demasiado, tanto que su manera de gestionar este final se siente algo sacado de la manga, un deus ex machina en toda regla. Se sigue notando toda esa potencia de la propuesta, pero ya como si se hubiera perdido el sabor, la chispa, con un arco final más errático y más en piloto automático. Y ese sentido de la maravilla es lo que se pierde en este camino, quedando manifestado, también, en el trabajo que realiza el dibujante principal (aquí Hairsein se ve arropado por Neil Edwards y Lucas Meyer, que en algunos momentos lo dejan en evidencia) que se va dejando llevar a lo largo de la miniserie para ver un progresivo deterioro de su trabajo. Eso no quita que haya imágenes espectaculares en DCSOS y momentos realmente angustiosos en sus primeras entregas, demostrando que era el dibujante ideal para el proyecto, pero a partir de la cuarta entrega se va notando ese desgaste y el que se le pueda comparar con sus compañeros de fatigas, no le hace ningún bien.
En definitiva, en DCSOS asistimos a un último baile, un atraca final, un arco argumental de despedida al que le falta la garra de sus predecesoras, pero que logra salvar la situación gracias a los aportes de Taylor en los aspectos comentados, pero que llega a su final exhausto. Alargar más la saga de DCSOS hubiera sido un tremendo error y podría haber denostado una de las sagas más interesantes de DC de los últimos años. Gracias a esto, se erige como un sólido producto que se disfruta desde la premisa más simple, pero que gracias a sus fortalezas logra alcanzar, en su conjunto, un valor muy por encima de lo que se podría esperar en un primer vistazo.
Un final digno para DCSOS, justo y sincero, que cierra a tiempo y se le perdonan sus dobleces en post de todo lo que se ha disfrutado hasta llegar a este punto.
Lo mejor
• Un trabajo que sabe que debe acabar para no perder todo lo que que ha construido antes.
• Los momentos emocionales no han perdido fuerza.
Lo peor
• Se nota demasiado guiado.
• Un final poco convincente.
Guion - 6
Dibujo - 7
Interés - 8
7
Final necesario.
DCSOS nos deja y lo hace de la mejor de la formas sabiendo que debe acabar, pasar página, y para ello lo hace con un relato crepuscular que busca en su final dar carpetazo a una historia emotiva y bien construida en base a una premisa de lo más sencilla.
