Dúo soporífero
«Dicen que no tengo sentido del humor»
Las historias protagonizadas por dos antagonistas que deben unirse para un objetivo común son tan viejas como el Quijote. Tenemos múltiples ejemplos desde Laurel y Hardy hasta Mortadelo y Filemón pasando por Asterix y Obélix, Sherlock Holmes y Watson, Tuco y el vaquero sin nombre, Butch Cassidy y Sundance Kid, Thelma y Louise, etcétera, etcétera.
La gracia de estas historias es ver como dos personalidades antagónicas se combinan y colaboran, se acercan uno al otro y se influencian mutuamente a lo largo del “camino”, como se dan la réplica, el humor que hay entre los contrastes, ver como se adapta una manera diferente de ver y entender el mundo, empatía…
Si hay dos antagonistas en DC son Batman y el Joker. No hay dos polos opuestos más diferentes y extremos, por las razones que se han expuesto mil veces.
La primera colaboración de Marc Silvestri en Black Label parte de esta premisa, del equipo que forman el Joker y Batman para detener unos crueles asesinatos que se producen en la Gotham más nocturna que hayamos visto nunca (toda la miniserie transcurre de noche).
Silvestri es uno de los siete autores de Marvel que fundaron Image. Su estilo es un caso prototípico de lo que se consideró el estilo Image. Pocos autores conjugaron más las cadenas, los pinchos, el cuero, los tangas y los dientes apretados que el autor californiano. Las creaciones de Silvestri, dentro del sello Top Cow, se caracterizaban por la oscuridad y un satanismo efectista.
El autor no engañaba en su premisa, Splashpages, acción, músculos, garras y colmillos. Un cómic superficial, disfrutón, sin pretensiones.
En esta línea se plantea la trama de Duo Mortífero. Hay una serie de asesinatos de una crueldad extrema que señalan al Joker. Éste es inocente y precisa de la ayuda de Batman que, renuente, se la da al ver que su mayor enemigo está asustado por algo que promete ser terrorífico y letal.
Representa que, como lectores, nos tiene que impresionar que algo le de miedo al Joker. Next.
La trama es una mera excusa para pasear a los personajes por una Gotham nocturna a más no poder, meterles en peleas y dibujar unos monstruos que vienen a ser versiones horripilantes del payaso asesino.
La historia se alarga hasta alcanzar los innecesarios e ineficientes siete números de la miniserie. Se supone que el dúo realiza una investigación. Sin embargo, el misterio se resuelve cuando Batman se cruza con un monstruo y le pone geolocalizador. Aquí alguno puede sufrir el síndrome de Stendhal ante tanta originalidad.
El origen de estas fieras asesinas (en realidad son decenas) es una bizarrada sin sentido que Silvestri se saca de la manga para cerrarlo todo y quedarse más ancho que largo. El autor se queda satisfecho atando todos los hilos pero nos deja en la más absoluta de las indiferencias.
Eh, pero no pasa nada.
Es un pretexto para avanzar en una serie de páginas espectaculares (para quien le guste este estilo sin prejuicios), escenas gore, amputaciones y acción. La historia avanza y a su nivel, funciona.
Sin embargo, y volvemos al inicio de la reseña, las historias coprotagonizadas por antagonistas buscan profundizar en la psicología de los personajes, semejanzas, diferencias, como aprenden uno del otro, como se influencian. Eso es lo que esperamos en este tipo de tramas, esta es “la gracia”.
Aquí está el punto flojo de Duo Mortífero.
Pocas veces hemos visto un Batman tan plano y estereotipado, un Joker tan simplón y poco amenazador. Personajes sin matices que no salen de su cliché. Batman con su boca de buzón de correos parece un mero monigote a manos de Silvestri y el Joker que pretende ser gracioso y letal, está de un plasta inaguantable con su charrameca intrascendente.
El cómic aguanta hasta ese punto. Un cómic serio, terrorífico y oscuro que por un exceso de clichés puede leerse de manera irónica, como una caricatura de los peores momentos de los noventa. Y no hay vuelta atrás. Una vez se adopta ese punto de vista, ya solo hay una lectura posible.
Por culpa de unos personajes mal escritos, este tebeo pasa a ser una comedia en el que Batman se ve más ridículo que nunca con un monólogo interior lleno de lugares comunes y tópicos que solo pueden hacer delicias a lectores que apenas conozcan al caballero oscuro. El Joker sin embargo es aburrido y pelmazo, y más allá de la risa da cierta vergüenza ajena.
Mención especial merece el sin sentido de la máscara de cuero que le ponen al Joker para llevarlo a la Bat-cueva ¿De dónde ha sacado Alfred esa perla del sadomaso? Ahí sí hay una historia, Marc.
También es muy destacado el momento en el que Bruce pide al mayordomo que desactive las cámaras y micros de la sala en la que está el Joker (¿secuestrado?) para que se interrogado (torturado). Es un momento tan dramático como artificial embellecido con esos rostros inexpresivos de los personajes de Silvestri,
No nos olvidemos de las inolvidables y nunca vistas dudas y reflexiones de Batman sobre si dejar al Joker con vida o si es responsabilidad suya que el payaso continúe matando, etcétera.
En serio, no se pueden leer estas escenas sin una sonrisa de condescendencia o complicidad.
Inevitable, esperable y topíquísimo el duelo final entre el Joker y Batman. Un duelo que sabemos cómo acabará pero que nunca deja de asombrar como el payaso aguanta las batallas a puñetazos a un auténtico titán de la lucha cuerpo a cuerpo como es el Caballero Oscuro.
En definitiva, un cómic para nostálgicos de una época (esperemos que) irrepetible, para simpatizantes de un estilo de cómics, para fans de Silvestri y de una estética muy determinada, con pocas ganas de profundizar en los personajes y muchas de disfrutar de una aventura superficial sin pretensiones que no pasará a la historia del personaje ni de la editorial.
Lo mejor
• Cómic para nostálgicos.
Lo peor
• El tratamiento de los personajes es alimento para los críticos de los cómics de superhéroes.
Intrascedente
Guion - 2.5
Dibujo - 7.5
Interés - 3
4.3
Cómic para completistas o para los que se quieran quedar en una versión muy superficial de Batman y su entorno.
Yo soy uno de esos nostálgicos de los 90 y tenía curiosidad por este comic. Me lo pensaré dos veces antes de pillármelo.
Por cierto, el artista siempre ha firmado como Marc Silvestri (lo pone en la cubierta del cómic) no como Mark
Gracias por la corrección. Creo que ya he arreglado todos los «Marks».
Por otra parte, es puro cómic noventero, puro Image de la primera época. Si eso es lo que te gusta… pero ahora me parece muy difícil de digerir. La «colla» de clichés es muy aburrida.
Bueno, en los Omnigold de La Patrulla-X de Claremont aparece acreditado como Mark un buen montón de veces. Ahora bien, si es cosa del rotulista de Panini no sabría decirte.
Buen articulo. Y no seré yo quien te lleve la contraria en muchas de las cosas que expones, pero… me ha encantado esta mini, me ha gustado el dibujo, la historia sin ser nada del otro mundo no me ha parecido muy mala y cada mes se leía en un suspiro, cosa que para mi es una de las esencias de un buen cómic. Por comentar algo de lo que dices, lo del Batman estereotipo y de clichés es en general como veo un poco al personaje actualmente(dark, dark, dark), pero no exclusivo de esta mini.
Va, subámosle un poco la nota, por lo menos a un aprobadillo.
Igual leyéndola mas a mes gana, pero del tirón es imposible no leerla de manera irónica y la verdad es que ganaría mucho si se relajara un poco y dejara entrar un poco de aire y reirse de si misma. Se toma demasiado en serio, es demasiado engolada.
Pero como dices, al final se trata de disfrutar y pasarlo bien.
Gracias por comentar.
Esto no es nostalgia de los noventa. Batman en los noventa estaba de puta madre. Knightfall fue estremecedor, Tierra de Nadie rompió el molde y luego llegaron Rucka y Bru.
Entremedias pudimos ver a Dick de Batman y a Tim como el nuevo Peter Parker. Los guiones de Dixon eran un manual de acción, los de Grant de novela negra y los de Moench de superhéroes con ese toque gótico que supo aportar para aprovechamiento de Kelley Jones.
Y a principios de década aún teníamos a Breyfogle a tope de revoluciones.
Ya quisiera Silvestri catar la mitad de Arte que alguno de los anteriores, lo digo respetuosamente.
No se si te refieres al Dick Grayson siendo Batman de Morrison. Si es así, es un cómic de los años 2000 (su run creo recordar que empieza en 2006). Si te refieres a sus Batman post-Arkham Asylum si es de lo 90, claro.
Por otro lado, muy de acuerdo que Batman en los 90 no fue nada malo.
Y respecto a Silvestri, su etapa en los Xmen es bastante buena. Luego cayó en los excesos image.
No, en cuanto a Grayson me refiero a la saga de Prodigal que siguió a Knightfall, en la que Dick se calzó por primera vez la capucha del murciélago.
Yo eso lo tengo en un par de tomos en rústica de ediciones Zinco, en su momento Planeta también lo editó dentro de su primer coleccionable de Bats y creo que ya no ha vuelto a aparecer desde entonces.
Sí, Silvestri estuvo bien en X-Men, pero como dibujante no me parece mejor que Nolan, Aparo, Jones, Breyfogle o cualquier otro de los principales de Batman o Detective de los noventa.
Y como escritor ni hablamos.
No creo que Matches_Malone se refiera al Dick Grayson/Batman de «Grant» Morrison de los tempranos 2000s, sino al Dick Grayson/Batman de Alan «Grant».
Y Silvestri no eswta evocando el noventismo de Batman sino su propio noventismo que esta historia parece algo sacado de The Darkness mas que del Batman de esa era.
Está claro que en los noventa hubo buenos cómics en DC. Pero en la reseña me refiero a el boom comercial y al impacto que tuvo todo aquella locura que derivó en Image.
Gracias por comentar.
Sí, si lo entendí así, lo que quería decir es que ni el Batman ni el Silvestri de este cómic tienen nada que ver con el Batman o el Silvestri de los noventa.
Se parece al caso de Adams y su Batman Odissey, ¿no crees? Aunque aquello fue mucho más doloroso.
Gracias a ti por tus reseñas! 😀
Gracias por la reseña, me parece un comic mediocre, la historia como bien dicen retrocede al menos 20 años pero lo increible es que le hayan dado el OK desde la editorial para su edición.
Igualmente lo peor de este comic sin lugar a dudas es el apartado gráfico, el autor núnca fue santo de mi devoción pero así y todo tiene algunos trabajos aceptables, pero esta claro que este no es uno de ellos.