Siete mesías por el precio de uno
Con su segundo año de vida cerca de cumplirse, podemos decir que Moztros definitivamente se ha hecho con un hueco sólido dentro del mercado del cómic USA en España. La editorial capitaneada por Leo Scarano ha logrado engordar un catálogo que se ha ido nutriendo de apuestas arriesgadas por distintas franquicias yanquis salteadas con series independientes de aquí y allá. Hemos disfrutado de grandes cuentas pendientes, como Ice Cream Man o Coda, pero también de trabajos cuyo gran reclamo ha sido contar con autores de gran popularidad, tanto por estar de moda como por ser figuras consagradas.
En esa última categoría entraría Siete hijos, uno de los más recientes estrenos que ha publicado la editorial en este trimestre final del año. Y es que esta miniserie, lanzada en un tomo autoconclusivo, supone el regreso al cómic de autor de Jae Lee, artista veterano donde los haya. El autor coreano-estadounidense cuenta con una extensa carrera a sus espaldas, con numerosos trabajos fundamentalmente para DC y Marvel que le valieron el ascenso a la fama, incluyendo un premio Eisner por su trabajo junto a Paul Jenkins en Los Inhumanos, y otro como portadista, función que ha desempeñado ya de manera exclusiva en los últimos años. Pero si nos referimos al cómic de creación propia, tenemos que retroceder hasta los hipertrofiados años 90, cuando un joven Lee creó la serie Hellshock en 1994, en el seno de una recién nacida Image Comics plagada de autores estrella.
Han tenido que pasar casi tres décadas para que Lee decida volver al cómic independiente, y lo ha hecho de la mano de Robert Windom y Kelvin Mao, dos guionistas con limitada experiencia en el medio. De hecho, su carrera se ha centrado básicamente en el mundo audiovisual, donde Windom ha guionizado las comedias románticas Stars Fell on Alabama y su secuela Stars Fell Again, así como producido junto a Mao Dave Stevens: Drawn to Perfection, un documental sobre el creador de Rocketeer. Ha sido a raíz de Siete hijos cuando Windom se ha lanzado más hacia el cómic, con la publicación de Family Time (Ablaze) y la aún por estrenar This Ends Tonight (Image Comics), en la que todo el equipo de Siete hijos vuelve a unirse con la incorporación de Gerry Duggan.
Pero no nos vayamos de la obra en cuestión. Estrenada en 2022 dentro de Image Comics, Siete hijos nos lleva hasta la futura megaurbe de Nuevo Canaán, una ciudad al más puro estilo de Las Vegas que sirve como sede y templo del credo de los Siete, un corriente religiosa sustentada sobre el nacimiento en distintas partes del mundo de siete niños, concebidos sin pecado y relacionados genéticamente entre sí cual hermanos. El líder de la congregación clama desde hace años que uno de ellos será el elegido para la segunda reencarnación de Jesucristo, y entre el fervor de las masas y los ataques de los rivales religiosos, seguiremos a Delph, un joven que despierta en medio de la ciudad sin recordar quién es.
Siete hijos se nos plantea como un thriller con aroma a distopía con el que bucear en la religión y en sus efectos en la sociedad. Y es una serie con un planteamiento interesante y con potencial: la mezcla de tecnología futurista y el fervor religioso alrededor de un mesías, más relacionado con tiempos pasados, crea grandes posibilidades en cuanto a los caminos que puede tomar el guion. Pero el resultado final no termina de lucir demasiado.
Lo que más se deja ver es la falta de experiencia de Windom y Mao en el medio. Siete hijos cuenta con una trama interesante y buenas dosis de intriga, pero hay mucha torpeza en su desarrollo, en especial en el uso de elipsis. La historia va dando distintos saltos temporales que resultan algo confusos, especialmente en los primeros capítulos, que hacen que cueste entrar en la trama y en los misterios que nos plantea.
Otro lastre importante del tomo es su mensaje de fondo alrededor de la historia. El planteamiento de Siete hijos es perfecto para hacer variadísimas reflexiones sobre la religión, el choque entre ellas, su poder manipulador y su grotesca fusión con el consumismo y el sentido del espectáculo del siglo XXI. Sin embargo, los autores no terminan de atinar claramente ninguna de ellas, y las que se dejan ver son de brocha gorda, pasando por encima de cosas que ya hemos visto mucho mejor contadas en obras como por ejemplo Punk Rock Jesus.
Al final, tenemos un relato contado mil veces sobre el poder opresivo y alienante de la religión, pero simplón y centrado puramente en el cristianismo, y dándole cierta deferencia naive al resto de credos, incluyendo un islamismo que el guion no parece tener claro si mostrar como villanos o como héroes. Es una obra muy estadounidense en el peor de los sentidos, que ataca al catolicismo exacerbado de su país sin la madurez suficiente como para profundizar con mayor complejidad en los problemas de la religión en sí misma. Al final se queda en un thriller distópico entretenido, coronado con un final que termina de desubicarte por completo al abrir unos caminos que no encajan nada con lo que pretende ser el resto de la obra.
Por supuesto, el gran reclamo del cómic es volver a ver dibujar a Jae Lee, y aun no siendo un artista del que yo personalmente disfrute mucho, podemos decir que es lo mejor del libro. Lee se divierte reimaginando Las Vegas, ciudad en la que vive, y convirtiéndola en una especie de megalópolis prometida a medio camino entre el frenesí de un anuncio publicitario y la ominosidad de una catedral gótica. El autor luce su particular estilo de dibujo semirrealista de gran contraste de sombras, al estilo de autores como Mike Deodato Jr. o Andrea Sorrentino, y logra notables escenas panorámicas de gran presencia. Se habría agradecido un mayor trabajo de caracterización de sus protagonistas, que resultan algo complicados de diferenciar en muchos pasajes, y nos podemos quejar de que en algunas escenas hay momentos confusos para seguir la acción. Sin embargo, no se puede negar que sus rostros rarunos y su estilo frío, complementado por el color de June Chung, le sientan como anillo al dedo al mundo decadente que tiene que dar vida.
En definitiva, Siete hijos está, irónicamente, lejos de ser la segunda venida de Cristo. Una historia entretenida pero poco inspirada, que parte de una premisa interesante a la que no sabe sacar provecho. Sin duda, su gran virtud es traer de vuelta a un Jae Lee que llevaba muchos años en barbecho y del que sus seguidores podrán disfrutar de nuevo en todo su esplendor.
Lo mejor
• El regreso de Jae Lee a las páginas interiores y al cómic de autor.
• Una premisa interesante.
Lo peor
• Un guion torpón y algo confuso en sus elipsis temporales.
• No termina de dar con un mensaje interesante.
Guion - 5
Dibujo - 7
Interés - 5.5
5.8
Floja
El regreso de Jae Lee al cómic de autor queda un poco empañado por un guion flojo que no consigue sacar partido a una premisa interesante.