La reina de terciopelo
Era 2013 y Ed Brubaker era ya conocido por su trabajo en Marvel, donde Daredevil y el Capitán América lo habían puesto en el punto de mira. Precisamente en este último hacía una de las mejores etapas del personaje, a saber, todo el tema del Soldado de Invierno y demás, cómics que hacía con un dibujante conocido en la casa, Steve Epting. Además de un buen recorrido por DC, Epting ya había estado en Vengadores, 4 Fantásticos o mutantes varios, evolucionando muy bien y consolidándose en la etapa con Steve Rogers. Dice Brubaker que por aquella época ya habían hablado de dar vida a Velvet, la pareja estaba muy cómoda con su trabajo y la idea de hacer algo propio les sobrevolaba la cabeza. Esto era 2013, cuando ya trabajaba con Sean Phillips, cerca pero sin tener la consideración que tienen ahora, ya con muchos tomos a sus espaldas. Pero era 2013, hace diez años, casi once, y Velvet nacía en una editorial creator owned que estaba comenzando una nueva época muy dulce, Image Comics. Es lógico pues el propio Brubaker se había mudado a la gran i en sus proyectos propios, tras la muerte por falta de interés del sello Icon de Marvel.
¿Y qué es lo que hacen Brubaker y Epting? Pues Velvet, una serie de espionaje al más puro estilo de lo que hacían en el Capitán América pero sin la parte más comercial, más cercana a los superhéroes, transformándola en una colección de tono muy clásico pero aspecto y personajes mucho más modernos, haciendo que su interior no huela a cerrado.
Digamos que Velvet está lleno de clichés del género de espionaje, con algo de noir también, que ya sabemos lo bien que se le da al guionista, y pinceladas de acción trepidante, al menos una vez en cada número. Pero gracias a sus personajes, en especial a su protagonista, destruyen muchos de esos tópicos del género casi dejando entrever un poco de crítica hacia el mismo. Sobre todo hacia el machismo del que siempre hacen gala, obviamente.
Hay un poco de exageración y algo de ese romanticismo hacia los agentes secretos que tantas novelas, en especial todo lo relacionado con James Bond, nos enseñaron, pero también hay algo de realismo al mostrar personajes falibles y con sentimientos, lo que da a Velvet un estatus especial.
Velvet nos pone en la piel de la secretaria del jefe de los servicios de inteligencia en Inglaterra pero que trabajan a nivel mundial, el ARC-7, solo que ya desde el monólogo inicial de uno de los agentes vemos que ella no es lo que parece. Efectivamente, Valentina, nombre que ya nos lleva a pensar en SHIELD, era una de las mejores espías del mundo, retirada y relegada al papeleo, un “premio de consolación” como ella misma dice, pues en esos años que se ambienta la serie, finales de los setenta, no se podía aspirar a mucho más si se era mujer. Mencionando en este sentido el crudo capítulo quinto, con una denuncia muy explícita hacia la violencia machista.
La muerte del agente X-14 y su posterior investigación hará que Velvet vuelva a la acción, frente a la sorpresa de sus compañeros, por ser incriminada en una trama que parece tener repercusiones a lo largo del planeta.
Esta breve sinopsis del primer capítulo ya nos deja entrever ante el tipo de historia que nos situamos. Además Velvet es una mujer que pasa los cincuenta años, con lo que diversos flashbacks nos irán contando el espionaje en la postguerra de la Segunda Guerra Mundial y en la guerra fría, siendo los años cuarenta y cincuenta importantes en la vida de nuestra protagonista.
Además ARC-7, la organización de espionaje, tiene varios agentes que ejercen de protagonistas en partes sueltas de cómic, con las que tenemos otras perspectivas de la historia, incluso un número lo llegan a protagonizar dos de ellos, lo que da a esta serie una amplitud de miras enorme. Algo muy bueno también no solo porque todos te consiguen enganchar a la lectura, sino porque así la cantidad de personajes que muestra, que es bastante para su duración, no abruma.
No obstante Velvet Templeton lleva la voz cantante en la serie y es uno de esos personajes con un magnetismo arrollador que no se olvida fácilmente. Conseguido en gran medida por el habitual estilo narrativo de Brubaker, que cuenta constantemente con cuadros de texto en primera persona.
En su devenir, la serie tiene un giro tras otro. Algunos de ellos son, como decía antes, muy típicos en el género de espías y, por tanto, predecibles. Pero otros están destinados a romper clichés, por lo que funciona como thriller a las mil maravillas.
El dibujo de Steve Epting ya hace que nada malo se pueda decir de la obra. Probablemente este sea su mejor trabajo, lo que ya es decir mucho. Su estilo realista realza la acción consiguiendo no ser estático más que en aquellas partes que lo piden. La forma de meternos en las diferentes épocas, con sus diseños, es digno de grandes alabanzas, con una ambientación muy lograda, en gran medida por tener a su lado a una colorista reconocida como es Elisabeth Breitweiser.
Velvet finalizó en 2016, con quince números a sus espaldas recopilados en tres trade paperbacks que fue la manera en la que Panini Cómics los trajo a España. Pero para gozo y disfrute de los seguidores de estos dos autorazos que aún no se hicieran con la colección, además de que algún tomo ahora ya no era fácil de conseguir, Panini ha recopilado todo en un integral, al mismo tamaño agrandado y con muy buen papel, cuya compra es un acierto seguro.
Lo mejor
• Epting y Breitweiser logran un apartado gráfico magnífico.
• Está en consonancia con los mejores trabajos de Brubaker.
• Está entre lo mejor que se puede leer en el género de espionaje en cómic.
Lo peor
• Si lo tuyo no son los thrillers de espías puede que este cómic no te guste.
Guión - 9
Dibujo - 9.3
Interés - 9.3
9.2
Espiado
Con un epting impresionante y un Brubaker en su línea, Velvet resulta una lectura infalible.
